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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versão impressa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.14 n.65 La Paz abr. 2020

     

    MAESTRO DE CALAMARCA

     

    EL CÓDIGO HISPANO EN LAS ESTRUCTURAS URBANAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

     

    THE HISPANIC CODE IN THE URBAN STRUCTURES OF NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

     

     

    Darío J. Durán Sillerico*

     

     


    RESUMEN

    El centro histórico de la ciudad de La Paz es el resultado de diferentes criterios de intervención urbana y arquitectónica. El código hispano en las estructuras urbanas de Nuestra Señora de La Paz hace referencia al vestigio construido de la ciudad. Estudiaremos la presencia del código hispano de las diferentes estructuras urbanas, funcionales y formales que se desarrollaron en el asentamiento de fundación de la ciudad. Es una fuente de información que no comunica por palabras o sonidos, sino que transmite ideas a partir de la interpretación de sus formas y estilos; esto nos obliga a experimentarla para entenderla. Nuestra Señora de La Paz es el objeto de estudio que, a través de las diferentes capas de su historia, tiene a la arquitectura como un testigo de sus procesos históricos de larga, mediana y corta duración. La Arquitectura es un testigo de los procesos históricos de una sociedad y por lo tanto es tan valiosa como cualquier otro recurso documental.

    Palabras Clave: <Historia de la Arquitectura> <Código hispano> <Larga Duración> <Mediana duración> <Corta duración> <Ciudad de Nuestra Señora de La Paz>


    ABSTRACT

    The historic center of the city of La Paz is the result of different criteria of urban and architectural intervention. The Hispanic code in the urban structures of Our Lady of La Paz refers to the built vestige of the city. We will study the presence of the Hispanic code of the different urban, functional and formal structures that were developed in the founding settlement of the city. It is a source of information that does not communicate by words or sounds, but rather transmits ideas from the interpretation of their forms and styles; This forces us to experience it in order to understand it. Our Lady of La Paz is the object of study that, through the different layers of its history, has architecture as a witness of its long, medium and short duration historical processes. Architecture is a witness to the historical processes of a society and therefore is as valuable as any other documentary resource.

    Keywords: <History of Architecture> <Hispanic Code> <Medium term> <Short term> <City of Our Lady of La Paz>


     

     

    Historia, memoria y ciudad

    La lectura de la ciudad como una construcción cultural abre la puerta a múltiples perspectivas. La compleja tarea que conlleva gestionar un determinado asentamiento humano que tiene características propias, únicas e irrepetibles en un espacio y tiempo determinado, genera elementos de identidad, que lo hacen singulares a cada una. Algunos de ellos provienen de tiempos inmemoriales como los topónimos originarios del Valle de Chuquiago, mientras que otros se van incorporando en la cada nueva etapa histórica, como son el caso de la fundación de la ciudad: el cerco de 1781, la guerra de la recesión, el cambio de sede de gobierno y la revolución de 1952, entre otros.

    De esta manera, se puede decir que la ciudad tiene una memoria que se expresa en el transcurso del tiempo como "manifestaciones materiales e inmateriales heredadas del pasado, que incluyen valores espirituales, estéticos, tecnológicos, simbólicos y toda forma de creatividad (...)" (PRAHS, 2015:16) que, en otras palabras, se resume como Patrimonio. Se trata de un pasado que está grabado en las profundidades de nuestra existencia, el cual nos configura y educa.

    Desde la experiencia tangible de la ciudad, los inmuebles construidos permiten descifrar características propias de una sociedad específica en cuanto a formas de vida, preferencias estéticas, anhelos formales y sueños materiales propios (Solares, 2015). Entonces, son estos los que nos permiten descifrar las preferencias de varios grupos a lo largo del tiempo, donde la urbe es un elemento de permanencia ante los diferentes cambios de lo histórico.

    Es importante decodificar la historia almacenada de la ciudad que se habita, para poder así custodiarla para las generaciones posteriores, en la búsqueda de un futuro para la herencia. Conocer y entender la ciudad es primordial para poder habitarla.

     

    Ciudad de los lineamientos

    El conflicto que tiene cualquier asentamiento humano en controlar su territorio ha ocasionado nuevos sistemas de administración con el fin de evitar el caos y el desorden. Los modelos que han sido tomados como referencia se originaron en una obsesión por el control geométrico, a partir del cual, la intervención directa en el entorno proyectó espacios urbanos lo más estándar posible, en una especie de cuadrícula calculada meticulosamente.

    En el caso de la arquitectura del casco urbano de Nuestra Señora de La Paz, este responde a un esquema hispánico del siglo XVI. En este sentido, tanto sus continuidades así como sus permanencias de su entorno físico, pueden ser estudiadas a partir de la extrapolación que Alberto Nicolini (2006) hace acerca del planteamiento de Fernand Braudel (1958), en donde se proponen tres tipos de duración de los procesos históricos: de larga duración (estructura urbana y espacios públicos), de mediana duración (funciones urbanas y usos) y de corta duración (paisaje urbano).

    Comenzando por el primer tipo de duración, Nicolini (2006:869) explica que la estructura y el uso del espacio urbano son las que condicionan la "larga duración" de la ciudad. Las urbes hispanas en América se configuran a partir del soporte geométrico de traza regular de calles rectas y perpendiculares, las cuales originan manzanas cuadradas o rectangulares, mismas que se subdividían en cuatro partes llamados solares, los cuales provienen de la herencia medieval del "trazado reticular o damero" (Durston, 1994; 59) A partir de la fundación de Lima en 1535 se determina que todas las ciudades de fundación posterior debían componerse en manzanas que oscilen entre 450 pies y 420 pies de lado y que su cantidad se determinaba según la cantidad de vecinos y la expectativa de crecimiento de cada ciudad. A su vez, el perímetro de la traza es "definida por la calle de ronda y condicionada por la realidad topo -hidrográfica de cada sitio" (Nicolini, 2006).

    Por otro lado, las "funciones urbanas" (de duración media) se concentran en los usos de la ciudad a partir del centro. Corresponde espacialmente al hueco dejado por la plaza de armas, el cual termina siendo un atractor del resto de las actividades permanentes o esporádicas. Se trata entonces, de funciones que perduraron en el lugar, pero que van acompañadas de otras menos significativas, que pasado un tiempo, se trasladaron o fueron reemplazadas por otras nuevas. La idea de centralidad funcional en la plaza nos permite suponer que el procedimiento que seguían los fundadores se guiaba por la idea de un "comienzo", algo así como un origen que establece un orden (Nicolini, 2006:869 - 870).

    Al igual que todas ciudades fundadas por españoles en el Nuevo Continente, Chuquiago (Nombre del valle en el que asienta la actual ciudad de La Paz) se enmarca en el proceso de conquista como un centro de control político y económico, en un punto intermedio entre Potosí y Cuzco. En 1549, se elige el asentamiento definitivo de la nueva ciudad Nuestra Señora de La Paz en la planicie de Challapampa al noreste del río Choqueyapu.1 Según las recomendaciones de los reyes católicos en las "Cédulas Reales y Ordenanzas" establecidas por la Ley de Indias, se insiste en que el orden de las nuevas fundaciones en cuanto vías, solares y plaza debe con contar con "(...) el núcleo central donde la Plaza Mayor se constituye en el centro de múltiples funciones y manifestaciones, implantándose la Iglesia Mayor, el Cabildo, la recova y viviendas de comerciantes, autoridades religiosas y políticas" (Orosco, 2007:2). El diseño urbano del sector español debía ser ortogonal con "calles rectas trazadas a 'cordel y regla' paralelas y del mismo ancho" (GAMLP, 2013: 4). Dicha labor fue encargada al alarife Juan Gutiérrez Paniagua (arquitecto y agrimensor) que a su vez localizó los principales edificios públicos y religiosos.

    La ciudad pasa de un plano abstracto a uno físico, a partir de la construcción de edificios:

    (...) los terrenos que quedaban libres se reservaron para los vecinos fundadores más importantes; a cada uno de ellos se le dio un solar (terreno), que abarcaba la cuarta parte de una manzana. Así surgieron las primeras casas, que fueron sencillas construcciones de adobe con techo de paja y con puertas de cuero curtido fijado a un marco de madera (GAMLP, 2013:4).

    La primera arquitectura en construirse fue el sector próximo a la plaza principal, las fachadas de los edificios establecen los límites entre lo privado y lo público. Estos edificios ocupaban las líneas de la traza, consolidan el perímetro de cada manzana, con un sentido de estática que responda a un canon formal que es coherente porque unifica lo construido. Así queda definido el paisaje urbano (de corta duración) de un típico asentamiento hispanoamericano:

    La manzana compacta, los grandes lienzos de muros ciegos con ornamentación concentrada en las portadas de estilo (...) los atrios de las iglesias conventuales abriendo huecos en algunas esquinas y los mojones de los campanarios de las cúpulas asomando por sobre la edificación doméstica levantada en dos plantas y cubierta con tejas (Nicolini, 2006: 870).

    Para 1570 la ciudad tenía 30 vecinos2 (López; 1998:26) y 200 habitantes (Arze; 1998:280). Tres años después (1573) los asentamientos indígenas se consolidan en las afueras de la ciudad según las "Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación de las Indias" de Felipe II donde los grupos aborígenes son reagrupados en diferentes pueblos, según su pertenencia étnica. Los primeros fueron San Pedro con los "ayllus de Cupi, Collana, Maacollana y Callapa" y Santiago con los de "Canchis, Canas, Lupacas (Cupi y Checa), Pacaxa, Pucarani y Chinchaysuyos"3 (Barragán, 1990:86) éste último pasó a llamarse San Sebastián; posteriormente se establece Santa Bárbara. Estas reducciones llamadas también como "barrio de indios" presentaban esquemas urbanos muy particulares que dependían de la Iglesia Parroquial (hasta la actualidad que funciona como marcador territorial) y se configuraban al medio físico del terreno; muchos de ellos mantenían estructuras andinas tradicionales, como la organización en ayllus con autoridades cacicales; estructura que provenían de los "antiguos señoríos altiplánicos como los Pacajes, Lupacas, Collas" entre otros. (Arze, 1992: 376; Barragán, 1990: 231).

    En el siglo XVII la consolidación de Nuestra Señora de La Paz como ciudad estuvo ligada al crecimiento demográfico4 y al comercio ligado a la producción minera y de agricultura en la región. En ese sentido, se puede entender la presencia de diferentes órdenes religiosas que edificaron iglesias y tipologías arquitectónicas de orden conventual que modificaron aún más el perfil urbano y la densidad construida. A su vez, estos espacios se fueron constituyendo en hitos de carácter sagrado, que resaltan por "sus volúmenes complejos, sus atrios, sus campanarios, sus fachadas y sus portadas" (Nicolini, 2006:880). Fueron estudiados por Mesa y Gisbert (1978) quienes establecen que los primeros en residir en la ciudad española fueron los mercedarios a una cuadra de la plaza mayor el mismo año de su fundación, luego los Jesuitas con el Loreto, los agustinos, los dominicos y los juandedianos con el primer hospital para hombres en el Siglo XVII.

    Es interesante que el establecimiento tardío de casas de religiosas femeninas no se diera hasta mediados del siglo XVIII, siendo el monasterio de las Concepcionistas, el primero; y el de las Carmelitas, el segundo que fueron fundados ya el siglo XVIII. Esto se entiende porque los conventos femeninos debían fundarse en ciudades muy bien establecidas, las cuales debían reunir todas las condiciones de una urbe hispanoamericana.

    Todo el esquema anteriormente descrito se mantuvo como una continuidad ante todo el régimen colonial en Nuestra Señora de La Paz. Sin embargo, el crecimiento de la ciudad a partir del incremento demográfico se condicionó por la accidentada topografía del sector que limitó en gran medida el modelo ortogonal de expansión: mientras más se construía hacia las periferias de la ciudad española, más difícil era mantener el trazado cuadriculado.

    La primera mitad del XIX trajo consigo los movimientos de emancipación y el nacimiento de la Nueva República en Bolivia. Es evidente el gran cambio estructural que genera en materia social, política, cultural y económica, pero no significó un nuevo planteamiento del orden urbano ya establecido por España. Es más, significó una continuidad del esquema previo de damero vigente por más de dos siglos y medio (Orozco, 2007: 4).

    La Ilustración proveniente de Europa trajo consigo una nueva forma de intervenir la ciudad a partir de la década de 1870. Los referentes ya no son hispanos sino franceses (Cajías et al., 2015: 224). Desde una perspectiva de lo que es "mejoras", se produce una modernización en la "ampliación de calles, paseos, creación de alamedas". Así se pone en marcha varios "programas de embellecimiento" que incluía el ajardinamiento de la plaza seca española, la creación de espacios públicos recreativos y la construcción de edificios con un alto valor simbólico de "carácter gubernamental, administrativo y cultural" (Orozco, 2007: 5).

    La Paz se consolida como la ciudad más importante de Bolivia a principios del siglo XX como el resultado del traslado de los poderes Legislativo y Ejecutivo desde Sucre (Arze, 1992:443). El cambio de la sede de gobierno se implanta en la estructura ortogonal de "larga duración" del esquema hispano, pero también genera la transformación en el uso del espacio urbano (mediana duración) y en la necesidad de nuevos equipamientos administrativos. Esto también se expresa en la densificación de la materia construida en las viviendas, se edifica en los espacios vacíos de los terrenos disponibles.

    Produce el cambio del paisaje de la ciudad (corta duración) como imagen urbana. La nueva arquitectura contradice la "homogeneidad de la ciudad colonial" que se caracterizaba por inmuebles de uno o dos niveles donde sólo las iglesias destacaban por su altura (Orozco, 2007: 5). Los nuevos edificios de altura compiten por el perfil del horizonte urbano.

    En términos generales el siglo XX se caracteriza en la ciudad de La Paz por la alta densificación de sus manzanas. Los antiguos edificios de preexistencia colonial y republicana son sustituidos por otros de mayor tamaño que fuertemente contrastan en forma, materialidad, tecnología y estilo. Las manzanas niegan toda homogeneidad y se empiezan a identificar por una arquitectura muy difusa y poco definible; de mucha deformidad.

     

    Consideraciones finales

    En suma, estamos hablando de márgenes tan rígidos que imposibilitan a la ciudad reaccionar a una posible eventualidad; en otras palabras, es una condición de dependencia a principios de estaticidad donde toda posible intervención se enmarca en los estándares rígidos del trazado urbano de estructura de larga duración. La cualidad de "alineamiento" obliga que las vías y los recorridos estén predeterminados y controlados con una jerarquía tan marcada que las inclusiones de grandes edificios arquitectónicos deben condicionarse al diseño de damero. Pero, ¿Cómo esta situación de paisaje, función y estructura del trazado español reacciona en La Paz contemporánea?; ¿Es un factor que puede adaptarse a los usos del centro histórico?

    Esta mentalidad colectiva del descarte nos permite observar la situación de los edificios de pasado en cuanto a su precariedad y vulnerabilidad. Pensemos en una casa familiar en el centro de La Paz. Se trata de un edificio que fue concebido como vivienda que por motivos de su buena ubicación y los nuevos usos de la zona a la que pertenece, pero que también es propenso a desarrollar actividades diferentes a las originales. Las funciones actuales ya no son parten de la unidad original, se descomponen y generan algo diferente que difícilmente se puede definir.

     

    Notas

    * Arquitecto por la Universidad Católica Boliviana "San Pablo" y estudiante de la carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés. Miembro del colectivo "Maestro de Calamarca". daratut@gmail.com

    1. Chuquiago proviene de Choqueyapu, que en realidad es Chuqui yapu, río de oro. (Gabriela Bohoteguy, comunicación personal, 2019)

    2. Vecino no es sinónimo de habitante, "sino que se refería concreta y exclusivamente a un español, dueño de encomiendas, que tuviera 'casa poblada' en la ciudad" (Arze, 1992: 376).

    3. San Pedro y Santiago de Chuquiaobo eran parte de un esquema de organización de "comunidades andinas": compartían un territorio y estaban divididas en dos parcialidades la superior Hanansaya y la inferior Hurinsaya (Barragán: 1990: 85).

    4. El cálculo es relativo debido a que no se cuenta con registros. A mediados del siglo XVII La paz pudo tener entre 6.000 a 8.000 habitantes; para 1675 se cuenta con una población de 12.600 habitantes. Para finales del siglo XVIII la estimación fluctúa entre 20.000 y 40.000 habitantes según la fuente que se consulte (López, 1998: 35-37).

     

    Bibliografía

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    Recepción: 17 de octubre de 2019

    Aprobación: 20 de noviembre de 2019

    Publicación: Abril 2020