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    Journal de Comunicación Social

    versión impresa ISSN 2412-5733

    J. Com. Soc. v.1 n.1 La Paz dic. 2013

     

     

     

    Hacia la redefinición y reconstrucción de conceptos periodísticos
    Primera tarea: visibilización de las huellas positivistas en el periodismo

     

     

    Mgr. Amparo Canedo Guzmán1

     

     


    Resumen

    El periodismo está en crisis. Identificar todos aquellos genes que lo hacen excluyente para eliminarlos es una tarea urgente porque las características del eurocentrismo y las vertientes positivistas de las que la noticia aún bebe están fuertemente adheridas en el campo periodístico. Para ello, habrá que mirar hacia atrás para llegar, por lo menos, hasta el Siglo XIX en que se produjo el gran quiebre histórico con la creación de la estructura de la pirámide invertida de la noticia. Luego habrá que mirar el presente y preguntarse qué función cumplen los periodistas en las sociedades democráticas y cuáles de sus instrumentos de trabajo han quedado obsoletos frente a las necesidades y expectativas de una sociedad a la que juraron servir. Entonces deberá comenzar el arduo trabajo de poner bajo la lupa desde el concepto de la noticia hasta las preguntas de la pirámide invertida.

    Palabras clave: Periodismo, noticia, ética.


     

     

    I. Introducción

    En tiempos de crisis no es fácil pararse frente al espejo para descubrir las huellas históricas que dejaron quienes violentaron el pasado de América Latina y depositaron como herencia en los latinoamericanos una forma de mirar el mundo. Es difícil separar lo positivo de lo negativo y extraer la mala hierba que entorpece la relación comunicativa con los demás. En el caso del periodismo, esta operación pasa necesariamente por la identificación de aquellos genes eurocéntricos que, en vez de marcharse con los colonizadores, quedaron incrustados como un abrojo en lo más profundo de las definiciones, las herramientas y, en general, de la forma en la que el periodismo recorta la realidad.

    Durante siglos, el mundo giró alrededor del pensamiento europeo, centro y medida de todas las cosas. Todo lo que allá se creaba, concebía y pensaba era considerado desarrollado, porque el resto, colonizado o por colonizar, era salvaje. América Latina fue tratada como tal desde el siglo XV (Wallerstein, 2003 y 2006).

    Al liberarse políticamente, las otrora colonias pensaron que cerraban un capítulo de su historia de dependencia. No fue así. Hoy se sabe que, en realidad, la colonización no sólo penetró en el sistema político y económico de las naciones, sino en las mentes y formas de vida cotidiana de las personas (Torrico, 2009). Los medios de información no fueron la excepción.

    El comunicador boliviano Erick Torrico aclara en "Emancipar la comunicación para apuntalar la paz" que una cosa fue el régimen colonialista que "...como forma de dominación político-administrativa asentada en la división entre metrópolis y colonias llegó a su fin tras la etapa independentista y republicana, mientras que es otra la colonialidad del poder, es decir, el orden jerárquico y dualista que internalizaron los pueblos colonizados en función de criterios raciales de clasificación de los grupos humanos que aplicaron los europeos para 'naturalizar' su esquema imperial y someter a los no europeos" (Torrico, 2009, p. 9).

    Entre las características de esa forma de ver el mundo denominada hoy eurocéntrica y alimentada por la filosofía, industria, ciencias y economía capitalista europeas y luego estadounidenses, existían tres importantes que no deben ser perdidas de vista cuando se analiza las bases e instrumentos del periodismo y fueron señaladas por el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein: la primera es que Europa se consideraba "civilizada", lo que pasó a ser sinónimo de desarrollo y modernidad.

    Cuando Wallerstein habla de civilización se refiere a "...un grupo de características sociales que contrastan con el primitivismo o la barbarie. La Europa moderna se consideraba a sí misma algo más que una 'civilización' entre varias; se consideraba la única 'civilizada' o aquella especialmente 'civilizada'" (Wallerstein, 2003, p. 102).

    Pensar que todas las personas deben mirar el mundo y actuar en él de acuerdo al parámetro dado por quienes se autoconsideran el centro del mundo, lo civilizado y lo más desarrollado es una de las características del eurocentrismo que se revela mediante la homogenización en el lenguaje. En otras palabras, todo debe ser concebido a través de un único modelo que no admite una forma distinta de ser en el mundo.

    La segunda característica es el llamado universalismo, basado en el continuo afán de generar leyes universales que puedan ser aplicadas en cualquier objeto de estudio semejante, desconociendo, de ese modo, las especificidades históricas y culturales del mismo.

    "Ya sea en la forma ahistórica de un tiempo reversible de acuerdo con el modelo de los científicos sociales nomotétícos o ya sea en la forma diacránica de la teoría de las etapas de los historiadores, las ciencias sociales europeas han sido resueltamente universalistas al afirmar que sea lo que fuere lo que ocurrió en Europa entre los siglos XVI y XIX, ello representó un modelo que era aplicable en todas partes, ya fuera porque suponía un logro progresivo irreversible de la humanidad o porque representaba la satisfacción de las necesidades humanas básicas mediante la eliminación de los obstáculos que se oponían a su realización" (Wallerstein, 2003, p. 101).

    Una de las formas clásicas en que el universalismo se refleja en el lenguaje es a través de la generalización por cuanto las particularidades o diferencias culturales e históricas de un objeto de estudio no tienen por qué entorpecer la generalización alcanzada mediante la aplicación de una lupa ahistórica sobre los hechos sociales.

    Esto deriva en la tercera característica de ignorar la evidencia empírica con tal de que "...los datos fueran manejados de modo correcto, ya que se pensaba que los procesos eran constantes. Las conclusiones no eran muy diferentes en el caso de aquellos estudiosos que preferían un acercamiento más histórico e ideográfico, en tanto que se asumiera la existencia de un modelo subyacente de desarrollo histórico" (Wallerstein, 2003, p. 101).

    Esto último redunda en el tipo de recorte de la realidad que se puede hacer porque al no darle a la evidencia empírica una importancia mayor que la de la verificación de una tendencia o constancia para la elaboración de leyes universales, gran parte de la historia de dicha evidencia es borrada, operación que una vez más se efectúa a través del lenguaje.

    Cuando nació la pirámide invertida de la noticia en el siglo XIX bebió de esas vertientes eurocéntricas y positivistas, y aún sigue nutriéndose de ellas.

     

    II. Bases e instrumentos, a la mesa de observación

    Los periodistas se desenvuelven en un campo que a pesar de ser antiguo empezó a diseñarse tal como hoy es conocido en el Siglo XIX, apoyado en una estructura empresarial alimentada por formas positivistas de aproximarse al mundo y valores capitalistas eurocentristas que entraron en continua tensión y contradicción con los principios éticos periodísticos. A todo ello habrá que sumar las estructuras noticiosas que se manejan diariamente en los medios y cuya esencia genética es excluyente como se podrá ver más adelante en el análisis de la pirámide invertida.

    a) La noticia y el recorte de la realidad

    Se debe recordar que el positivismo fue creciendo en un terreno abonado por el impulso económico del capitalismo a fines del Siglo XIX y principios del XX, y requería empujar todo tipo de investigaciones que apuntalaran a la pujante industria europea, para cuyo fin necesitaba de pensadores que no siguieran soñando con Dios, sino con inventos en un tiempo en el que varias ciencias cortaban el cordón umbilical que las unía con la filosofía para, Analmente, ver la luz apegadas a las llamadas ciencias de la naturaleza que eran las que llevaban la delantera por sus avances científicos. "Progreso y descubrimiento podrían ser las palabras clave, pero hacen falta otros términos -ciencia, unidad, simplicidad, dominio e incluso 'universo'- para completar el lexicón", acota Immanuel Wallerstein en "Abrir las Ciencias Sociales" (Wallerstein, 1996, p. 7).

    A partir de ese momento, quien quisiera pensar en la sociedad tendría que hacerlo en función de lo que se podría medir y experimentar porque, además, los pensadores de entonces creían que la forma de trabajo de quienes estudiaban la naturaleza podría ser reprisada en el campo de las humanidades.

    Para quienes pretendían estudiar la sociedad, esto significaba que debían observar y describir ante todo "hechos" o todo aquello que pudiera ser de algún modo calculado o medido e, incluso, que diera lugar a la formulación de leyes universales, independientemente de la subjetividad de los investigadores y de los orígenes y condiciones psico-sociales del mismo objeto de estudio en un momento y espacio determinados.

    A lo máximo que, entonces, el investigador debía abocarse era a replicar su objeto de estudio, pero de forma organizada. Uno de los expositores de esa forma de razonar el mundo fue el positivista Emile Durkheim (Francia, 1858-1917), quien, en "Las reglas del método sociológico", lo dijo claramente: "Si los fenómenos sociológicos no son más que sistemas de ideas objetivas, las explicaciones consisten en pensarlas de nuevo en su orden lógico y esta explicación es, en sí misma, su prueba; todo lo demás se puede confirmar con algunos ejemplos. En cambio, únicamente las experiencias metódicas pueden arrancar su secreto a las cosas" (Durkheim, 2001, p. 203).

    Positivistas como Durkheim también creían posible que el investigador pudiera adquirir cierto nivel de neutralidad y que cuando se acercaba a su objeto de estudio, ambos mantenían sus características sin alteración alguna. Como decía Durkheim, "...sin quitarles nada de sus caracteres específicos" (Ibídem).

    A fin de que tal contacto entre investigador y objeto de estudio/hecho social resultara impecable, Durkheim proporcionó algunas herramientas para un trabajo objetivo porque, aseguró: "...nuestro método es objetivo. Está dominado completamente por la idea de que los hechos sociales son cosas y deben ser tratados como tales" (Ibídem, p. 202).

    Entre esas herramientas señaló la de la causa y efecto, las mismas que al haber sido probadas en las ciencias de la naturaleza y haberse, por tanto, elevado a la categoría de ley universal, podrían ser usadas en los estudios sociológicos. "Puesto que la ley de causalidad ha sido verificada en los otros reinos de la naturaleza, y progresivamente ha extendido su imperio del mundo fisicoquímico al mundo biológico, y de éste al mundo psicológico, estamos en el derecho de admitir que esta ley es igualmente cierta en el mundo social..." (Ibídem, p. 200).

    Sin embargo, pensadores como Immanuel Wallerstein, Theodor W. Adorno, Anthony Giddens, Pierre Bourdieu, Hugo Zemelman y otros indicaron, a pesar de las diferencias en sus aproximaciones, que no se puede seguir pensando que un sujeto puede acercarse a un objeto sin que medie en ese acto una serie de aspectos y problemas, y sin que del mismo ambos no salgan transformados. No se trata simplemente de acercarse a la sociedad, aprehenderla y listo.

    Al leer a Durkheim, un periodista podría sentirse en casa... Cuando éste se acerca a las fuentes de información para preguntarles por un suceso recién acaecido, no suele permanecer en el lugar más de un par de horas o el tiempo necesario para recoger la información de un determinado número de fuentes (a veces incluso de una). Este material lo lleva a su medio de comunicación, lo procesa (construcción en la que intervienen otras personas más) y luego lo difunde. Se acercó a la sociedad, aprehendió un pedazo y listo.

    b) La pirámide invertida y la inclusión

    En el primer siglo después de Cristo vivió Marco Fabio Quintiliano, un retórico al que se le atribuyen las primeras semillas de lo que hoy se conoce como las preguntas claves de toda noticia. Al respecto, Adrián Eduardo Duplatt cuenta en "Arquitectura del discurso periodístico" que Quintiliano compiló de manera clara y didáctica las diversas tesis de la retórica griega en 12 tomos: "Institutio oratoria". "También elaboró un hexámetro técnico sobre las circunstancias que no deben faltar cuando se habla de un tema. En el hexámetro están presentes las preguntas quis, quid, ubi, quibus auxiliis, quo modo y quando (quién, qué, dónde, con qué ayuda, cómo y cuándo)" (Duplatt, 2010, s.p.).

    José Francisco Serrano añade que San Agustín retomó lo dejado por Quintiliano y después Mathieu de Vendóme escribió en el siglo XII en su "Ars Versificatoia" un hexámetro que debían aprender de memoria los retóricos en los que figuran los elementos clave del discurso: quis, quid, ubi, quibus, auxiliis, cur, quo modo, quando (Cantavella y Serrano, 2008, p. 165).

    Posteriormente, la agencia internacional Associated Press (fundada en Estados Unidos en 1848) popularizaría las respuestas a tales preguntas en lo que se llamó la "pirámide invertida", un párrafo activado por las respuestas a seis preguntas, más conocidas como las "w": What (qué), who (quién), how (cómo), why (por qué), when (cuándo), where (dónde).

    Al nacer la pirámide invertida, el periodismo que hasta entonces había existido basado sobre todo en opiniones vinculadas a partidos políticos y escritas de forma literaria comenzó a ser barrido por la nueva estructura que prometía información objetiva como explicó Genro Filho en su libro "O Segredo da Pirámide. Para urna teoría marxista do jornalismo" (1987, p. 147).

    Al construir la pirámide invertida de una noticia, la cronología real de los sucesos era modificada por una narrativa que ordenaba el mundo de acuerdo a lo que el periodista considerara de mayor relevancia por cuanto lo más importante iba, en definitiva, en el primer párrafo, dando lugar de ese modo a una especie de organización del objeto de estudio.

    El comunicadorTanius Karam decía en su tesis doctoral "Derechos humanos y comunicación en México: Estudio sobre la prensa capitalina" que la aparición de la pirámide invertida marca un antes y un después, porque "...el nacimiento de la pirámide invertida es un hito fundamental en la historia del periodismo, sobre todo si se quiere entender por qué las noticias son como son y no de otro modo desde que se empezaron a organizar los hechos alrededor de un qué, un quién, un cómo, un cuándo, un dónde y un por qué" (Karam, 2003, p. 240-241).

    Las seis preguntas le obligan al periodista a acercarse a un hecho noticioso de un modo específico para aprehenderlo, recortarlo y difundirlo al estilo de Durkheim: sin emitir de forma explícita opiniones, quedándose de ese modo con la impresión de que está siendo objetivo, imparcial y neutral como pensaban, precisamente, los positivistas.

    Sin embargo, cuando algunos investigadores empezaron a aproximarse a dichas preguntas y sus resultados (publicaciones), se dieron cuenta de que el "qué" respondido no era cualquier "qué" y menos el "quién", por la sencilla razón de que ambos terminaban reflejando únicamente hechos y personajes considerados extraordinarios e importantes, coincidiendo, además, con actores vinculados a las esferas de poder.

    La periodista Alicia Cytrynblum, autora del libro "Periodismo social: una nueva disciplina", es una de las personas que verificó, en este caso en Argentina, el origen vinculado al poder de las fuentes abordadas por los periodistas. Ella asegura que es fácil verificar actualmente que alrededor del 80 por ciento de un diario está constituido por fuentes vinculadas al poder, sean éstas políticas, empresarias, policías o juezas. "El periodismo moderno sigue siendo un cronista del poder y el periodista devino en corresponsal del pueblo en el poder (en algunos casos, rodeado de ventajas y privilegios). Alguien que 'baja' la información. Con honrosas excepciones, el periodista en el poder no siempre recuerda el mandato de origen, se distancia y se termina conformando con cumplir con la misión de mensajero" (Cytrynblum, 2004, p. 50).

    Al respecto, Miguel Rodrigo Alsina, especialista en comunicación intercultural, explica que cuando nació la pirámide invertida, lo que era considerado acontecimiento digno de ser cubierto por un periodista era definido "...por la importancia de las personas a las que conciernen (jefes, monarcas, etc.), por la preponderancia del acontecimiento político, por el interés real o supuesto por acontecimientos del extranjero y porque el comentario del hecho hace también de acontecimiento" (Rodrigo, 1989, p. 4).

    No hay que olvidar que cuando nacieron las seis preguntas como parte de la estructura de la pirámide invertida, la información estaba destinada a las clases altas. El conocimiento del acontecer era un privilegio de las clases dominantes y de aquellas que, para la consolidación de su incipiente dominio, necesitaban la información, como explica Rodrigo:

    "Antes de la invención de la imprenta, comerciantes y banqueros europeos recibían informaciones manuscritas sobre el tráfico marítimo, eventos políticos. El tipo de información tenía una función comercial-financiera. Otro de los clientes fijos que recibían noticias era el estrato de los nobles que no habitaban en la capital. Siendo las monarquías renacentistas esencialmente centralistas, los nobles alejados de la Corte eran también demandantes de información sobre los acontecimientos políticos de la capital. La aparición de la imprenta no supuso un gran cambio en el espectro de los usuarios de la información. El nivel de analfabetismo era muy alto, de ahí la pequeñez del mercado potencial de la información escrita.

    Así, se puede decir que el conocimiento de los acontecimientos era un privilegio de las clases dominantes; la gran masa debía contentarse con el rumor o con el acontecimiento local. La distancia condicionaba fundamentalmente el conocimiento de los hechos. El pueblo llano sólo podía dominar los acontecimientos que estaban al alcance de su comunidad geográfica, pueblo, ciudad, etc. y que se transmitían oralmente. A medida que aumentaba la distancia, este dominio disminuía. Eran las clases dominantes las que pasaban a dominar el acontecimiento. Aunque el acontecimiento tenía otro condicionamiento: el temporal. El acontecimiento lejano llegaba con gran retraso con relación al hecho que lo motivaba" (Rodrigo, 1989, p. 3).

    Pero además de sacar los hechos de su cronología natural siguiendo una estructuración basada en una guía de seis preguntas, la pirámide invertida induce a efectuar una operación de reducción, lo que obliga a realizar un proceso muy fuerte de selección de una gran cantidad de información. Por ello, autores como Miguel Rodrigo Alsina creen que convertir un hecho en noticia es una operación básicamente lingüística porque serán los procedimientos del lenguaje los que permitirán aislar y comunicar un suceso.

    El lenguaje es el modo de captación de la realidad que permite darle forma y aislar unos hechos que, mediante un procedimiento de redacción, se convierten en noticia. Esto significa que las limitaciones del lenguaje son las de lo noticioso o, en otras palabras, las limitaciones del periodismo son las del lenguaje verbal.

    Tampoco es casual que los "leads" que se construyeron en el siglo XIX tomando como base a la pirámide invertida sean muy parecidos a los del siglo XXI a pesar de toda el agua que pasó por debajo del puente desde entonces en el campo de la comunicación y es que, precisamente, las estructuras más profundas de la noticia han logrado mantenerse hasta hoy. Basta comparar dos noticias, una antigua y otra actual, para darse cuenta de ello.

    ¿Cuán parecidas son estas dos noticias en su estructura? Una se refiere al ataque contra el Fuerte Sumter, enviada por telégrafo desde Nueva York el viernes 12 de abril de 1861, y la otra al estallido de una bomba en Grecia, difundida en 2010 por la agencia AP:

    "Charleston, 12 de abril de 1861.- Comenzó el baile. La guerra ha principiado. Las baterías de la isla Suvillan, de la isla Morris y de otros puntos, abrieron el fuego contra el Fuerte Sumter esta mañana, a las 4. El Fuerte Sumter devolvió el fuego y desde entonces se ha sostenido un nutrido cañoneo" (Cantavella y Serrano 2008, p. 45).

    "Atenas (AP), 24 de junio de 2010 - Una bomba disimulada como regalo estalló el jueves en el interior del ministerio de las fuerzas del orden de Grecia y mató a un colaborador de esa oficina, en el primer ataque a una alta institución del país en varios años" (Paphitis y Becatoros en AP, 2010, s.p.).

    Curiosamente, así como fueron las agencias de noticias internacionales las primeras en hacer circular la pirámide invertida, también se constituyeron posteriormente en sus albaceas, porque fueron las que menores modificaciones realizaron en ésta hasta hoy.

    Quien le hizo frente a la pirámide invertida en América Latina fue la crónica, esa abuela del periodismo, la historia y la literatura, cuya creatividad siempre movió el piso de todo lo dado. Por eso no habrá de extrañar a nadie que las noticias manejadas por los diarios contengan pinceladas de crónica y no respeten al pie de la letra las respuestas a las seis preguntas, mucho más desde la aparición de la computadora que permitió armar las páginas enteras de los periódicos y ya no hubo necesidad de cortar las noticias en cualquier parte del texto, lo que antes de la incursión de las computadoras dio lugar a que siempre se respetara el "lead" en el primer párrafo. Actualmente se puede encontrar en algunos medios de información las respuestas desgranadas en todo el material.

    c) La definición de la noticia frente a sociedades complejas

    A la estructura de la pirámide invertida que representa un reordenamiento de los hechos habrá que añadir la definición de la noticia, la que es "...la esencia del periodismo, la materia prima. Noticia es todo aquel hecho novedoso que resulta de interés para los lectores a quienes se dirige un diario. ¿Qué es noticia? La noticia en estado puro viene dada siempre por un acontecimiento sorprendente, estremecedor, paradójico o trascendental y, sobre todo, reciente", explica Álex Grijelmo García (Grijelmo, 2001, p. 31), uno de los autores del "Libro de Estilo" de El País de España, el más utilizado por los diarios grandes de Bolivia.

    Sin embargo, si tal estructura parte de una especie de reorganización de los hechos con el justificativo de que se busca darle primero al lector lo más "novedoso, sorprendente y trascendental", ¿quién determina qué es en el mundo importante y qué no lo es?, ¿cómo sabe un periodista o medio de comunicación qué es relevante para más de diez millones de habitantes de un país? ¿Cómo lo sabe si no realiza todos los días estudios al respecto? ¿Qué tipo de contacto tiene con el lector para tener acceso a tal conocimiento? ¿Cómo se puede generar información en estado "puro" si el sujeto-periodista que se acerca a un objeto-hecho lo hace cargado de experiencias, conocimientos e incluso prejuicios previos?

    Es por eso que cuando uno imagina el campo del periodismo no puede más que recordar las palabras de Pierre Bourdieu cuando en "Sobre la Televisión" (1997) criticaba esa forma peculiar de ser y hacer las cosas del periodista, quien cree que sabe lo que la población quiere cuando, en realidad, sus únicos referentes reales son los demás medios y, por tanto, el resto de periodistas, entre quienes se leen, comentan y critican, vinculándose de una determinada manera y creando lazos especiales dentro de ese microcosmos que se va cerrando en rutinas que se elevan a la categoría de rituales diarios como aquel de monitorear desde primeras horas radio, televisión y ahora Internet.

    Al final, es un grupo de unas 10 personas el que normalmente determina cuál será la agenda del día en un medio informativo. En otras palabras, detrás de qué tipo de información se irá y después qué espacio ocupará en un diario cada noticia (proceso de jerarquización).

    Si dicha operación diaria tiene alguna vinculación con la sociedad, ésta no es muy grande porque los canales de contacto con el mundo son muy pocos: el primero está representado por la información que circula en medios tradicionales e Internet; el segundo por todas aquellas fuentes "oficiales" vinculadas a los órganos del poder; el tercero está constituido por aquellas "novedades" de las que se entera la o el periodista en su diario vivir o mediante algunos de sus contactos, y el cuarto tiene que ver con las llamadas o mails que algunos ciudadanos mandan al periodista o medio en el que éste trabaja (Canedo, 2013, p. 175).

    A ello habrá que añadir toda la cadena de producción de una noticia que implica más de una operación por parte de múltiples sujetos que eligen, deciden, jerarquizan y reorganizan un hecho noticioso antes de entregárselo al lector, lo que en otras palabras significa que entre el objeto de estudio del periodista y el articulo al que tiene acceso la población media una serie de filtros; aunque al final del día el periodista salga contento de su medio de información con la sonrisa del deber cumplido.

    Tal vez si este periodista hubiese mirado alguna vez hacia atrás después de dejar su medio de información, hubiese podido ver en la sala de redacción a un grupo de jardineros con tijeras de distinto tamaño que abonan y cuidan lo que consideran más valioso y arrancan de raíz aquello que ante sus ojos tiene menor valor.

    Y si viera aún más atrás vería a las fuentes de información asumiendo el mismo papel de jardineras porque eso es la mente frente al mundo como decía el antropólogo francés Marc Augé en su libro "Las formas del olvido":

    "No lo olvidamos todo, evidentemente. Pero tampoco lo recordamos todo. Recordar u olvidar es hacer una labor de jardinero, seleccionar, podar. Los recuerdos son como las plantas: hay algunos que deben eliminarse rápidamente para ayudar al resto a desarrollarse, a transformarse, a florecer. Estas plantas que realizan su destino, estas plantas desarrolladas, se han olvidado en cierto modo de sí mismas para transformarse: entre las semillas o los brotes que les dieron vida y lo que son actualmente no existe ya un vínculo aparente; la flor, en ese sentido, es el olvido de la semilla..." (Augé, 1998, p. 23).

    Cuando una persona presencia una tragedia se convierte automáticamente en potencial fuente de información. Como tal, hará hincapié en algunos detalles y olvidará otros, todo dependiendo de qué le haya impactado más. Incluso si el periodista presenciara una desgracia, igual tendería a privilegiar ciertos detalles por encima de otros. Por ello, Augé también advierte que "... el hecho de registrar relatos de otros, de 'participar' en sus 'ficciones', no deja de tener, como puede suponerse, consecuencias en la vida del observador, en sus propias 'ficciones'. Las narraciones de unos y otros no pueden coexistir sin influir o, más exactamente, sin configurarse de nuevo unas con otras" (Augé, 1998, p. 54).

    Cuando una o un periodista se acerca a una fuente para obtener información, ésta ya reorganiza en su mente los hechos y lo que relata no es el fiel reflejo de lo que realmente ocurrió, porque dependiendo de una serie de factores psicológicos ya habrá actuado sobre lo ocurrido con las podadoras de su mente, recortando algunas partes o realzando otras.

    Luego, el periodista hará otra narrativa de la narrativa recogida porque al aplicar estructuras fijas como la de la pirámide invertida, efectuará un nuevo reordenamiento de los elementos. Por tanto, al lector le llegará un producto en el que han estado en juego varias narrativas, una sobre la otra.

    Si a ello se suma el hecho de que el recorte de la realidad efectuado por la o el periodista para estructurar una noticia sólo representa un trozo de lo ocurrido; aunque luego será representado como si fuera "la verdad", se está frente a una forma de trabajo positivista que tiende a ignorar las particularidades e historia de los objetos de estudio.

    Esto va muy de la mano del planteamiento de Zemelman cuando dice: "De ahí que la cuestión medular sea la recuperación de una mirada sobre la historia centrada en los sujetos concretos; por eso la importancia de una epistemología que confiere un estatus a la subjetividad creadora que hemos sintetizado en el concepto de conciencia histórica, que no se puede restringir a los límites del discurso del poder. Detrás de lo expresado está la necesidad de una concepción de la realidad como proyecto de sentido y de voluntad, que no se agote en ningún conocimiento, sino que se haga tangible en una necesidad de conciencia, en la que se articule la exigencia de proyecto con realidad como historización" (Zemelman, 2005, p. 55).

    Éstas son sólo algunas de las razones por las que las y los periodistas deben sentarse a revisar desde sus cimientos más básicos como el de la definición de la noticia para luego poner sobre la mesa de la reflexión los instrumentos que maneja. Lo curioso es que a pesar de que esta sugerencia ya se hiciera en 1980 en el libro "Un solo mundo, voces múltiples: Comunicación e información en nuestro tiempo", más conocido como el Informe MacBride, hasta ahora no se ven señales empíricas de cambio en ese sentido, por lo menos no dentro del campo periodístico.

    El diagnóstico realizado en el Informe MacBride por 16 expertos sobre la situación de la comunicación en el mundo en la época de la guerra fría entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética, hizo notar que la definición de la noticia es muy "estrecha" y que, por ello, la misma debe ser revisada:

    "El debate actual se ha ocupado primordialmente de las noticias 'duras', es decir, los hechos recopilados e informados por las agencias noticiosas y los medios masivos. La determinación de la 'distorsión' de las noticias depende en última instancia de nuestra definición de lo que sea 'noticia' y lo que genere 'valores de las noticias'. Tradicionalmente, se incluyen los elementos siguientes en toda definición de noticias: las noticias deben circular rápidamente después de un suceso, tener interés general, proveer información que no se ha dado antes y que puede ser útil para tomar decisiones, y representar un alejamiento de la pauta ordinaria de la vida.

    Aunque convienen en que deberán incluirse estos elementos, muchos periodistas, investigadores y políticos, sobre todo de los países en desarrollo, creen que esta definición es demasiado estrecha. En su opinión, debieran incluirse varios otros criterios para que la información tenga una pertinencia máxima para quienes la reciben. La noticia no es neutral jamás" (MacBride, 1993, págs. 135-136).

    Esto que en el Informe MacBride se denomina "definición demasiado estrecha" de la noticia es la que gobierna hasta hoy. Aún más, se está revitalizando en Internet debido a que los manuales que enseñan cómo escribir para la web están asumiéndola como la estructura ideal.

    En el libro "Cómo escribir para la web" de Guillermo Franco (libro financiado por la Knight Centerfor Journalism), él justifica el uso de la pirámide invertida:

    "De acuerdo con Mencher, la pirámide invertida ha persistido porque satisface las necesidades de los usuarios de los medios. 'Los lectores desean saber qué pasa tan pronto la historia comienza a desenvolverse. Si es interesante, prestarán atención. De otra forma, se irán a otra parte. La gente está muy ocupada para detenerse sin ninguna recompensa', dice. Aunque Mencher no hizo esta afirmación en la versión original de su libro para referirse a textos escritos para internet, sino para impresos, esta forma de presentación de contenidos es la que más se ajusta al ambiente digital y satisface las necesidades de los usuarios, tanto en páginas de inicio, resultados de búsquedas y canales RSS, como boletines enviados a través de correo electrónico" (Franco s.f, p. 53).

    A quien le parezca extraño que la estructura de la noticia haya perdurado durante tantos años, Tanius Karam le dice que la noticia es un género que ha logrado "...un máximo de estabilización..." y, por tanto de previsibilidad, a pesar de que no llega a constituir un texto de grado cero, lo cual significa que no llega a recuperar y reflejar de la realidad mayores certezas como ocurría, probablemente, con la información científica (cf. 2003, p. 243).

    A pesar de ese máximo de estabilización de la noticia a la que se refiere Karam, la crisis que hoy toca a la comunicación en general y al periodismo en particular se convierte en el escenario ideal para revisar el concepto de noticia y también de la pirámide invertida que la alimenta, entre otras importantes herramientas.

    d) La generalización y el respeto a lo individual

    Cuando las y los periodistas decidan asumir a la crisis como una oportunidad y poner sobre la mesa del análisis sus herramientas, podrán divisar la vinculación que existe entre la generalización en el periodismo y el eurocentrismo, por cuanto en ambos casos el emisor de un mensaje parte de la idea de que su forma de ver el mundo representa la manera correcta y, a partir de allí, tiende a juzgar a los demás. En la medida en que los "otros" u "otras" se asemejen a él, serán aceptados. Ello llega junto con la tendencia a meter a todo ser humano en la misma bolsa de una determinada manera de pensar y concebir el contexto histórico, político, social y económico a partir de lo que se denomina generalización.

    A esto cualquier periodista podría cuestionar: "¿De qué generalización me hablan si yo jamás generalizo?". Una de las formas casi invisibles de este problema se encuentra en la manera en que se trata a las fuentes como si todas provinieran de la misma cultura, invisibilizando su forma de ver el mundo y ello ocurre en el momento en que a las fuentes únicamente se les pregunta su nombre y cargo; pero no otra información que permita efectuar una mínima contextualización, tan urgente y necesaria hoy.

    ¿Por qué es importante en periodismo contextualizar a las personas? Para empezar, porque parte del respeto que merecen como ciudadanas tiene que ver con no mirarlas de manera homogénea en cuanto a englobarlas en un solo compartimento y evaluarlas a partir de ese lugar, lo que hacía, precisamente, la mirada eurocéntrica.

    Todo lo contrario, cada persona proviene de una historia o una realidad que merece ser conocida y reconocida porque sólo así se podrá entender mejor una determinada información. Por ejemplo, cuando un Mandatario que proviene de una cultura indígena indica que tomará alguna decisión con las organizaciones de base, esto podría ser entendido como un lavarse las manos porque en culturas eurocéntricas existe la costumbre de tomar decisiones de arriba hacia abajo y no al revés. Sin embargo, si el periodista contextualizara a tal persona explicando que en su pueblo se analiza y decide en asambleas o cabildos, entonces, nadie pensaría que tal ser humano está siendo irresponsable como líder.

    El problema y ruido informativo que la falta de contextualización de las personas o grupos genera en la información no es menor, peor en un mundo globalizado donde el lector recibe información que proviene de culturas de las que poco o nada sabe y, por ello, lo que éstas hagan le parecerá cuestionable o insólito por falta de esa contextualización.

    Por ello, las formas en que la generalización puede colarse en el periodismo son múltiples y no sólo aquella conocida por las y los periodistas que significa volver plural lo singular. Por ejemplo, cuando la opinión de una, dos o diez personas es utilizada para indicar que toda la población es la que opina.

    A la contextualización de la persona habrá que añadir la precisión en el dato que ayuda a evitar la generalización e impulsar el respeto hacia el "Otro" u "Otra", aporte de la comunicación intercultural en la que también se ha venido trabajando para reconocer, respetar y contextualizar a las personas, ni siquiera sólo como parte de grupos sociales, sino individualmente.

    Andar el trecho entre un ser humano y el "Otro" desde una verdadera comunicación entendida ésta como un diálogo constructor de sentidos no es sencillo por cuanto implica, entre otras cosas, frenar los prejuicios que normalmente adquieren la forma de juicios de valor o adjetivos calificativos en un material periodístico, entre otras maneras extremas como la minimización o la invisibilización mediante la anulación de una declaración, porque no se está de acuerdo con ella y porque se considera que quien la sustenta no es lo suficientemente importante para aparecer en un medio de difusión.

    e) La adjetivación y las otras formas de ver el mundo

    Tanto los juicios de valor como los adjetivos calificativos presentan los siguientes problemas: el primero se produce cuando el emisor sustituye la información con un juicio o adjetivo y el receptor no recibe los datos exactos, sino valoraciones sobre éstos. Quien lee o escucha termina imaginando una realidad distinta a la ocurrida porque la decodificación que realiza del mensaje parte de una escala distinta a la del periodista. Por ejemplo, si uno lee en un diario: "La bella mujer se le acercó", ¿qué tipo de mujer imaginaría? La respuesta variará de lector en lector porque no todos tienen en la cabeza parámetros de belleza idénticos, peor si esto se lee de una cultura a otra (cf. Canedo, 2010, p. 186-187).

    Este primer problema lleva al segundo: los juicios de valor y adjetivos ocasionan una especie de ruido informativo o tergiversación que no coadyuva periodísticamente en nada que justifique su utilización porque no informan.

    Peor aún, cuando son usados de manera negativa tienden a discriminar a personas, ya sea por su forma de pensar, por su credo o tendencia política. Por ello, la discriminación a nivel periodístico pasa normalmente por este indicador.

    Si bien no faltarán las personas que defiendan a capa y espada la posibilidad de usar en periodismo adjetivos calificativos, existe una razón muy sencilla por la que éstos no debieran ser utilizados en un país como Bolivia: cada cultura tiene una forma distinta de ver el mundo que debe ser respetada y, por tanto, una manera diferente de calificar (cf. Ibídem, p. 186).

    f) La planificación y la visibilización

    Existen en las sociedades sectores que tradicionalmente han sido discriminados no sólo en su acceso a la información y comunicación como derechos, sino por la manera en que son insertados en los artículos informativos. Uno de ellos es el de las mujeres. Si bien no es el único porque también están las personas con discapacidad, los migrantes, los indígenas, los adultos mayores y los menores de edad, se hace notar más el de ellas porque numéricamente representan, en algunos casos, la mitad de las poblaciones.

    Lamentablemente, en ese punto no se ha avanzado mucho hasta hoy a nivel periodístico. Ni siquiera el hecho de que muchas mujeres hayan logrado ocupar puestos estratégicos en los medios de información ha dado lugar a que mejore mucho más la visibilización de las mujeres como fuente de información y esto se debe a que ellas son ignoradas desde la misma planificación de la cobertura que se efectúa en un determinado medio.

    Cuando las y los periodistas planifican su información, normalmente incluyen los nombres de las fuentes de acuerdo a la representatividad de éstas en la sociedad y, sobre todo, en los órganos de poder. No se fijan si dichas personas son hombres o mujeres. Empero, como en la sociedad aún predomina el desequilibrio en el acceso de varones y féminas al poder, ellos terminan siendo en número más porque son los más "representativos".

    En la investigación "Características del perfil periodístico del editor y editora de la prensa paceña en 2012, que pueden coadyuvar o perjudicar en el desarrollo de un periodismo inclusivo en los periódicos de La Paz. Casos: La Razón, La Prensa, Página Siete y El Diario" se efectuó a periodistas editores y editoras preguntas como: "¿Y cuáles son los parámetros para elegir una fuente?", todas las respuestas de las y los entrevistados fueron similares a la siguiente: "Que tengan representatividad, que tengan una potestad, sean autoridades, dirigentes, que sean representativos(E2)" (Canedo, 2013, p.184).

    En dicha investigación se pudo verificar que en el 61,2 por ciento de 147 artículos revisados en los cuatro periódicos mencionados no existe equidad alguna de género y sólo en el 19 por ciento de éstos se puede encontrar tal equilibrio o cualidad (Ibídem, p. 157).

    En tal indagación, todas las editoras y editores entrevistados confesaron que durante la planificación jamás se fijan si quien deben entrevistar es hombre o mujer, únicamente ven si es "representativo/a". Cuando se preguntó a uno de ellos si al planificar con sus redactores toma en cuenta la equidad de género en el manejo de las fuentes, respondió: "Nosotros lo único que vemos es ver si están las fuentes que deben estar. Por ejemplo si está la Policía, si está el Ministerio Público. Pero si su Presidente es varón o mujer, no vemos, no se toma en cuenta (E3)" (Ibídem, p. 185).

    Dos de las personas entrevistadas son periodistas mujeres que aseguraron que intentan ser inclusivas en su trabajo cotidiano; sin embargo, tampoco toman en cuenta a las mujeres en el momento de planificar porque lo que guía su trabajo cotidiano es la "representatividad", categoría que como ya se vio con Alicia Cytrynblum y Miguel Rodrigo Alsina siempre estuvo vinculada al poder.

    A eso se referían organizaciones internacionales vinculadas a los medios de información como la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC) y la Federación Internacional de Periodistas (FIP) cuando indicaron en 2012 que las mujeres deben ser pensadas e incluidas en las noticias desde la fase de planificación en las redacciones de los medios de información.

    Ambas organizaciones lanzaron juntas en 2012 dos herramientas como parte del Proyecto de Monitoreo de los Medios Globales. Se trata de una propuesta con dos componentes (textos) denominados de una sola forma: "Herramientas de aprendizaje para un periodismo de género-ético y políticas en las empresas editoriales". El primero es de corte conceptual y el segundo procedimental, una guía para la labor periodística cotidiana.

    En el primer texto, se advierte que los pasos dados en pos de una mayor equidad de género en las noticias no son suficientes y se aconseja que todas las personas vinculadas a los medios se pongan manos a la obra para de una vez avanzar en este sentido.

    "La representación de género no es un asunto de las mujeres; no habrá una representación de género en forma equitativa y ética hasta que sea una preocupación de todas las personas que participan en la sala de redacción y más allá de ésta. Periodistas, fotógrafos/as, editores/as, camarógrafos/ as, caricaturistas, empleados/as que laboran en los medios, órganos autoreguladores, escuelas de periodismo, asociaciones y sindicatos, cada uno de ellos/ellas tienen un papel que desempeñar para asegurar que los medios sean un reflejo efectivo de la sociedad. Los actores de la sociedad civil pueden apoyar este proceso mediante monitoreo, diálogo y alianzas positivas con los medios" (WACC y FIP, 2012, p. 4).

    Y la WACC y la FIP también hacen notar cuán importante es esto para poder hablar de cobertura equilibrada e incluyente y, por qué no decirlo, de periodistas y secciones inclusivos:

    "Es momento de que los medios informativos -y los/as profesionales de los medios- caigan a la cuenta de la importancia que tiene el género como una lente esencial a través de la cual hay que examinar todos los eventos y temas para poder narrar la historia completa. Para que la cobertura sea más incluyente y equilibrada, no sólo los/as reporteros/corresponsales, sino la gama de profesionales que en conjunto arman el contenido de los medios -incluyendo el contenido visual- debe estar consciente de la necesidad de tomar en consideración el factor género en el proceso de decidir qué cubrir y cómo cubrirlo" (Ibídem, p. 10).

    Al respecto, cabe hacer notar que uno de los planteamientos importantes de las herramientas proporcionadas por la WACC y la FIP consiste en decirles a los periodistas que la equidad de género hay que buscarla o, en otras palabras, que desde la planificación de la cobertura hay que pensarla. ¿Por qué esta sugerencia es tan importante para los y las periodistas? Si se toma en cuenta que las fuentes casi siempre estuvieron vinculadas al poder como lo hizo notar la periodista Alicia Cytrynblum (cf. 2004, p. 50) e históricamente las mujeres no tuvieron un lugar allí como para poder ser consideradas "representativas", se está frente a su invisibilización como fuentes de información. Por ello, Cytrynblum decía que el 80 por ciento de las fuentes utilizadas por los periodistas está articulado al poder. Dentro de ese porcentaje, ¿cuál es el que ocupan las mujeres? Quienes fueron responsables del Proyecto de Monitoreo de los Medios Globales revelaron en 2012 un promedio global de apenas una mujer por cada cuatro hombres en las noticias de radios, canales de televisión y prensa. En 15 años se habría mejorado de una mujer entre cinco a una entre cuatro fuentes (cf. WACC y FIP, 2012, s.p.).

    g) La pluralidad y la igualdad

    Uno de los problemas de la herencia de los ancestros en la casa de una persona es que comienza a mezclarse con los objetos que ésta compró o hizo y si la influencia de aquéllos fue muy grande, no deberá extrañar que lo nuevo tenga, también, cara de viejo por la forma en que se lo labró. En otras palabras, cuanto menos se mire hacia atrás y hacia adelante y menor consciencia se tenga del tipo de suelo que se pisa, no sólo se parecerá nuestro rostro al del abuelo, sino que cuando caminemos lo haremos como él.

    Algo así ocurre en el periodismo. La nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia reconoce, junto con la de Ecuador, el Derecho a la Comunicación e Información desde el año 2009. Se trata, evidentemente, de un derecho en construcción por cuanto aún habrá que ver qué entenderán los bolivianos por el mismo.

    Más allá de tal alcance, lo que sí está claro es que tal derecho está totalmente atravesado por la pluralidad. En la investigación de las características del perfil periodístico del editor y editora de la prensa paceña en 2012, que pueden coadyuvar o perjudicar en el desarrollo de un periodismo inclusivo se pudo determinar que si bien las y los periodistas entienden en términos generales qué significa tal término, en la práctica aún están lejos de aplicarlo por cuanto nuevamente emergen desde lo más profundo las jerarquizaciones de los seres humanos activadas por aquello que es o no noticia.

    Esto significa que una vez más el número de mujeres, indígenas, personas con discapacidad, adultos mayores y otros sectores postergados aparecerá en la medida de cuán "representativos" son en una sociedad. De ese modo, el ciudadano de a pie únicamente servirá para convertirse en el recurso estilístico de la noticia para que ésta aparezca con las pinceladas de una crónica gracias a la historia que ese ciudadano de poca monta pudo contar. A esa conclusión se llega cuando las y los entrevistados respondieron sobre la organización de las fuentes dentro de un texto:

    "Para que tu sección sea lo más plural posible, ¿qué parámetros tomas en cuenta?

    'Primero el tema, en el que tratamos de buscar voces. Primero fuentes judiciales, segundo, instituciones que trabajan con el tema; tercero, hacer caer esto en historias, gente que te pueda contar historias. Esas son las partes más importantes. Fuentes oficiales que validen lo que has investigado, luego las comunes y corrientes y tercero especialistas; y cuarto, instituciones que trabajen con eso (E3)'" (Canedo, 2013, p. 201).

    Por ello es que puede ocurrir (ya está sucediendo), que la supuesta pluralidad aparezca en los textos periodísticos de acuerdo a una estratificación de las fuentes de información donde unas son más que otras, dependiendo de cuán "representativas" son. El que ante los ojos de la sociedad y de las y los periodistas no pese nada se convertirá, con suerte, en un recurso estilístico dependiendo de cuán trágica, cómica o pintoresca resulte su historia.

    h) Códigos de ética e indicadores precisos

    Cuando las y los periodistas decidan llevar a la mesa de disección sus instrumentos para ponerlos bajo la lupa, la única brújula que podría guiar sus ojos en dicha operación está guardada en los códigos de ética. Sin embargo, éstos también tendrán que ocupar un lugar en dicha mesa...

    Una característica común a todos los códigos de ética no sólo bolivianos, sino de otros países, es que los mismos incluyen principios, pero no indicadores más concretos sobre qué se tiene que entender exactamente por una directriz dada, importante a tomar en cuenta en el momento en que se habla de construir un periodismo más inclusivo por cuanto si bien un principio puede servir como una luz para el camino, no necesariamente implica el trazo de la vía a seguir. Y este problema ya lo hizo notar el Observatorio Nacional de Medios a través de un análisis realizado por Bernardo Poma, en el que indicó lo siguiente:

    "Menos de la quinta parte (19%) de los códigos de ética de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP), la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (CSTPB) y el Consejo Nacional de Ética Periodístíca (CNÉP) consigna, con escasa explicación, algunos estándares de calidad técnico-profesional para el manejo responsable de la información de interés público" (Poma, 2011, p. 233).

    ONADEM llegó a esa conclusión después de analizar los códigos de ética de la Asociación de Periodistas de La Paz, de la Asociación Nacional de la Prensa y de la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia.

    Efectivamente, decirle a una o un periodista que tiene que ayudar a preservar los derechos humanos de ciudadanas y ciudadanos en general y que, además, también debe coadyuvar en la preservación de la paz y la democracia puede sonar a contar con una ley sin reglamento en un país, por cuanto ¿qué significa con exactitud todo esto en el trabajo cotidiano de un/a periodista?

    Por ello no debería extrañar a nadie que investigaciones realizadas en Bolivia hayan indicado en más de una ocasión que las y los periodistas no conocen, en general, sus códigos de ética. Ya lo dijo la indagación de John Virtue en 1995, luego lo hizo notar la de Raúl Peñaranda en 2002 y lo volvió a confirmar Carlos Aldana en 2009 mediante una encuesta realizada a 400 periodistas en las nueve capitales de departamento de Bolivia más El Alto. Si bien en la encuesta, el 67 por ciento de los consultados respondió que sí conoce los códigos de ética, el momento de contestar cuál es el artículo más importante de los mismos, el 33,25 por ciento figuró con no sabe o no responde. En segundo lugar se ubicó la veracidad informativa, en cuarto lugar la imparcialidad informativa y así sucesivamente. Curioso, no apareció por lado alguno el servicio al bien común o a la sociedad.

    Es más, cuando se preguntó si la defensa de la democracia y del pueblo es un precepto de los códigos de ética, el 33,5 por ciento dijo que ésta es una afirmación relativamente cierta; frente al 10,25 por ciento que indicó que es falsa (cf. Gómez, 2010, p. 229-235). En 2013, la indagación sobre las características del perfil periodístico del editor y editora de la prensa paceña lo volvió a confirmar.

     

    III. Necesarias preguntas para el análisis

    ¿Quién quiere ser periodista?, parece la pregunta del millón de hoy desde que las puertas de diarios se han cerrado y otras aún siguen abiertas porque algún millonario se compró el medio de información como ocurrió en agosto de 2013 cuando el fundador de Amazon, Jeffrey P. Bezos, adquirió el periódico estadounidense The Washington Post en 250 millones de dólares.

    Los debates internacionales continúan... Unos culpan a las nuevas tecnologías de la caída del tiraje de los diarios y otros critican a los periodistas por no haber tenido la capacidad de captar las expectativas de sociedades cada vez más complejas. Es probable que, en realidad, la respuesta también sea compleja.

    En estos tiempos de crisis y, por tanto, también de oportunidades de cambio, las y los periodistas podrían dejar por un momento su trabajo para mirar hacia atrás y luego mirarse frente a un espejo para preguntarse cuál es la función que hoy cumplen en las sociedades democráticas. Luego sería aconsejable que depositaran sobre la mesa ya instalada todas sus herramientas, incluyendo sus códigos de ética y su forma de aproximarse a los hechos para aprehenderlos y recortarlos mediante la pirámide invertida de la noticia. Después convendría que se formularan muchas preguntas...

    Si siguieran los consejos del Informe MacBride de convertir a la noticia en una información pertinente para el ciudadano, deberían preguntarse: ¿Qué características debería tener ésta?, para luego intentar responder a la siguiente interrogante: ¿Las necesidades y expectativas de las sociedades del Siglo XIX cuando nació la pirámide invertida son las mismas que las del Siglo XXI?

    Si las preguntas de la pirámide invertida suelen convertir al periodista en una especie de jardinero que poda los hechos sociales a través de las seis preguntas, ¿convendrá aumentar más interrogantes al margen de las tres que ya añadió Álex Grijelmo? Y si los datos que proporciona una fuente provienen de una persona portadora de una forma de mirar el mundo específica dependiendo de la cultura de la proviene, ¿no se tendría que trabajar con una especie de pirámide invertida dentro de otra pirámide? Aún más, ¿existirá alguna otra forma de acceder a esa información "pertinente" que no sea únicamente a través de seis preguntas?

    Caminando más allá. Si en una información la adecuada contextualización es esencial, ¿cuál es la pregunta exacta que la activa?, ¿existe esa interrogante en la pirámide invertida? Si se piensa que tal función cumple el "por qué", se convendrá en que una pregunta de ese tipo sólo obligaría a reducir el contexto sólo a la o las causas cuando, en realidad, lo que se pretende es mostrar al lector procesos más que únicamente detonantes.

    Algo similar sucede con la pregunta "para qué" por cuanto si la anterior poda el pasado, ésta recorta el futuro a la funcionalidad o utilidad de toda acción cuando, en realidad, no todo puede ser reducido a tal categoría.

    ¿Cuál es, entonces, la pregunta que refleja mejor la contextualización tan necesaria y urgente? Es probable que, en realidad, no exista y por ello habrá que añadirla: ¿Cuáles son los antecedentes y el contexto que rodean al qué?

    Caminando mucho más allá. ¿Cómo debiera realizar su trabajo un periodista? ¿Será suficiente decirle que unos códigos de ética no desarrollados y que contienen únicamente principios un tanto generales son su brújula? ¿Cómo se debiera hacer para que la brújula que adopte lo acompañe a todos lados?

    Ésas son únicamente algunas de las muchas preguntas que en el campo del periodismo se debieran formular hoy porque si la obligación más importante de todo periodista es servir a la sociedad que está en constante movimiento y evolución, los instrumentos de aproximación de éste a ese mundo debieran, también, estar en constante construcción y revisión, a fin de no verse luego frente a disyuntiva de morir o reinventarse como hoy está ocurriendo.

    En ese reinventarse tendrá primero que identificar todo aquello que reduce el horizonte de su mirada por culpa de barreras levantadas por genes eurocentristas de vertiente positivista que no se desprenden de las estructuras más profundas en las que quedaron adheridos como abrojos. Ése es el primer paso: visibilizar aquello que nos hace menos inclusivos y ponerlo, de una vez, sobre la mesa....

     

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    Notas

    1 Nació en Cochabamba (Bolivia), en 1964. Es Licenciada en Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés y Magíster en Comunicación Estratégica de la Universidad Andina Simón Bolívar. Fue Editora de Política, Jefa de Informaciones y Editora General de La Razón; Editora de Política, Jefa de Informaciones y Jefa de Redacción de Presencia; Jefa de Redacción de Los Tiempos y Directora de La Prensa. Es cofundadora de la Fundación para el Periodismo. Junto a su esposo creó la empresa Nuevo Periodismo Editores. Actualmente es Jefa de Gestión Académica de las áreas de Periodismo Estratégico y de Redacción y Narración en la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo". Además de artículos periodísticos, publicó el libro "La brújula del periodista" (2010) y elaboró el "Manual de Estilo" y el "Diagnóstico de Contexto para el Cambio Curricular" de la Carrera de Comunicación Social mencionada.