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    Journal de Comunicación Social

    versión impresa ISSN 2412-5733

    J. Com. Soc. v.4 n.4 La Paz mayo 2017

     

    ARTÍCULO ORIGINAL

     

    "No soy boliviano ni soy argentino" Comunicación y transnacionalismo en las colectividades bolivianas en Buenos Aires-Argentina1

     

    "I'm neither bolivian nor argentinian" Communication and transnationalism in Buenos Aires-Argentina's the Bolivian communities

     

     

    Lic. Carlos Alberto Zurita Tejerina2

    Correo electrónico: carlos.a.zurita.t@gmail.com

    Universidad Católica Boliviana "San Pablo" (La Paz-Bolivia)

    Fecha de recepción: 10/11/16
    Fecha de aprobación: 19/02/17

     

     


    Resumen

    Las colectividades de bolivianos migrantes residentes en Argentina cuentan con una amplia trayectoria de lucha social y política en busca de su reconocimiento. En dicha sociedad existen fenómenos culturales, cargas históricas y determinantes económicos que -a través de procesos de comunicación permanentes en la vida de sus protagonistas- desterritorializan y reterritorializan continuamente el "ser boliviano", dando sentido al vínculo transnacional con su sociedad de origen.

    Palabras clave: Transnacionalismo, comunicación, desterritorialización.


    Abstract:

    Bolivian migrant communities living in Argentina have a long history of social and political struggle in the search for their recognition. In such a society there is cultural phenomena, history and economic determinants that -through permanent communication processes in the lives of their protagonists- deterritorialize and continuously reterritorialize what "being a Bolivian" means; making sense of the transnational ties with their society of origin.

    Keywords: Transnationalism, communication, deterritorialisation.


     

     

    I. Introducción

    Juan Estrada3 me mira y entre risa e indignación me dice: "No soy boliviano. No soy boliviano ni soy argentino. Cuando estoy acá soy boliviano, cuando estoy allá soy argentino, o sea acá soy un bolita y allá soy un gaucho". Consciente o inconsciente, su dubitación identitaria refleja de manera implícita el vínculo transnacional del migrante boliviano que reside en Buenos Aires, sus motivos, sus búsquedas y sus aflicciones.

    En el afán de explicar los procesos de comunicación transnacional que existen en las colectividades de bolivianos en Argentina, es necesario primero entender ambas concepciones, tanto la de comunicación como la de transnacionalismo desde una perspectiva crítica de la realidad.

    Para Luis Ramiro Beltrán la comunicación se define como "el proceso de interacción social democrática que se basa sobre el intercambio de símbolos por los cuales los seres humanos comparten voluntariamente sus experiencias bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación" (Beltrán, 2012, p. 42).

    La clasificación de los protagonistas del proceso como "seres humanos" brinda la posibilidad y a la vez obliga a considerar todo el sistema de creencias, vivencias, intrigas y alegrías entre otros, para la indagación en los fenómenos a estudiar, ya que los migrantes (en el caso específico) son personas en continuo aprendizaje y cambio, así como también forman parte de una sociedad en continua reconfiguración.

    Otros vértices importantes del concepto de Beltrán vienen de las condiciones de acceso libre e igualitario, participativo y dialógico. Tanto los actores de los procesos de forma individual, como la sociedad en sus instituciones estatales, idealmente deben garantizar dichas variantes para lograr un correcto proceso de comunicación.

    En esta labor, como se desarrollará más adelante, los migrantes bolivianos en Buenos Aires han encontrado en distintos medios y recursos la forma de participar en los procesos, no así el Estado ha garantizado este requisito, al contrario históricamente ha desvinculado su accionar de las necesidades e inquietudes de su diáspora.

    En una forma más explícita, Martín Barbero (1996, p.20) introduce la variante cultural al concepto y propone "empezar a pensar los procesos de comunicación no desde las disciplinas, sino desde los problemas y las operaciones del intercambio social esto es desde las matrices de identidad y los conflictos que articula la cultura".

    No existe aseveración más apropiada a la hora de estudiar los fenómenos transnacionales, ya que la dimensión problemática cultural del asunto está reflejada en la crisis identitaria y la búsqueda permanente del migrante sobre su "ser boliviano". Los medios que facilitan el proceso son solamente canales para abordar los conflictos que surgen en el intercambio y creación de sentidos. Sin embargo, la existencia de estos canales en las sociedades de migrantes bolivianos residentes en Buenos Aires-Argentina, es una de las puertas al fenómeno denominado como transnacionalismo que busca explicar la problemática.

    El transnacionalismo es definido como:

    El conjunto de procesos mediante los cuales los inmigrantes forjan y sostienen hilos de relaciones sociales múltiples, que conectan a las sociedades de origen con las de destino; es decir, construyen espacios sociales transnacionales que trascienden fronteras geográficas, culturales y políticas, mientras que al mismo tiempo sostienen su participación con la sociedad de origen y la de destino (Basch, Glick—Schiller y Szanton Blanc; 1992, 1994 citados en Valdéz-Gardea y Balslev Clausen et al., 2007, p. 202).

    Uno de esos procesos, sino el más importante y vital para pensaren la existencia del transnacionalismo en sí, es la comunicación. Ese intercambio participativo entre seres humanos es una condición sin ecuánime donde se originan los espacios sociales transnacionales y las relaciones sociales que en ellos surgen.

    Para entender de mejor manera la presencia de la comunicación en la vida de los protagonistas y en su relación con su país de origen y de recepción, es interesante analizar el planteamiento de Pries:

    De acuerdo a su nivel de institucionalización, firmeza o fuerza, y según el conocimiento sociológico general, se pueden distinguir tres tipos de tales espacios sociales: (1) patrones de acción y comportamiento habituales y responsables en la vida diaria transnacional; (2) organizaciones transnacionales como centros de cooperación e interacción estables y densas con reglas de membresía, estructuras y procesos determinados, y metas y propósitos establecidos; o (3) instituciones transnacionales como esquemas complejos de rutinas, reglas y normas, los cuales configuran esferas importantes de la vida (Pries, 2007, pp. 25-26).

    En el objeto de estudio, las charlas informales y las acciones cotidianas se enmarcan en el primer tipo de espacio social. Respecto a las organizaciones con centros de interacción y cooperación estables, las radios juegan un papel importante, al igual que la prensa, ya que no solamente fungen como medios de comunicación sino también como epicentros de reunión y activismo político transnacional. Los partidos políticos, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), las embajadas y consulados con presencia en el país de recepción son el reflejo práctico de la última dimensión que plantea Pries.

    La globalización ha traído consigo cambios sociales que replantean los conceptos que se utilizaban tradicionalmente para conocer el entorno. El desarrollo de los medios de transporte y los de comunicación hace que los individuos generen mayores vínculos entre sí, los cuales son independientes a las distancias físicas que los separan. Se ha derribado la premisa de la modernidad que fijaba el territorio nacional como el espacio de desarrollo de las actividades de un Estado particular (cf. Mena, 2009, p. 62).

    La desterritorialización, para Nestor García Canclini es la "pérdida de la relación natural de la cultura de los territorios geográficos y sociales" (García Canclini, 1999, p. 10).

    En ese sentido, toda práctica o producto cultural suele tener un carácter territorial ligado a su existir. Sin embargo, una serie de fenómenos sociales propios de la modernidad llevan consigo el deslinde del territorio, brindando a dicha práctica un carácter autónomo.

    En el tema, la independización de la bolivianeidad de su carácter territorial, es decir de sus fronteras nacionales, es el reflejo final del concepto de Canclini.

    Los migrantes muestran una serie de prácticas culturales con tintes altamente bolivianos, que se presentan en su vida cotidiana y en eventos socio-culturales importantes, como ser entradas folklóricas.

    "La teoría posmoderna ve en la desterritorialización una de las características principales de la era global en donde los desplazamientos, los nuevos medios de comunicación e información y las redes transnacionales deslocalizadas anuncian el fin de los territorios" (McLuhan y Powers, 2002 citados en Mena et. al., 2009, p. 63).

    El boliviano pasa a ser uno para el mundo y el mundo uno para el boliviano. Es decir que aquellos migrantes residentes en Buenos Aires borran las fronteras físicas y territoriales y pasan a considerarse ciudadanos globales pero sin perder las características de origen. No son argentinos, ni bolivianos, son ciudadanos del mundo.

    La mayor parte de los bienes y mensajes que se reciben en cada nación no se han producido en su propio territorio, no surgen de relaciones peculiares de producción, ni llevan en los signos exclusivos que los vinculen a la comunidad nacional, sino otras marcas que más bien indican su pertenencia a un sistema desterritorializado. (García Canclini, 1992: citado en Mantecón et. al., 1993, 89).

    Esta perspectiva de análisis se refiere a una creciente interconexión en una red global que a raíz de movimientos migratorios, la revolución telemática y otros fenómenos que surgen a partir de estos, amenazan con terminar con las limitaciones circunscriptas a un territorio determinado y en sí terminar con la esencia del territorio como tal.

    Sin embargo, la desterritorialización no deberá ser presentada como un proceso genérico y uniforme sino analizado en su relación dialéctica con su contracara: la reterritorialización (cf. Haesbaert, 2004 citado en Mena et. al., 2009). En el momento en el que un monedero de aguayo deja de existir únicamente en la Calle de las Brujas en La Paz, para lucirse en un Burger King del Microcentro porteño, se han producido simultáneamente ambos procesos, cara y contracara de la moneda, que no pueden existir de manera individual.

    Este fenómeno no solo se produce en un ejemplo físico y palpable como una artesanía o una canción, sino en todo espacio social transnacional, como ser charlas en el tren de regreso a Liniers o en la existencia de agrupaciones o medios de comunicación como Visor Boliviano.

     

    II. Movimientos migratorios de Bolivia

    Los motivos de los flujos migratorios desde Bolivia se explican desde perspectivas desde el país de origen así como desde el país receptor de la migración.

    La migración es originada por las condiciones económicas "internas" de los lugares de origen (bajos salarios o alto desempleo) o por condiciones estructurales "externas" ya sea, por los requerimientos estructurales de las economías industriales modernas, o como consecuencia natural de los procesos de globalización económica. (Rivero, 2008, p. 27).

    De la misma forma Hinojosa establece la relación entre las migraciones y los movimientos económicos ligados a un contexto histórico social respecto a situaciones coyunturales de la política nacional:

    Siguiendo una perspectiva histórico-cultural la movilidad poblacional de las sociedades ha generado fuentes complementarias de ingresos mediante la utilización de diversos espacios geográficos y socioculturales. En este sentido se puede afirmar que en Bolivia existe una tradición migratoria que es estructural a su composición social misma. A la vez, acontecen en directa relación con dinámicas económicas, sociales o políticas según el contexto. (Hinojosa, 2006, p. 1).

    Referente a las condiciones del país receptor de las migraciones, se establece una necesidad de mano de obra en sectores específicos que se ven reflejados en los impactos en la economía del país, como por ejemplo la agricultura. Es así que Rivero establece dicha relación:

    Entrados en el S XX, esta vez motorizada por una creciente agroindustria hacia ambos lados de la frontera norte de la Argentina y frente a las fuertes demandas de empleo, la región volvió a cobrar importancia y creció en su extensión hacia otros países colindantes con la Argentina. (Rivero, 2008, p. 27).

    Benecia establece un papel importante de los migrantes dentro de la economía argentina:

    Se ha comprobado a través de diversos estudios realizados a lo largo de la década pasada que familias bolivianas, provenientes de ciertas provincias de Bolivia (Tarija, Potosí, Cochabamba) han contribuido de manera directa a la reestructuración o a la conformación de cinturones verdes en la Argentina, a través de la producción de hortalizas para el consumo en fresco, sea como trabajadores o como patrones. (Benecia, 2005, p. 11).

    Argentina constituye históricamente un destino migratorio de bolivianos. Dicha migración estuvo concentrada en espacios fronterizos hacia el área rural y de producción agrícola. Solo hasta la segunda mitad del siglo XX se extendió a zonas urbanas y periurbanas de Argentina.

    En la década de los ochenta el área metropolitana de Buenos Aires se constituyó en el lugar de destino con la más alta concentración de inmigrantes bolivianos, especialmente en actividades laborales relacionadas con la construcción, la manufactura, los servicios y la horticultura. (Hinojosa, Domenech y LaFleur en LaFleur, 2012, p. 33).

    Estados Unidos, Brasil y España se convirtieron en destinos con flujos migratorios significativos de bolivianos. Cada uno de estos movimientos tuvo sus características propias. La migración a EEUU provino principalmente de Cochabamba y Santa Cruz y se dio mayormente en los años setenta y ochenta. Brasil, por otro lado, fue un destino que tuvo su auge en los ochentas y noventas, la característica principal de la migración fue que era de índole laboral, sobre todo masculina y destinada al área manufacturera; el destino, en la mayoría de los casos fue el área periurbana de Sao Paolo. España es un destino mucho más reciente para las migraciones bolivianas (cf. Hinojosa, Domenech y LaFleur en LaFleur, 2012, p. 33).

    En la década del treinta, en Bolivia se aprobaron dos decretos (1937 y 1938) que por un lado establecían exigencias para las empresas mineras, agrícolas e industriales que sirvieran como enganche para redirigir empleados a sus centros en otros países, y por otro lado fijara sanciones radicales a la fuga de "braceros nacionales".

    "Todo boliviano que fuese sorprendido abandonando clandestinamente el país será obligado, bajo apremio, a concurrir a trabajos de obras públicas", negándole cualquier ayuda a los bolivianos que hayan salido al extranjero sin su respectivo pasaporte internacional" (Hinojosa, Domenech y LaFleur en LaFleur, 2012, p. 34).

    En 1952 con la Revolución Nacional en Bolivia -a través de la Redistribución de las Tierras- dio como resultado final dos elementos expulsores de migrantes: una liberación de la fuerza de trabajo que posibilitó la migración y el minifundio.

    Argentina implementó medidas para evitar el ingreso y permanencia de extranjeros en el país a través de las "políticas racialmente selectivas". Según Hinojosa en LaFleur (2012) se buscaba contener la emigración debido a la necesidad de mano de obra en la minería y la agricultura.

    Las políticas y el discurso sobre los flujos migrantes no cambiaron hasta el Decreto Supremo No. 21060, el cual fue el inicio de un incremento en la migración de bolivianos hacia el extranjero en consecuencia a la implementación de un modelo neoliberal. Ya no sólo Argentina era uno de los destinos principales, sino que surgieron también Estados Unidos y España.

    Los años noventa marcaron un periodo de estabilidad y en cierto modo 'auge migratorio' en virtud de las características económicas de dolarización que asumió la república Argentina y también por amnistía declarada en ese país que posibilitó la legalización de unos ciento diez mil bolivianos, la gran mayoría en Buenos Aires.

    (...)

    En el gran Buenos Aires y en Capital Federal es donde en la actualidad se concentra el mayor número de migrantes bolivianos(as), estimándose una cifra superior al millón de personas, muchas de ellas sin documentación legal de estadía o residencia lo cual las coloca en situación de irregularidad, pese a un nuevo acuerdo migratorio denominado "Patria Grande" firmado por ambos países en 2006 que busca eliminar las excesivas trabas burocráticas así como los elevados costos. En este sentido se habla de más de medio millón de indocumentados que constituyen la población más vulnerable en cuanto a la violación de sus derechos más fundamentales. (Hinojosa, 2006, pp. 7-8).

    Este sector ha sido históricamente discriminado en su país de recepción debido a la falta de reconocimiento de sus derechos laborales y ciudadanos y no reconocido desde su país de origen, al contrario sancionado y legalmente desconocido, como se desarrolló en el subtítulo anterior.

    Hacia finales del 2001, las consecuencias del modelo neoliberal en Argentina dieron como resultado una serie de hechos de violencia y xenofobia contra bolivianos en Buenos Aires, estos tuvieron gran repercusión mediática (cf. Hinojosa, Domenech y LaFleur en LaFleur, 2012, p. 37).

    Sin embargo, pese a lo anterior, el PNUD (2000), no solamente identifica a los sectores xenófobos frente a la migración boliviana, sino también sectores de empresarios que valoran el trabajo de los bolivianos y también otros que podrían llamarse folkloristas (cf. Grismon y Paz Soldán, 2000, p. 18). Estos sectores fueron creciendo e institucionalizándose con el tiempo.

    El año 2003 en Bolivia, bajo el gobierno de Sánchez de Lozada, se produjeron una serie de confrontaciones y hechos violentos que dejaron 112 muertos y que culminaron con la renuncia y salida del presidente del país. Estos se debieron principalmente a un proyecto de ley que aumentaba los impuestos y congelaba los salarios y al rumor de una intención de venta de gas a Chile a cambio de una salida no soberana al mar (cf. Mesa, Gisbert y De Mesa, 2008, pp. 621-624).

    Esta crisis de Estado que vivió Bolivia, repercutió en determinadas organizaciones de bolivianos en Argentina dando lugar a una politización de las mismas, es decir, ya no solamente se constituían en organizaciones de índole cultural, sino también en organizaciones políticas. Un ejemplo son las marchas en la guerra del gas que se dieron en Capital Federal (cf. Hinojosa, Domenech y LaFleur en LaFleur, 2012, pp. 38).

    En 2005 la Corte Superior de Justicia de La Paz declaró procedente el recurso de Amparo Constitucional que interpusieron los representantes de los ciudadanos bolivianos residentes en la Argentina para votar en las elecciones generales de 2005. Sin embargo, el Congreso Nacional argumentó falta de capacidad técnica para sancionar una ley por lo que se imposibilitó la participación de estos. No fue sino hasta el 2008 cuando la Cámara de Diputados aprobó la "Ley de Voto de Ciudadanos Residentes en el Extranjero" que fue congelada en la Cámara de Senadores por el partido opositor PODEMOS hasta abril de 2009, bajo discursos que temerosos de los efectos del voto de los bolivianos migrantes. (cf. Hinojosa en LaFleur, 2012, pp. 43-44).

    "De implementarse el voto boliviano en el exterior significarían que los que se fueron decidirían las elecciones nacionales (...) Es decir, que los de afuera deciden quienes nos gobiernan a los de adentro" (D'Arlach citado en Hinojosa et. al., 2012, pp. 43-44).

    A raíz de estos hechos, ese mismo año ante el Referéndum Revocatorio del mandato popular del presidente, vicepresidente y prefectos de departamento, los bolivianos residentes en Argentina realizan uno de los hechos más representativos de la lucha por el reconocimiento de su país de origen: el "voto simbólico". Este hecho se produce como signo de apoyo al proyecto de Ley 443/008 referido al voto de los ciudadanos en el exterior.

    Pero la manifestación más significativa que se efectuó en Argentina respaldando el proyecto de ley que se discutía en Bolivia fue la jornada popularmente conocida como "voto simbólico". Esta tuvo lugar el 10 de agosto de 2008 cuando, a pesar de que la ley del voto boliviano en el extranjero aún no había sido sancionada por la Cámara de Senadores, los residentes en Argentina "ejercieron su derecho a votar". El acontecimiento fue organizado por el comité de Defensa del Proceso de Cambio y Soberanía Originaria y Popular en Bolivia (en adelante Comité) y contó con el apoyo de varias agrupaciones argentinas como la Central de Trabadores de la Argentina, Barrios de Pie, Movimiento Octubres y la Organización Bolivar, entre otras. (Canelo, Gallinati, Gavazzo, Groisman y Nejamkis en LaFleur, 2012, p. 80).

    Los bolivianos residentes en la Argentina tienen una lucha constante por el reconocimiento de su país de origen. Ellos mantienen un vínculo constante desde lo económico a través de las remesas; lo cultural mediante representaciones folklóricas visibilizadas en entradas, festivales, ferias, medios de comunicación, entre otros; y la política a través de organizaciones sociales de activistas, que a su vez se ven también reflejados en producciones mediáticas.

    A partir de esta búsqueda de identidad y reconocimiento se conforman medios de comunicación de las colectividades que refuerzan el vínculo transnacional. En Buenos Aires existen aproximadamente 130 radios "comunitarias", dato no verificable debido a que en su mayoría funcionan sin "blanquearse", es decir, sin adquirir estatus de legalidad. Periódicos como "Renacer" en el pasado y el actual "Visor Boliviano" son representativos para la colectividad, así como lo es la revista "Jallalla".

    Poco tiempo después del Referéndum de 2008, en La Paz, los residentes bolivianos en Argentina encabezados por Mario Flores iniciaron una huelga de hambre, que fue seguida por protestas frente a los consulados de Arica y Buenos Aires. Se sumaron también en manifestaciones públicas los residentes en Brasil, Alemania y España. Inmediatamente se obtuvo respuestas de apoyo institucional e individual en Suecia y Estados Unidos. El 18 de diciembre de este mismo año, en el "Día Internacional del Migrante", instituciones bolivianas (Ministerios de Estado, representantes del Poder Legislativo y Judicial, la Corte Electoral, la Defensoría del Pueblo, entre otros) reconocieron y ratificaron los tratados internacionales que protegen los derechos de los migrantes y se comprometieron a buscar un mecanismo de diálogo permanente en materia de migraciones (cf. Hinojosa en LaFleur, 2012, p. 46)

    En febrero de 2009, a pesar de la negativa constante de la Cámara de Senadores para aprobar la Ley en cuestión, Evo Morales dicta un Decreto Supremo para empadronar a los ciudadanos bolivianos residentes en el extranjero. Seguido de esto, instauró una huelga de hambre para presionar al Senado a aprobar una normativa que viabilice el cometido, rápidamente se sumaron los residentes en Argentina, Chile y España. Finalmente, se dio lugar a un consenso en el Congreso y se prosiguió con el empadronamiento biométrico en el extranjero (cf. Hinojosa en LaFleur, 2012, p. 46).

    El 2009 el voto en el extranjero fue posible en cuatro países: Argentina, Brasil, Estados Unidos y España. Fueron más de 125 mil ciudadanos bolivianos en el extranjero que participaron.

    El 6 de diciembre del 2009 fue un día importante en la historia política contemporánea del Estado boliviano. Ese día, los electores bolivianos renovaron su apoyo al candidato del partido Movimiento Al Socialismo, Evo Morales. Esta elección también señaló un importante avance en el sistema electoral boliviano con la participación de más de 125 mil electores que vivían fuera del territorio nacional. Con esta primera experiencia de voto emitido en el exterior, Bolivia ilustra el creciente interés de los estados expulsores de migrantes en permitir a sus ciudadanos emigrantes participar en los comicios de su país de origen a pesar de su ausencia. (LaFleur, 2012, p. 13).

    Las ciudades donde se votó fueron en Argentina: Buenos Aires, Jujuy y Mendoza. En Brasil: Sao Paulo. En Estados Unidos: Nueva York, Virginia y Maryland. En España: Madrid, Barcelona y Valencia.

    Medios de participación de las colectividades

    1. Prensa:

    Los medios escritos de la colectividad boliviana se presentan en Argentina en menor cuantía que las radios, pero sin embargo con un nivel de visibilidad y alcance geográfico mayor, ya que su distribución no solo se realiza en la ciudad de Buenos Aires, sino en el interior del país, en ciudades como Córdoba, Jujuy, Mendoza y La Plata, entre otras.

    El primer registro que se encontró de un medio de prensa data de 1999 con el periódico "Renacer"

    "Renacer", conocido en su nacimiento como "Renacer Boliviano", publicó su primer número en febrero de 1999, con un editorial fundacional que decía: "Renacer Boliviano considera necesario la salida de esta edición porque están ocurriendo acontecimientos que así lo requieren" (Renacer, 1999 citado en Halpern y Beccaria, 2012). En ese momento, el periódico alentaba una movilización identitaria contra las formas estigmatizantes que circulaban a nivel social (cf. Halpern y Beccaria, 2012, pp. 190-191). Llegó con un formato tabloide de 16 páginas de contenido y una periodicidad mensual.

    Como se mostró anteriormente en el texto, la discriminación que sufren los bolivianos constituía un factor preocupante según declaran los mismos miembros de la comunidad.

    En el segundo número publicado de este periódico, el editorial se refiere a la colectividad como "chivos expiatorios" y describe el discurso anti migración del gobierno de la Argentina como una constante "Caza de Brujas". En la misma edición, un titular describe: "Abuso en Tucumán" contando las injusticias generadas desde la gendarmería hacia bolivianos residentes que viajan al interior. Artículos como los mencionados, delinean un mapa de las preocupaciones y la línea que seguía la publicación "Renacer Boliviano".

    Otros de los temas que este periódico tocaba incluían el folklore boliviano en notas sobre el carnaval de Oruro y fraternidades residentes en Argentina. De la misma manera, también se incluían temáticas deportivas en el suplemento "Posición Adelantada".

    No solamente se tocaban noticias referentes a los acontecimientos en Bolivia, sino también concernientes a las colectividades residentes en Argentina, como ser: "Elecciones en el barrio General de San Martín", "Carnavales del Norte-Jujuy" o, desde otra perspectiva, "Ayudemos a Eduardo", un residente de la colectividad en Buenos Aires.

    De esta forma, se esbozaba un vínculo de comunicación transnacional, mediante el surgimiento de un medio que permitía a los bolivianos expresar sus preocupaciones e intereses en cuanto a su lugar de origen y a su lugar de residencia.

    Medios como el periódico Renacer que funcionó durante 15 años son representativos de la realidad social que los bolivianos viven en ese país. Sin embargo el 2014, "Renacer" dejo de funcionar por, lo que sus dueños (Miguel y Guillermo Mamani) atribuyen como, motivos personales.

    Surgen dos nuevos medios, por un lado "Jallalla" fundado por Guillermo Mamani y por otro lado "Visor Boliviano" a cargo de Miguel Mamani y Juan Estrada Vásquez.

    Existen tres publicaciones de prensa con mayor visibilidad en las colectividades de bolivianos en Argentina: "Jallalla", "Visor Boliviano" y "El Informante". La representatividad se define para los fines de esta investigación de acuerdo a criterios de consumo de estos por parte de las colectividades que surgen de la observación participante y charlas informales, propias de la metodología utilizada.

    La periodicidad de publicación de estos medios de comunicación varía de acuerdo a lo siguiente:

    - Revista "Jallalla" - Publicación mensual.

    - Periódico "Visor Boliviano" - Publicación quincenal.

    - Periódico "El Informante" - Publicación esporádica.

    La revista "Jallalla" nace en 2014, producto del cese de "Renacer". A la cabeza de Guillermo Mamani, propone un nuevo enfoque de información basando su contenido en un "periodismo más elaborado y menos inmediato", como afirma su dueño. Su objetivo es mantener una calidad periodística alta y aumentar la calidad gráfica con respecto a lo producido anteriormente.

    El periódico "Visor Boliviano" aparece como proyecto de Miguel Mamani y Juan Estrada, jefe de redacción del mismo, quien brinda los siguientes datos:

    - Los temas que tocan tienen como eje la migración desde un lado de la frontera, desde afuera. No solamente quiere contar lo que pasa en Buenos Aires y en la Argentina, también quiere expandirse y que las distintas comunidades en otros países puedan contarlo de la misma manera.

    - El medio se financia con publicidades de negocios locales.

    - El periódico cuenta con una plataforma WEB: www.elvisorboliviano.com

    - No sigue criterios de inmediatez, sino que busca dar el tiempo para procesar la información y dar una mirada. Se auto sitúa en una posición crítica.

    El periódico "El Informante" es una publicación sin periodicidad establecida que autofinancian las fraternidades folklóricas bolivianas residentes en Buenos Aires. Trata sobre todo temas concernientes a dichas asociaciones.

    2. Radios:

    Ricardo Montaño, docente de comunicación en Buenos Aires, afirma que existen más de 130 radios de las colectividades bolivianas en Buenos Aires, mientras que "El Diablo Blanco", conductor de radio, dice que ascienden a 189. Resulta imposible determinar la cuantía exacta de estos medios de comunicación debido -principalmente- a que estas trabajan de manera ilegal y a que muchas de ellas tienen un alcance barrial en la señal que emiten, alcanzando incluso, en algunos casos, unas cuantas cuadras solamente.

    La programación de las radios se maneja de manera empírica en su mayoría. Siempre manteniendo espacios de participación popular, como tribunas libres y contactos telefónicos. Existen sobre todo programas de música que bordean lo cultural y lo político, además de tocar temas de interés local de los residentes en la zona de las emisoras.

    Las radios se han convertido en espacios de intercambio económico y laboral, donde la gente busca trabajo y oferta productos, trascendiendo la dimensión de información y entretenimiento.

    Existe un interés muy grande, reflejado en el surgimiento de las radios de forma masiva. Según Juan Estrada, Jefe de Redacción de "Visor Boliviano", este interés en este tipo de medios se debe a que no interfiere con el trabajo en los talleres textiles. Para Ricardo Montaño, los bajos costos al momento de instalar una radio (en relación a otra inversión en medios) hacen de este un medio viable para los que quieran incursionar en él, a pesar que esto se ve reflejado en la calidad deficiente de la señal de transmisión.

     

    III. Historias de los protagonistas

    Ni bolita, ni gaucho: Juan

    Juan me esperaba en la parada de San Pedrito-Plaza de Mayo de la línea A del "Subte". Él era la primera persona de la colectividad boliviana en Buenos Aires con quien me reunía. Me había citado cerca de la residencia de Simbiosis Cultura, una agrupación social y cultural que en las palabras de Juan "es el espacio para pensarse y para reconstruir". Me contó que una vez una amiga citó una frase que define completamente lo que para él significaba la agrupación: "adentro de toda una pared de cemento hay una pequeña rajadura y ahí crece una plantita", "eso es Simbiosis Cultural", afirma sonriente mientras ingresamos a la casa, a tan solo unas cuadras de aquella plaza.

    Dentro de la residencia podían observarse muchos elementos de la cultura Boliviana como ser manteles, servilleteros y otra indumentaria domestica adornada con aguayos. En el comedor, en el costado izquierdo estaban situados una serie de estantes donde, al acercarme, pude ver varios libros, revistas y DVD's de películas. Algunos de los libros tenían un encuadernado artesanal y estaban forrados con retazos de telas que parecían manchados de hollín. No pude evitar preguntar sobre esto y ahí una mujer de mediana edad me explico que esos eran libros que se habían escrito con historias de los familiares de las víctimas de un incendio que habría cobrado muchas vidas en un taller textil. Pregunte si podía comprar uno y me explicaron que ya no contaban con más ejemplares que aquellos en la repisa.

    Entre las películas se encontraba "Dependencia Sexual", "Los Andes No Creen en Dios" y algunas otras de origen boliviano.

    Juan es un hombre, boliviano, de 33 años, padre de un niño y, como él se define, "compañero de vida" de una mujer que habría conocido por sus años de trabajo en talleres textiles. Con un fuerte acento porteño me propone quedarme aquella noche, ya que habría una fiesta de la colectividad que organizaba la agrupación de la cual era parte. "Vendrá mucha gente boliviana, podrás conocer a varios, te presentó", me invita. Accedo encantado y nos dirigimos a conocer los cuartos donde funciona el periódico.

    Son dos cuartos: una sala amplia abarrotada de periódicos, papelería y algunas computadoras con una mesa larga en la parte central. En el otro cuarto guardan un par de máquinas de coser industriales. "La gran base económica de la colectividad boliviana en Buenos Aires son los talleres textiles" me explica al notar que me quedo observando la maquinaria. Ahí también guardan algunos de los ejemplares de libros elaborados con retazos que vi en el piso de abajo. Nuevamente intento conseguir uno y me encuentro con una negativa.

    Su nombre completo es Juan Carlos Estrada Vásquez. Llegó a la Argentina a los 9 años y a partir de ahí, y hasta sus 23 años, comenzó una carrera por separarse de todo lo referente a la colectividad boliviana. "lo que trataba de hacer todo el tiempo era alejarme de esos estereotipos", comenta. En su búsqueda por encontrar un grupo de pertenencia, se alejó de "lo boliviano" para mimetizarse lo más posible en la escuela y en la "facu".

    "Sin embargo mi vieja, mi familia, como toda familia boliviana, regenera constantemente esos códigos. ¿Qué comer? ¿Dónde vas a comer? ¿Qué música escuchas? Todas esas cosas que en la adolescencia no me gustaban y no me interesaban, no sentía", relata.

    A sus 23 años empezó a conocer personas bolivianas que se alejaban del estereotipo del que él tanto se alejaba y eso le abrió los ojos a un mundo de posibilidades. "Ir a comer un plato de sopa con "llajua" con unos compañeros militantes para mí era maravilloso", expresa.

    En ese momento descubrió que todos aquellos códigos que el tanto rechazaba, y la insistencia de su familia a participar en ellos, era una manera de decirle "che, esto también sos". Cuando lo proceso con más calma decidió irse a Bolivia. "Después de los 9 años, hasta los 23, fue la primera vez que cruce la frontera". Se enamoró de Los Andes y al volver describe que llegó con "el rojo amarillo y verde por todos lados". Sin embargo, a pesar del sentimiento nacionalista que brotó en aquel momento, también evidenció otra realidad:

    "No soy boliviano. No soy boliviano ni soy argentino, cuando estoy acá soy boliviano, cuando estoy allá soy argentino, o sea acá soy un bolita y allá soy un gaucho", expresa en tono de risa pero sin desmerecer la realidad de su argumento.

    Ya en Buenos Aires, empezó a conocer la colectividad boliviana allá, "decidí que este iba a ser mi lugar para intervenir en el mundo. Yo iba a hacer algo en la colectividad, no sabía qué, pero iba a hacer algo", cuenta.

    Empezó a conocer organizaciones de la colectividad boliviana pero ninguna le atrajo. "Ahí fue donde empecé a hablar con jóvenes y donde se empezó a hablar algo más interesante".

    A partir de esto, se forma Simbiosis Cultural, que nace con un ciclo de cine en la cual un grupo de jóvenes "viene a tomar la voz", explica. "Porque generalmente los ciclos de cine están los típicos viejos que te hablan de porque yo hice esto y por qué están ahí".

    "Empezamos a hablar mucho sobre el tema textil porque gran parte de nosotros trabajamos en talleres textiles. Yo me crié en un taller textil", continúa su relato. "Sé lo que es la industria textil, la viví, la padecí, siendo costurero, siendo hijo de talleristas. Mi compañera, hoy por hoy mi compañera de vida, vino a trabajar en un taller textil donde trabajaba entre 16 y 17 horas, ese nivel, y era de la familia: de la tía. Otras compañeras trabajaban mucho y no les pagaban, y en el caso de que se accidentaran no los cubrían y pasaban meses sin trabajar ¿A quién voy a denunciar?", cuestiona.

    A esa altura hacemos una pausa en la entrevista para poder bajar a la fiesta que ya empezaba a llenarse.

    En la fiesta conocí a su pareja y a varios de sus amigos, casi todos jóvenes bolivianos residentes. Tomamos algunas cervezas y la charla agarró tintes sociales. Todos parecían estar de acuerdo en que definir una identidad de "boliviano" en el extranjero era complejo. Así como lo afirmo Juan, para los bolivianos ellos eran argentinos, pero allá, en el país de la carne, ellos eran "bolitas".

    Al avanzar la noche, surgió el tema de las elecciones y el apoyo a Evo Morales. Nadie creía que el panorama político del país fuera a cambiar luego de aquella votación. "Evo seguirá de presidente" afirmaban algunos. Ya hacia finalizar la fiesta había escuchado varias veces "Desde que Evo es presidente, ya no da vergüenza ser boliviano".

    Me despedí de Juan y coordinamos vernos días después para continuar con la entrevista.

    Era la cuarta vez que visitaba la residencia de Visor Boliviano, faltaban dos días para las elecciones y Juan se encontraba estresado por la cantidad de pendientes para la cobertura del día de sufragio. Amablemente me había gestionado una credencial de prensa para que yo tuviera acceso a los espacios del TSE y a las conferencias de prensa.

    Sentados en la sala principal, continuamos con su historia:

    "La elección del 2009 no vote por que no tenía mi carnet", me comenta. "No es tan fácil sacar carnet", me explica que para el Estado boliviano, es decir, para los consulados, hay ciudadanos de primera. "Como aquella chica que gano el Top Chef", cuenta, "le sacaron el documento en un día".

    "La importancia de votar viene de decir: nosotros también somos personas, y en ningún momento damos nuestra opinión, ni en Argentina ni en Bolivia. ¿Dónde estamos? ¿Dónde pertenecemos? ¿Qué hacemos? Somos parte de un producto que no toma las decisiones, solamente produce", explica.

    "Realmente no siento que a los consulados y Embajada les preocupe la colectividad. Solamente cumplen sus roles de la manera más protocolar. Cuando un miembro de la colectividad tiene un accidente tiene que pedir pasajes al LAB para que les ayude", añade.

    Le pregunto por los medios de comunicación de la colectividad, a lo que me responde que "hoy por hoy, el medio de comunicación de la colectividad boliviana por excelencia son las radios. Las radios determinan qué pensar, cómo contactarte con esa Bolivia". A su percepción las radios responden a ciertos intereses, "esas conveniencias son no tener a gente pensante, le interesa tener gente produciendo. Y son radios porque así la gente no deja de coser".

    Juan inició el Visor Boliviano ante la propuesta de Miguel Mamani de armar una publicación quincenal. "Cuando yo lo acepté decidí que tenía que ser algo nuevo", comenta mientras continúa revisando el mapa para la cobertura del día electoral.

    Juan Estrada Vásquez es un boliviano que reside en Buenos Aires, activista político y Jefe de Redacción de uno de los periódicos de la colectividad. Además, es padre y compañero de vida, es un actor de los procesos de comunicación, es un ser humano migrante y residente. Juan no es ni "bolita" ni "gaucho".

     

    Orgullosamente boliviana: Janeth

    "Me llamo Janeth", comienza su relato.

    Visité Villa Lugano en mi sexto día en Buenos Aires. Ahí, en una radio del barrio, conocí a Janeth. Una mujer boliviana de alrededor de 40 años que se encontraba conduciendo un programa el momento en el que ingresé.

    Cuando fue a la pausa publicitaria, salió a recibirme encantada pensando que había ido a participar en su programa. Sin problema accedí.

    El estudio era muy pequeño y apenas entraba una diminuta mesa y tres sillas. Nos acomodamos y volvimos al aire. Conversamos sobre muchos temas: música política principalmente. En la pared habían afiches del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y del Movimiento al Socialismo (MAS) colgados.

    Al terminar el programa me puse a conversar con Janeth sobre la intención de mi visita y amablemente me invitó a su casa el día siguiente para poder conversar mejor.

    "La primera vez que vine fue en 1999" me comentó mientras me explicaba que las cosas han cambiado mucho desde entonces.

    Justo antes del "Corralito" Janeth y su esposo volvieron a Bolivia, "me salvé", expresa. "Tenía una nena de dos años y como no podía encontrar un lugar donde vivir, decidí volver con mi esposo después de casi un año viviendo acá". Sin embargo, en Bolivia no consiguieron trabajo alguno y una vez pasado el corralito decidieron volver. "Muchas veces tomar un vaso de leche era difícil", relata.

    Su casa estaba llena de afiches y volantes del MAS y en un rincón de la sala donde me recibió tenía varias pelucas y tijeras. "Acá yo ahora controlo mis tiempos, trabajo en una radio donde tengo mi programa y también soy peluquera", me comenta mientras me invita un vaso de jugo.

    La llegada de Janeth a la radio se debe a una voluntad personal y a una indignación frente a la situación de la colectividad en Buenos Aires: "Yo llego a la radio a trabajar porque en el diario vivir veo muchas cosas injustas, voy viendo que nuestra gente necesita ayuda".

    La militancia política al MAS que Janeth asumió desde 2009 se debe a que considera que desde la llegada de Evo Morales al gobierno, la situación del boliviano mejoró. "Cuando uno está lejos de la patria siente un vínculo con Bolivia muy fuerte en el corazón. En este momento Bolivia está viviendo cosas muy buenas, para mí", expresa.

    En su programa promueve el voto en el extranjero constantemente y brinda espacios de información de manera voluntaria al TSE. "Yo creo que el voto en extranjero es muy importante, ya que así se puede ayudar al cambio que está viviendo nuestro país y a través de la radio la gente se informa de lo que está pasando en nuestro país, la gente siempre está pendiente", afirma.

    El programa de Janeth se transmite por Radio Patria Grande AM 1006.3. "Nuestro programa trata de concientizar a la gente de que es momento de que empiecen a pensar en el futuro de nuestro país", describe su trabajo.

    "Antes cuando te preguntaban de donde eras, la gente decía con mucha vergüenza, ocultando la identidad, que era de Jujuy o Salta. Pero ahora, un boliviano te va a decir con orgullo de donde es porque ve que este gobierno llevo en alto el nombre de Bolivia", comenta.

    Janeth es madre de un adolescente y gracias a él nace un vínculo importante con la colectividad: el deporte, ya que él participa de partidos en un equipo del barrio donde vive y ella jamás se pierde un partido.

    Janeth Flores es activista y madre, boliviana y defensora de los derechos de las colectividades bolivianas.

     

    IV. Conclusiones

    La dimensión transnacional de la comunicación en las colectividades de bolivianos en Buenos Aires, data de varios años atrás, tomando como primer registro documentado el periódico "Renacer Boliviano" en 1999.

    Un nivel comunicativo del fenómeno transnacional se puede pensar desde el momento en el que las migraciones se producen en la época moderna, ya que es posible suponer que existían canales de comunicación con las familias del país expulsor, ya sean estas cartas, telegramas o llamadas telefónicas.

    Retomando el carácter participativo que debe tener un proceso comunicativo para ser considerado como tal, los medios de comunicación de bolivianos en Buenos Aires, en especial las radios barriales de las colectividades, se convierten es espacios de participación comunitaria, para brindar información, dar opinión e inclusive para organizarse respecto a temas de interés común.

    Es un hecho que la revolución telemática ha acelerado el proceso de globalización de la cultura, y junto con este todos aquellos relativos a la desterritorialización y otros procesos adyacentes, y es por este motivo que "ser boliviano" para el migrante se complejiza, ya que la característica pasa a ser un proceso de constante búsqueda identitaria y de reconocimiento cultural, que poco o nada tendrán que ver con un estado legal.

    Los bolivianos en Buenos Aires expresan una transformación de su sentimiento frente a su identidad con su país de origen. El ascenso al poder de Evo Morales Ayma, junto con su constante campaña pro derechos de los migrantes, han hecho que el auto rechazo a su origen mute en un orgullo nacionalista creciente.

    Hace algunos años, en una época previa a Morales, según las historias recopiladas, la identidad boliviana de los migrantes constituía un carácter de vergüenza y abuso. Tanto los contenidos de "Renacer" en 1999, así como los relatos de los protagonistas, muestran que la xenofobia argentina y las condiciones precarias de necesidad sobre las cuales migraban se fusionaban en una identidad que los hacía sentirse avergonzados de ser bolivianos.

    Una vez re-valorizada la identidad boliviana en el territorio nacional hacia 2006, comienza en CABA el mismo proceso. Los ciudadanos hoy en día toman como punto de quiebre y partida para la reconfiguración identitaria, la entrada al poder del MAS.

    A través de la comunicación se produce un transnacionalismo boliviano que se desprente del territorio nacional y que trasciende a dimensiones desterritorilizadas de la cultura en sí.

    Los espacios comunicacionales dialógicos y participativos vienen como consecuencia de esa búsqueda de identidad propia del migrante y de la necesidad de reconocimiento por parte del país de origen, donde la desterritorialización de la "identidad boliviana" y su consiguiente re-territorialización, demandan nuevas dimensiones de sistemas de comunicación que trasciendan fronteras nacionales.

    Surgen como respuesta, los espacios sociales transnacionales como asociaciones culturales, folklóricas, medios de comunicación de las colectividades, e inclusive charlas informales en el metro o camino a casa, todo en torno a este proceso de reconfiguración identitaria.

    Asociaciones culturales y/o folclóricas que se organizan en torno a un fin determinado o a un reconocimiento reciproco entre sus miembros frente a una gran urbe que amenaza con olvidar sus raíces; esta es la naturaleza de -por ejemplo- "Simbiosis Cultural" o de las fraternidades que constituirían el periódico "El Informante".

    El existir del boliviano en Buenos Aires gira en torno a sus actividades y trabajo. El mundo textil, los accidentes en las textileras y el trabajo en "negro" es lo que ha marcado su pasar por la ciudad y son algunos de los temas específicos que se tratan en sus reuniones. Hacia su sociedad receptora existe una constante lucha por mejorar sus condiciones de vida. Este vértice deberá indagarse en investigaciones futuras para poder ahondar y comprender aún más el proceso de transnacionalización del boliviano en Argentina.

    Es necesario insistir en el hecho de que estos espacios sociales datan de mucho tiempo atrás y que, al igual la persecución de sus derechos políticos, son un grito de reconocimiento voluntario y de accionar constante para este efecto.

    En la búsqueda de dicho reconocimiento es que se producen procesos de naturaleza comunicacional. Dentro de estos procesos y según la perspectiva de Beltrán, la democratización de la comunicación no implica solamente socializar información, sino, dotar de participación a los actores del proceso comunicacional. Es decir, darles a los migrantes una voz: la capacidad de dar y recibir información y crear sentidos colectivamente.

    La necesidad se hace presente en los medios de comunicación de las colectividades. En un primer nivel la prensa que presenta periódicos como "Visor Boliviano", que además de funcionar como un medio de información, también se constituye -y se auto categoriza- en una posición crítica de la realidad, es decir que trata de alguna manera de hacer incidencia en su sociedad, intenta participar en los procesos de toma de decisiones, para los cuales es tan importante este proceso dialógico de comunicación.

    En este sentido no se debe confundir la presencia de crítica opinativa, en la línea editorial de los medios de prensa de las colectividades, con pobreza o carencia en la calidad informativa. Ya que la participación social es la naturaleza misma del medio, su existir está determinado por su capacidad para hacerse notar en un nuevo grito por el reconocimiento de sus sociedades, tanto de origen como receptora.

    Por otro lado, las Radios funcionan como un espacio de interacción comunitaria. La información como tal no forma parte central en los contenidos de sus programas, donde la mayoría son entretenimiento musical y/o tribunas libres. De manera transversal se tocan algunos temas de interés de las colectividades. Sin embargo su valor principal radica en dos características:

    En primer lugar, la masividad de su existencia. Se dice que en CABA congruen más de 150 radios bolivianas (la mayoría funcionan ilegalmente). Esto es el ejemplo más claro de la lucha por existir de una identidad relegada históricamente.

    En segunda instancia, el valor comunitario de la misma. En estos espacios no solamente se emite música folklórica u otros contenidos, sino que los protagonistas del proceso transnacionalista boliviano suelen recurrir constantemente a las oficinas de transmisión para buscar trabajo, comprar o vender algo, e inclusive para pedir ayuda y consejos en su accionar diario, cuestiones de recetas de cocina y algunas otras de índole barrial. En este punto es donde en 2014 el Tribunal Supremo Electoral encontró el espacio social transnacional perfecto para su campaña de empadronamiento y llamado al voto.

    Hasta aquí queda totalmente evidenciado que los migrantes no son solamente actores, emisores o receptores, sino seres humanos con sistemas de creencias, pensamientos, historia y motivaciones. Ante esto es vital el análisis de su contexto histórico para entender el carácter transnacionalista de dicha colectividad.

    Los motivos de la migración históricamente se resumen en la búsqueda de mejores condiciones económicas, se realizó en su mayoría desde zonas rurales bolivianas. Sumado a esto, el ingreso del Movimiento al Socialismo al gobierno en 2006 y el posterior abanderamiento con respecto a los derechos de los migrantes en 2009, dan como resultado una imagen proyectada de un nacionalismo boliviano creciente que se ve reflejado en el sentimiento patriótico que surge en las colectividades de bolivianos en Buenos Aires, el cual también se ve reforzado por la xenofobia que viven los bolivianos en Argentina. Por consiguiente se confirma aquel transnacionalismo del que hablamos.

    Para entender esto mejor, se plantea un abordaje desde el encuentro de dos miradas sobre la identidad, aquella alimentada por la xenofobia y que determinó los procesos de creación de sentidos dentro de un parámetro concreto "el rechazo a lo boliviano y vergüenza de lo propio". Que históricamente viene como consecuencia tanto de políticas bolivianas respecto a sus migrantes, como de leyes y lineamientos anti migratorios de Argentina. Da como resultado aquel boliviano que se desliga y se aleja de sus raíces para de alguna forma convertirse en un porteño más, ocultando todo aquello que pueda relacionarlo con su identidad de herencia.

    Esto se enfrenta con la nueva visión que revaloriza lo tradicional y ancestral, parte de una corriente mundial que busca lo propio, y que para el objeto de estudio se detona con la llegada al poder de Evo Morales. Nuevas políticas nacionales que incluyen a los migrantes en decisiones políticas y democráticas y la conformación de frentes partidarios en la Ciudad de Buenos Aires; caracterizan esta, llamémosla, "nueva identidad nacionalista".

    "Antes cuando te preguntaban de donde eras, la gente decía con mucha vergüenza, ocultando la identidad, que era de Jujuy o Salta. Pero ahora, un boliviano te va a decir con orgullo de donde es porque ve que este gobierno llevó en alto el nombre de Bolivia" afirma fehacientemente Janeth, una boliviana que -tal vez sin intencionalidad- evidencia el proceso de desterritorialización y reterritorialización de un nacionalismo insurgente que algún momento tocó a la sociedad boliviana, dentro y fuera de su territorio, y a la vez creó nuevos sentidos de su propia identidad.

    Sin embargo, ahora, con Macri en la presidencia de la Argentina, surgen nuevas políticas antimigratorias que seguramente reconfiguraran la identidad del migrante y sus formas de relacionarse, así como darán lugar a nuevos procesos de comunicación y reconfiguración de identidad. A esto, se suman nuevas generaciones de bolivianos con perspectivas diferentes de la realidad.

    Quedará pendiente observar, investigar y analizar el devenir de la compleja identidad del boliviano migrante en esta nueva fase política del país receptor.

     

    Notas

    1 Artículo basado en los resultados de la Tesis de Grado "Comunicación y Transnacionalismo. Prácticas comunicacionales transnacionales en torno al proceso electoral boliviano en Buenos Aires-Argentina en 2014", elaborada por el mismo autor del artículo para optar por el título de Licenciado en Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, La Paz-Bolivia.

    2 Licenciado en comunicación social, graduado con honores de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, sede regional La Paz. Correo electrónico: carlos.a.zurita.t@gmail.com

    3 Juan Estrada Vásquez es jefe de redacción del periódico Visor Boliviano y activista político de las colectividades bolivianas en Buenos Aires. Entrevista realizada en las oficinas del periódico en Ciudad Autónoma de Buenos Aires-CABA.

     

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