SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.4 número4Reencuentro y diálogo entre entrañables amigos, sueños y constantes de transformación comunicativa: Homenaje y visita al más destacado comunicador paraguayo, Juan Díaz Bordenave, de su colega y cómplice de sueños democratizadores, el comunicador boliviano, Luis Ramiro Beltrán Salmón índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Articulo

Indicadores

    Links relacionados

    • No hay articulos citadosCitado por SciELO
    • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

    Bookmark

    Journal de Comunicación Social

    versión impresa ISSN 2412-5733

    J. Com. Soc. v.4 n.4 La Paz mayo 2017

     

    ARTÍCULO ORIGINAL

     

    ¿Sirve para algo la sociología? Una invitación para reflexionar

     

    Is sociology useful at all? An invitation to reflect

     

     

    Dr. Hugo José Suárez1

    Correo electrónico: hugojose@unam.mx IIS-UNAM, (México DF- México)

    Fecha de recepción: 11/11/16
    Fecha de aprobación: 03/02/17

     

     


    Resumen

    El presente artículo pretende sentar algunos elementos básicos del oficio del sociólogo. Está dirigido a aquellos que pretenden iniciarse en la práctica del cientista social, por lo que se explica en lenguaje sencillo y accesible algunas exigencias mínimas de esta labor.

    Palabras clave: Introducción a la sociología.


    Abstract

    The present article aims to establish some basic elements related to sociologist's profession. It has been thought for those who pretend to start practicing social sciences. This is why should been explained as a simple and accessible language.

    Keywords: Introduction to sociology.


     

     

    I. Introducción

    Una de las escenas más cautivadoras de la película The Matrix es el primer encuentro entre Morfeo y Neo. Cuidadosamente decorada la escenografía, los dos personajes, sentados frente a frente, tienen un par de píldoras de colores sobre la mesa acompañadas de un vaso de agua. Morfeo le ofrece dos caminos al joven Neo: tomas la píldora roja y mañana despiertas en tu cuarto como si nada hubiera sucedido, no recordarás estos episodios y seguirás una vida "normal"; tomas la píldora azul, y te mostraré la verdad. No sin dudar, Neo toma la píldora azul, y antes de tragarla, Morfeo insiste: "lo único que te ofrezco es la verdad".

    Sirva la metáfora para aquellos que quieren involucrarse en la sociología. Aunque ciertamente es demasiado pretencioso pensar que la sociología lleve a la verdad (hay un amplio debate al respecto), lo que no cabe duda es que su objetivo principal es poder mirar lo que está detrás de lo aparente, descubrir el velo, diría Durkheim (2001, p. 46), entre la realidad y las prenociones. La sociología debe, por principio, pasar al otro lado, y mirarla parte desagradable, lo que se oculta, se esconde, lo que no se muestra a primera vista en las dinámicas sociales.

    Al igual que Neo, es un viaje sin retorno, pues una vez que se conocen los entretelones de lo social, sus maravillas y sus miserias, no se puede volver atrás. En la misma película, Cypher, el traidor que entregará a sus compañeros a las máquinas y con ello a la muerte, pide a cambio no recordar nada -nada subraya- de lo que ha visto y conocido, y volver al un mundo de ficción construido artificialmente para su confort. Semejante pretensión, claro está, no podía tener éxito, toda vez que la memoria, el saber, la experiencia vivida no se la puede borrar apretando la letra "delete" del teclado, ni siquiera en el cine.

    Lo que sigue busca reproducir ese enigmático encuentro entre Morfeo y Neo, pretendiendo introducir a los interesados en el mundo de la sociología, con todo lo que ello implica.

    Pero para iniciar este camino, no hay que perder de vista cuál es el objetivo de la sociología, a saber, "comprender la sociedad de una manera disciplinada" (Berger, 1977, p. 32). Aunque simplista y reductora, esta afirmación nos permite un horizonte mínimo de la disciplina. La sociología entonces no es el trabajo social (buscar entusiastamente reparar problemas sociales), no es una posición ideológica (profeta social), no son las encuestas de opinión ni las estadísticas, no es salir en los medios de comunicación dando visiones de lo que está sucediendo en la sociedad. La sociología, simplemente, busca explicar y comprender un determinado fenómeno social.

    Hablaremos, primeramente, de las exigencias globales de la sociología, para concluir con el "perfil" - si éste existe - del cientista social.

     

    II. Premisas básicas - y eternamente provisionales -de una disciplina siempre en construcción2

    Al menos son nueve los aspectos que hay que destacar para las ciencias sociales.

    1. Para conocer hay que conocerse

    Varios autores han hablado de las "prenociones", de la posición social que ocupa el investigador, del hecho, en suma, de ser juez y parte en el proceso del conocimiento. Cuando Durkheim sugería que había que ver los "hechos sociales como cosas", precisamente aludía a esa necesidad de tomar distancia con lo que se estudia, de poder observar desde afuera estando dentro. El "sentido común", y las formas "naturales" de ver y explicar algunos fenómenos (como lo hace la prensa o la discusión de café), también está en nosotros como investigadores. La primera tarea es, si no quebrar inmediatamente, por lo menos identificar nuestros propios pre-juicios.

    Dice Van Campenhaut que:

    La primera llave del aprendizaje en ciencias sociales es conocerse a uno mismo. Percibimos la sociedad a partir de nuestra propia experiencia y a partir de nuestros propios valores. Lo que pensamos que son análisis objetivos están marcados por nuestros juicios subjetivos. Lo que vemos en los otros es, en parte, reflejo de nosotros mismos, o de lo que nosotros queremos ver. (2001, p.13).

    La "neutralidad valorativa" de Weber, mal entendida en varios medios, evoca precisamente no a considerarse como investigador más allá del bien y del mal, sino a conocerse en detalle a sí mismo, una especie de auto análisis, para poder observar con mayor precisión y con menos ataduras -lo que Bourdieu llamará reflexividad-. Es difícil investigar a los "chavos banda" si tenemos muy metido en la cabeza que ellos son una basura social; es difícil estudiar el movimiento gay si nosotros somos militantes convencidos del mismo. Esto no significa que no podamos hacerlo, pero sí que, para abordar temas que nos involucran, debemos, antes que nada, conocer muy bien qué es lo que nosotros previamente pensamos de ellos, para no inducir nuestro pensamiento y convertirnos en ideólogos (a favor o en contra) de algún movimiento.

    2. Nada es "anormal"

    Precisamente nuestros preconceptos y prenociones hacen que, automática y "naturalmente", realicemos una clasificación de lo "normal" y lo "anormal". Es muy común, especialmente en el discurso político, escuchar referirse a determinados actores como "irracionales" que reclaman más allá de lo "posible".

    Ningún comportamiento es a-normal. Toda acción, forma de pensar o de vivir tiene su sentido, ya su manera es muy coherente. Nuestro objetivo no es juzgarla, estigmatizarla o clasificarla moralmente, sino comprenderla. Siempre hay que recordar que el sociólogo no es juez, si no más bien es un curioso de lo social.

    Goffman nos ha mostrado cómo el comportamiento de los considerados "locos" es completamente normal y tiene un sentido, trayectoria, interacción, etc. Por principio el sociólogo intenta conocer los fenómenos al interior del espacio donde suceden, en su contexto e interrelación, para poder explicarlos.

    3. Mirar desde las categorías de la ciencia social

    Es común que las experiencias sociales son nombradas de una determinada manera por medios de comunicación y otros sectores. Así, 30 personas con pancartas frente a una instancia pública son consideradas un "movimiento social"; un enamoramiento profundo se lo denomina "experiencia religiosa" (recordemos la canción de Enrique Iglesias); unos jóvenes con los pelos parados tomando cerveza en un parque son "vándalos".

    La sociología pretende, sobre todo, romper con esos atributos (que provienen precisamente del sentido común), y construir categorías propias que sean más estrictas en la descripción del fenómeno, y que intenten, antes que emitir un juicio de valor, dar cuenta de la relación que existe entre un sector y otro. Una primera tarea es entonces la elaboración de conceptos que, diría Durkheim, expliquen lo social desde lo social.

    Cuando Becker (1991) estudia los marginales, pretende romper con la forma de categorización que tienen, por ejemplo los abogados, quienes los ubican automáticamente en el banquillo de los acusados. Este autor busca, más bien, ver cómo se relacionan los "outsiders" con respecto a aquellos que los denominan así y para quienes ellos son los causantes de los males sociales. Explicar esa dinámica implica construir otros conceptos que vayan más allá del discurso legal y que den cuenta de ese actuar en su complejidad.

    4. Construir un método para la investigación

    Ya varios autores han dicho que no existe método para toda investigación, y que su elección depende de la naturaleza de lo que se pretende estudiar. Muchos de los grandes sociólogos han desarrollado métodos propios que sean más convenientes para sus objetos de estudio y su teoría. Alain Touraine (1978) creó el método de la intervención sociológica, especialmente diseñado para el análisis de los movimientos sociales. Jean Pierre Hiernaux (1995) impulsó el método de análisis estructural de contenido que permite describir las estructuras de sentido y esquemas de percepción.

    El sociólogo debe tener reglas de observación que le permitan a otro colega comprobar sus "descubrimientos". En este sentido la sociología se diferencia de la novela, el cine u otras expresiones humanas que, si bien pueden explicar mejor -y normalmente lo hacen- múltiples fenómenos sociales, su fin está más relacionado con una búsqueda estética que con la explicación. Su procedimiento, muy riguroso en términos de forma, no es exigente en términos de comprobación de hipótesis, como en el caso de las ciencias sociales. Dice Berger:

    Si el sociólogo permanece leal a su profesión, debe deducir sus afirmaciones por medio de la observación de ciertas reglas de testimonio que permitan a otros comprobar lo hecho por él, repetir o ampliar sus descubrimientos. Es esta disciplina científica la que a menudo proporciona el motivo para leer una obra sociológica en vez de, digamos, una novela sobre el mismo tema, que podría describir los problemas en un lenguaje mucho más eficaz y convincente. (1977, p. 27).

    Con esta afirmación no se realiza una valoración disciplinaria, sino que, en el campo propiamente sociológico, las reglas del juego para conocer deben estar claras y ser muy exigentes (Berger 1977, p. 32).

    La metodología no es un objetivo en sí (aunque hay que ponerle mucha atención), es un medio para "comprender la sociedad" (Berger, 1977, p. 32), y en esta tarea coadyuvan la teoría y el método como herramientas básicas.

    5. Todo fenómeno es resultado de un proceso histórico

    Si partimos del hecho fundamental de que todo lo que "está ahí" en algún momento no era así, queda claro que lo que hoy observamos como obvio es el resultado de un largo proceso de conformación. La sociología debe preguntarse constantemente sobre la génesis de determinadas formas sociales. Becker analiza cómo se da el proceso de convertirse en un fumador de marihuana, paso a paso hasta llegar al resultado final. El mejor ejemplo, seguramente, es el estudio de Foucault, quien para estudiar el poder, debe reconstruir la historia de la locura y las formas de segregación social en la sociedad francesa.

    El presente es el resultado de un proceso de acumulación del cual hay que estar al tanto.

    6. Las cosas no son lo que aparentan: la carga simbólica

    El mundo social, con toda su contundencia de materialidad, es, a la vez, un mundo simbólico. Las cosas son lo que son porque están leídas desde la subjetividad, desde un sistema de lectura que les otorga, desde denominativos, hasta valores o atributos simbólicos.

    Una piedra, en una cultura, puede ser de un valor religioso fundamental, mientras que para otra no será más que un mineral. Un turista que vaya al Vaticano observará lo mismo que un feligrés, pero el valor simbólico del mismo objeto será completamente diferente. Por los atributos simbólicos de algún objeto material, la gente puede dar la vida.

    El Informe de Desarrollo Humano en Chile de 1998 mostró cómo mientras que los indicadores socio-económicos aseguraban que el crecimiento y la superación en la calidad de la vida (material y medible) había sido exitosa, la gente se sentía en peor condición que hacía 10 años. Lo "real" (el éxito económico) es simbólico, y aunque "realmente" estaban mejor, los chilenos simbólicamente percibían que estaban peor.

    7. Estudiar las relaciones

    Una premisa fundamental de las ciencias sociales, y ya lo hemos sugerido, es estudiar las relaciones. Recordemos que la vida social es un conjunto de relaciones que suceden a la vez y que ligan unos actores con otros de una determinada manera. Los comportamientos, las posiciones, las acciones, etc., responden a una estructura relacional en la cual se inscriben.

    Los "desviados" lo son con respecto a los correctos, los malos con respecto a los buenos, los locos con respecto a los cuerdos, los pentecostales con respecto a los católicos, etc.

    Cada autor estudia no lo que pasa a un determinado grupo social o actor particular, sino lo que sucede entre diferentes grupos sociales o actores y sus relaciones. Es sólo por esta relación que la vida social existe (...). Las ciencias sociales tienen por tarea estudiar las relaciones sociales y sus múltiples formas. (Van Campenhaudt, 2001, p. 127).

    8. Buscar la especificidad del fenómeno social

    Una de las enseñanzas de Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (2001), es el preguntarse por la especificidad de una experiencia social. Weber se pregunta, en su forma más primaria, por qué un determinado grupo tiene más dinero que otro. Así de sencillo, y en el límite banal, es el punto de partida de un texto que, en su contenido más profundo, explicará el nacimiento del capitalismo. Bourdieu se pregunta, en Las Reglas del Arte (1992), por qué la gente ya no va a los museos. Y para dar respuesta despliega un sistema conceptual de una complejidad mayor. En una investigación que realizamos hace algún tiempo, la pregunta inicial era por qué un fotógrafo boliviano, Julio Cordero, toma fotos de las calles y los tranvías de la ciudad de La Paz en los años 1900-1920, y nos encontramos con un modelo cultural que promueve el paradigma del progreso y la jerarquía como modelo que se expande al conjunto de la sociedad de la época.3

    Si seguimos la intuición de que todo hecho social es el resultado de un proceso propio, queda claro que el fenómeno que tenemos al frente es único y por tanto debemos conocer su especificidad, lo que lo hace diferente de otras experiencias parecidas.

    9. La sociología es una piedra en el zapato

    Decía Bourdieu que la sociología es una ciencia incómoda porque "devela cosas ocultas (...), cosas que ciertos individuos o ciertos grupos prefieren esconder o esconderse porque ellas perturban sus convicciones e intereses" (1997, p. 65). Ciertamente, desde sus inicios, la sociología no es una disciplina complaciente, sino que, por su propia especificidad, desconfía de lo aparente y por tanto busca explicaciones que hasta el momento no se las habían dado. Poner preguntas, como fundamento la sociología, es cuestionar el "orden" y la "naturaleza" de las cosas.

     

    III. ¿Quién es el sociólogo? características de un aguafiestas

    El sociólogo, sugería Bourdieu, es un aguafiestas, pues constantemente pone preguntas y rompe con las ilusiones que todos tenemos sobre determinados aspectos. Si todos fuéramos sociólogos, concluye este autor, la vida sería insoportable, pues nadie creería en nada, todos cuestionarían todo, todos desconfiarían de cualquier certeza o discurso. No habría vida social.

    Veamos algunas características indispensables del sociólogo.4

    1. El desconfiado. Haciendo alusión al político boliviano Víctor Paz, se decía que tenía la capacidad de "ver abajo del pavimento". El sociólogo debe desconfiar de todo lo que se le presenta como evidencia, y para poder ver atrás de las paredes e introducirse a los patios interiores de la vida social, las cosas, nos dice Berger, no son lo que parecen (1977, p.40).

    2. El irreverente. El sociólogo debería tener una "falta de respeto" a lo que aparece como hecho, oficial o legítimo. El discurso del Presidente de una República, del líder sindical, del Papa, etc., son fachadas que tienen detrás intereses, posiciones, interacciones que el sociólogo tiene que descubrir. Si logra ser seducido por un lenguaje, jamás podrá analizarlo.

    3. Todo es interesante. El sociólogo es un observador compulsivo. El fotógrafo, una vez que tiene el habitus fotográfico, aunque no esté con cámara pasa la vida "disparando" fotos mentales (por eso dicen que las mejores fotos se las toma sin cámara). El sociólogo, una vez que ha construido un habitus sociológico, no deja de mirar sociológicamente la sociedad.

    4. El fisgón. Dice Berger que el sociólogo es el que mira por el ojo de la cerradura, el que lee la correspondencia ajena, el que abre armarios cerrados (1977, p. 35). El sociólogo es el curioso, que no se queda con lo que el sentido común le dice, sino el que quiere ir más allá. La tradición del sociólogo es poner las preguntas más pertinentes, más pinchantes, más sustentadas.

    5. Las preguntas del sociólogo. Un niño levanta las preguntas más elementales y, muchas veces, las más difíciles de responder. Asimismo, el cientista social, para quien nada está ahí "por que sí", no debe cesar de colocar preguntas que, aunque parezcan muy evidentes, pueden ser de una complejidad superior: "¿Qué está haciendo aquí la gente? ¿Cuáles son sus relaciones recíprocas? ¿De qué manera se organizan estas relaciones en las instituciones? ¿Cuáles son las ideas colectivas que impulsan a los hombres y a las instituciones?" (Berger, 1977, p. 36)

    Al intentar responder seriamente, sin caer en el sentido común, se verá que la vida social es mucho más compleja de lo que parece.

    6. Aprender a mirar diferente. Una ceremonia de posesión profesional, un cumpleaños, una visita a Disney World, un almuerzo dominical con la familia, pueden ser de un contenido sociológico fundamental. Lo importante es empezar a mirar con otros ojos.

    No es la emoción de encontrarse con lo totalmente desconocido, sino más bien la que produce descubrir lo conocido transformándose en su significado.

    La fascinación de la sociología radica en el hecho de que su perspectiva nos hace contemplar desde un nuevo punto de vista el mismo mundo en el que hemos pasado toda nuestra vida. Esto constituye también una transformación de la conciencia. (Berger 1977, p. 38).

    La fascinación por mirar de otra manera hace que descubramos miles de facetas nuevas de la actividad humana, todas ellas con un potencial enorme para ser explorado y descubierto.

    7. La sociología: una pasión. Una vez que se ha adquirido el oficio del sociólogo, ya no se puede volver a mirar de la misma manera. Sigue siendo pertinente lo que Berger planteó hace más de 40 años:

    La sociología será satisfactoria, a la larga, sólo para aquellas personas que no pueden pensar en otra cosa más fascinadora que observar a los hombres y comprender las cosas humanas.

    La sociología es un pasatiempo individual en el sentido de que algunas personas les interesa y a otras les aburre. A algunas les gusta observar a los seres humanos, a otras experimentar con ratones.

    La sociología se parece más a una pasión. La perspectiva sociológica es más similar a un demonio que se apodera de nosotros, que nos empuja apremiadamente una y otra vez hacia las preguntas que le son propias. (1977, p. 42).

     

    IV. Conclusiones

    En fin, las ciencias sociales son una fascinante experiencia de descubrimiento y observación. Pero ojo, mirar la sociedad por dentro implica conocer sus miserias y sus virtudes; el sociólogo recorre tanto por los más nobles sentimientos, como por las motivaciones más mezquinas y crueles, siempre buscando comprenderlas y explicarlas. Así, cabe entonces repetir lo que Medina Echavarría diría a Enzo Faletto cuando empezaba su vida intelectual: "Parece que está usted dispuesto a entrar al infierno ¡hágalo!... pero con los ojos abiertos" (Faleto, 2001, p.105). Ese es el desafío.

     

    Notas

    1 Investigador titular del IIS-UNAM. Doctor en Sociología por la Universidad Católica de Lovaina.

    2 Seguimos en parte la propuesta realizada por VAN CAMPENHOUDT Luc (2001), Introduction à l'analyse des phénomènes sociaux, Ed., Dunod, Paris.

    3 Ver SUAREZ (2005).

    4 Una parte de esta reflexión la tomamos de BERGER (1977).

     

    V. Referencias bibliográficas

    Becker, H. (1985). Outsiders. Études de sociologie de la déviance, Ed. Métaillie, Paris.

    Berger, P. (1977). Introducción a la sociología, Ed. Limusa, México D.F.

    Bourdieu, P. (1997). Capital cultural, escuela y espacio social, Ed. Siglo XXI, México D.F.

    ________(1992). Les règles de l'art. Genèse etstructure du champ littéraire, Ed. Seul, Paris.

    Durkheim, E. (2001). Las reglas del método sociológico. (Ed. 6). Madrid: Ediciones Akal.

    Faleto, E. (2001). "La ciencia social y el cientista social en el pensamiento de José Medina Echavarría", En Revista de sociología, Nº 15, 2001.

    Federbush, P. y et. al. (Productores), y Vincenzo, N. (Director). (2002). Cypher [Película]. Estados Unidos : Pandora Cinema y Miramax Films.

    Goffman, E. (1984). Los Internados, Ed. Amorrurto, Buenos Aires.

    Hiernaux, J. P. (1995). «Analyse structurale de contenus et modèles culturels. Application à des matériaux volumineux», in VV.AA., Pratiques et méthodes de la recherche en sciences sociales, Armand Colin, Paris.

    Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Chile). (1998). Informe de Desarrollo Humano 1998. Las paradojas de la modernidad, Ed. PNUD, Santiago.

    Suarez, H. (2005) "Archivo Julio Cordero (1900-1961). La fotografía del progreso en Bolivia", in Relaciones, volumen XXVI, Número 104, otoño de 2005, p. 105-133.

    _____(2003) ¿Ser cristiano es ser de izquierda? La experiencia político - religiosa del cristianismo de liberación en Bolivia en los años 60, Ed. Muela del Diablo, La Paz.

    Silver, J. (Productor), y Wachowski, H. (Director). (1999). The Matrix [Película]. Estados Unidos : Warner Bros.

    Touraine, A. (1978). La voix et le regard, Ed. Seuil, Paris.

    Van Campenhoudt, L. (2001). Introduction à l'analyse des phénomènes sociaux, Ed., Dunod, Paris.

    Weber, M. (2001). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Madrid: Alianza editorial.