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    Revista Expresiones de Sociales

    versão impressa ISSN 2304-8878

    Expresiones de Sociales  n.1 La Paz  2012

     

    ARTICULO

     

    ACERCAMIENTO INTRODUCTORIO A LA PEDAGOGÍA DE LA INTERCULTURALIDAD

     

     

    José Tejeiros Villarroel,
    Decano de la Facultad de Ciencias Sociales

     

     


    La extrema desvalorización, represión, explotación y radical negación que la colonia española realizó contra lo que recientemente conocemos como otredad étnica cultural; horizonte que se impuso como modo de vida estructurando toda una mentalidad que se fue recreando a lo largo de varias generaciones y sus historias, paulatinamente se fue mitigando a partir de aquella revolucionaria interacción social que se dio durante y después de la guerra del Chaco hasta quedar plenamente plasmada en las decisiones políticas de la revolución del 52.

    Dicha revolución en la que los conceptos de cambio, participación e integración fueron los ejes mediante los cuales se estructuró y fortaleció aquél proyecto eminentemente nacionalista que -en cuanto a lo cultural- giró en torno a los valores culturales del grupo étnico dominante ya en el poder desde la época colonial.

    La otredad étnica cultural visibilizada e incorporada al proceso nacionalista revolucionario estuvo básicamente compuesta por los aymarás y quechuas, es decir, por los pueblos indígenas de tierras altas, en base a los que se configuran tanto campesinos como obreros. De aquella estructura sociocultural en construcción; estructura que empieza a intentar explicarse así misma en función a novedosas categorías sociales como lo fueron la burguesía, el proletariado, la clase revolucionaria, etc., se apropió un discurso político eminentemente teórico en relación a nuestra realidad aun incrustada en el feudalismo de la Edad Media y en relaciones de poder de carácter interétnico.

    El colgarse del quehacer socio cultural foráneo y a través de ello intentar explicarnos nosotros mismos, es parte de la herencia que la mentalidad colona nos han dejado; y en este permanente forcejeo de auto-aculturización, del que en cierta medida se hizo parte a los pueblos indígenas de tierras altas, los indígenas de tierras bajas simplemente fueron culturalmente ignorados, y en nuestra -llamémosle-"relación" con ellos es que se recrean los aspectos primarios de la mentalidad colona, según la cual los habitantes de éste continente eran unos salvajes "algo menos que hombres y próximos más bien a las bestias".

    En este escenario es que se pueden identificar -en un sentido relativo- tres grandes matrices discursivas mediante las cuales se expresa lo más significativo del carácter étnico cultural de la diversidad en Bolivia:

    La primera1 de ellas corresponde al citadino2 quien continua respondiendo a directrices culturales cuyo principal núcleo de cultivo, culto y decisión se halla más allá -mucho más allá- de nuestras fronteras, no por nada es que Bolivia -por ejemplo-continua siendo un significativo aportador de materia prima aún enclavado en el Alto Perú.

    La segunda matriz discursiva corresponde a los pueblos indígenas de tierras altas, principalmente aymarás y quechuas; la principal característica es su gran fortaleza cosmo-mitológica, basada en la Pachamama, plenamente articulada con los valores culturales del citadino; articulación que, sin embargo, muestra una significativa gradación que va desde la priorización de lo propio hasta la negación del mismo sin que este, paradójicamente, continúe sosteniendo algunas particularidades en la forma de vida de este complejo y heterogéneo compacto social.

    La tercera matriz discursiva proviene de la gran diversidad étnica de los pueblos indígenas de las tierras bajas; este heterogéneo compacto étnico -compuesto por más de 30 grupos - se caracteriza por básicamente tres aspectos: a) continua lucha por su visibilización como diversidad étnica cultural y también por ser considerados como actores políticos en la configuración del Estado, b) su principal demanda se estructura en función al respeto de su territorio y dignidad y, c) en conjunto han establecido una serie de objetivos comunes que fortalecen su propia diversidad étnica cultural.

    Si quisiéramos observar -sólo por cuestiones operativas- el hacia donde apuntan dichas matrices discursivas, nos vamos a encontrar con también tres tendencias dominantes que tampoco dejan de ser relativas aunque sean dominantes: la primera, la del citadino, al no dejar de mirarse en cierta universalidad continua relacionado más con lo externo que con lo interno. Sin embargo, hoy en día se encuentra exigiendo respeto a sus derechos como parte de lo interno en el que suele ser identificado como "clase media" o "mestizo"* rechazando cualquier alusión relacionada con lo q'ara, karayana o karaí, etc. Le es muy complicado ubicarse e identificarse como parte de la diversidad étnica cultural ya que solía observar "desde lo alto" a esas folklóricas excentricidades del mundo primitivo colonizado para su servicio.

    La segunda tendencia discursiva, la de los pueblos indígenas de tierras altas, debería ser interpretada a partir del concepto de Pacha Kuti, concepto que implica el significado de retornar. Lo que nos podría estar demostrando dicha priorización conceptual es la plena aceptación de un significativo distanciamiento con lo propio originario (indígena). En este sentido, podría entenderse que es el sujeto andino el que se encuentra de retorno a lo propio; y este retorno bien puede ser interpretado como el deshacerse de todo aquello que ha ido adquiriendo en el proceso de distanciamiento con lo propio del cual, sin embargo, no se desprendió plenamente.

    En este contexto interpretativo es que también se podría entender el concepto de descolonización que nos permite no sólo observar sino también -y en cierto sentido- intentar entender la realidad de esta realidad marcada por una aparente incoherencia expresada mediante la clara diferenciación -casi una escisión- entre el discurso (de carácter más afectivo) y los objetivos establecidos que hacen a la realidad cotidiana (el pragmatismo de un inmediatista modo de vida), lo primero tiende a lo propio y lo segundo tiende a las características de una dinámica socio cultural mucho más sincrética de lo que cree y asegura la parte discursiva de éste ser.

    Lo primero que debe quedar claro, en cuanto a la tercera tendencia discursiva establecida por la mayoría de quienes componen los pueblos indígenas de tierras bajas, es que lo indígena como tal corresponde a una intrínseca relación entre condición étnica, modo de vida y tradición territorial más o menos definida en cuanto a sus límites; quien no es parte de esta mínima trilogía no es indígena, razón por la cual, por ejemplo, el aymara o el quechua no es considerado como indígena por los indígenas de tierras bajas.4

    En cuanto a los indígenas de tierras bajas propiamente dichos, ellos no dejan de expresar cierta interesante expectativa por llegar a ser parte de aquella sincrética dinámica socio cultural boliviana -muy concentrada en lo andino-; hablan y demandan desarrollo y está claro que en ese su imaginario ideal se encuentran, en calidad de ideales dominantes, sobre todo las facilidades tecnológicas de locomoción y la posibilidad de ser parte del ámbito de decisión política estatal que de querer ser un ciudadano semejante al urbano (que es el ideal de gran parte de la población andina rural). En este sentido, haya pasado la historia que haya pasado (como la de las reducciones jesuíticas), los pueblos indígenas de tierras bajas no viven pensando en un pacha kuti; ellos, por decirlo de alguna manera, continúan viviendo -piensan y actúan- en y desde su propia territorialidad reconociendo, a su vez, la existencia de varias otras territorialidades, por ello es que ellos se pueden juntar y marchar demandando "Territorio y Dignidad"; una demanda cuya singularidad expresa el ideal de una gran pluralidad.

    En este proceso de resquebrajamiento estructural de las turbiedades como modo de vida, es cuando la diversidad étnica cultural emerge en calidad de estructura social en busca de su propio proceso de articulación; en busca de su espíritu/ajayu secuestrado por la propia inquisición que -en mayor o menor grado- colonizó nuestras mentes; diversidad que a su vez va descubriéndose no solo como una de las principales fuerzas generadoras de un verdadero proceso de cambio sino también como uno de los principales referentes teóricos en la construcción de un necesario y genuino horizonte de realización.

    En esta coyuntura es cuando la interculturalidad tiende a hacerse cuerpo y discurso intrínsecamente relacionado con su propia sostenibilidad; pero el cuerpo -su estructura- se va quedando en discurso, y el discurso y su praxis van develando la resistencia que los responsables del cambio van haciendo al propio cambio; ellos se han extraviado en el compromiso de ir construyendo escenarios que nos permitan transitar entre las etnicidades etnocéntricas y la etnicidad interculturalista; entendiendo el término de transitar como una posibilidad de carácter cíclico.

     

    NOTAS

    El Diario 1 ° de mayo

    1      Este orden no responde a ningún orden preestablecido.

    2      Si Bolivia es un país pluricultural y multiétnico, ¿cuál es la cultura y el grupo étnico al que pertenece el no indígena; aquél al que usualmente el indígena lo identifica como karayana o q'ara, términos que con cierta frecuencia son interpretados como hombre blanco?, a él es al que lo denominamos con el termino guaraní de Karaí.

    3 Decimos equivocadamente dado que ni "clase medio" o "mestizo" son categorías de carácter étnico como lo son, por ejemplo, Aymara, Quechua, Guaraní, etc., en base .1 los cuales es que se identifica y/o configura nuestra diversidad étnica cultural.

    4 En este sentido y contexto es que hay que entender aquella demanda realizada por el vicepresidente Alvaro Linera, quien públicamente "afirmó que los del Consejo Indígena del Sur [la gran mayoría de ellos son cocaleros aymarás y/o quechuas] "son indígenas con propiedad individual, no me los excluya, no me los vuelva q'aras o gringos, son indígenas ¿si?, independientes de su oficio" (Página SIETE. 03/02/2012)