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    Revista de Investigación Scientia

    versión On-line ISSN 2313-0229

    Rev Inv Sci v.6 n.1 Cochabamba oct. 2017

     

    ESTUDIOS

     

    El divorcio de los padres y la inteligencia emocional
    de los estudiantes del primer semestre de la
    Universidad Adventista de Bolivia, 2016

     

    The divorce of the parents and the emocional intelligence
    of the students from the first semester
    of the adventist university of bolivia, 2016

     

     

    Jenny Judith Maita Montevilla
    Jenny Maita Montevilla es Licenciada en Psicología, Magister en Educación
    Superior de la Universidad Mayor de San Simón y Magister en Terapia
    Familiar de la Universidad Peruana Unión. Bolivia.
    La correspondencia concerniente a este artículo puede ser enviada al correo: paraservirte3@gmail.com

    Recibido 19 de mayo de 2017 - Aceptado 31 de mayo de 2017

     

     


    RESUMEN

    El objetivo de este estudio fue determinar en qué medida el divorcio de los padres se relaciona con la inteligencia emocional de los hijos, en 80 estudiantes de primer semestre de la Universidad Adventista de Bolivia, 2016.

    Se trata de una investigación de tipo descriptivo, cuantitativo y correlacional, cuyo diseño es no experimental y de corte transversal; en su desarrollo se utilizaron dos instrumentos para recoger la información: el cuestionario de divorcio Quintero (2013) y el "BarOn Emotional Quotient Inventory (BarOn EQ-i" BarOn) (1997).

    Los resultados más relevantes encontrados giran en torno a la existencia de una relación inversa y significativa entre el divorcio de los padres y la inteligencia emocional de los hijos de la siguiente manera: Cuando el problema del divorcio de los padres tiende a agravarse, también tiende a disminuir la inteligencia emocional en su conjunto, es decir la inteligencia intrapersonal, la inteligencia interpersonal, la capacidad de adaptabilidad y el estado de ánimo. No ocurre lo mismo con la tolerancia a la tensión, misma que no varía ante la situación de divorcio de los padres.

    Palabras clave: divorcio, inteligencia emocional, estudiantes universitarios.


    ABSTRACT

    The objective of this study was to determine the extent to which parental divorce is related to the emotional intelligence ofthe children in 80 firstsemester students at Adventist University of Bolivia in 2016.

    It is a descriptive, quantitative and correlational research which design is nonexperimental and cross-sectional approach. In its development, two instruments were usedto collectthe information: the Quintero (2013) divorce questionnaire and the BarOn Emotional Quotient Inventory (BarOn EQ-i BarOn) (1997).

    The most relevant found results turn around the existence ofan inverse and significant relationship between the parents' divorce and the emotional intelligence of the children in the following way: when the problem of parental divorce tends to worsen, it also tends to diminish emotional intelligence as a whole, this means that intrapersonal and interpersonal intelligence, adaptability, and mood reduce. Itdoes not happen the same with tolerance for tension which does not change in the face of parents' divorce situation.

    Keywords: divorce, emotional intelligence, university students.


    RESUMO

    O objetivo deste estudo foi determinar até que ponto o divorce parental está relacionado à inteligência emocional das crianças em 80 alunos do primeiro semestre na Universidade Adventista da Bolívia em 2016.

    É uma pesquisa descritiva, quantitativa e correlacional cujo projeto é nãoexperimental e abordagem transversal. No seu desenvolvimento, utilizaram-se dois instrumentos para coletar a informação: o questionário de divórcio de Quintero (2013) e o Inventário de Quociente Emocional BarOn (BarOn EQ-i BarOn) (1997).

    Os resultados encontrados mais relevantes revelam a existência de uma relação inversa e significativa entre o divórcio dos pais e a inteligência emocional das crianças da seguinte maneira: quando o problema do divórcio dos pais tende a piorar, também tende a diminuir a emoção inteligência como um todo, isso significa que a inteligência intrapessoal e interpessoal, adaptabilidade e humor reduzem. Não acontece o mesmo com a tolerância à tensão que não se altera diante da situação de divórcio dos pais.

    Palavras-chave: divórcio, inteligência emocional, estudantes universitários.


     

     

    Introducción

    La preocupación existente por el estado de disolución matrimonial en que se encuentran un sinnúmero de familias en la sociedad actual, ha dado lugar a estudios científicos desde varias perspectivas; no está demás decir que es una temática inagotable que tendrá que ser trabajada de manera permanente. (Instituto Nacional de Estadística, 2016).

    El reconocimiento y aceptación de la relación que existe entre el divorcio de los padres con la inteligencia emocional de los hijos es hoy en día tema de análisis y preocupación de profesionales de las ciencias humanas; quienes intentan entender, explicar, justificar, contener y apoyar a los hijos que son de una u otra forma partícipes directos o indirectos del trauma de la ruptura matrimonial de sus padres. Esta realidad trae consigo importantes consecuencias en el desarrollo y funcionamiento de su inteligencia emocional; repercutiendo esta última, no solo al interior de su sistema familiar sino también en los espacios inmediatos en los que el/la hijo/a se desenvuelve, tales como el ámbito social, profesional, laboral, relacional y otros (Roizblatt, 2013).

    Las estadísticas señalan que los porcentajes de divorcios se incrementan día a día en todos los estratos y culturas de la sociedad en su conjunto y se asume que los cónyuges no están obligados a vivir juntos si no lo desean. Tanto se facilita este nuevo modo de concebir el matrimonio como un simple contrato que se puede disolver ante la negativa de vivir juntos, y aún las leyes a nivel nacional e internacional vienen diseñando nuevas maneras de facilitar su disolución legal con el fin de hacer menos traumática la desvinculación ante la sociedad y los propios demandantes. De lo que no se percata la sociedad es de los daños irreparables que el suceso ocasiona. Es sabido que todos los miembros de la familia disuelta quedan afectados (Ojeda & González, 2008).

    En ese entendido, si bien es necesario trabajar con las situaciones emergentes en todos los miembros de la familia, en la presente investigación se atiende una de las áreas más vulnerables del ser humano y que, dicho sea de paso, dentro de los paradigmas científicos contemporáneos, se considera como un pilar fundamental de la salud mental: la inteligencia emocional.

    Por tanto, a lo largo de todo el trabajo se intenta recoger los principales conceptos y propuestas teóricas, tanto del divorcio como acontecimiento indeseable, pero presente en la experiencia de la familia como de la inteligencia emocional que cada miembro viene gestionando en esa familia en su condición de hijos que, absorben todos los nutrientes y el fundamento para desarrollarse en la vida antes de emprender su propio vuelo. El propósito de tal emprendimiento es identificar la relación existente entre el divorcio de los padres y la inteligencia emocional de los hijos, de modo que estos hallazgos puedan ser luces para diseñar acciones de apoyo a las poblaciones afectadas y a su vez constituirse en pilares de futuras investigaciones que enriquezcan aún más la temática.

    No es difícil percibir alrededor, sufrimiento y frustración en los niños y jóvenes que atraviesan por el duelo de la separación de sus padres y los recursos teóricos están disponibles, lo que hace falta es asumir una actitud de auténtico servicio humano y profesional, basado en la postura bíblica, donde se recoge innumerables ejemplos de amor, solidaridad y acompañamiento para estas poblaciones vulnerables. Si se quiere construir sociedades mejores en esta tierra, ya no se puede esperar que sean estos individuos que visiten el consultorio profesional, sino antes bien, hay que ir en su búsqueda, y lo paradójico es que no están lejos, sino al paso de cada quien, todos los días.

    En este marco contextual gira la investigación, misma que atiende dos variables que revelan relación inversa y significativa entre sí: divorcio e inteligencia emocional.

    Por un lado, el divorcio que se entiende como la ruptura, la disolución del vínculo matrimonial en el sub sistema conyugal dejando a la deriva el subsistema de los hijos (Morgado & González, 2001). Para su estudio se tomará como base de estudio una sistematización ofrecida por Quintero (2013).

    Por otro lado, la inteligencia emocional participa como otra variable de estudio, basados en las aportaciones de BarOn (2000), Mayer y Salovey (1997) y otros estudiosos de este componente de la naturaleza humana. Estos autores la definen como un conjunto de habilidades y competencias que representan una colección de conocimientos usados para afrontar diversas situaciones. De modo que cuando las circunstancias inmediatas que rodean al individuo son saludables, le permiten desarrollarse con efectividad y en consecuencia ser sujetos diferenciados en su sistema familiar y social (Kerr, 2003).

    Para los efectos de la investigación, se llevó a cabo la tarea de recolección de información en la Universidad Adventista de Bolivia, el año 2016 con todos los estudiantes universitarios del primer semestre de las 11 carreras de la mencionada casa superior de estudios; siendo un total de 80 estudiantes procedentes de hogares con divorcio que participan del estudio.

    Se trabajó en el tipo de investigación no experimental de corte transversal y de alcance correlacional; siendo el principal objetivo determinar la relación del divorcio de los padres con la inteligencia emocional de los hijos en su calidad de estudiantes universitarios (Hernández, Fernández, & Baptista, 2010).

     

    Divorcio

    El término proviene del latín divortium, del verbo divertere, separarse, irse cada uno por su lado. Puede definirse como la ruptura de un matrimonio válido viviendo ambos esposos (Morgado & González, 2001).

    Montero (1990) citado por Sar-quis (2014, p. 28) dice que "el divorcio es la disolución del vínculo del matrimonio en vida de los cónyuges, decretada por autoridad competente por causas posteriores a la celebración del matrimonio y establecida por la ley". En tal sentido, el divorcio se entiende como la disolución del vínculo matrimonial que deja a los cónyuges en la posibilidad de contraer otro matrimonio. Por su parte, Samos (2015) señala que el divorcio aún en las sociedades más liberales representa el fracaso emocional y la destrucción de las ilusiones. En una sociedad más conservadora como la boliviana, se ve como una catástrofe el dejar sola a la pareja ante la desaprobación de los que los rodean.

    Las razones por las que un matrimonio fracasa son demasiadas para hacer una lista, pero no puede faltar el "quién tuvo la culpa". Sin embargo, echarse la culpa mutuamente no cambia las circunstancias en cuestión. El hecho queda en que cuando un divorcio se hace definitivo ambos tienen que adaptarse a la nueva situación (Roizblatt, 2013).

    En un divorcio no existen ganadores. Las raíces del divorcio, es decir, de la ruptura de los lazos matrimoniales, se localizan en algún lugar del pasado, antes del evento en sí y traen consigo efectos que se extienden al futuro. Este suceso afecta profundamente a cada uno de los miembros de la familia y cada individuo se verá forzado a manejarlo aprendiendo nuevas formas de relacionarse con otros y con la sociedad en general (Juarez, 2002).

    Familia y divorcio

    Las familias de hoy en día han entrado en una especie de adormecimiento, priorizando otras múltiples actividades que mantienen ocupados a sus miembros hasta que se percatan de que algo ya no anda bien. Es en ese momento cuando se quiere encaminar las cosas en su cauce normal y a menudo suele ser tarde; si bien los lazos que los unen son profundos, también se pueden debilitar hasta el límite de su disolución, es decir, el divorcio. Los estudios realizados en esta temática señalan que a medida que avanza el desarrollo y la ciencia, el porcentaje de familias monoparentales u otras formas de organización, que no necesariamente corresponde con el modelo tradicional, aumenta estrepitosamente (Maganto, 1999).

    Sandoval (1996) citado por Limón, (2012) afirma que el divorcio es un intento por resolver los conflictos que se dan por las exigencias de la vida marital. Mientras que Westman y Cline (1973) citado por la misma autora, señalan que el divorcio es una medida drástica que los esposos toman cuando el matrimonio no funciona y esto afecta directamente a la pareja, ya que se altera el estilo de vida de las personas involucradas, debido a que el divorcio va acompañado de sufrimiento y perturbación. En este sentido, "la familia está considerada como un grupo de pertenencia, primario, anexados mediante vínculos consanguíneos, donde se establecen una serie de sentimientos y de lazos afectivos. Se forjan expectativas, se aprenden, afianzan valores, creencias y costumbres. En ella, el individuo se inicia y desarrolla desde temprana edad" (Crespo, 2005, p. 37).

    Desde que se planteara el concepto de familia como se lo ha hecho hasta la actualidad, ha sufrido modificaciones sustanciales y las estadísticas lo confirman. La manera de percibir a la familia hoy en día responde a fenómenos más de tipo utilitarios que de tipo relacional y vincular; sus miembros están concentrados en actividades laborales, de estudio, de un sinnúmero de actividades que consumen su tiempo y energía, quedando poco o nada para la atención, tanto de la relación conyugal como de la relación parental. Entonces, la consecuencia esperable es la disolución matrimonial que tarde o temprano le cobra a la familia, principalmente a los cónyuges su estabilidad y permanencia (Martin, 2010).

    Ya no es un fenómeno raro encontrar en todos los estratos sociales y etapas del ciclo vital de la familia la experiencia del divorcio; esto solo problematiza lo que ya trae de por si sus propias complicaciones. "Las tasas de divorcio indican simplemente que no se quiere seguir casado si no se es feliz, pero el incremento de segunda nupcialidad confirma el deseo de buscar por este medio la felicidad deseada. Estamos en el momento de redefinir la familia por sus funciones y no por su estructura, incluyendo todas las formas sociales de convivencia" (Maganto, 1999, p. 44).

    Según esta autora, el fenómeno no acaba con el divorcio, sino que las cosas van más allá de una disolución, lo que traería aún más complicaciones para los hijos, ya que estos tendrían que reorganizarse en su adaptación adecuadano noa un nuevo sistema familiar. Por ello, "el divorcio es un acontecimiento en el que están involucrados muchos sentimientos, especialmente de dolor, que impacta no sólo a la pareja sino a toda la familia. El divorcio es la muerte de una relación, y como tal, es necesario vivir el luto de este trauma, de esta pérdida" (Garces, Pruneda, & Venegas, 2010, p. 9). Al ser un dolor de tal impacto, no se puede dejar de ver a la familia como un todo y no solo por sus partes; en consecuencia, tanto el subsistema de la pareja como el de los hijos requieren apoyo profesional oportuno.

    En consecuencia, es preciso atender la problemática del divorcio, planteando alternativas de apoyo a estas poblaciones vulnerables; y, de hecho, hay varios autores que proponen medidas para contrarrestar los efectos nocivos para los implicados. Tal es así que (Roizblatt, 2013, p. 77) señala lo siguiente: "...la forma inadecuada y disfuncional de vivir el proceso de la separación y no la separación en sí misma. De ahí la importancia de que esta etapa, tan difícil y penosa en la vida de la mayoría de los hijos, se lleve a cabo de manera que tenga las menores repercusiones negativas posibles".

    La inteligencia emocional

    La inteligencia emocional, viene a ser la "habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender emociones y el conocimiento emocional y la habilidad para regular las emociones promoviendo un crecimiento emocional e intelectual" (Mayer y Salovey 1997 citado por Fernández & Extremera, 2005, p. 69). Estos autores señalan que la inteligencia emocional se constituye en el facilitador de un razonamiento más efectivo, proporcionando así al individuo mayores posibilidades de éxito en la vida.

    Para BarOn, la inteligencia emocional se define como un conjunto de habilidades, competencias, que representan una colección de conocimientos usados para afrontar diversas situaciones. Remarcando que el adjetivo emocional es empleado para revelar que este tipo de inteligencia es diferente a la inteligencia cognitiva. El trabajo teórico de BarOn combina lo que se puede calificar como habilidades mentales (autoconocimiento emocional) con otras características que pueden ser consideradas separables de la habilidad mental (independencia personal, auto reconocimiento, humor). BarOn (2000). La inteligencia emocional es definida por el autor como una variedad de aptitudes, competencias y habilidades no cognoscitivas que influyen en la capacidad de un individuo para lograr el éxito en su manejo de las exigencias y presiones del entorno. Como tal, es un factor importante para determinar la capacidad de alcanzar el éxito en la vida e influye directamente en su bienestar psicológico general (por ejemplo, la condición mental actual del individuo o su nivel general de salud emocional).

    Inteligencia emocional y matrimonio

    Las personas que, en la actualidad, como parte de sus propios valores, inculcados desde su propia cultura, han formado un matrimonio, que puede tener hijos o no tenerlos, pero que finalmente son estos matrimonios, quienes integran un sector importante de las sociedades contemporáneas, desde el cual se generan y educan una gran cantidad de individuos bajo el concepto tradicional de familia nuclear. Desde la mirada de estos matrimonios actuales la pregunta es ¿qué es la inteligencia emocional? Y, sobre todo, ¿por qué es necesaria para vivir en pareja, para vivir una relación matrimonial? (Oriza, 2014).

    Pues bien, una importante razón se deriva precisamente de la realidad social que ha tocado vivir; esta realidad que muestra que muchas personas ya no creen en el matrimonio, menos en la familia tradicional. Esta realidad puede generar la pregunta (más si hay problemas en la relación) ¿no se habrá cometido un error al decidir casarse?

    El tener problemas, el llevar el estrés al hogar, el enfrentar dificultades económicas, el ver disminuido el amor, el distanciarse por efectos del trabajo de cada uno, o por la llegada de los hijos que demandan mucho tiempo de atención; todas estas son circunstancias por las que la mayoría de los matrimonios modernos pueden pasar, y experimentar con ellas, todos los efectos o reacciones emocionales que las originan o que vienen aparejadas con el mismo evento. Entonces las reacciones emocionales ¿son normales? ¿Son parte del temperamento? o se necesita crecer en el dominio personal. ¿Las personas son lo suficientemente empáticas con su pareja, para comprender su propia realidad y los problemas que enfrenta?

    Dominio personal y empatía, son dos aptitudes que tienen que ver precisamente con la inteligencia emocional y su presencia coadyuva en gran manera la estabilidad matrimonial. Pero, además, tienen que ver con la comunicación, con el diálogo necesario para solventar los problemas y dificultades de la vida contemporánea.

    El mismo autor sigue haciendo las interrogantes. Realmente se puede vivir toda una vida juntos, ¿hasta que la muerte los separe? ¿Qué se necesita para fortalecer el amor o para lograr los objetivos de largo plazo que se propusieron al casarse?

    Todas esas cuestiones pueden responderse o al menos, podrán tener los elementos de análisis y reflexión en cada una de ellas, para resolverlos y para fortalecer la relación matrimonial, y lograr los objetivos de largo plazo, y renovar el amor que los llevó a comprometerse uno con el otro el día de la boda.

    Entonces, en el matrimonio es necesaria la inteligencia emocional, porque es la base de las adecuadas relaciones y una de las relaciones más complejas es la que se da dentro del matrimonio. Ver a la misma persona todos los días y además asumir el desafío de lidiar con él o ella el resto de la vida. Si bien son situaciones cotidianas que ocurren en un matrimonio, no todos los matrimoniados logran hacerlo adecuadamente. En este contexto saber perdonar es una segura clave de éxito, así como una adecuada comunicación, que les conectará a desarrollar relaciones interpersonales favorables. Sin embargo, los resentimientos, temores, dudas no caracterizan a una pareja que se maneja con inteligencia emocional. La autoestima por su parte juega un rol importante en la pareja y es un elemento infaltable de la IE. Las parejas que son tolerantes, tienen confianza, son respetuosas de la individualidad de su cónyuge, son alegres, disfrutan de la vida, etc. son aquellas personas que están ejercitando de manera óptima su IE. (Oriza, 2014).

    Finalmente, el mismo autor recalca que el servicio también es clave, el cónyuge debe saber mediar entre lo que le hace feliz a él o ella y lo que le hace feliz a la pareja o su familia; se trata de darle el valor que tiene la familia, es parte de las vivencias que revalorizan el matrimonio cada día.

    Por otro lado, (Sollee, 1999) representante del movimiento llamado Smart Marriages que, apuesta por las relaciones duraderas en la pareja, dice que un matrimonio inteligente es una relación sólida, cimentada en una meta común y cuajada de dificultades, una ocasión única para madurar y encontrar la plena satisfacción en la vida ¿cómo se llega hasta él? con educación. Y ese recurso educativo no excluye a los hijos, al contrario, ellos son el punto de mayor atención.

    Al respecto se señala que los padres debieran atender las manifestaciones de estrés de sus hijos y estar atentos a los indicadores que ellos manifiestan cuando perciben que sus padres están rompiendo el nido; a menudo presentan conductas de rebeldía, se resisten a asistir a la escuela, duermen menos o duermen más, pierden el apetito o lo aumentan, etc. Lo cierto es que hay conductas en los hijos que se modificarán sustancialmente y merece la pena detectarlos y atenderlos a tiempo (Rage, 1997).

    Acerca de la inteligencia emocional en jóvenes y adolescentes Trigoso, (2013) señala que conforme avanza la adolescencia el manejo de las emociones es más importante en términos de adecuado funcionamiento personal y social. Esto significa que a medida que los hijos crecen deberían tener mejor establecidas sus habilidades sociales, ya que de eso depende su ajuste psicosocial. Esta situación vendrá a agravarse con la experiencia del divorcio de los padres.

     

    Método

    El presente trabajo, se inscribe como una investigación de tipo descriptivo porque busca especificar propiedades, características y rasgos importantes del fenómeno analizado; cuantitativo porque busca cuantificar las variables utilizando magnitudes numéricas y es de tipo correlacional porque estudia el grado de relación estadística entre dos variables... Es una investigación que se enmarca en el diseño no experimental porque no hay manipulación deliberada de las variables y es de corte transversal porque mide la prevalencia de un resultado en una población definida y en un punto específico de tiempo (Hernández, Fernández & Baptista, 2010).

    Población y muestra

    Para este estudio se consideró un universo conformado por los estudiantes del primer semestre de las cinco facultades de la Universidad Adventista de Bolivia que sumaron 461 estudiantes; a ellos se les aplicó la encuesta para saber cuántos de ellos procedían de matrimonios con divorcio. De esta manera se estableció una población de 80 estudiantes que tienen este antecedente en sus familias; por lo tanto, se trata de una población muestral, no probabilística de estudio de caso cuantitativo, ya que no se sacó muestra, sino que se trabajó con toda la población identificada.

     

    Resultados

    En la Tabla 1, en cuanto al divorcio de los padres, se observa que la mayoría del sexo femenino consideran que el divorcio de sus padres trajo consecuencias en los hijos en un nivel promedio de 43.1% y del sexo masculino en un nivel significativamente bajo en 48.3%. Según la edad, la mayoría de los encuestados de 21 o más años consideran que el divorcio de sus padres alcanzó un nivel promedio en 50%, los de 19-20 un nivel significativamente bajo en 44.8% y de 17-18 años alcanzó un nivel promedio en 45.9%. Según la religión, la mayoría de los encuestados de otra religión no católica ni adventista consideran que el divorcio de sus padres alcanzó un nivel significativamente bajo en 43.5%, con respecto a los católicos alcanzó un nivel promedio en 57.1% y los estudiantes adventistas consideran que el divorcio de sus padres alcanzó un nivel significativamente bajo en 42%.

    Se observa en la Tabla 1, que la mayoría son del género femenino, tienen un nivel bajo de Inteligencia Emocional (IE) en 39.2%. Mientras que el género masculino tiene un nivel medio de IE en 41.4%. Según la edad, la mayoría de los encuestados de 21 o más años tienen un nivel alto de IE en 57.1%. Luego, la mayoría de los encuestados de 19-20 años tienen un nivel bajo y medio de IE en 37.9% respectivamente. Mientras la mayoría de los encuestados de 17-18 años tienen un nivel promedio de IE en 40.5%. Según la religión, la mayoría de los encuestados de otra religión no católica ni adventista tienen un nivel medio de IE en 39.1%. Luego, la mayoría de los encuesta-dos católicos tienen un nivel medio y alto de IE en 85.7%. Mientras la mayoría de los encuestados adventistas tienen un nivel medio y alto de IE en 36% respectivamente.

    Sobre la relación del divorcio de los padres con la inteligencia emocional, se observa que cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel alto de gravedad la inteligencia emocional es baja en 45.5%. Mientras que cuando divorcio de los padres alcanza un nivel bajo de gravedad, la inteligencia emocional es alta en 50%. Luego de que el modelo estadístico Rho Spearman reporta un coeficiente de correlación = -,289 y p = 0.009 donde p < a (0.05) la correlación es inversa y significativa. Lo que indica que cuando el problema del divorcio de los padres tiende a ser más grave, la inteligencia emocional de los estudiantes tiende a disminuir (ver Tabla 3).

    Sobre la relación del divorcio de los padres con la inteligencia intrapersonal, se observa que cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel alto de gravedad, la inteligencia intrapersonal es baja en 75%. Mientras que cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel bajo de gravedad la inteligencia intrapersonal es alta en 45.5%. Luego de que el modelo estadístico Rho Spearman reporta un coeficiente de correlación = -,213 y p = 0.045 donde p < a (0.05) la correlación es inversa y significativa. Lo que indica que cuando el problema del divorcio de los padres tiende a ser más grave, la inteligencia intrapersonal de los estudiantes tiende a disminuir (ver Tabla 4).

    En la Tabla 5, se observa qu cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel alto de gravedad, la inteligencia interpersonal es baja en 53.3%. Mientras que cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel bajo de gravedad la inteligencia interpersonal es alta en 57.1%. Luego de que el modelo estadístico Rho Spearman reporta un coeficiente de correlación = -,380 y p = 0.001 donde p < a (0.05) la correlación es inversa y significativa. Lo que indica que cuando el problema del divorcio de los padres tiende a ser más grave, la inteligencia interpersonal de los estudiantes tiende a disminuir.

    Se observa que cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel alto de gravedad, la adaptabilidad es baja en 42.4%. Mientras que cuando divorcio de los padres alcanza un nivel bajo de gravedad la adaptabilidad es alta en 75%. Luego, que el modelo estadístico Rho Spearman reporta un coeficiente de correlación = -,360 y p = 0.001 donde p < a (0.05) la correlación es inversa y significativa. Lo que indica que cuando el problema del divorcio de los padres tiende a ser más grave, la adaptabilidad de los estudiantes tiende a disminuir (ver Tabla 6).

    En la Tabla 7, se observa qu cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel significativamente bajo de gravedad, el manejo de la tensión es baja en 47.1%. Mientras que cuando divorcio de los padres alcanza un nivel bajo de gravedad el manejo de la tensión es alta en 50%. Luego de que el modelo estadístico Rho Spearman reporta un coeficiente de correlación = ,211 y p = 0.060 donde p > a (0.05) la correlación es no significativa.

    Se observa que cuando el divorcio de los padres alcanza un nivel promedio de gravedad, el estado de ánimo es bajo en 43.8%. Mientras que cuando divorcio de los padres alcanza un nivel significativamente bajo de gravedad el estado de ánimo es alto en 30.3%. Luego, que el modelo estadístico Rho Spearman reporta un coeficiente de correlación = -,275 y p = 0.014 donde p < a (0.05) la correlación es inversa y significativa. Lo que indica que cuando el problema del divorcio de los padres tiende a ser más grave, el estado de ánimo de los estudiantes tiende a disminuir (ver Tabla 8).

     

    Discusión y conclusiones

    Siendo que el objetivo planteado en la investigación apuntó a conocer en qué medida el divorcio de los padres se relaciona con la inteligencia emocional en estudiantes de primer semestre de la Universidad Adventista de Bolivia, se puede sostener que sí existe relación entre estas dos variables estudiadas. Cómo lo señalaran (Novo & Arce, 2003) la inteligencia emocional de todos los miembros de la familia queda afectada en mayor o menor medida, según cada circunstancia particular.

    De acuerdo a los resultados logrados en esta investigación, el divorcio de los padres se relaciona con la inteligencia emocional de los hijos de manera inversa y significativa en la medida que los primeros (los padres) viven una disolución conflic-tiva. De manera que cuando el divorcio de los padres tiende a tornarse más grave, la inteligencia emocional de los estudiantes (que son los hijos) tiende a disminuir.

    Esta realidad extraída de la vivencia de los estudiantes no es opuesta a lo que señalan los estudios realizados en el tema; tal es así que (Canton, Cortes, & Justicia, 2002) sostienen que el divorcio de los padres trae para los hijos heridas que desencadenan patologías diversas incluso mayores que las que podrían ocasionar el dolor de la muerte.

    Sin embargo, llama la atención que, según los hallazgos encontrados, no todas las áreas que componen la inteligencia emocional según el Inventario de Cociente Emocional (ICE) Reuven Baron (2000), se ven afectadas del mismo modo; una de esas es la referida al control de las tensiones.

    En consecuencia, el objetivo ha sido cubierto a lo largo de la investigación realizada en el sentido de que en términos generales la inteligencia emocional de los hijos queda afectada por el divorcio de los padres.

    Según Valdés, Carlos, Urias, & Ibarra (2011), las consecuencias trascienden hasta la vida universitaria y aún hasta la experiencia marital de los propios hijos; de ahí que estos resultados son esclarecedores y muestran pautas que permitirían tomar acciones concretas en términos de apoyo a estas poblaciones vulneradas. Se trata de que los jóvenes universitarios que pasan por situaciones de esta naturaleza podrían tener pocos recursos para afrontar la crisis, sea que se ven desanimados para proseguir con sus estudios; sea que se precipitan a tomar decisiones apresuradas como matrimonios prematuros con la intención de escapar de su realidad y se encuentran con la repetición del fracaso en su propia relación de pareja por patrones de conducta aprendidos en su familia de origen u otros factores que finalmente traen consigo frustración. En esa misma línea de investigación (Kerr, 2003) propone que dependiendo de cuán traumática haya sido la disolución de los padres, los hijos quedan afectados por el impacto de la ruptura. En suma, la consecuencia de este tipo de experiencias ocasiona el menoscabo de la inteligencia emocional de quienes lo viven.

    Al analizar de manera pormenorizada la relación entre el divorcio de los padres y la inteligencia emocional de los hijos, se encuentra que el primero y la inteligencia intrapersonal de los estudiantes guarda una correlación inversa y significativa, entendiendo que, si el divorcio de los padres se torna grave, la inteligencia intrapersonal de los estudiantes tiende a disminuir. Al respecto, (Escobedo, 2009) hizo un estudio acerca de la funcionalidad en los matrimonios adventistas de la Universidad Peruana Unión y su relación con la inteligencia emocional. Sus resultados señalaron que la inteligencia intrapersonal de los miembros de la familia, así como otras dimensiones, quedan afectadas por la ruptura de los progenitores.

    Los estudios realizados por (Valdés et al. 2011) una vez más ofrecen respaldo a los hallazgos obtenidos en esta investigación, dado que estos autores refieren en sus resultados de las implicaciones que tiene el divorcio de los padres aún en el rendimiento académico de los hijos y otras áreas del desarrollo del individuo.

    Barbero, Bilbao (2008), señalan al respecto que si bien es la pareja la que rompe su vínculo matrimonial, los hijos también pasan por un momento difícil y traumático; esto repercutirá sin duda en sus habilidades intrapersonales fundamentalmente.

    Son varios los autores que sustentan declaraciones en función de cómo se organiza la inteligencia intrapersonal en los individuos, especialmente en la etapa de la adolescencia, juventud y los años posteriores, (Bengoechea, 1992) es uno de ellos, y refiere en su estudio que cuando los adolescentes o hijos en general transitan la experiencia del divorcio de sus padres, presentan importantes alteraciones en el desarrollo de su personalidad que afectan su desenvolvimiento interpersonal e intrapersonal; especialmente en el tiempo inmediato a la ruptura de la relación de la pareja.

    Respecto a la inteligencia emocional interpersonal los resultados de la investigación refieren una correlación con el divorcio de los padres; esta es una correlación inversa y significativa en tanto que los problemas que caracterizan al divorcio de sus padres se agravan, no podría ser de otra manera. Estudios realizados por (Pilco, 2010), (Romero, 2014) y (Alvarez, 2015) entre otros, señalan que las habilidades de la inteligencia interpersonal se ven afectadas y debilitadas en los hijos cuando los padres han roto su vínculo matrimonial (Roizblatt, 2013) denomina a este fenómeno "rigidez emocional".

    La inteligencia interpersonal de jóvenes en situación de profesionalización es determinante, siendo que sea cual fuere la carrera profesional de su elección las habilidades sociales que devienen de la inteligencia interpersonal son fundamentales en su formación. Lo que se ha estudiado al respecto es que los hijos de padres divorciados son los que acuden a los servicios psicológicos y psiquiátricos con más frecuencia que los hijos de familias que no han transitado por la experiencia del divorcio. (Orgilés et al. 2007). Estos datos corroboran la relación que existe entre el divorcio y la inteligencia interpersonal de los hijos en la investigación, donde se ha identificado una correlación inversa.

    Acerca del divorcio de los padres y la inteligencia emocional de adaptabilidad de los hijos, los resultados de la investigación revelan que se encuentra una correlación inversa y significativa. Al respecto señalan (Fernández & Extremera, 2005) que la adaptabilidad es resultante del funcionamiento emocional que se va conformando en el día a día de la vivencia con el ambiente en el que el individuo se encuentra.

    La adaptabilidad es reconocida como la capacidad de un individuo para adaptarse a circunstancias impredecibles, dinámicas y que no le sean familiares, según lo señala BarÓn (citado por Abanto, Higueras, Cueto 2000). Desde esta perspectiva, se requiere que los hijos gocen de cierta estabilidad emocional para desarrollar esta habilidad; situación que no les es posible por la situación familiar que les aflige.

    En cuanto a la inteligencia emocional en el manejo de la tensión, se encontró llamativamente, que el divorcio de los padres no guarda relación con este aspecto de la inteligencia emocional, lo cual indica que, a pesar de estar el sujeto expuesto a situaciones adversas, puede salir a flote sin desmoronarse totalmente. Según Rage (1997) y McKay (2000) el divorcio de los padres sí trae dolor y estrés en los hijos; además de conductas llamativas como pérdida de apetito, variación en el sueño, actitud rebelde y otros.

    Esta aparente contradicción entre la teoría y la realidad que revela el presente estudio se explica a partir del reconocimiento de que las personas a medida que van creciendo y desarrollándose van adquiriendo también mayor capacidad de tolerancia y adaptabilidad para afrontar tal suceso (Garin, 1992). En consecuencia y reconociendo que la población de estudio está conformada por jóvenes saliendo de la adolescencia, se sostiene que el grado de afectación podría disminuir en el sentido de que ellos en su condición de jóvenes, ya han asumido responsabilidades y compromisos mayores de índole personal, que apunta a la consecución de sus propias metas, por lo que esas actividades generan su propia dosis de tensión, de tal modo que los factores estresantes que devienen del círculo familiar pasan a una especie de segundo plano (Roizblatt,2013).

    Por lo tanto, es una buena noticia saber que la situación de la separación parental no deje al estudiante sin recurso alguno para continuar con su vida. Es lo que se llamaría: una luz al otro lado del túnel.

    Dependerá de cómo se lleve a cabo la disolución de los cónyuges, siendo que muchos matrimonios se pierden en discusiones y peleas interminables, conflictuando no solo a sí mismos, sino principalmente a los hijos (Roizblatt, 2013).

    Finalmente, el divorcio de los padres se relaciona con la inteligencia emocional en el estado anímico de los estudiantes de manera inversa y significativa; dando como resultado una tendencia a presentar una actitud pesimista y negativa de la vida en la medida de que el cuadro del divorcio de sus padres sea más conflictivo.

    Al respecto BarOn (2000) señala que el estado anímico de las personas les permite experimentar el disfrute de la vida. En tal caso el divorcio de los padres afecta a los hijos en la medida de que no cuentan con un nido que les cobije y les de seguridad. Ese pesimismo y actitud negativa va a repercutir en la vida emocional en su conjunto, dando muestras de esto tanto en su manejo de sí mismo como en su intercambio social con los demás. Tal situación puede agravarse cuando los padres han tenido un desenlace conflictivo.

    Dependiendo de varios factores, entre ellos, el tipo de disolución, es decir cuan conflictivo o no pudiera haber sido, si los hijos fueron comunicados o fueron testigos mudos de lo que ocurría y otros, el estado anímico de éstos variará considerablemente, así lo afirma (Roizblatt, 2013). No solo el estado anímico, sino otras manifestaciones que en su conjunto revelan el doloroso camino que a los hijos les toca transitar cuando sus padres deciden romper su matrimonio (Dowling & Gorell, 2008).

    Estas son las razones por las que los hijos de padres divorciados se constituyen en poblaciones vulnerables que requiere de mayor atención social y profesional (Roizblatt, 2013) y así lo confirman los resultados encontrados en esta investigación.

    En consecuencia, todos los factores arriba mencionados devienen de experiencias de divorcio en las que las características de la separación se complicaron; ya que algunos autores como (Dowling & Gorell, 2008) mencionan que la disolución marital menos caótica es menos traumática. Por ello se trata de ofrecer a los padres de familia en tales situaciones programas de apoyo psicoeducativo y de prevención que les permita vivir una experiencia de divorcio menos traumática, que deje la menor cantidad de secuelas posibles en todos sus miembros, especialmente en los hijos.

     

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