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Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional
versión impresa ISSN 1997-4485
Rev. Fuent. Cong. v.10 n.47 La Paz dic. 2016
EDITORIAL
Editorial
EL DESCONOCIDO MUNDO CHIPAYA DE SEBASTIANA KESPI
La nominación de Sebastiana Kespi, al Premio a la Gestión Cultural "Gunnar Mendoza" 2016, causó beneplácito en la sociedad. La excelente determinación del jurado que confirió ese reconocimiento a Sebastiana Kespi, retrotrae a la memoria a la niña chipaya que protagonizó el filme del maestro Jorge Ruiz: Vuelve Sebastiana (1953), que tuvo el mérito notable de visualizar a la cultura indígena ancestral de los Andes. Sebastiana explora el mundo aymara en compañía de un niño aymara, a pesar que se decía que eran enemigos de los chipayas. El filme muestra las historias paralelas de estos dos mundos indígenas, entre los que Sebastiana tendió lazos de amistad en su breve recorrido por territorio aymara, en tanto que los chipaya anhelan el retorno de la niña. Vuelve Sebastiana reunió a grandes personalidades: Jorge Ruiz en la realización, Luis Ramiro Beltrán en el argumento, Eduardo 'Lalo' Lafaye en la narración y Jean Vellard en el asesoramiento científico. Posteriormente Sebastiana cumplió otros roles, entre ellos el de Embajadora de la Cultura Chipaya en Francia, pero siempre retornó a su pueblo de origen, algo que mucha gente debía aprender.
Los Chipayas pertenecen al pueblo indígena ancestral de los Andes, denominados genéricamente como "Chullpas". Su hábitat abarcaba la región circunlacustre, comprendida por el lago Titicaca y el río Desaguadero, en la que lograron dominar la cultura hidráulica, conocidos por esa razón como la civilización de los Hombres del Agua. Fueron expulsados de este territorio por los Aymaras, que los empujaron a la desértica e inhóspita región que actualmente habitan en la provincia Sabaya. Sorprendentemente canalizaron las aguas del río Lauca, con el que generaron un medioambiente apto para el cultivo de algas subacuáticas y la domesticación de la quinua amarga, base esencial de su dieta. Incursionaron posteriormente en la ganadería ovina y crianza de cerdos, con éxito.
La enigmática civilización fue estudiada por Arthur Posnansky (1900), Alfred Metraux (1920), Jean Vellard, quien documentó la gran sequía de 1937 que castigó al hábitat uru chipaya del lago Titicaca, plasmando esa dramática experiencia en una invaluable colección fotográfica que reposa hoy en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore, institución que estudió esta cultura para el montaje de una impresionante exposición que mostró por primera vez a la sociedad paceña las estrategias de supervivencia y desarrollo que permitieron superar el límite de la extinción étnica. El francés Nathan Wachtel, pasó largos años en la región, resultado del cual son sus obras Dioses y vampiros: regreso a Chipaya (1997) y El regreso de los antepasados: los indios urus de Bolivia, del siglo XX al XVI: ensayo de historia regresiva, con Laura Ciezar (2001).
El jurado que incorporó a una mujer indígena al selecto podio de gestores culturales de Bolivia, reconoce de esa manera el gran aporte de Sebastiana Kespi al conocimiento del complejo mundo Chipaya.
Luis Oporto Ordóñez
Editor de Fuentes
La Paz, diciembre de 2016