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    Journal de Comunicación Social

    versión impresa ISSN 2412-5733

    J. Com. Soc. v.4 n.4 La Paz mayo 2017

     

    ARTÍCULO ORIGINAL

     

    Reencuentro y diálogo entre entrañables amigos, sueños y constantes de transformación comunicativa
    Homenaje y visita al más destacado comunicador paraguayo, Juan Díaz Bordenave, de su colega y cómplice de sueños democratizadores, el comunicador boliviano, Luis Ramiro Beltrán Salmón

     

    Dialogue within beloved friends, dreams and trends of communicative transformation
    A tribute and visit to the highest Paraguayan's scholar on social communication, Juan Díaz Bordenave, from his colleague and complete of dreams democratizers, the Bolivian communicator, Luis Ramiro Beltrán Salmón

     

     

    Mgr. José Luis Aguirre1

    Correo electrónico: aguirrealvisjl@gmail.com

    Servicio de Capacitación en Radio y Televisión para el Desarrollo (Secrad) de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

    Fecha de recepción: 15/11/16
    Fecha de aprobación: 17/02/17

     

     


    Resumen

    El presente trabajo hace parte de la sesión de homenaje rendida al comunicador paraguayo Juan Díaz Bordenave, en oportunidad de realizarse en Asunción, Paraguay, el V Congreso Latinoamericano y Caribeño de Comunicación (V COMLAC) en el que, en sesión especial entre especialistas en Bordenave tanto de su país natal como de Bolivia expusieron sus trabajos académicos (V COMLAC, 3 al 6 de octubre de 2016).

    Palabras Clave: Juan Díaz Bordenave, Luis Ramiro Beltrán, comunicación para el desarrollo, comunicación social, comunicación democrática.


    Abstract:

    The present work is part of the tribute given to the Paraguayan communicator Juan Díaz Bordenave, on the context of the 5th Latin American and Caribbean Conference on Communication (V COMLAC) held in Asunción, Paraguay (V COMLAC, October 3to 6, 2016).

    Keywords: Juan Díaz Bordenave, Luis Ramiro Beltrán, communication for development, social communication, democratic communication.


     

     

    I. Introducción

    Conocer el trabajo sobre la comunicación social tanto del paraguayo, Juan Díaz Bordenave, como del boliviano, Luis Ramiro Beltrán Salmón, en todo tiempo garantiza primero ser una grata experiencia de ingreso sensible y con profundidad al área del intercambio y construcción simbólica compartida. Segundo, se garantiza el avivamiento de la pasión de elección del campo profesional en la comunicación social que uno hubiera tomado o que quisiera emprender. Pero sobre todo descubrir las claves de su pensamiento comunicacional dan la posibilidad de que quien se acerque de modo interesado, curioso y también crítico a sus propuestas, aspiraciones sociales y sueños de transformación personal así como del entorno que nos rodea desde y con la palabra son y siempre serán la utopía necesaria de creer que el mundo puede ser mejor cuando unos y otros crecemos gracias a nuestro ejercicio del don de la palabra.

    La proximidad intelectual, la confluencia de aspiraciones democratizadoras desde la comunicación, así como la pasión por ser comunicadores sociales y así como sus sensibilidades humanas son la base de construcción de este artículo. El mismo así pretende ser un saludo, un homenaje y un compromisos de ratificación que la vida tanto de Juan Díaz Bordenave como de Luis Ramiro Beltrán no han ni serán en vano y que más bien es tarea de la comunicación social comprometida con América Latina, sus carencias, desigualdades y falta de oportunidades para todos la que invite a mantener en las agendas de formación académica, de investigación de la comunicación social, así como de la acción cotidiana y práctica de tantos y tantas comunicadoras de la región el saber que pensar y hacer comunicación con sentido de cambio social es beber del legado de nuestros dos grandes maestros.

    LECTURA DEL TRABAJO ACADÉMICO DE HOMENAJE DE JOSÉ LUIS AGUIRRE A JUAN DÍAZ BORDENAVE:

    A tiempo de saludar a este V congreso, a sus organizadores y a todos los que han hecho y hacen esfuerzos para que marche con buen éxito con su aporte silencioso, quisiera imaginar convocar a esta sala a dos convidados que de seguro espiritualmente estarían más que contentos de estar reunidos aquí con nosotros. Porque hablar de comunicación, comprenderla como un reto de encuentro y de permanente voluntad de descubrimiento del Otro, y sobre todo de la posibilidad de estallar en la alegría del diálogo como producto de la experiencia voluntaria de dejar entrar el texto del Otro en el texto de uno mismo, haciéndonos ver que la vida misma es producto de un tejido de relaciones y de matices que se hacen con los demás, es lo que nos enseñaron como sentido, filosofía y consigna de nuestra vocación de comunicadores. Con todo el mayor respeto y cariño, como sus estudiantes, sus seguidores, y agradecidos por haber sido considerados sus amigos demos en espíritu la bienvenida y con un abrazo construido de palabras a los profesores Juan Díaz Bordenave, el insigne luchador paraguayo por la comunicación democrática en nuestro continente, y a Luis Ramiro Beltrán Salmón, comunicador boliviano y referente de las teorías de la comunicación horizontal y dialógica, alguien que se consideraba como su hermano.

    De seguro que si ellos estuvieran sentados alrededor de una mesa, o en el piso, en un círculo donde todos cabríamos, estarían desde un inicio aportando su inconfundible jovialidad, su sencillez humana y sus sutiles bromas y ganas de celebrar las cosas más simples de la vida. Pedirían que el encuentro se hiciera sin formalismos ni distancias, y ellos mismos con su sola presencia nos harían sentir el calor que sólo se despierta por la sinceridad de lo que cada quien aporta cuando hay voluntad de encuentro. Seguro, empezaríamos con alguna broma, una siempre agradable sonrisa como las que usualmente brindaba Luis Ramiro Beltrán al referirse a sí mismo, y especialmente cuando se dirigía a las estudiantes de comunicación que siempre lo rodeaban teniéndolo al acecho de retratarse con él, les diría que era "el achachi octogenario", esto es en la lengua andina aymara, "achachi" -el viejito, el abuelito-, cosa que les generaba más confianza y alentaba el sentimiento de fraternidad... pero también como un pretexto de cercanía él en relación a Juan Díaz Bordenave lo bautizó con un nombre de afecto y le decía, "pilaí" (el flaquito) recurso que habría recogido de algún contexto guaraní.

    Entonces sentémonos todos en una mesa o quizás en el suelo haciendo un círculo para festejar el reencuentro, para que entre los no conocidos se sepan, y entre los ya conocidos aviven el lazo esencial de la comunicación humana, cual es el de crear complicidades desde el contarnos historias en la predisposición de abrigar la amistad vía el camino de la paciente escucha del Otro.

     

    II. Los entretelones

    A tiempo de articularse este congreso, a fines de 2015 e inicios de este año, y por la gentil invitación de sus organizadores directos, se me solicitó aportar desde un Comité Académico en la confección de su enfoque y línea, entonces al enterarme de la importancia que supone hablar de comunicación latinoamericana y caribeña desde el suelo paraguayo lo primero que saltó a mi interés fue sugerir que aquí, en esta reunión, sitio y lugar de nacimiento se hiciera un homenaje a Juan Díaz Bordenave. Primero, en manifestación de sincera gratitud por lo recibido de él, y segundo, por la proximidad a las agendas definidas más una siempre necesaria actitud de revisitar su pensamiento a fin de ponernos en sintonía con aquella apasionada fuerza de entrega por la comunicación que nos ha mostrado.

    Hecha la incorporación de este espacio en el programa, señalé que me interesaría aportar en él, y desde un elemento quizás inusual o hasta completamente diferente, referirse a la figura de Juan Díaz Bordenave, en un reencuentro y diálogo con la figura seguramente desde la comunicación más estrecha que tuvo tanto en su vida de formación académica, del trabajo cotidiano en distintos puntos del continente, de consanguineidad de ideas, sueños y utopías, y sobre todo de hermandad construida por su mutuo afecto fundado en distintos hechos compartidos. Si Juan Díaz Bordenave y Luis Ramiro Beltrán pudieron ser casi hermanos, sería por factores de intimidad como el de haber encontrado en su tiempo y a su manera huellas que los vincularon a la Guerra del Chaco, guerra que enfrentó a Bolivia y al Paraguay entre 1932 a mediados de 1935. Beltrán, en ése triste periodo quedó huérfano de padre a la edad de tres años. Su padre, Don Luis Humberto Beltrán, resultó subteniente con especialidad morterista durante la guerra, y con su fallecimiento nació la leyenda de "El subteniente y la Promesa", ya que como señala Luis Ramiro Beltrán, cuando su padre se despidió para irse al campo de batalla, él pidió a su esposa que si moría en la guerra no dejara sus restos allá, sino que los recuperara, los trajera y los enterrara junto a su madre. Ella, Dña. Betshabé Salmón de Beltrán prometió hacerlo. Y fue así que muerto el subteniente, en el Fortín Florida el 16 de diciembre de 1933, que recién en 1940, algunos años de terminada la guerra, según refiere el mismo Dr. Beltrán, en medio de su pobreza y un sin número de dificultades su madre pudo realizar la hazaña de recuperar los restos del subteniente Beltrán, hecho que para muchos era totalmente imposible. Se sabe que ella incluso recurrió a la ayuda del entonces presidente boliviano, Enrique Peñaranda, quien le había negado su apoyo señalando que nunca se encontraría el cuerpo (Beltrán en Paz, 2007, p.104). Ahí por razones entre fortuitas así como providenciales, pues recién en enero de 1934 la viuda Beltrán sabría de la muerte de su esposo, y más adelante gracias a las pistas que entregó un soldado asistente de su padre, Lucas Soto, quien la buscó para entregarle el pañuelo ensangrentado de su marido, sus estrellas de subteniente y su escapulario, pudo tener las pistas del lugar donde fue enterrado en suelo paraguayo. La vda. de Beltrán entonces se puso en contacto con el capellán paraguayo, Tomás Valdés Verdún, entonces Obispo de Asunción, quien le diera la extremaunción a Luis Humberto Beltrán para confirmar lugares y posibilidad de acceso al lugar de entierro. Fue así, que la histórica peripecia familiar tuvo inicio hasta que la madre de Beltrán y acompañada del soldado Soto pudo dar con los restos de su esposo y retornarlos a Bolivia cumpliendo así su promesa, la que esperó siete años para hacerse efectiva. En Asunción, llegados los restos esperados, el subteniente Beltrán fue velado en la capilla del Arzobispo, y se le ofreció una misa responsorial bajo escolta militar de honor hecho que marcó la eterna gratitud de Luis Ramiro Beltrán por la bondadosa y servicial colaboración que se brindó a su madre en este episodio.

    Beltrán señala que su inicio como redactor de prensa a sus doce años lo dedicó a su padre y señala que haría que su trabajo y cuidado de su madre harían que su sacrificio no fuera estéril. En otros textos Luis Ramiro Beltrán, al referirse a su padre, dice: "Aunque puede resultar paradójico porque soy huérfano de guerra al perder a mi padre en la Guerra del Chaco, confieso que quiero mucho a Paraguay a tal punto que formo parte de una asociación de amistad boliviano-paraguaya.

    Esto porque la gente allá trató a mi madre con mucho amor y nobleza, y la ayudaron en todo", hasta dar con los restos de su padre (Beltrán en Paz, 2007, p.104). Por otro lado, Beltrán guardó especial gratitud a Monseñor Sinforiano Bogadín, Arzobispo de Asunción, por la desprendida ayuda que entonces brindó para la repatriación a Bolivia de los restos de su padre.

    Sobre este recuerdo y hecho que marca la vida de Beltrán años más tarde aparece la presencia de su amigo Juan Díaz Bordenave, ya que gracias a él, y cumpliendo un deseo y promesa personal que se hizo, pudo por octubre de 1988, visitar el Paraguay, recorrer con él, el hermano de Juan Díaz y el periodista boliviano Mariano Baptista Gumucio, los lugares de la guerra donde estuvo su padre, y en especial pudo visitar Campo Vía y el Fortín Fortaleza donde él muriera. Este hecho que de algún modo lo puso cerca de su progenitor, fue de un valor incalculable para Beltrán, que lo unió más profundamente a su amigo Bordenave.

    Bordenave, en una intervención dedicada a estudiar el pensamiento de Beltrán, realizada en 1998 en Sao Bernardo do Campo, Brasil, cuenta este mismo pasaje:

    Un momento que no se puede explicar de nuestra amistad se dio en 1988, cuando Beltrán visitó el Paraguay, mi país de origen, por primera vez. Yo sabía que uno de sus sueños era conocer el Chaco, donde su padre, el periodista Luis Humberto Beltrán, fue muerto en aquella guerra trabada entre nuestros países de 1932 a 1935. Entonces viajé a Asunción y mi hermano José, consiguió un Toyota Land Cruiser con el cual recorrimos (...) una buena parte del Chaco. (Marques de Melo, 1998, p.113).

    Los lazos de respeto, aprecio mutuo por cierto nacidos de modo fortuito en el período de sus visitas y estudios universitarios a los Estados Unidos, donde ambos coincidieron, más razones que se refieren aquí, crearon las condiciones para que entre Bordenave y Beltrán se construyera una relación que de hecho será eterna, pues de seguro si hoy ellos se reúnen allí en el cielo, deben pasarla muy pero muy bien, como siempre gozando su jovialidad y sencillez, elementos que para ambos han sido los regalos de su calidad humana que han sabido brindar a los amigos. Bordenave respecto a su amigo, en una exposición señaló como sus cualidades personales cinco particularidades: ser verdadero amigo de sus amigos; su admirable modestia; su capacidad de brindarse con un espíritu de colaboración; su alegría interior y su sentido del humor; más su equilibrio propio de una sabiduría indígena que le daba dignidad y sentido de oportunidad (Marques de Melo, 1998, p.115)

    Los caminos que sólo en lo físico se separaron nos muestran una distancia no muy larga, para el caso Juan Díaz Bordenave, él se adelantó al fallecer el 22 de noviembre de 2012, y la partida de Luis Ramiro Beltrán fue el 10 de julio de 2015, justo en oportunidad de la visita del Papa Francisco a Bolivia y en la antesala de su visita misionera justamente al Paraguay.

     

    III. Caminos de estudio y nacimiento de su amistad

    De aquí en adelante, en este homenaje, ya de hecho compartido, se tratará de acercar la reflexión y pensamiento sobre el campo de la comunicación, en los el que también Bordenave y Beltrán se encontraron, y para esto se recurrirá también a la ilustración de escenas que recuperen el toque de la sencilla personalidad de ambos más algunos apuntes teóricos.

    Cuenta Luis Ramiro Beltrán que conoció a su colega paraguayo, Juan Díaz Bordenave, en oportunidad de un curso realizado en Vermont, Burlington, USA, allá por 1954. Entonces un grupo latinoamericano de 22 trabajadores de información agrícola estaba realizando una visita académica de tres meses a centros y universidades con énfasis en desarrollo agropecuario en los Estados Unidos, la invitación fue del Departamento de Agricultura, y reunió a jóvenes vinculados a los temas y proyectos de extensión y desarrollo agrícola muy en énfasis en la época, y que hoy sería la antesala del campo que se denomina como el de la Comunicación para el Desarrollo. Dice Beltrán:

    ...Allá me encontré con un grupo de comunicadores agrícolas brasileños al que se había adjuntado, por valerse de traducción al inglés de receptores móviles, un colega paraguayo, Juan Díaz Bordenave. Hice sin demora una estrecha relación con este talentoso y simpático colega que resultaría muy atraído por la intérprete, María Candida Carvalho Rocha, una joven de Sao Paulo. Sugerí a Juan sumarse a mi grupo para ir a Vermont y a Michigan. Así lo haría y, al paso del tiempo, él y yo llegaríamos a trabajar juntos por muchos años en varios países de Latinoamérica y a luchar por ideales que compartíamos. Él se convertiría en el más distinguido e influyente especialista de la región en comunicación educativa para el desarrollo rural. Y (claro) se casó con María (Mis primeros 25 años, 2010, p.174 en Marques de Melo, 1998, p.113).

    Según cuenta Juan Díaz Bordenave años después le tocó visitar a Luis Ramiro Beltrán en la Universidad del Estado de Michigan donde comprobó que su amigo era muy respetado entre sus profesores y compañeros. Señala que el profesor David Berlo, que era un hueso duro de roer, le tenía bastante admiración, y en una oportunidad en la reunión de la Asociación Internacional de Comunicación realizada en Acapulco, en los años 70, Berlo se refirió a Beltrán diciendo que éste junto a Wilbur Schramm y Paulo Freire habían provocado un profundo cambio en su manera de pensar la comunicación (Marques de Melo, 1998, p.113)

    Cada uno aportaba sus matices a esta relación, Juan Díaz Bordenave, tuvo formación antes de la comunicación en agronomía, pues estudió en la Escuela Nacional de Agricultura de Casilda, Argentina, mientras que Luis Ramiro Beltrán desde los doce años se desempeñó en la práctica del periodismo escrito.

    La Universidad de Michigan fue el espacio de estudio, cercanía y de construcción de promisorias ideas. Beltrán al respecto de su trayecto indica que:

    ... A lo largo de cinco años de estudio en la Universidad del Estado de Michigan (Michigan State University) tuve el privilegio de ser ayudante de cátedra de los doctores Everett Rogers y David Berlo, éste último director de la Facultad de Comunicación. Además, el primero fue mi maestro guía para la tesis de Máster que defendí en 1968 y el segundo lo fue para la del Doctorado (...). (Beltrán en Paz, 2007, p.100).

    En una entrevista señala Beltrán: "Con Everett Rogers, el gran experto en difusión de innovaciones, entablé una amistad maravillosa. Muchos años después, en varios de sus libros él reconoció que su pensamiento cambió radicalmente gracias a Beltrán (Beltrán en Paz, 2007, p.100).

    En 1954, cuando Beltrán y Bordenave estudiaron juntos en el Servicio de Extensión de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Vermont, Burlington ellos cursaron temas referidos al uso de ayudas didácticas gráficas, las filmográficas (transparencias y filminas) y formas de redacción de textos propias de la época. Y de ahí siguieron otra serie de talleres en universidades norteamericanas que mostraban especialidad en los temas de la extensión agrícola. Juan Díaz Bordenave siguió su formación de maestría en Periodismo Agrícola obtenida en 1955 en la Universidad de Wisconsin. Finalmente, el destino de los amigos y colegas se estableció en la Universidad del Estado de Michigan, East Lansing, allí cada cual siguió su formación hasta el postgrado. La Universidad del Estado de Michigan fue el seno académico donde ambos siguieron el mismo programa doctoral que lo alcanzaron a distintos tiempos hasta conseguir el Grado de Phd. en Filosofía de la Comunicación. Para el caso, Juan Díaz Bordenave se tituló como Doctor el 18 de marzo de 1967 y Luis Ramiro Beltrán el 8 de junio de 1968. Ambos comunicadores confluyeron en las mismas ideas respecto al proceso mismo, así como en las dinámicas de la comunicación orientadas a fines de desarrollo social. Cada uno y a su manera al provenir de escenarios de un continente marcado por las desigualdades sociales y desequilibrios en las oportunidades de poder, y así de expresión de las personas, aportaron esta su perspectiva para la comprensión, y hasta severa crítica, de los modelos de comunicación marcadamente unilineales e informativistas, y así las fórmulas de uso de los medios para objetivos de desarrollo que estudiaron fueron respondidas con la mirada humana y contextual de la que adolecían las propuestas de la academia. El gen del compromiso con la realidad social desde cada uno de sus puntos de origen fue significativo en cuanto sirvió para hablar en el seno mismo de la teorización de lo comunicativo a nombre de todo un continente, y justamente mostrar que en estas regiones la voluntad de comunicación y así de la mentada adopción de innovaciones no resultaba de la falta de voluntad hacia el cambio o hasta carencia de espíritu innovador de los campesinos, sean estos en Paraguay, Bolivia, Perú, Brasil, y otros lugares, sino que si el modelo desarrollista de promoción de un cambio inducido por agencias de desarrollo, medios tecnológicos, más la presión de gobiernos, no se alcanzaba porque en medio estaba el factor de la desigualdad social, la mala distribución del poder en las estructuras políticas de las sociedades, y sobre todo hacía presencia la marcada pobreza de origen socio estructural e histórica en la que vivían grandes sectores de sus habitantes.

    En un primer momento, y siendo que Bordenave como Beltrán tuvieron la oportunidad de surgir de un proceso de búsqueda de agentes de cambio provenientes de regiones de subdesarrollo siendo reclutados en América Latina, ellos se enmarcaron también en el discurso del uso de los recursos tecnológicos para facilitar las experiencias de transferencia tecnológica y de extensión informativa hacia poblaciones consideradas como integrantes de la subcultura campesina, como denominaría, Everett Rogers junto a Lynn Svenning, en su texto La Modernización entre los Campesinos de 1973. Pero, ya en la vida académica mostraron sus propias ideas, para lo cual en el caso de Beltrán contó con el impulso de su maestro Dr. Everett Rogers para que pudiera criticar, inclusive y especialmente, su propia teoría de difusión de innovaciones. Señala Beltrán al respecto de Rogers: "Y no sólo que propició la publicación internacional de mis críticas (...) sino que admitió públicamente, con singular hidalguía, que ellas habían influido en el cambio de su percepción sobre la comunicación y sobre el desarrollo" (Beltrán en Paz, 2007, p.109)

    Pero, cuáles fueron los ejes de ésa crítica, que posteriormente derivaron hasta los debates internacionales sobre el Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación afectando incluso la percepción de la necesidad de políticas nacionales de comunicación, entendidas como una forma en la que los estados democráticos pudieran orientar el uso de la comunicación y sus medios tecnológicos hacia objetivos de desarrollo social de sus poblaciones?

    Beltrán contribuyó de modo significativo en por lo menos seis dimensiones: "1) la denuncia del estado de incomunicación que padecía el pueblo en contraste con la mayoría gobernante; 2) la denuncia de la dominación interna y dependencia externa en materia de comunicación; 3) la proposición del cambio por medio de Políticas Nacionales de Comunicación; 4) la conceptualización del Nuevo orden Internacional de la Información; 5) la inventariación crítica de la investigación de la comunicación en la región como una práctica "con anteojeras" (ceguera en el uso mecánico de premisas, objetos y métodos foráneos), y; 6) la propuesta de bases para un modelo de comunicación horizontal en un sentido democrático" (Beltrán en Paz, 2007, pp. 110-11).

    Beltrán marcó ya este tipo de preocupaciones desde sus trabajos de tesis de postgrado. Así, la tesis de Maestría de 1968 titulada: "Comunicación y Modernización. Significación, Papeles y Estrategias", establece de modo retador que: "...es necesario comprender cuáles factores predominantes en las sociedades que experimentan la modernización afectan las funciones y el impacto de la comunicación para el desarrollo" (Beltrán, 1968, p.102). Y para esto recomienda que:

    ...Es indispensable aumentar y ampliar la investigación dirigida específicamente hacia los problemas de comunicación en la modernización. Es necesario estudiar situaciones concretas en países en desarrollo específicos con el objeto de hallar, de manera clara y precisa, en qué forma puede la comunicación servir óptimamente al desarrollo. (Beltrán, 1968, p.104).

    Por otro lado, su tesis doctora l que lleva una pregunta como título :"Comunicación en Latinoamérica, persuasión para el statu quo o para el desarrollo nacional?" augura que el alcance de una comunicación con sentido de desarrollo y cuando se constituya en una pieza clave lo hará con el apoyo de un conocimiento científico y práctica de investigación tal que genere que su impacto pueda ayudara millones de seres humanos alrededor de todo el mundo a conseguir (...) dignidad, felicidad, y la prosperidad que ellos merecen (Beltrán, 1970, p.128). La preocupación central en este documento sostiene que el desarrollo de las naciones demanda a su vez un desarrollo de las capacidades de comunicación.

    Por otro lado, el trabajo y pensamiento comunicacional de Juan Díaz Bordenave, que igual se caracteriza por su separación de los enfoques orientados a la persuasión de las personas o el uso de medios para la influencia en las actitudes y comportamientos de la población a la que hay que modernizar o plantear aspiraciones de cambio occidentalizante podría ser agrupado, y no de modo definitivo, en por lo menos seis dimensiones: 1) El sentido de la comunicación para concebir la orientación de la educación y el desarrollo; 2) la democratización de los espacios educativos y de formación; 3) la participación como eje de la construcción y convivencia social; 4) la comunicación rural y el diálogo en el medio agropecuario; 5) la potencialidad de los medios públicos y alternativos, y; 6) la propuesta de modelos para un desarrollo humanista sostenible.

    A pesar de que en una entrevista realizada en el 2008, Juan Díaz Bordenave, habría señalado al español Alejandro Barranquero (en Brunetti, 2014) que rechazaba pertenecer al grupo de investigadores que crearon el pensamiento latinoamericano de la comunicación. Y así asumió que no tuvo una verdadera vocación teórica, sino que utilizó la teoría como medio para entender mejor la práctica. También habría dicho sobre sus aportes teóricos que: "Ninguna de las ideas es mía. Si usted intenta averiguar lo que realmente inventó Díaz Bordenave, no lo va a encontrar. Va a ver que estoy divulgando, popularizando ideas que estaban en aquel momento en el aire y que ya habían sido presentadas por alguien (...)" (Bordenave en Bruneti, 2014) pretenderemos demostrar todo lo contrario.

    De Bordenave, y su pensamiento comunicacional con fuerte énfasis en el desarrollo, se recogen piezas clásicas como las publicaciones de los Proceedings del Simposio de la Cornell-CIAT de 1974 (simposio realizado en Cali, Colombia) y la publicación de la Revista Sage (Contemporary Social Issues, No. 32), en su número monográfico dedicado a la Comunicación y Desarrollo desde las perspectivas críticas editado por Everett Rogers en 1976. En ambos documentos Bordenave escribe sobre la "Comunicación y la Adopción de Innovaciones Agrícolas en Latinoamérica" y sostiene que el mayor descubrimiento que se pudo conseguir del análisis de las funciones de la comunicación dentro de la lógica de persuasión propia de la difusión de innovaciones fue que las adopciones dependían de la posición que el individuo ocupaba dentro de una estructura social. De tal modo la información y sus ventajas eran aprovechadas por los dueños de los latifundios y no así sus trabajadores (Rogers, 1976, p.45). Por otro lado, ya para entonces reconoce que el viejo modelo de una comunicación vertical estaba todavía vigente y se constituía en el brazo fuerte de planificadores gubernamentales, y otros, quienes pensaban que su mayor logro debería ser conseguir el apoyo de la población para la ejecución de sus propios planes de desarrollo, y mejor aún si lograban su participación pero orientada a sus lineamientos (Rogers, 1976, p.45). Bordenave se apoyó mucho en las ideas del pedagogo Paulo Freire de quien indica que en esencia fue él quien propuso abolir aquella mentalidad de transmisión tanto en el campo de la educación como el de la comunicación, y con esto se daba lugar a un enfoque más liberador y que involucraba el diálogo concentrando las acciones en los sujetos, para que con ellos se creciera en la toma de conciencia de la estructura social que los envolvía (Rogers, 1976, p.46). En el artículo medular del Simposio de Cali, Bordenave pide que se superen las viejas ilusiones. No podemos poner una fe ciega en señalar que la comunicación está al servicio de la innovación y el desarrollo. Así, señala:

    Beltrán (1970-1973) me ayudó a ampliar mi concepción a veces generalista pues me sirvió para comprender que en Latinoamérica una gran proporción del contenido de los medios resulta frívola e irrelevante a las necesidades del desarrollo rural, y menos a las necesidades de su gente. Pues, como ha indicado Beltrán, el mayor problema es la 'incomunicación' que se da entre los centros urbanos de poder y la población rural. (Rogers, 1976, p.46).

    Bordenave, a partir de preguntas formuladas en ése entonces por Arthur Havens, expuestas en el Tercer Congreso de Sociología Rural de 1972, invita a construir el cuadro general de la realidad de América Latina en relación a la adopción de innovaciones agrícolas, enfoque que daba comodidad a planificadores gubernamentales, y otros operadores del desarrollo. Las preguntas deberían comprenderse desde la necesidad de transformar la vida agrícola de la población rural asegurando para ellos una mayor justicia social y así un sólido desarrollo nacional. Las preguntas comprenden:

    1. ¿Cuán autónomo o independiente es un país en relación a las fuerzas externas que afectan su economía y la toma de decisiones políticas?

    2. ¿Cómo está organizada la estructura social rural, y cómo esta afecta a las decisiones de los individuos?

    3. ¿La mayoría de los trabajadores del campo poseen su tierra? Son de ellos las herramientas?

    4. ¿Quién controla las instituciones económicas, particularmente los mercados, créditos y financiamientos para las organizaciones?

    5. ¿Quién decide qué tipo de innovación debe ser difundida y desarrollada?

    6. ¿Son consultados los campesinos y trabajadores rurales sobre sus necesidades y expectativas?

    Las preguntas son más, y al concluir Bordenave señala, que la comunicación ciertamente puede colaborar a los campesinos y trabajadores rurales a incrementar sus aspiraciones y motivaciones, así como a obtener acceso a información, conocimientos y saber el cómo de las cosas. Sin embargo, la comunicación no puede brindar un último ingrediente -los medios para hacer las cosas- porque esto significa PODER. Ahí está un problema que tanto los campesinos, y cientistas del desarrollo deben resolver para persistir en el campo de sus preocupaciones (Cornell-CIAT. 1974, 210-214).

    Bordenave el constructor que deposita una piedra angular

    Las propuestas medulares de Juan Díaz Bordenave se encuentran en sus diversos escritos. Y en esta búsqueda hay una pieza que ya da una clara visión crítica y de cuestionamiento a la comunicación y uso de los medios masivos ante las necesidades sociales. Y lo particular es que ésta antecede a la conclusión de sus estudios académicos realizados en los Estados Unidos, como también del surgimiento de ideas democratizadoras de la comunicación, y por tanto, lo colocan como pionero pleno de la comunicación humana como espacio de diálogo y encuentro. Es en el artículo de la revista Combate, editada en Costa Rica, en diciembre de 1962, titulado: "Latinoamérica necesita revolucionar sus comunicaciones", donde señala que:

    ...Comunicar es construir significados, por tanto, para ser comprendidos los símbolos necesitan basarse en experiencias comunes al comunicador y al receptor. Cuando los símbolos o las palabras se basan en experiencias diferentes, el significado que el comunicador les atribuye puede ser muy distinto del significado que el receptor les da. En la necesidad de experiencias compartidas radica en parte la dificultad de comunicar ideas (...). Los originadores de mensajes educativos por lo general poseen un patrimonio de experiencia muy superior al de las masas y esta diferencia no es culpa de las masas sino probablemente de la estructura social discriminativa que hemos mantenido hasta ahora en nuestros países. (Bordenave, 1962, p.10).

    Su insistencia ya en ése momento es por el reconocimiento de la comunicación enmarcada en una realidad social y así invoca a que sea comprendida como una experiencia de doble vía, así dice: "... la comunicación no es un fenómeno unidireccional (de la fuente al receptor), sino un proceso multidireccional y dinámico" (Bordenave, 1962, p.11). Esta mutualidad se da cuando se generan las condiciones para lo que él califica como "una comunicación retornada", es decir aquella que tiene que ver con escuchar el clamor del pueblo. Bordenave insiste en no confundir las cosas, ya que "comunicar es, (...), conocer el mundo de experiencias de nuestro público (...) su contexto socio-cultural, sus actitudes, y mediante este conocimiento intercambiar con él mensajes que provoquen, (a) en nuestro público los significados, y las emociones (...), y (b) en nosotros, los ajustes y cambios necesarios para que nuestra comunicación se enriquezca y se vuelva cada vez más (...) fecunda" (Bordenave, 1962, p.11). Y comprendiendo, el contexto del tiempo en que proponía estas ideas Bordenave asume el riesgo de pregonar cuál debería ser el sentido del hacer comunicación. Invoca así a una revolución necesaria, y dice:

    Afirmamos, aquí, que el proceso de la comunicación puede ponerse con una intensidad más revolucionaria al servicio del desarrollo integral de nuestros países. Por supuesto la primera condición es tener algo -ideas, valores, incentivos- que comunicar, y que posean dinámica revolucionaria. (Bordenave, 1962, p.11).

    Avizora ya entonces los destinos de la función transformadora de la comunicación, con capacidad de generar un desarrollo integral. Y estas dimensiones serían, que la comunicación, puede (1) contribuir a la unidad nacional, (2) provocar la participación de la ciudadanía en el gobierno, (3) fortalecer la expansión de la educación, y, (4) contribuir a la difusión de mejoras tecnológicas. En todo, según Bordenave, es vital generar, una "comunicación retornada," que permita a los ciudadanos, incluso a los más humildes, hacer llegar su voz y sus necesidades a los líderes. Remata diciendo, "... pero una revolución en la filosofía tendrá que ver con los propósitos y los métodos de educación popular que son indispensables y urgentes en Latinoamérica". Bordenave denuncia que:

    Hasta ahora, y a pesar de las declaraciones frecuentes en contrario, los programas educativos de muchos de nuestros países se fundan sobre una filosofía aristocrática. En el fondo, aún se cree que sólo unos pocos dentro de la población total han nacido para merecer la oportunidad de seguir estudios (...) Hoy podemos acariciar la idea, no sólo de elevar la calidad de la educación sino de extender un relativamente alto nivel educativo a toda la población. Aun, más, parece ser que si no llevamos este ideal a cabo, simplemente nuestros suelos de desarrollo económico no serán nunca realidades. (Bordenave, 1962, p.14).

    Ya entonces Bordenave tiene la fuerza de solicitar a los que operan desde la comunicación "originalidad, inventiva y algo de audacia profética (...) para que en cada país esta revolución de las comunicaciones tenga lugar y triunfe. Todos seremos favorecidos por esta revolución, pero especialmente el enorme número de seres humanos que, aunque olvidados por los gobiernos, también tienen un nombre, un rostro y un destino" (Bordenave, 1962, p.16).

    Por lo observado, se puede reconocer de modo claro, que Juan Díaz Bordenave, se adelantó con la noción fundante de la misma tradición y escuela de la comunicación crítica de Latinoamérica, cual es la comprensión de la comunicación en un sentido horizontal y participativo, y lo habría hecho antes de pensadores que generaron estas ideas de cambio proponiendo la génesis de un paradigma alternativo a las concepciones dominantes sobre la comunicación y que se extendieron en este continente.

    Para demostrar el carácter pionero de Bordenave se traen al análisis las propuestas de teóricos sociales quienes son reconocidos gestores de las ideas democratizadoras en comunicación: Antonio Pasquali, Frank Gerace, Luis Ramiro Beltrán, y desde al ámbito educativo Paulo Freire.

    1. En el primer caso, Antonio Pasquali, comunicador italiano-venezolano, publica en 1970, la primera edición de su libro Comprender la comunicación donde de modo igualmente fundante para la época propone diferenciar el sentido de dos términos: información y comunicación. Allí, Pasquali, sostiene que: "La relación de comunicación soberana y por excelencia es el DIALOGO; no el pseudo-diálogo (...) sino el verdadero diálogo inter pares, en plena libertad, dispuestos a alcanzar dialécticamente una verdad superior a la de sus respectivos puntos de vista iniciales, y sin coacciones" (Pasquali, 1990, p.48). En este documento clásico, Pasquali, señala que comunicación. "...es la relación comunitaria humana consistente en la emisión-recepción de mensajes entre interlocutores en estado de total reciprocidad, siendo por ello un factor esencial de convivencia y un elemento determinante de las formas que asume la sociabilidad del hombre" (Pasquali, 1990, p.52). Y distingue a la información, señalando que: "...la información debe entenderse como todo proceso de envío unidireccional o bidireccional de información-orden a receptores predispuestos para una descodificación-interpretación excluyente, y para desencadenar respuestas preprogramadas" (Pasquali, 1990, p.50).

    2. En el segundo caso, Frank Gerace, misionero Maryknoll norteamericano que trabajara en la zona amazónica de Bolivia, publicó en 1973 su clásico libro, Comunicación Horizontal: Cambio de Estructura y Movilización Social. Este texto pionero en la formulación de una concepción de comunicación horizontal y, por tanto, que busque modificar las visiones mecánicas, unidireccionales y en consecuencia verticales de la comunicación humana fue producido desde la práctica de Gerace contando con el apoyo de Hernando Lázaro. El referido texto del que al momento nos encontramos trabajando su actualización y reposición porque sus planteos cobran todavía actualidad se publicó en su única edición en Lima, Perú, en la Editorial Studium.

    3. Y, el tercer caso, el de Luis Ramiro Beltrán, quien en entrevistas conseguidas con él da crédito a Gerace de haber sido quien acuñara el término de comunicación horizontal, produjo en 1979, la primera versión de su célebre documento Adiós a Aristóteles, la comunicación horizontal escrito entonces en su versión en inglés (Farewell to Aristotle). Allí Beltrán, fuera de ofrecer un recorrido de los modelos funcionales de la comunicación rematará exponiendo la necesidad de reorientar la concepción de la comunicación bajo un nuevo concepto y dice: "La comunicación es el proceso de interacción social democrática que se basa sobre el intercambio de símbolos por los cuales los seres humanos comparten voluntariamente sus experiencias bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación. Todos tienen el derecho a comunicarse con el fin de satisfacer sus necesidades de comunicación por medio del goce de los recursos de la comunicación. Los seres humanos se comunican con múltiples propósitos. El principal no es el ejercicio de influencia sobre el comportamiento de los demás" (Beltrán, 1991, p.17 versión traducida al español por José Luis Aguirre Alvis).

    4. Parece pertinente ahora señalar, en este análisis las ideas que sobre la comunicación propondría el brasilero, Paulo Freire y desde la esfera de la educación. Freire en su libro Pedagogía del Oprimido editado por primera vez en 1970, sostiene que: "La palabra viva es diálogo existencial. Expresa y elabora el mundo en comunicación y colaboración. El diálogo auténtico -reconocimiento del otro y reconocimiento de sí en el otro- es decisión y compromiso de colaborar en la construcción del mundo común. No hay conciencias vacías; por esto, los hombres no se humanizan sino humanizando el mundo (...) Decir su palabra equivale a asumir (...) la función de sujeto de su historia, en colaboración con los demás trabajadores: el pueblo" (Freire, 2008, p.24).

    Freire, atiende el tema de la comunicación de modo específico en su obra ¿Extensión o Comunicación? La concientización en el medio rural que aparece por primera vez en su versión en español en 1973. Allí, él argumenta alrededor de la pregunta, que la extensión y el extensionismo no son equivalentes a la práctica de la comunicación, porque la humanización de los hombres no puede venir de cualquier forma en que opera la manipulación y que así contradice su liberación (Freire, 1973, p.84).

     

    IV. Conclusiones

    Entonces, y a partir de este necesario recorrido, Juan Díaz Bordenave, se merece el crédito y el reconocimiento de ser aquel hombre sensible y gestor primero de las ideas democratizadoras de la comunicación, y que desde inicios de los 60, a diferencia de los también valiosos aportes de los representantes de la Escuela Crítica de la Comunicación de América Latina, colocó aquella piedra fundamental desde la cual se pudo devolver a la comunicación su sentido, el de ser portadora de una natural energía de transformación y cambio, como también de una profunda razón existencial, dado que se asume que es la comunicación la que nos hace humanos además de constituirnos en seres para los otros. Donde por cierto, la comunicación nos articula al encuentro tanto con nosotros mismos, los demás y en mismo entorno físico así como espiritual que nos envuelve. Y todo esto, como se animará a plantear ya en años más recientes Juan Díaz Bordenave, se traduce en su modelo de desarrollo humanista sostenible, mostrándonos con esto su total contemporaneidad, hacia la busca de la realización del hombre pleno. En este planteo y con muchísima potencialidad y vigencia se articularían de modo armónico cinco dimensiones existenciales, todas marcadas y atravesadas por la presencia de la comunicación.

    El modelo que propuso en una visita a Bolivia (1997) integra los cinco factores siguientes: 1) al medio se ubica la dimensión de identidad, la que nos da unidad con nosotros mismos y nos brinda la autenticidad dentro de la libertad; y circundando la misma estarán las dimensiones de 2) trascendencia, donde uno penetra al mundo del espíritu y nos une a Dios como nuestro Creador; luego la dimensión 3) comunitaria, en la cual participamos en la fraternidad con los demás seres humanos; luego la dimensión 4) ecológica, en la cual nos integramos con la naturaleza y con el cosmos del cual venimos y al cual volvemos, y; finalmente, la dimensión 5) artística, que nos lleva a admirar la belleza en todas sus manifestaciones y a crear obras de arte que expresan la profunda necesidad humana de expresión.

    Bordenave ya en el prólogo de su diecisiete libro publicado, Aportes a la Comunicación para el Desarrollo, presentado en noviembre de 2011, hace que los dos amigos se vuelvan a encontrar, ya que Luis Ramiro Beltrán, el prologuista, le dedica estas palabras: "En efecto, Juan sobresalió entre los precursores del pensamiento latinoamericano rebelde y transformador que tuvo una de sus raíces en la década de 1960 en el planteamiento del insigne pedagogo brasileño Paulo Freire de la 'educación para la libertad' por medio de la 'concientización' basada en el diálogo forjador de la 'comunicación horizontal'. Temprano en la década de 1970, Díaz Bordenave hizo esta proposición: 'Debemos superar nuestra compulsión mental de percibir nuestra propia realidad a través de conceptos e ideologías foráneas y aprender a ver la comunicación y la adopción desde una nueva perspectiva'. La que él comenzó a proponer poco después marcó el inicio de la actividad innovadora de la teoría y de la práctica de la comunicación democrática, basada principalmente en la participación auténtica y libre del pueblo raso en el empleo de los medios comunicativos y en la orientación y conducción del proceso de cambio socioeconómico y político en pos de un desarrollo nacional verdaderamente democrático. Hizo él ya entonces la importante aclaración de que debía conformarse un 'modo de desarrollo diferente del emanado del capitalismo liberal y del comunismo estatal y proponer a nuestros pueblos un socialismo democrático de bases comunitarias, autogestionarias y participativas'. Y desde entonces hasta el presente este ilustre pensador paraguayo ha continuado reflexionando creativamente sobre la comunicación en cuanto a lo que hoy llama 'desarrollo humanista sustentable' y 'democracia plena o radical' (Portal Guaraní, 2011).

    Para ir cerrando, un gesto de aprecio y reconocimiento académico, de un amigo a otro camarada. Beltrán hasta muy avanzado el enfoque de una comunicación diferente dio crédito a Juan Díaz Bordenave de ser el comunicador que más profundizó sobre la noción de la comunicación horizontal, así dirá: "El comunicólogo paraguayo, Juan Díaz Bordenave (1979) emprendió la reflexión sistemática sobre la comunicación horizontal poniendo énfasis en la participación del pueblo en la toma decisiones sobre asuntos de interés público por medio de la comunicación libre y dialógica" (Beltrán, 2006, p.148).

    Bordenave junto a Beltrán coinciden en saber que siendo el hombre el fin del desarrollo, éste deberá estar indisolublemente articulado a vivir una comunicación dirigida a activar su auténtica participación, propiciar el goce de todas las capacidades expresivas, en todas las formas y desde los más variados recursos, saber que el proyecto comunicativo en todo tiempo tiene una dimensión política de compromiso con la realidad y así con el otro y los otros, además de apuntar como base de las relaciones de igualdad, equilibrio y justicia la noción del pleno ejercicio del derecho a la comunicación que es universal así como exaltador de las diversidades y sentidos, y todo orientado a la búsqueda constante y empecinada del aprender a vivir juntos. No hay comunicación sin diálogo, y no hay diálogo sin participación, y tampoco hay participación sin inclusión y efectivo acceso igualitario, y finalmente no hay proyecto en común sin descubrimiento de la riqueza de quien está a nuestro lado. Porque la fuerza, o energía, que nos permite encender la calidez del encuentro con el Otro no es más que la presencia del Espíritu, el que es Dios mismo presente en medio de nosotros. Y en este caso el reencuentro de dos amigos y al que se nos convoca también a nosotros, ampliando así infinitamente este círculo, ya es un regalo que ellos mismos quisieran y de hecho nos están regalando en este mismo momento. Muchas gracias.

     

    Notas

    1 Docente de la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo". Director del Servicio de Capacitación en Radio y Televisión para el Desarrollo (SECRAD) de la Universidad Católica Boliviana San Pablo de La Paz. Presidente Regional para América Latina de la WACC (World Association for Christian Communication / Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana) y Vice Presidente Mundial de la WACC.

     

    V. Referencias bibliográficas

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