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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versão impressa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.14 n.65 La Paz abr. 2020

     

    RESEÑAS

    LECTURAS EN ÉPOCA DE LA PANDEMIA COVID-19

     

     

    Luis Oporto Ordóñez*

     

     


    RESUMEN

    El 2020, la humanidad fue azotada por la pandemia del Covid-19, legando a Bolivia el 28 de febrero, lo que forzó a declarar la emergencia sanitaria con cuarentena rígida entre el 12 de marzo y el 10 de abril. En esa época de confinamiento, surgieron diversas actividades para pasar el tiempo. Una de ellas fue la lectura colectiva, en forma de cadena para compartir "los 10 libros que han impactado en nuestra vida". Nominado por Carola Campos Lora, comparto en esa nota, algunas de las lecturas que elegí.

    Palabras Clave: <Pandemia de Covid-19><Lecturas en confinamiento>


    ABSTRACT

    In 2020, humanity was hit by the Covid-19 pandemic, bequeathed to Bolivia on February 28, which forced the declaration of a health emergency with rigid quarantine between March 12 and April 10. During that time of confinement, various activities arose to pass the time. One of them was the collective reading, in the form of a chain to share "the 10 books that have impacted our lives." Nominated by Carola Campos Lora, I share in this note, some of the readings that I chose.

    Keywords: <Covid-19 pandemic> <Readings in confinement>


     

     

    Fui nominado por Carola Campos Lora, para compartir los 10 libros que han impactado en mi vida. Comparto alguna de ellas.

    Trifonio Delgado Gonzáles: Crónicas del periodismo minero. Bolivia, 1934-1950. Prólogo de Cecilia Salazar de la Torre. Introducción y edición: Guillermo Delgado P. La Paz, Plural, 2018.

    Dirigente obrero intelectual. Pionero del movimiento minero en Uncía. Nació en Uncía, el 18 de octubre de 1910. Falleció en Oruro, el 10 de mayo de 1977. Fue dirigente minero, excombatiente, mutualista, diputado y escritor. Genuino obrero intelectual subversivo anarquista.

    NIÑEZ Y ADOLESCENCIA: El agro, el taller artesanal y la mina, fueron su escuela de vida. La masacre del 4 de junio de 1923, "la más horrenda que registran los anales de Bolivia" marcó su existencia. En 1936, entrevistó a testigos y protagonistas, testimonios que contrastó con noticias de periódicos, identificando en una sucinta relación de los hechos, el contexto del distrito minero, los autores intelectuales y materiales, las víctimas y los mártires, las causas y consecuencias.

    TRAYECTORIA LABORAL. A los 15 años trabajó como secretario en la sección Callapería en Uncía. A los 22 años, se alistó para defender a la patria, en la guerra del Chaco, en el Destacamento 105, estacionado en Platanillos, anexado al Regimiento Florida, bajo el comando del mayor Francisco Manchego. Evacuado en 1934, se incorporó como peón a la Empresa Minera Catavi, de la Patiño Mines, donde escribe sobre la triste y lamentable vida en las minas, denuncia el reclutamiento de "sanos y robustos mocetones", incorporados a interior mina, donde "deben pagar por el uso de explosivos, aire comprimido, alquiler de perforadoras y mangueras, gasto de acero en barrenos"; la prohibición del almuerzo para obreros de interior mina, que trabajan “a plan de pala y polvo"; el sistema de distribución en las pulperías, "donde el trabajador recibía: lunes, un paquetito de té, martes una libra de arroz, miércoles otra de harina, jueves una barra de jabón, viernes trigo-mote, sábado otra de arroz; una libra de carne; otra de azúcar, papa y cuatro panes por día. Whisky 'Old Tom’ para los gringos; verdura y fruta para los empleados de oficina". Afirma que "los mineros y sus compañeras, agobiados por el hambre, desnudez e incomprensión, viven desamparados y se debaten en la miseria". Calificó a la PMECI como "el imperio de la esclavitud moderna"; en los campamentos de Siglo XX, Cancañiri, Socavón Patino, Miraflores y Catavi, "impera el abuso y la incomprensión, allanamiento de domicilios, todos viven bajo el yugo autoritario y despótico de gringos". La empresa usó la estrategia de presión económica contra los trabajadores, mediante racionamiento de víveres, rebaja de salarios y arrojando de sus dominios a más de 500 familias, hecho que provocó la "roja llama de la sana rebeldía" el 6 de septiembre de 1930. Impulsó intensos esfuerzos para organizar el Sindicato Central de Mineros, con sede en Uncía y seccionales en Catavi, Siglo XX, Socavón Patiño, Cancañiri, Blanca y Azul; que provocó su expulsión de Siglo XX. En Oruro trabajó en la Empresa Minera San José y denunció los campamentos "infectos, faltos de luz, ventilación e higiene, donde se propaga la tuberculosis"; el trabajo insalubre de palliris y sus hijos; el sistema de las "listas negras", para reducir acallar y anular el espíritu de lucha y justicia de los obreros. Ingresó como obrero a Machacamarca (1938); se marchó a Mina Colquiri, como trabajador eventual de pulpería (1942), pasando a empleado regular, hasta que fue retirado, por orden del Gerente General, Oskar D. Niemeyer (1943). Intentó ingresar a la Empresa Minera Pulacayo, pero fue rechazado por Mauricio Hochschild, siendo víctima de las "listas negras" (1951).

    TRAYECTORIA SINDICAL Y POLÍTICA. Fue dirigente de base en la Empresa Minera Catavi. En Oruro, fue elegido dirigente del Sindicato de Trabajadores Mineros de San José. Integró el Consejo Municipal de Oruro (1936); fundó la Federación Obrera Sindical con el que organizó el primer Congreso Nacional de Trabajadores (La Paz, 1936), que creó la CSTB, y un Congreso Obrero, realizado en 1937, en Oruro. En la Empresa del Ferrocarril Machacamarca-Uncía, fundó el sindicato de trabajadores mineros que lo llevó como representante diputado a la Honorable Convención Nacional. Allí conformó el Bloque Obrero que apoyó proyectos de Ley en beneficio de los obreros y la creación de un núcleo educacional indígena en Sorasora. El Bloque introdujo en las reformas constitucionales, el "Régimen Social", la máxima conquista de la clase trabajadora. Desde su curul, propuso el "Régimen del Campesinado"; teorizó sobre el sindicato, el derecho a la sindicalización, el contrato colectivo, el derecho a la huelga y el salario mínimo para el obrero boliviano. El 8 de agosto de 1939, organizó en Oruro el Segundo Congreso Nacional de Trabajadores de la Industria Minera, cuya "única consecuencia positiva, fue la constitución de un partido político de tendencia obrera". Fundó la Asociación Industrial de Panificadores, integró la Sociedad de Socorros Mutuos de Artesanos (1940), ejerciendo su Presidencia (1952-1960); la Federación Orureña de la Mutualidad (1958) y la Confederación Boliviana de la Mutualidad, en La Paz; la Legión de Excombatientes de Uncía y en Oruro fue Secretario de Cultura de la Fedexchaco (1966-1970).

    CRONISTA DE UNCÍA Y LLALLAGUA. Documentó la vida de sacrificados héroes del trabajo de Uncía y Llallagua. Fue analista crítico de la vida política, social y cultural del país, experiencia con la que formó "cuadernos de notas, escritos a pluma y tinta, muchos a máquina, todos preservados en un archivador, copias carbónicas dactilografiadas", de las cuales fueron publicadas 162 artículos en los periódicos La Mañana, La Calle, El Pueblo, Noticias, La Patria, Vamos a ver, Presencia y en El Expreso. Fuente primaria de singular e inestimable valor. Otros quedaron inéditos, entre ellos "Faz y perfil de don Antonio Carvajal. Notas biográficas de un líder del obrerismo boliviano (1951)", "Cien años de lucha obrera", su Diario de Campaña "Carne de cañón" y "Días de infancia". Autodidacta nato, integró y fomentó tertulias y debates en círculos de lectura obrera, con Josermo Murillo Vacareza, Fausto Reynaga y Mario E. Salazar ("Bloque de Obreros Intelectuales Avance"), Federico Albarracín, Alberto Guerra Gutiérrez, Efraín Morote Best, y Fernando Berthin Amengual. Cultivó una sorprendente biblioteca, con títulos de actualidad y variada temática, con autores extranjeros y nacionales, entre ellos los quechuistas fueron una delicia. El fútbol fue el deporte de su predilección. En la mina de Colquiri, fue presidente del Highland Sporting Club y ocupó le Secretaría de Actas de la Federación Boliviana de Fútbol (1959). La sociedad reconoció su trayectoria, siendo declarado Ciudadano Notable mediante Ordenanza en la gestión del alcalde Christian Sierra. Recibió numerosas distinciones por sus servicios a Oruro, como la Condecoración del Chaco, Medalla de oro de la entidad Mutual, Medalla de oro de la Sociedad de Panificadores y de la Fedexchaco.

     

    Medio siglo de luchas sindicales revolucionarias en Bolivia. Agustín Barcelli. La Paz, Imprenta del Estado, 1957.

    En 1957, el gobernante Movimiento Nacionalista Revolucionario, ordenó publicar una historia de síntesis del movimiento obrero, pionera en su género, con el título de Medio siglo de luchas sindicales revolucionarias en Bolivia, escrita por un autor -entonces—desconocido, Agustín Barcelli, un "intelectual trotskista peruano que acompañó a la Revolución boliviana desde las filas del POR",(1) que descollaría en la academia peruana(2) Gracias a la masiva tirada, el libro de Barcelli fue profusamente leído, a la manera de libro manual, en las sorprendentes bibliotecas de los sindicatos mineros que cobijaban a los centros de formación de cuadros políticos obreros y constituyó una verdadera guía para militantes de partidos de izquierda e intelectuales progresistas. Por ello, el autor dedicó su investigación, en la que 'por primera vez figuran las multitudes actuando y pensando en la historia de Bolivia', "a los compañeros trabajadores [y] con la esperanza de despertar en los "intelectuales revolucionarios un creciente interés por la crítica histórica a la luz del marxismo, recordando que la única y verdadera ciencia es la ciencia de la Historia".(3)

    Citando a A. Parsons, uno de los mártires de Chicago, pregunta ¿Qué es la cuestión social? consigna que guiará su obra: "es un hecho económico, un hecho innegable. La cuestión es, en su totalidad, una cuestión de pan de lo que diariamente necesitamos para vivir". En su prólogo, afirma que "la historia de la sociedad humana hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases". Ordenó su obra en seis capítulos, a los que antecede citas de V. I. Lenin, B. Saavedra, V. Paz Estenssoro y Juan Lechín, y los cierra con "características generales del periodo". Inicia con el hito fundacional de la organización del gremio de carpinteros (20 de abril de 1854) y sastres, que impulsan la Corporación de Gremios y redactan el primer estatuto laboral, bajo la protección política del presidente Manuel Isidoro Belzu. Propone la primera periodización para la historia sindical boliviana de 1905 a 1955, basada en el "criterio materialista histórico, que considera los grandes momentos que marcan cambios sustanciales en la estructura económica, social y política de la sociedad estudiada". Identifica 67 hitos: siete huelgas generales, 30 congresos y conferencias de trabajadores, indígenas y campesinos; siete masacres sangrientas obreras, una blanca y tres campesinas; conquistas sociales y acciones organizativas, tales como el Congreso Indigenal (1945), Masacre de Catavi (1942), Participación obrera en el "Gobierno Socialista" y Sindicalismo dirigido, Código Busch, CSTB, FSTMB (1944), Ocupación de las minas de Morococala (1945), Tesis de Pulacayo (1946), Central Obrera Nacional, (1946), Insurrección campesina de Culpina, Guerra civil (1949), Manifiesto del 1 de mayo: "Día de la Unidad Obrera" (1950), Central Obrera Boliviana (1952). Incluye 60 valiosas -y escasas—notas de pie de página, que explican el contexto internacional, con aclaraciones doctrinales y específicas. En sus "Notas biográficas", inserta 20 semblanzas de políticos y obreros bolivianos, que forman su "panteón" selecto. Matiza la lectura con una ingeniosa "historia gráfica" del proceso boliviano, plasmado en una galería de 37 fotografías, que suponemos fue ordenada por los editores y no por el autor.

    Capítulo I. "Desarrollo capitalista y movimiento sindical": La máquina en la aurora capitalista, Aparición de los sindicatos obreros, Nacimiento de los partidos políticos, primeros cismas del sindicalismo internacional, Primeras organizaciones sindicales, Actuales organizaciones sindicales internacionales, Relaciones entre partidos y sindicatos, Cuatro experiencias históricas sindicales.

    Capítulo II. "El despertar de los trabajadores bolivianos, 1905-1920": Penetración imperialista, Nueva correlación de las fuerzas sociales, Misiones históricas del liberalismo y Primeras organizaciones sindicales. Capítulo III. "El movimiento sindical entre dos guerras, 1920-1932": Consecuencias de la Primera Guerra Mundial, El golpe de Estado del Partido Republicano, Misiones históricas del republicanismo, Ofensiva inicial del proletariado boliviano. Capítulo IV. "La oligarquía lucha por retener el poder, 1932-1946": Crisis económica y su reflejo político, La tragedia del Chaco, El "socialismo de Estado" de postguerra, Nueva ofensiva del proletariado. Capítulo V. "Bajo el terror del sexenio oligárquico, 1946-1952": Reestructuración mundial de postguerra, El golpe de Estado del 21 de julio de 1942, Los objetivos del gobierno del terror, La resistencia popular contra el sexenio, La lucha sindical bajo el terror. Capítulo VI. "El Movimiento Sindical bajo el Gobierno Popular, 1952-1955": Evolución de la situación económica mundial, El Nacionalismo en la postguerra mundial, Condiciones necesarias a toda revolución, Del golpe de Estado a la Revolución Popular, Objetivos históricos del Nacionalismo Revolucionario, Fundación de la Central Obrera Boliviana, Las grandes conquistas de la Revolución de Abril,(4) Factores negativos de la Revolución Nacional, Libertad y democracia sindical desde 1952.

    En el colofón, cuestiona "A dónde va Bolivia", advirtiendo que el futuro del país debe analizarse bajo la perspectiva dialéctica que concibe el hecho histórico como dinámico y contradictorio, haciendo un análisis de la gran ofensiva de la reacción internacional, la nueva correlación de fuerzas y el reflujo o desorientación popular en Bolivia. Cierra su estudio con la leyenda que figura inscrita en la entrada misma del Infierno: Lasciate ogni speranza, voi ch'intrate ("Los que aquí entráis, perded toda esperanza"), transcrita por Dante en el noveno verso del Canto Tercero de su Divina Comedia.

    Notas

    1 Eusebio Andujar de Jesús: "Redes sociales del exilio andino. Consideraciones en torno a la presencia de los bolivianos en Perú y Chile durante los años setenta del siglo XX", en: Pacarina del Sur http://pacarinadelsur.com

    2 Autor de Breve historia Económico-Social del Perú, Lima, Ed. Hatunruna, 1982-1986. Tres tomos.

    3 Guillermo Lora asume el desafío y publica su monumental Historia del Movimiento Obrero de Bolivia, con la que, paradójicamente, opaca a Barcelli.

    4 Cinco decretos fundamentales: Voto universal, Nacionalización de las Minas, Reorganización del Ejército, Reforma Agraria, Control Obrero con Derecho a Veto; otras conquistas de las clases trabajadoras: formación de las Milicias Armadas, Libertad Sindical, Reforma de la Seguridad Social.

     

    El pensamiento revolucionario de Paz Estenssoro. La Paz, Talleres Tipográficos de E. Burillo, 1954.

    El uso del discurso político, como instrumento de doctrina (1952-1954). En 1994, mientras trabajaba como investigador visitante en Smithsonian Institution Libraries con una beca concedida por la American Library Association (Washington DC), indagué en las bases de datos de bibliotecas universitarias de EEUU, quiénes eran los autores bolivianos más leídos, o al menos con mayor número de referencias en sus catálogos. El resultado fue revelador. En primer lugar estaba Guillermo Lora y en segundo Víctor Paz Estenssoro.(1) ¿Qué explica ese fenómeno, considerando que Paz Estenssoro no tenía (no lo tuvo) una obra publicada? La respuesta se encuentra en sus discursos presidenciales, la mayoría de los cuales eran redactados personalmente pero también muchos fueron resultado de la improvisación, arte cultivado de manera magistral por Paz Estenssoro.

    A partir de la oratoria, la Subsecretaría de Prensa, Informaciones y Cultura del gobierno, implantó una exitosa estrategia para forjar la imagen del "caudillo de la revolución nacional", considerando "que él es el intérprete máximo de un periodo histórico y también su realizador", resultado de la constatación de la importancia singular de la palabra del presidente Víctor Paz Estenssoro, cargada de fuerza y simbolismo político. De esa manera procedió a grabar sus discursos, información que, una vez transcrita, fue entregada a la Secretaría Ejecutiva del Comité Político Nacional, eficaz brazo de propaganda del Movimiento Nacionalista Revolucionario, que instruyó su edición. Resultado de esa labor es la publicación de los discursos más importantes que ofreció Paz Estenssoro, recopilados bajo el epígrafe de El Pensamiento revolucionario de Paz Estenssoro, en su colección "Fundamentos y Doctrina".(2)

    ¿Cuál era el público meta de ese esfuerzo, esencialmente político? En primer lugar, la Escuela de Cuadros "Carlos Montenegro", responsable de formar el liderazgo movimientista, a través del mecanismo de adoctrinamiento que arraigó en barrios populosos de las ciudades más pobladas del país, aunque no logró penetrar a los centros mineros dominados hegemónicamente por los partidos de izquierda, Partido Obrero Revolucionario (de línea trotskista, adscrito a la Cuarta Internacional) y el Partido Comunista de Bolivia (respondía a Moscú), que motu proprio desarrollaban la formación de líderes en sus célebres escuelas de cuadros políticos obreros. La eficacia del aparato de propaganda oficialista fue contundente, hecho que se expresa en las sorprendentes y masivas tiradas, con cifras que no volvieron a repetirse hasta la coyuntura de 2006-2019. En efecto, las publicaciones se imprimían hasta en 26.000 ejemplares en tres formatos: edición rústica (20.000 ejemplares), en cartoné (5.000) y de lujo (1.000), todos cocidos a pliego y en tamaño de bolsillo, fácil de transportar.(3) Para tal fin, el partido no recurrió, necesariamente, a la imprenta del Estado, sino a los Talleres Tipográficos de E. Burillo.(4)

    El volumen que comentamos, recopila un total de 543 pensamientos y alocuciones notables, extraídos de 85 discursos,(5) emitidos desde el 15 de abril de 1952 al 31 de octubre de 1954 (6) en mensajes a la Nación, actos de masas, protocolares(7) visitas oficiales, actos del partido,(8) actos de coyuntura política(9) y reportajes,(10) agrupados en siete rubros, antecedidos por pensamientos de "ideas-fuerza" de impacto en la población.(11)

    I.  EL PARTIDO ("Estamos caminando en el sentido de la historia y también por una fe especial arrancada de la entraña misma de la tradición del pueblo de Bolivia"), II. LA CUESTIÓN AGRARIA ("Con la Reforma Agraria hemos reparado una injusticia de siglos, y hemos levantado del camino del progreso de Bolivia la valla que no la dejaba avanzar"), III. PROBLEMAS ECONÓMICOS ("Un plan de gobierno fundamentalmente tiene que estar orientado al servicio de las grandes mayorías nacionales"), IV. LAS MINAS ("La conformación geográfica y la formación geológica de nuestro territorio, nos ha señalado el destino de país minero"), V. EDUCACIÓN ("La educación predominantemente técnica es una imperativa necesidad social en la etapa histórica que vive Bolivia"), VI. DIVERSIFICACIÓN DE LA ECONOMÍA ("Uno de los factores determinantes de la debilidad de la economía de Bolivia, es su carácter monoproductor. Por eso el MNR ha sentado bases firmes para la diversificación de nuestra economía"), VII. OTROS PROBLEMAS ("La rendición de cuentas sobre el uso del poder, es imperativa en un régimen de pura esencia democrática, como el nuestro, que arranca su mandato de la voluntad popular y cuya razón de ser es el permanente servicio al pueblo").

    Notas.

    1 Los resultados están publicados en mi obra: Bolivia en las principales bibliotecas de los Estados Unidos. La Paz, Ediciones Túpac Katari, 1998. 110 p.

    2 El Comité fue dirigido por Arturo Fortún Sanjinés.

    3 Rústica, impresa en papel corriente, destinado al gran público. Cartoné "las hojas que conforman la tripa del libro se cubren con una tapa de cartón rígido de 2 o 3 mm. de grosor, forrado con un papel o una tela sobre la que se imprime el título y el diseño de la cubierta, una forma de encuadernación que proporciona mayor apariencia, solidez y resistencia al libro". De lujo, impreso en tapa dura, y papel ilustración o "couché".

    4 Datos extraídos de El pensamiento revolucionario de Paz Estenssoro (1954).

    5 Expuestos durante un año y cinco meses, en La Paz, Sucre, Huanuni, Santa Cruz, Ucureña, Campo María Barzola en Catavi y Viloco, con un promedio de cinco discursos por mes, cifra realmente notable.

    6 El 15 de abril de 1952, profirió su primer discurso al retornar del exilio en Buenos Aires. El 31 de octubre de 1954, en el discurso de homenaje al segundo aniversario de nacionalización de las minas.

    7 En ocasión de condecoraciones recibidas de autoridades de la Argentina, Costa Rica y Perú.

    8 Inauguración de convenciones del partido, ven escuelas de formación sindical y manifestaciones populares.

    9 Por ejemplo, en ocasión de develar el conato de golpe de Estado de la Falange Socialista Boliviana.

    10 Concedidos a medios de comunicación de Santiago de Chile.

    11 En orden de prioridad, están Las minas: 189, el Partido: 102, Problemas económicos y Diversificación de la economía: 88, Educación: 32 y La cuestión agraria: 25. En tanto Otros problemas, por su carácter misceláneo, reúne a 178 referencias.

     

    Vicente Fernández y G. y Gustavo A. Navarro. La Paz: González y Medina, Editores, 1920.

    Dos jóvenes liberales, Vicente Fernández y G. y Gustavo Navarro, publicaron un valioso testimonio titulado Crónicas de la revolución del 12 de julio de 1920,(1) descrito en 13 acápites. Protagonistas y testigos directos de ese acontecimiento político, revelan que "la revolución del 12 de julio de 1920 fue lógico resultado de un estado de opinión formado en el país durante ocho años y su preparación corresponde al sacrificio de dos partidos que se enfrentaron al montismo: el radical y el republicano". ¿Cómo el ala juvenil liberal logró derrocar a un gobierno que cumplió la misión histórica de implantar el capitalismo como modo de producción predominante, en un mundo anclado en el pasado colonial?

    "Imbuidos de consciencias altivas", reconocen que con la revolución liberal de 1898, el país ingresó a una nueva etapa política, en la que el Coronel José Manuel Pando, impulsó una administración pública caracterizada "por una honradez mantenida con celo y patriotismo". Sin embargo, su sucesor, Ismael Montes, "hombre de política bizantina", fue dominado por "sus míseras pasiones de lucro" y Villazón solo sirvió para "producir una corriente unionista en torno al expresidente", quien-afirman—se desenfrenó en medio de "desórdenes administrativos, peculados y concusiones; el vicio y la corrupción administrativa y la sombra del Tratado de 1904", lo que llevó a "espíritus radicales y combativos" iniciar una campaña desde la prensa, liderada por Franz Tamayo y secundada por un "diminuto grupo de juventud" universitaria. Califican a Guerra, el "último oligarca", como "un mandatario falto de carácter, débil de vigor físico, escaso de vigor mental".

    El Partido Republicano, fundado en 1914, acudió en apoyo de esa juventud, pero fue la muerte del expresidente Pando, cuya "cabeza patricia rodó por el barranco de Huichincalla, en la encrucijada del Kenko, el 15 de junio de 1917", lo que propició el golpe certero y definitivo. El 5 de diciembre, Bautista Saavedra impulsó una acusación contra Montes, desde el Congreso, atribuyó el deceso a un crimen, "obra del montismo". El gobierno respondió con una represión sangrienta que cobró doce víctimas fatales y el exilio de los conjurados. La cuestión del Pacífico, que Chile trataba de ajustar, caldeó los ánimos de la población y desde El Hombre Libre y El Fígaro, se descargó la artillería pesada contra el gobierno liberal. Los autores revelan aspectos poco conocidos, como la existencia de la Guardia Blanca, conformada por maestros jóvenes "infatuados por la pedantería roumista, juventud encasillada en los puestos administrativos", usada para aplacar la protesta social, que participó los primeros meses de 1920 en el incendio de la imprenta de La Razón (La Paz) y el empastelamiento de La Patria (Oruro); y, el aparato de inteligencia a cargo de "esbirros de la policía secreta, ambulando tras los pasos de los dirigentes opositores, pasaban diariamente un parte detallado de sus pesquisas", integrado por "mujeres que derrochaban lujo en los vespertinos paseos de la calle Comercio, jovenzuelos que frecuentaban cafés y prostíbulos".

    Bautista Saavedra y el Teniente Coronel Juan J. Fernández, gestaron el golpe, que tuvo su epicentro en La Paz y Oruro. Los autores proporcionan la lista de los cuatro conjurados de La Paz y dos de Oruro,(2) la lista de los "bravos oficiales" militares que dirigieron el golpe, un mayor, dos capitanes y subtenientes.(3) La fecha elegida fue el 12 de julio de 1920. El gobierno, ajeno a la conspiración, preparaba su convención para elegir el candidato presidencial. La víspera del golpe, señalan que "políticos y esbirros bebieron en las cantinas y la dorada juventud se había recogido después de una noche de francachela alegre y bullanguera. Los ministros distraían sus oídos en los cafés y tertulias. Zamora hacía chistes en el "Princesa", el ministro de gobierno Careaga Lanza concurrió a la retreta. El ministro Ochávez, bebía sendos tragos de chicha rasgueando la guitarra en 'La Cigüeña'.

    El Dr. Bautista Saavedra, "alma y cabeza de los conspiradores, tuvo aquella noche audaz ocurrencia de charlar en los corrillos del Club de La Paz y jugar partidas de ajedrez hasta cierta hora". De improviso, convocó a sus huestes a una vigilia en la imprenta de La Verdad, anunciando que sería atacada por el gobierno. Allí ordenó el estallido de la revolución. Dos capitanes, "ases de la revolución", sacaron dos batallones del Regimiento N° 5 de Miraflores, con los que capturaron distintas guarniciones militares, el Panóptico, la Policía, el Arsenal y Palacio de gobierno. Otro grupo fue a la casa del Intendente de Policía, el "Tigre", quien fue ultimado, siendo la única víctima del golpe en La Paz. "Tres horas bastó para derrumbar la arquitectura de un régimen desecho por la polilla", señalan. Oruro y Potosí, fueron tomados al mismo tiempo que La Paz. Cochabamba, sucumbió. Dos días más tarde controlan la guarnición de Viacha. Solo Sucre resistió el golpe y fue leal con el gobierno, plaza reducida con 12 víctimas fatales. Tres días más tarde, los presos políticos y 25 ilustres liberales de La Paz y Oruro, salieron al exilio a la Argentina y Chile, entre ellos Arturo Loayza, hombre fuerte del patiñismo. Para justiciar el golpe, afirman que "está averiguado, por documentos encontrados y revelaciones producidas, que el grupo liberal patiñista tramaba desde mucho antes un golpe revolucionario, con el secreto designio de preparar a su antojo la elección presidencial de don Arturo Loayza, y por su parte el tejadismo, fraguaba otro golpe revolucionario, para derrocar al gobierno del señor Gutiérrez Guerra".

    Los autores afirman que se trató de "una revolución elegante, realizada con cultura y orden", no obstante, 18 personas, entre exministros y hombres fuertes, fueron enviados a prisión; nueve ministros lograron asilarse en las embajadas, entre ellos el expresidente Guerra, al que un grupo de oficiales subalternos(4) obligó a firmar el mismo 12, su dimisión en la legación de Estado Unidos. Esa noche, recorrieron las habitaciones reservadas de Palacio Quemado, "que ofrecen un singular desorden, la salita de juego con barajas y naipes tirados por el piso y un Rey de copas sonríe cínicamente, como burlándose; dados y una ruleta forman el asfixiante vaho de aquel garito que produce náuseas". No hay rincón que no sea visitado, a su paso encuentran lienzos, muebles desvencijados, caricaturas, cartas, solicitudes de empleo, dibujos, etc. La incursión en verdad es feliz. El comedor ofrece confort. La cantina provista con largueza. Esa noche cenaron, celebrando el triunfo. La inquietud desaparece a medida que se vacían las botellas. Cara al sol los revolucionarios no temen emboscadas ni sorpresas.(5) Los autores, se granjearon el favor político, redactando las semblanzas de los jefes del golpe, y recibieron su premio, con cargos públicos.

    Notas

    1) La Paz, González y Medina editores, 1920. 138 p. Libro de bolsillo.

    2) Demetrio Canelas y Hernando Siles.

    3) Entre ellos el teniente David Toro.

    4) Dos capitanes, cinco tenientes y tres subtenientes, dirigidos por un civil.

    5) Por lo visto, la obsesión morbosa de recorrer Palacio, existió desde siempre.

     

    Un viaje de ida y vuelta. La edición española e iberoamericana (1936-1975). Antonio Lago Carballo y Nicanor Gómez Villegas (Ed.). Buenos Aires, FCE/ Siruela, 2007.

    A fines del siglo XIX, España rompió "el puente francés", monopolio sobre el libro hispanoamericano. La Compañía Iberoamericana de Publicaciones controló el 80% de la distribución del libro en lengua castellana. La distribuidora "Bibliotecas para Obreros", del anarquista Fernando Pintado dedicó al obrero Prensa Roja (1922-1924), la Novela Roja y la Novela Proletaria (1932-1933).(1) La guerra civil fortaleció a las bibliotecas, pero la empresa editorial se estancó, debido a la Ley de Censura. El régimen franquista prohibió "la publicación de cualquier libro que pudiera socavar los soportes ideológicos y morales de la dictadura" silenciando al mundo editorial hasta los años sesenta.(2) Los editores instalaron sus bases editoriales en Latinoamérica. Aguilar, Salvat y Espasa Calpe fueron historia y otras poderosas (Seix Barral, Janés y Plaza, Bruguera, Planeta, Nadal) sobrevivieron hasta 1975 publicando novelas gráficas y "rosas", con Corin Tellado y Marcial Lafuente Estefanía, como íconos.(3)

    La guerra civil española (1936-1939), saldada con 285.000 muertos en combate y un número no consensuado de civiles, provocó la diáspora de más de 400 mil miembros de las élites intelectuales (médicos, abogados, ingenieros y profesores), de los cuales 25.000 eligieron como destino a México y 250 (en 1939) a la Argentina. Entre sus filas estaban editores, distribuidores y libreros. El presidente de México Lázaro Cárdenas, apoyó a los republicanos en la guerra civil y les abrió las puertas de México en la postguerra. Vicente Llorens afirma que "la actitud de México respecto a los republicanos españoles no tuvo igual en ningún otro país".(4)

    Los editores españoles construyeron una infraestructura libraria desde los cimientos, con una alianza estratégica con sus pares latinoamericanos. Los nuevos centros editoriales no tenían limitaciones en la difusión de las ideas y el pensamiento, lo que propició la emergencia de una "pedagogía secreta de la libertad", que permitió llevar hasta España libros que estaban prohibidos de imprimir por el franquismo, para beneplácito de editores y de afortunados lectores. Es lo que caracterizan como "el redescubrimiento del mercado español", expresado de manera magistral por Joaquín Oteiza: "traeré los libros argentinos a España de la misma forma que llevé los libros españoles a la Argentina".

    Una parte del exilio español en México apoyó al frente anti Franquista. El Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles, fundó Editorial Séneca, con varias colecciones, y el Movimiento Español 1959 (ME/59) envió remesas a familiares de presos y agrupaciones antifranquistas en España y publicó un título solitario: Soldado y medio de Francisco Ortas, con Editorial Nuevas Generaciones. Los aportes del exilio a la academia mexicana se expresan en la creación de la Casa de España (Colegio de México), que seleccionó "una cincuentena de profesores, científicos, académicos y artistas desterrados [... ] lo cual permitió constituir un excepcional núcleo creador y emisor de alta cultura". No menos importante es que editoriales pequeñas y grandes, como El Horreo y el FCE, abrieran sus puertas a tertulias animadas por exiliados, como El Ancla (anarquistas) o El Caballito (abogados y economistas). Otro hecho asombroso fue la decisión del gobierno de México de producir cualquier libro que no se encuentre en librerías. Argentina siempre tuvo una industria editorial muy sólida, ejemplo de ello es la editorial comunista Claridad pero fue la guerra civil la que catapultó a sus editoriales con presencia en Sudamérica y España. En ese diálogo, se constató que "para el mundo del libro, los editores españoles son el séptimo de caballería, son la pesada del rock, son los que pesan. Entonces es el imperialismo, el país central en el mundo del libro hispanoparlante", pero "durante diez años los libros editados en Argentina y otros países de América tuvieron una calidad superior a los publicados en España". FCE, Paidós, Sudamericana, son tres de las editoriales latinoamericanas que se implantaron en España, pero el hecho de fondo es que "gracias a los esfuerzos de un grupo irrepetible de editores, distribuidores y libreros, tres generaciones de españoles podían tener acceso a la cultura genuina", hazaña posibilitada por "aquellos lazos transatlánticos secretos entre España y América".

    Esa experiencia épica fue evocada en las jornadas dedicadas a estudiar y analizar la labores de las editoriales españolas e iberoamericanas durante la postguerra española, organizadas por la Sociedad Iberoamericana de Amigos del Libro y la edición (SIALE), con apoyo de la Fundación Carolina, con el objeto de "recordar y analizar la contribución de autores, editores y libreros a la vida cultural de distintos países iberoamericanos y a la difusión en España de la obras de españoles exiliados y las traducciones de las obras de grandes figuras del pensamiento y de la ciencia occidental, publicadas en editoriales de México y la Argentina, principalmente",(5) un fascinante viaje de ida y vuelta desde España a América y viceversa. Figuras señeras del libro español, mexicano y argentino, dialogaron sobre editoriales en España antes y después de las guerra civil, el mundo de la edición en México, el mundo de la edición en Argentina, la implantación de editoriales iberoamericanas en España y la edición iberoamericana de libros en español, en una magistral sesión de historia oral. Esos editores dejaron huella propia, entre ellos Antonio López Llausás (Sudamericana), Gonzalo Losada (Losada-Taurus),(6) Rafael Olarra(Espasa-Calpe),(7) Manuel Aguilary Antonio Sampere (Aguilar), Pedro García (Ateneo), Juan Grijalbo (Grijalbo), Manuel Andujar (Alianza Editorial), Daniel Cosío Villegas (Fondo de Cultura Económica), Mariano

    Medina-Álvaro de las Casas (Emecé), Neus Espresate (Era), Rafael Giménez Siles (Ediapsa), Jo aquín Diez-Canedo (Ed. Joaquín Mortiz), Joan Merli (Poseidón), Manuel Hurtado (Pleamar) y otros. Francisco Ayala, un sobreviviente de esa época heroica, tiene el mérito de haber fundado en la Argentina la revista Realidad. Fue a Buenos Aires por motivos personales y tuvo que retornar como pudo y pasó las vicisitudes de la guerra.

    Es un libro esencial, revelador, fascinante y esclarecedor. Lo compré en la 24a Feria Internacional del Libro de La Paz, en el stand del Fondo de Cultura Económica, a un precio simbólico: Bs. 30 (US$ 4.3).

    Notas

    1 Alejandro Civantos Urrutia (2018): "Semblanza de Fernando Pintado (Zaragoza, ¿? - Toulouse, 1960)". En Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIX-XXI): http ://www. cervantesvirtual.com.

    2 La censura de 1938, la Ley de Prensa vigente hasta 1966 y la ley Fraga prescrita en 1976.

    3 Corín Tellado (1927-2009) tuvo 5.000 novelas. Lafuente (1903-1984), 2.600.

    4 El exilio español tras la guerra. Seis tomos.

    5 22 al 24 de septiembre de 2004, Madrid, Casa de América.

    6 Con la hazaña de publicar a Albert Camús en plena dictadura.

    7 Dio lugar a la editorial argentina Austral.

     

    Nota

    * Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas. Docente titular de la Carrera de Historia de la UMSA. Jefe de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislaiva Plurinacional. Presidente del Comité Regional de América Latina y el Caribe del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO-MOWLAC (2018-2019). Editor de Fuentes. Luis.oporto@vicepresidencia.gob.bo