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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.12 n.55 La Paz abr. 2018

     

    CENTENARIO DE JOSÉ LUIS ALBERTO "PEPE" BALLÓN (1918-1997)

     

    Don Pepe Ballón

     

     

    María Cristina Botelho Mauri

     

     


     

     

    Habría mucho que decir de Don Pepe Ballón, me enfocaré en su personalidad multifacética. Uno de sus legados, su hija Leni, heredera de los dotes de su padre. Ella es el reflejo de la lealtad de Don Pepe.

    En el centenario de su nacimiento, celebramos la vida y la obra de un ser auténtico, sencillo y consecuente con su ideología de izquierda, con el desprendimiento que solamente poseen los grandes de espíritu, los que pasan por la vida dejando huella, generosidad y amor a la otredad.

    Don Pepito, el de los ojos claros, con la transparencia de los justos. El imprentero, con su característica gorra, sonrisa de bondad y manos cálidas. Tuve el gusto de conocerlo, en una esquina de El Prado paceño. Yo iba del brazo de mi padre, Raúl Botelho Gosálvez, nos dirigíamos al quiosco de libros de Don Antonio Paredes Candia, casi punto de encuentro de los escritores e intelectuales paceños. Allí se comentaba de las últimas novedades literarias y políticas. En ese tiempo Don Pepe estaba a cargo de la Imprenta de la UMSA y apoyaba desde allí a los escritores. Nunca pude olvidar su mirada.

    También dirigía, junto a Jorge Carrasco Núñez del Prado, la Peña Naira, de tanta historia, pionera en la difusión del folklore boliviano. Allí acudían grandes artistas a regalarnos su talento.

    A Don Pepe Ballón se le debe mucho, su nombre es reconocido, tenía un gran carisma, inspiraba un profundo respeto. Un hombre de honor y de palabra. Todo un caballero. Un idealista, un hombre como pocos.

    Recordar a Don Pepe, es verlo caminando a pasos seguros, sin apuro, regalando amistad y alegría. Probablemente, para él, la vida era una fiesta y la celebraba todos los días, con aquella singularidad que le caracterizaba. Personas como él, no mueren nunca. Él sigue, él está aquí, iluminando el suelo paceño y boliviano.

    Mis palabras quedan muy pequeñas, para rendir el homenaje que Don Pepe merece.

    Gracias Leni, por permitirme expresar mi reconocimiento a una vida y una obra ejemplar.