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Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional
versión impresa ISSN 1997-4485
Rev. Fuent. Cong. v.13 n.63 La Paz ago. 2019
INVESTIGACIÓN
LA INVESTIGACIÓN DEL ARTE RUPESTRE EN BOLIVIA DURANTE EL SIGLO XXI
ROCK ART RESEARCH IN BOLIVIA DURING THE 21ST CENTURY
Javier Armando Méncias Bedoya*
RESUMEN:
El presente documento constituye una revisión histórica del proceso de desarrollo de las investigaciones con temática relacionada al arte rupestre boliviano durante el siglo XXI, a partir de una serie de breves reseñas de los trabajos más enigmáticos que se conocen hasta la fecha. A partir de esta revisión se propone una línea de tiempo separada por las tendencias en investigación que marcan, hasta el momento, indicadores para la comprensión del desarrollo de la temática en la academia arqueológica boliviana.
Palabras clave: <Arte rupestre> <Bolivia> <Siglo XXI> <Arqueología>
ABSTRACT:
This article constitutes a historical review of the development process of the investigations related to Bolivian rock art during the 21st century, from a series of brief reviews about the most enigmatic works known to the date. From this review, a timeline is proposed, divided by the research trends creating indicators for the understanding of the topic's development in the Bolivian archaeological academy.
Keywords: <Rockart> <Bolivia> <21stcentury> <Archaeology>
Agradecimientos
Cuatro son las personas que más han influido en mi acercamiento al fascinante mundo de la rupestrología y a ellos va dedicado este trabajo. En primer lugar, el amauta Dr. Eloy Linares Málaga, a quien tuve el privilegio de conocer en vida y considerar un amigo. En segundo lugar, el Dr. Robert Bednarik, quien me hiciera entender que un verdadero apasionado comparte su conocimiento sin límites y siempre está presto a apoyar. En tercer lugar, Matthias Strecker, una verdadera enciclopedia y defensor incansable y orgulloso del patrimonio boliviano. Finalmente, Freddy Taboada, maestro y amigo con el que las charlas fueron siempre amenas y cuyo apoyo fue -siempre- incondicional.
1. Introducción
Es recién a partir de la segunda mitad del siglo XX que en Bolivia se vislumbra la ampliación del panorama académico en relación al conocimiento de nuestro pasado, debido a la aparición de la arqueología como ciencia. Con este nuevo horizonte en mente, se destaca el hallazgo de varios yacimientos y centros arqueológicos con significativas y notables expresiones rupestres que nos acercan a una nueva faceta del legado cultural y la historia de los pueblos andinos. Este "arte", como medio para comunicar los acontecimientos que les sucedieron a las comunidades andinas, ha encontrado en la roca un excelente soporte que le da una característica perenne. Dado el valor y significado que contiene, su estudio y conservación ha cobrado mayor importancia en años recientes.
Con este artículo, que constituye una segunda parte del publicado en un número anterior (véase Méncias, 2019), se busca mostrar, en un marco temporal amplio, el desarrollo progresivo que las investigaciones sobre el arte rupestre en Bolivia han sufrido en el tiempo y exponer el interés cada vez mayor, hasta el presente documento, con el que los arqueólogos -y académicos cercanos- ven las manifestaciones rupestres, reconociendo en ellas una parte constitutiva del registro arqueológico y una línea de evidencia en el marco interpretativo de una investigación arqueológica.
2. El estudio científico del arte rupestre en Bolivia (siglo XXI)
Como se señaló hacia el final del documento anterior (ibid.), desde el año 2000 hasta la fecha, los investigadores en la disciplina arqueológica se han apropiado de los yacimientos rupestres como un componente relevante en sus investigaciones. Muchos de ellos han considerado la temática como especializada y se han formado académicamente para realizar registros y documentaciones de acuerdo a las técnicas y metodología específica empleadas en los estudios de esta índole.
Además de las publicaciones sobre Samaipata con las que arranca el siglo (Otto y Meyers, 2000; Meyers, 2000; Otto, 2001a, 2001b, 2001c, 2001d; Otto y Meyers, 2003) y de las que se trataron en un trabajo anterior (Méncias 2019), en el año 2001 sale a la luz una obra publicada por los investigadores Brian Bauer y Charles Stanish bajo el rótulo de Ritual and Pilgrimage in the Ancient Andes. The Islands of the Sun and the Moon. En esta obra, que fue traducida al español dos años después, Bauer y Stanish realizan una detallada descripción de las exploraciones realizadas por medio de la prospección y excavaciones en ambas islas sagradas. No pudiendo ser de otra forma, citan las observaciones de Cobo y Ramos Gavilán en cuanto a las célebres "pisadas" o "huellas" cercanas a la roca sagrada de la Isla del Sol. Su principal aporte al respecto está relacionado con la documentación que hacen de las mismas (Bauer y Stanish, 2003:268), trabajo que los lleva a concluir que estas son marcas naturales o inclusiones de la roca.
3. Los proyectos a escala regional y el nuevo interés de la academia
El año 2001 estaría enfocado en la difusión de intensivos proyectos a escala regional encarados por varios investigadores adscritos a la SIARB. En primera instancia, Ximena Medinacelli, Matthias Strecker y Freddy Taboada retomarían la temática del arte rupestre postconquista en Arte rupestre histórico de la región del lago Titicaca (Medinacelli et al., 2003). Posteriormente, Roy Querejazu Lewis (2001) y Robert Bednarik (2001) tratarían varios aspectos, incluidas algunas dataciones de petroglifos del arte rupestre de Mizque (Cochabamba). Este nuevo enfoque de la época es el predominante en la actualidad y está relacionado con la investigación regional e intensiva de la distribución y emplazamiento de sitios.
Para el año 2001 la academia arqueológica universitaria en Bolivia habría gestado la primera tesis que consideraría abordar la evidencia arqueológica y el arte rupestre dentro de un corpus investigativo único. Bajo el título de Arqueología y arte rupestre en Gran Puni, noreste del lago Titicaca, La Paz, Bolivia, la investigadora Jimena Portugal encararía una extensa documentación y registro de los sitios rupestres del área, generando una interpretación preliminar de su asociación con ocupaciones culturales identificadas, también, en el marco de su investigación, además de una incipiente cronología relativa de los motivos. Esta tesis llegó a una edición revisada el año 2017 (figura 1) bajo el título Arqueología y arte rupestre en el noreste del lago Titicaca. Una aproximación al arte rupestre y la producción de artefactos líticos, desde la arqueología del paisaje (Portugal, 2017).
Para el año 2002 se genera la segunda tesis académica que abarca la temática rupestre como eje central de investigación, ahora en modalidad de posgrado. A pesar de que su objetivo no fue el de realizar una interpretación iconográfica de los grabados, la investigadora Sonia Avilés considera en este trabajo la posibilidad de realizar un proceso de conservación y restauración en la roca esculpida de Samaipata que ayude a la preservación de los mismos, mediante la aplicación de nuevos productos químicos y nuevas técnicas de consolidación diseñadas específicamente para el tipo de roca (arenisca altamente porosa) del templo (Avilés, 2002). El aporte mayor de la investigadora es el de considerar aspectos relacionados con la identidad y la valoración del patrimonio sociocultural e histórico-artístico que representa Samaipata a partir de su nombramiento como Patrimonio de la Humanidad, acotando que:
A motivo di tutto quanto esposto, il monumento assume un eccezionale valore storico non solo per la Bolivia ma per l'umanità intera poiché rappresenta la materializzazione di un antico concetto di tempio (sec. IV -XIV), riconosciuto e rispettato da tutte le società andine ed amazzoniche che si concentrarono nell'area geografica corrispondente all'attuale territorio boliviano1 (Avilés, 2002:48).
En su libro del año 2003, denominado Ancient Titicaca. The Evolution of Complex Society in Southern Peru and Northern Bolivia, el investigador norteamericano Charles Stanish realiza un análisis diacrónico del proceso de desarrollo cultural y asentamiento alrededor de la cuenca del lago Titicaca. En este estudio el autor consigna cuatro tipos de sitios (habitacionales urbanos, habitacionales no urbanos, no habitacionales y misceláneos), señalando los petroglifos/arte rupestre, cuevas y abrigos dentro de los misceláneos. El autor indica que los petroglifos fueron encontrados "a través de toda la cuenca del Titicaca, virtualmente en todas las áreas que fueron investigadas" (Stanish, 2003:98, traducción propia). Lastimosamente, el investigador no profundiza su documentación o estudio, excepto en el caso de un petroglifo en San Bartolomé-Wiscachani (Perú), por lo que su aporte es restringido al aspecto arqueológico-artefactual y arquitectónico.
El año 2005 es de especial importancia en la historia de la investigación rupestre, pues es en este año que se presenta la primera tesis de investigación que considera un extenso tratado del fenómeno rupestre de una región específica. Bajo el título Evolución del asentamiento humano en el curso medio del río Beni, la investigadora Patricia L. Álvarez realiza un extenso levantamiento de información en la región situada entre la serranía del Susi y la serranía del Beu, con el objetivo de analizar "el proceso histórico de formación de entidades sociales desde la evidencia arqueológica y los documentos históricos, así como la reconstrucción de la historia de los pueblos étnicos de la zona" (Álvarez, 2005:1), tomando las manifestaciones rupestres como uno de los ejes principales de evidencia relacionada a la administración del medio geográfico, en tanto huellas de la sedentarización y adaptación de grupos de cazadores y agricultores incipientes de ascendencia protoarawak. La metodología sistemática empleada por la investigadora para la documentación y registro de la evidencia rupestre nos permite acceder a un invaluable archivo de 12 sitios con petroglifos, tres de los cuales son situados en su denominada "área arqueológica San Miguel". La autora revisita y menciona los trabajos de investigación realizados en los sitios rupestres Beu o Retama-Torewa-San Miguel (Del Castillo, 1929) y Susi (Hissink, 1968; Strecker, 1996). Además, amplía los estudios en: a) San Miguel, dividiendo el sitio en tres unidades (la tercera parcialmente observada por Del Castillo); b) Torewa (al que denomina arroyo Torewa Chico) y c) Beu (1, 2, 3 y 4). Finalmente, enriquece el conocimiento de manifestaciones rupestres en la región con la documentación de los sitios Chepete, Sama (1 y 2) y Naranjani.
4 . El arte rupestre como protagonista en la investigación arqueológica en Bolivia
Esta etapa se iniciaría con la aparición de un trabajo que merece una mención especial por constituirse en fuente principal y aliciente primordial para la revisión bibliográfica que aquí se atiende, además de cualquier otro esfuerzo de revisión que se desee emprender al respecto. Los autores Rivera y Strecker (2005) publican en Berlín el documento Arqueología y arte rupestre de Bolivia. Introducción y bibliografía. Este trabajo constituye un basamento, muy esforzado, por aglomerar desde la arqueología las principales fuentes en el tópico del arte rupestre. Su revisión es obligatoria para vislumbrar el desarrollo de estos estudios en nuestro territorio.
Varios años habrían de pasar desde los primeros estudios relacionados al arte rupestre en la literatura nacional hasta la aparición de la primera obra de difusión con una temática enteramente rupestre de los yacimientos bolivianos. El libro Imágenes sobre rocas. Arte rupestre en Bolivia y su entorno (2006), del autor Roy Querejazu Lewis (figura 2), se constituye, de esta manera, en el primer libro en su clase, al tratar sobre los yacimientos rupestres y sus motivos y motivaciones desde una visión masiva de la difusión de información acumulada hasta entonces. El autor incluye en este trabajo enfoques novedosos en el análisis de yacimientos rupestres, relacionándolos, desde corrientes modernas en la ciencia, con datos etnográficos de reuso de los yacimientos, nociones de paisaje y particularidades geológicas (además del carácter sagrado de ambos), la relación de los yacimientos con el agua y la agricultura, para finalmente relacionar el arte rupestre con la mitología y cosmovisión de las poblaciones que ocuparon y ocupan el territorio boliviano. Su manejo en el uso de fuentes bibliográficas de distintas disciplinas, sumado a la facilidad con la que asocia las mismas a distintos yacimientos rupestres, dadas sus particularidades, lo hacen un excelente trabajo en el intento de interpretar la funcionalidad y vigencia del arte rupestre de Bolivia, tanto en el pasado como actualmente.
Una de las últimas obras publicadas que contiene investigaciones sobre temática rupestre reúne las memorias del I Congreso de Arqueología de Bolivia realizado en el año 2004. Bajo el título Arqueología de las tierras altas, valles interandinos y tierras bajas de Bolivia (2008), estas memorias fueron editadas por Claudia Rivera Casanovas. Esta obra, largamente esperada, presenta los trabajos de distintos investigadores relacionados con la praxis arqueológica en Bolivia y, por ende, se constituye en el reflejo de la dirección de las investigaciones arqueológicas que, hasta ese momento, se venían realizando en nuestro territorio. Aunque esta obra presenta una clara desproporción (9 a 1) entre los trabajos arqueológicos que consideran la evidencia rupestre o la toman como eje central de discusión (consúltese Strecker y Taboada, 2008; Jaimes y Terceros, 2008; Álvarez, 2008) y los que no la poseen o no la tratan, la obra termina por demostrar un creciente interés de los investigadores por el arte rupestre y su utilidad en la investigación e interpretación arqueológica en Bolivia.
Casi finalizando este breve recuento, cuyos datos faltantes serán abordados en el siguiente acápite, debemos citar el libro Cuatro viajes a la Amazonía boliviana de la investigadora rusa Vera Tyuleneva (2010). Esta obra, que aborda la evidencia arqueológica y etnohistórica a partir de herramientas etnográficas poco comunes, dedica su primer capítulo ("Prospección arqueológica y nuevos hallazgos de arte rupestre en los departamentos Beni y Pando, Bolivia. 2004") a la documentación y registro de petroglifos muy relacionados a los observados por Riester (1981) en la región y nos permite un acercamiento al significado de los mismos desde la particular percepción de la autora.
Ingresando en la actual década, aunque breve para nuestro gusto, conocemos la información que proveen los autores Patrizia Di Cosimo y William Castellón (2012) en el opúsculo Caminando por antiguas y nuevas rutas: 10 años del proyecto Takesi en el Sud Yungas de La Paz. En él muestran el "mapa" de Pasto Grande (prov. Sud Yungas del depto. de La Paz), una roca grabada (figura 3) que presenta petroglifos elaborados mediante incisión, aunque no ensayan ningún tipo de análisis o interpretación sobre el mismo. Este elemento rupestre reviste importancia toda vez que se trata de uno de los pocos conocidos en su región de estudio, por lo que su registro constituye un invaluable documento.
De data muy cercana es el libro El arte rupestre en el límite andino-amazónico (Cochabamba-Santa Cruz) del prolífico investigador Roy Querejazu Lewis (2014). En él presenta los resultados de varios años de trabajo, además de los obtenidos durante las gestiones académicas 2011-2012 por el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat de la Universidad Mayor de San Simón, junto con muchos especialistas que se avocaron al tema desde la década de 1970. La documentación y registro, encarados por nóveles investigadores y estudiantes de la mencionada universidad, constituye un valioso aporte al conocimiento de yacimientos que, en algunos casos, fueron revisitados a la luz de nuevas ópticas e hipótesis.
Casi finalizando el decenio tuve el placer de haber asesorado parcialmente la tesis de la arqueóloga Cinthia Michel, defendida el año 2016. Bajo el título de Relación entre las manifestaciones rupestres y el paisaje circundante a través del análisis de visibilidad en los municipios de Escoma y Carabuco, Bolivia esta investigación, ejecutada con fondos del proyecto PARIAVI de la Universidad de Vanderbilt y la Sociedad de Arqueología de La Paz, se constituye en la primera tesis de investigación que posee como eje el arte rupestre desde el enfoque del paisaje y que ha aplicado -aparte de mi propia tesis- aquel enfoque teórico que se desarrolló para abordar el fenómeno rupestre hace casi ya 10 años (Méncias, 2010). Su universo rupestre se halla compuesto, en su mayoría, por pictografías de diversa tipología. Excelentes aportes son, en su caso, el relacionamiento directo entre las categorías de cuenca visual y ubicación espacial que dan sentido a la elección de las unidades rupestre, en relación al paisaje que las circunda y las reconstrucciones digitales en modelos 3D que tiene de las unidades más representativas.
El año 2018, luego de 10 largos años de investigación bibliográfica, discusión conceptual y experimentación con nuevas y potentes técnicas de análisis en sistemas de información geográfica (SIG), se presentó la tesis Arqueología rupestre en el complejo arqueológico de Pumiri (provincia Sajama del departamento de Oruro, Bolivia) (Méncias, 2018) con la esperanza de abrir un nuevo capítulo en la investigación del fenómeno rupestre y para el aporte de las nuevas generaciones de investigadores en la materia. En la tesis mencionada se evidencia que es a partir de la unión de profusas herramientas, métodos y líneas interpretativas (entiéndase Arqueología rupestre con énfasis en el análisis paisajístico mediante SIG) que las líneas de evidencia -económica, social, política e ideológica- acercan al investigador a un panorama que sirvió de contexto de origen para la evidencia rupestre, presentando algunas justificadas razones para su presencia.
5. Aportes de la Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB)
No se puede finalizar este recuento sin rendir homenaje a la profusa labor de la SIARB, de la que fuera socio entre 2007 y 2011, principalmente por el extenso y rico fondo bibliográfico que han publicado desde su fundación en el año 1987. Es a partir de su fundación que la investigación del arte rupestre boliviano se unge de un halo científico, gracias a la agrupación de varios especialistas en el tópico que no necesariamente provenían de la disciplina arqueológica. Esta institución es la única en Bolivia que edita un boletín anual (fruto de sus prospecciones, investigaciones y documentaciones) que resume su aporte a la investigación de las representaciones rupestres y sus yacimientos en el territorio. Aunque muchos de los artículos provenientes de este órgano de difusión son por demás estudios importantes, sirva señalar que encontrándose actualmente en el número 33, la revisión y síntesis de estos trabajos para la presente investigación se nos antoja una tarea monumental (que, sin embargo, ya ha sido afrontada -parcialmente- por sus propios editores, por lo que resulta un ejercicio innecesario para el presente escrito).
Sin embargo, podemos sintetizar algunos de sus más importantes aportes a partir de cinco hitos que se reflejan en su propio "balance de la cuestión" a 25 años de su fundación (Taboada et al., 2011):
1. Se constituye en la primera institución que toma como premisa, conforme a los estándares internacionales, la conservación de las manifestaciones rupestres en Bolivia.
Siendo miembro fundador de la IFRAO, la SIARB propugna los mismos principios y preceptos adoptados por los especialistas alrededor del mundo en materia de conservación. La SIARB cuenta con un código de ética que regula la documentación, buenas prácticas y toma de muestras de la evidencia rupestre. Además, posee un plan de concienciación y difusión del arte rupestre boliviano, con fuerte incidencia en círculos escolares, y considera, en todos sus proyectos, el diagnóstico del estado de conservación del sitio y del arte rupestre, una medida de control más que importante en el estudio de las manifestaciones rupestres.
Se han implementado rejas de acceso a las cuevas de Paja Colorada (Santa Cruz) y Pumamachay (Chuquisaca). También se ha protegido con malla olímpica y avisos los sitios de Calacala (Oruro), Toro Muerto (Santa Cruz), Intinkala y Copacabana (La Paz). Calacala cuenta con una pasarela para los visitantes que evita el contacto de estos con el arte rupestre.
Las intensivas prospecciones realizadas por la SIARB han permitido la documentación y el registro de más de 1000 sitios de arte rupestre en toda Bolivia, resultando en un mapa que señala la distribución (figura 4) de los mismos en los nueve departamentos que conforman el territorio (Strecker, 2006a). Según se puede ver en el mapa, la concentración de sitios se halla en: el departamento de Tarija y regiones aledañas (el río San Juan del Oro y Cinti al sur del departamento de Chuquisaca); el oeste de Chuquisaca y el este de Potosí; el área central de Potosí; el área de drenaje del río Mizque, Cochabamba y regiones aledañas en el oeste de Santa Cruz; las tierras altas de San José de Chiquitos, Santa Cruz; el este de Oruro y el oeste de Cochabamba; el norte de Oruro y la región del lago Titicaca (ibíd.).
2. A partir de la publicación de una serie de volúmenes especiales, ha contribuido a la creación de categorías como "arte rupestre colonial" (de la que es propulsora principal)
Esta sociedad ha editado varios números especiales bajo el rótulo de Contribuciones al estudio del arte rupestre sudamericano, de los que el número seis, Documentación y registro de sitios de arte rupestre (Strecker y Taboada (eds.), 2002), constituye una fuente obligatoria y herramienta indispensable para cualquier investigador que se vea en la necesidad de documentar y registrar evidencia rupestre.
Dentro de esta misma serie, la SIARB editó como N.° 1 la obra Arte rupestre de Bolivia (Strecker 1988), un índice de los sitios de arte rupestre reconocidos hasta ese momento en el territorio, además de una bibliografía comentada. Este monumental trabajo fuepionero en su tipo, puesto que la recopilación de la información se hallaba dispersa en un sinnúmero de publicaciones, tanto académicas y científicas como de prensa, y muchas de las referencias se remiten a informes inéditos que se encontraban por entonces en los archivos de instituciones como la desaparecida DINAAR. Igualmente importante es la edición, dentro de la misma serie, ya como N.° 8, de la obra Arte rupestre de la región del lago Titicaca (Perú y Bolivia), que sintetiza los trabajos más importantes en la región hasta la fecha (Strecker (ed.), 2016). Otro de los mayores aportes de la SIARB es la elaboración de una cronología preliminar basada en indicadores iconográficos, estilísticos, tecnológicos y superposiciones para la identificación de yacimientos rupestres. La misma contempla los siguientes momentos: cazadores tempranos del período paleo-indio (8000 o 7000 años B.P.), culturas regionales preincaicas con conocimiento de tejidos o cerámica (1100-1438 d.C.), inka, Colonia y República (Strecker, 2006a y b).
Aparte del aspecto temporal, la SIARB también se ha preocupado de crear una delimitación de las tres regiones mayores en las que los yacimientos rupestres se presentan: el Altiplano, los valles y las tierras bajas. La mayor parte de los sitios y yacimientos conocidos de arte rupestre en Bolivia se presentan en el espacio geográfico del Altiplano, principalmente en el área Circum-Titicaca, dada la alta existencia de trabajos e investigaciones intensivas en la región. Recientemente, estos trabajos han posibilitado la postulación del llamado "arte rupestre aimara de la región del lago Titicaca" (Strecker y Taboada, 2004) con dos tradiciones pictóricas: de representaciones geométricas o abstractas y de figuras de camélidos esquemáticos -además de la aparición de escenas religiosas y escenas representando conflictos entre personas armadas, más tardías- (Strecker y Taboada, 2004; 2007). Aunque la categoría "aimara" ha generado un reciente debate (véase Echevarría, 2008; Strecker et al., 2008), consideramos que la propuesta es innovadora al retomar un postulado que ya varios años antes Nordenskiöld (1953) proponía de manera indirecta.
En el año 2006, Matthias Strecker -actual secretario de la SIARB- es invitado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, ICOMOS por sus siglas en inglés, para escribir un capítulo dentro del libro Rock Art of Latin America & the Caribbean. Thematic study. Dicho capítulo, relacionado a la zona cuatro: Sudamérica del oeste y noroeste, trata el arte rupestre en cuatro países: Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay. Esta tarea, bastante dificultosa al combinar datos de diferentes zonas geográfico-ecológicas y trasfondos culturales distintos, podría ser reconocida, sin embargo, como uno de los mejores resúmenes del estado actual de la cuestión en la región andina. Particularmente en el caso de Bolivia, su síntesis abarca desde los trabajos realizados por la SIARB, incluida su propuesta cronológica tentativa, hasta la revisión de los yacimientos con cúpulas más tempranos en Mizque (Bednarik, 2001; Strecker, 2004), el llamado "arte rupestre aimara" -del que tratamos anteriormente- y los yacimientos coloniales y republicanos más tardíos (Taboada, 1992; Querejazu, 1992 y 1994). (Strecker, 2006a:141-143).
Más recientemente, la SIARB ha encarado la tarea de identificar los yacimientos más tempranos de arte rupestre en nuestro territorio (Strecker, 2013), tomando, una vez más, la vanguardia en tópicos de investigación relacionados a su especialidad.
3. Ha sido la primera institución en aplicar análisis químicos y de pigmentos del arte rupestre en Bolivia, además de intervenciones químicas de conservación e infraestructura de preservación, en algunos casos, para la habilitación de parques arqueológicos.
La SIARB ejecuta, en todos los yacimientos en los que ha trabajado, un diagnóstico de conservación que le permite determinar el estado del sitio al momento de su estudio, además de controlar los cambios a través del tiempo. Es a partir de este diagnóstico que la SIARB plantea planes de intervención de conservación siempre que estos sean necesarios. Se ha efectuado limpieza de grafitis en Incamachay (Chuquisaca), Paja Colorada (Santa Cruz), Mataral (Santa Cruz), efectuando análisis de pigmentos en los últimos dos, y Lajasmayu (Potosí). La construcción de pasarelas, enrejados, circuitos -rutas y señalización- y enmallados en varios yacimientos ha permitido la habilitación de parques arqueológicos en Peñas (La Paz), Cala Cala (Oruro), Incamachay-Pumamachay (Chuquisaca), Paja Colorada (Santa Cruz) y Betanzos (Potosí).
4. Ha sido la primera institución en iniciar estudios sistemáticos mediante la aplicación de nuevas tecnologías informáticas, como el software D-Stretch.
Al interior de sus boletines, la SIARB presenta profusas y detalladas documentaciones (foto) gráficas alas que seha aplicado software deretoque digital como la, actualmente indispensable, extensión D-Stretch para ImageJ de Java®. Esta herramienta, como se ha puntualizado en algunas publicaciones nuestras (Méncias, 2012; Sagárnaga y Méncias, 2016), posee sorprendentes resultados en la identificación de motivos borrosos o la observación -incluso-de motivos desaparecidos. La técnica ha sido exitosamente aplicada y publicada por la SIARB en los sitios de Kopakati (La Paz), Betanzos (Potosí), Chirapaca (La Paz), cueva Salamanca (Chuquisaca) y Peñas (La Paz), enriqueciendo grandemente la percepción de sitios que, en algunos casos, ya habían sido documentados. El principal aporte de estas nuevas tecnologías es la capacidad de poder revisitar los sitios para enriquecer la documentación y mejorar el seguimiento al estado de conservación de estos.
5. Posee un extenso equipo interdisciplinario que considera la participación de arqueólogos especialistas.
Desde su fundación, la SIARB ha ejecutado al menos tres proyectos arqueológicos en los que la temática central sería el arte rupestre: a) Cala Cala en Oruro, b) Vallegrande en los valles cruceños y c) Betanzos en Potosí. El primero de ellos utilizó la prospección para documentar, a escala regional, los sitios arqueológicos circundantes al conocido espacio, resultando en el establecimiento de una secuencia ocupacional con períodos discretos, de los que los más tardíos se asocian al yacimiento rupestre. En el segundo proyecto se optó por la misma estrategia, apoyada con excavaciones al interior de la cueva de Paja Colorada y en el asentamiento de Molle Pampa (ambos en la locación de La Laja), determinando una larga secuencia ocupacional desde el Arcaico hasta la Colonia, con indicadores de aprovechamiento forestal, agricultura y actividades rituales en la cueva. En Betanzos, la aplicación de la prospección regional y excavación en los aleros de Lajasmayu y sitios circundantes permitió correlacionar las ocupaciones tempranas del Arcaico y posteriores con la secuencia de pinturas observadas en los aleros de la zona. Estos trabajos señalan la importancia de enfocar el arte rupestre desde ópticas variadas, especialmente si estas comprenden a otras evidencias materiales de las poblaciones que elaboraron o convivieron con estas manifestaciones culturales.
La SIARB, como institución, ha propugnado la defensa y conservación del arte rupestre mediante su registro, documentación y difusión en distintos canales científicos, académicos y de difusión masiva. Una muestra de ello son los boletines anuales que ha publicado desde su creación en 1987, además de los varios tomos publicados en la serie Contribuciones al estudio del arte rupestre sudamericano, el libro Arte rupestre de los valles cruceños (Strecker y Cárdenas (ed.), 2015), que resume 30 años de investigación de especialistas en la región, y un sinnúmero de folletos, trípticos y guías para visitantes a yacimientos rupestres. Además, ha celebrado el Congreso Internacional de Arte Rupestre en Cochabamba el año 1997, el V Simposio Internacional de Arte Rupestre, realizado en Tarija el año 2000, el Congreso Internacional de Arqueología y Arte Rupestre en el año 2012 (coincidiendo con los 25 años de su creación) y ha participado en decenas de otros encuentros científicos. Finalmente, su participación en publicaciones internacionales ha permitido el reconocimiento del arte rupestre boliviano entre académicos de todo el mundo.
6. Conclusiones. El arte rupestre en la óptica arqueológica boliviana
En Bolivia son muchos y variados los yacimientos arqueológicos que presentan evidencia rupestre (como podrá verse a partir de la bibliografía revisada). Es debido a esta alta variabilidad, sumada a que la investigación arqueológica en el territorio no sigue una temática ni una escuela de pensamiento homogénea, que son también muchas y variadas las formas en que se aborda el estudio de este tipo de evidencia. Por otra parte, las investigaciones centradas en las manifestaciones rupestres de nuestro territorio son escasas en comparación con la cantidad de yacimientos que existen y en muchos casos no presentan un grado de especialización ni detalle suficientes para su empleo dentro de los constructos interpretativos que produce la arqueología en su búsqueda por develar la historia pasada de nuestro territorio.
Sin embargo, desde el siglo anterior (Méncias, 2019) se han generado cambios y transformaciones que resultan llamativos en el enfoque de la investigación del arte rupestre desde la arqueología. Podemos señalar, inicialmente, que aunque otrora fue percibido como una "llamativa anomalía" de origen -indudablemente- relacionado a rituales mágico-religiosos (por lo tanto, en la esfera del misticismo), con el paso del tiempo ha empezado a percibirse su afinidad con las actividades más comunes de la vida social.
Algo importante es que los investigadores hayan empezado a considerarlo un componente intrínseco de sus proyectos de investigación y no un elemento aislado cuyas razones no se correspondían con los patrones ni con los indicadores del registro arqueológico (con toda lógica, pues se constituye en un indicador en sí mismo). Como resultado, ahora contamos con toda una nueva generación de arqueólogos que afinan sus conocimientos y habilidades para poder encarar la investigación de la evidencia rupestre de forma sistemática.
Dados los últimos avances percibidos en materia de rupestrología, se percibe un creciente interés por aplicar nuevas tecnologías en estos estudios. Ello se corresponde con las corrientes de investigación a nivel mundial en búsqueda de mejores métodos y herramientas para la datación relativa y absoluta, el registro, la documentación y la interpretación del fenómeno rupestre en marcos holísticos de constructo teórico-experimental. A futuro, en Bolivia se puede prever que los estudios de SIG serán la vanguardia en la búsqueda del relacionamiento entre yacimientos rupestres y asentamientos arqueológicos circundantes. Además de coadyuvar en el control, conservación y preservación de estos yacimientos, creando grandes bases de datos espaciales que facilitarán la gestión y protección de esta delicada, pero fascinante, evidencia.
Notas
* Arqueólogo (UMSA) con posgrado en Teledetección y SIG (UASB). Investigador independiente. Vicepresidente y fundador de la Sociedad de Arqueología de La Paz. Ha participado en decenas de proyectos arqueológicos de investigación e impacto en todo el territorio boliviano. Sus varias publicaciones versan sobre sistemas de información geográfica aplicados a la arqueología, teoría arqueológica, arqueostronomía y arte rupestre en varios períodos y regiones geográficas del país. Contacto: javarq@gmail.com
1. A partir de todo lo expuesto, el monumento asume no solo un excepcional valor histórico para Bolivia, sino para la humanidad entera, ya que representa la materialización de un antiguo concepto de templo, sec. IV-XIV, reconocido y respetado por todas las sociedades andinas y amazónicas que se agruparon en el área geográfica correspondiente al actual territorio boliviano (traducción propia).
Bibliografía
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Recepción: 01 de julio de 2019
Aprobación: 20 de agosto de 2019
Publicación: Agosto de 2019