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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.10 n.45 La Paz ago. 2016

     

    INVESTIGACIÓN

     

    Las bibliotecas políticas de los mineros revolucionarios de Bolivia

     

    The politicized libraries of Bolivian revolutionaries miners

     

     

    Luis Oporto Ordóñez*
    *Magíster Scientiarium en Historias Andinas y Amazónicas, docente titular de la Carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés,
    Jefe de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional y miembro del Comité Regional de
    América Latina y el Caribe del Programa Memoria del Mundo de la Unesco. Luisoport@hotmail.com

     

     


    Resumen

    Estudia el proceso de constitución de las bibliotecas mineras, entre ellas las primigenias colecciones organizadas y adquiridas por los trabajadores mineros de Bolivia, que se caracterizan por ser altamente politizadas y que por ello consideran a las bibliotecas como instrumentos de lucha revolucionaria. Menciona los cenáculos que privilegiaban el debate de la coyuntura, como lo hizo el Centro Intelectual Lincoln-Murillo-Castro, conformado por jóvenes militantes del Partido Comunista de Bolivia. Analiza también las bibliotecas organizadas por la empresa privada Patiño Mines y la Corporación Minera de Bolivia, además del que formó el Sindicato de Huanuni, y las que se desarrollaron en las escuelas de la Corporación Minera de Bolivia y la población civil de Llallagua. Describe su naturaleza y analiza sus colecciones principales, así como los objetivos a los que estaban dirigidos.

    Palabras clave: <Bibliotecas Mineras> <Lucha de clases> <Historia de las ideas> <Centros mineros de Bolivia>


    Summary

    Overview examines the process of Constitution of the mining libraries, including primitive collections organized and purchased by the miners in Bolivia, characterized by being highly politicized and that it considered libraries as instruments of revolutionary struggle. The study mentions the cenacles that concentrating the debate on the economic situation, as did the intellectual center Lincoln-Murillo-Castro, composed of young militants of the Communist Party of Bolivia. It also analyzes libraries, organized by the private company Patiño Mines and the Mining Corporation of Bolivia, as well as which formed the Union of Huanuni, and which were developed in the schools of the Corporación Minera de Bolivia and the civilian population of Llallagua. Describes its nature and analyses its main collections, as well as the objectives to which they were directed.

    Keywords: <Mining Libraries> <Social classes strugle> <History of the ideas> <Boliviana miners population>


     

     

    Generalmente las revoluciones sociales del mundo tuvieron como preámbulo la difusión y discusión de ideas por parte de élites ilustradas, que tenían dominio y control de la palabra escrita, expresado en la posesión y disfrute de nutridas bibliotecas particulares. No sucedió tal en las minas bolivianas, que protagonizaron una historia singular para acceder al conocimiento, experiencia en la que las bibliotecas eran concebidas como instrumentos de lucha revolucionaria.

    En Europa, por ejemplo, las autoridades consideraban a las bibliotecas de préstamo como "expendedora de veneno moral y burdeles" que servían su "arsénico del espíritu" a jóvenes y viejos, ricos y pobres" y a las 'nobles' sociedades literarias, como "expendedoras de veneno político y moral", "nidos de iluminados" que "propician el desorden, la frivolidad, daños a la córnea y otras enfermedades en muchas familias" (Wittmann, 1998: 466-470).

    Las revoluciones burguesas fueron incentivadas por la masonería, siendo la "relevante logia masónica gaditana [la que] tejió posturas comunes con otras sociedades de París, Filadelfia, Caracas y Buenos Aires, e influyó directamente en la creación de la logia número 7 deLondres" (Alcina, 2010).

    Los ilustrados enciclopedistas discutían y analizaban la coyuntura en clubes y logias secretas. Mirabeau, Condorcet, La Fayette y Rochambeau, forman parte de los debates con los Girondinos. Brissot y Pétion, trabajan en la organización de una logia masónica, siguiendo los ejemplos de las logias escocesas de Londres, "de donde los jacobitas habían salido a principios del siglo XVIII para fundar en París el primer centro masónico" (Etayo-Piñol, 2003: 221-223).

    Robert Darnton (2006) devela la biografía de la Enciclopedia y sus autores, que cambiaron la historia de las naciones a partir de la Revolución Francesa. Las repercusiones de la Ilustración en América Hispana, vinieron de la mano de las ideas libertarias que alimentaron la proeza independentista, liderados por la élite criolla, poseedora de las bibliotecas políticas más nutridas de América (Soto Arango, 2003), y su impacto en Latinoamérica (Silva, 2002), a los que debemos añadir, necesariamente, el estudio de la censura (Infelise, 2004).

    En las minas de Bolivia, lugares donde prácticamente no existían bibliotecas hasta la década del 40,lasituaciónnovariósustancialmente con el advenimiento de la revolución social de 1952. Sin embargo, la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), creada por el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario, que nacionalizó las minas privadas forzado por la presión de milicias mineras e indígenas armadas, impulsó un plan de fomento a la lectura ligado al sistema educativo, para cuyo fin entregó libros de texto a cada uno de los 37.550 alumnos1 (hijos de 23.000 trabajadores mineros), matriculados en las escuelas de los distritos mineros dependientes de la Comibol.

    ¿Cuáles eran las características de esos libros de texto que se entregaban en propiedad a cada escolar, una vez al año? Eran obras que incluía una selección cuidadosa de amplios repertorios narrativos de autores nacionales y extranjeros, destinada a fortalecer la lectura dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, con lo que se dotaba al alumno de una sólida cultura, pues el alumno podía conocer, mediante su lectura, la forma de vida y las costumbres de las poblaciones de las distintas regiones geográficas de Bolivia, tanto del área urbana como rural. Con esta medida, las escuelas mineras usaban similares o mejores textos de lectura de las ciudades. Las escuelas del área rural, carecían de estos recursos didácticos.

     

    Bibliotecas de los sindicatos mineros revolucionarios

    No existió -ni hubo necesidad- una élite ilustrada que llevara el ideal revolucionario para transformar la dura realidad minera, sino de militantes políticos designados para impulsar la formación ideológica de las masas.2 Fueron los sindicatos mineros, tempranamente politizados, los que organizaron colecciones de literatura política y de amplia cultura general, a las que consideraban como instrumentos de liberación, creando bibliotecas en los sindicatos de las empresas mineras dependientes de la Comibol, destinadas a la formaron política e ideológica de aquellas huestes que transformaron la estructura social del país, con la revolución social de 1952.

    Los poderosos sindicatos mineros instruyeron la formación de bibliotecas con sus propios recursos, en base a cuotas sindicales descontables por planilla. De esa manera, los sindicatos formaron bibliotecas muy bien dotadas, en las que conjuncionaron la ciencia (teoría-estudio) y la revolución (praxis-acción), con el complemento de una vasta cultura universal. Un excelente ejemplo de esa época heroica es la Biblioteca del Sindicato de Trabajadores Mineros de Colquiri,3 que sirve como testimonio de lo que leyeron los legendarios mineros del proceso de la revolución nacional de 1952. Posteriormente instruyeron la adquisición de obras de autores nacionales de contenido social, como Belzu de Fausto Reinaga, El Precio del Estaño de Néstor Taboada Terán, Crónicas Potosinas de Vicente G. Quezada y Nacionalismo y Coloniaje de Carlos Montenegro.

    Paralelamente, aquellas politizadas masas mineras organizaron centros de formación política, en los que se discutían temas de coyuntura y empleaban para ese propósito, bibliotecas especializadas. El célebre Grupo de Estudio "Lincoln-Murillo-Castro",4 organización juvenil de solidaridad con Cuba de orientación marxista para la formación política, era en los hechos el Frente Juvenil del Partido Comunista de Bolivia. Uno de sus miembros fundadores, Wálter Arancibia Ayala, 'Abel' (nacido en Macha, Potosí, el 21 de enero de 1941), formó la columna guerrillera del Comandante Che Guevara. Cayó en Vado del Yeso el 31 de agosto de 1967.5 No todos los militantes del Lincoln-Murillo-Castro fueron consecuentes con sus principios ideológicos. El Partido Obrero Revolucionario denunció que un ex militante del Lincoln-Murillo-Castro, actuó como "soplón" para detener y asesinar a dirigentes obreros durante la masacre de San Juan el 24 de junio de 1967 (POR, 1969).

    Dos periódicos políticos de amplia aceptación en los centros mineros: Masas (1954) y Unidad(1950) eran divulgados en los campamentos mineros por militantes -a los que la empresa y el gobierno los calificaba como "agitadores sociales"- del Partido Obrero Revolucionario POR y del Partido Comunista de Bolivia PCB, respectivamente. Estos militantes recorrían las calles de tierra de los campamentos mineros, tocando puertas a primeras horas de los domingos, leyendo los titulares: "Compañero, compre Masas, órgano central del Partido Obrero Revolucionario". A los pocos minutos, otro 'agitador', instaba a voz en cuello: "Compañero, adquiera la última edición de Unidad, órgano central del Partido Comunista de Bolivia". En cada hogar obrero, así como en sindicatos y células de formación política, existían sendas colecciones de estos periódicos incendiarios.

     

    Biblioteca de la Empresa Minera Catavi de la Patiño Mines

    La gerencia de la Patiño Mines en la mina de Catavi, terció en la iniciativa de dotar de una biblioteca al campamento minero, para cuyo fin tramitó una disposición oficial6 para que las multas disciplinarias de 1941, que ascendieron a la suma de Bs. 52.669,75, sirvieran para la adquisición de libros "con los que se deberían formar bibliotecas populares en las diferentes secciones de la empresa". Amparados en esa autorización, se invirtió "la totalidad de la suma citada, habiendo además la empresa, contribuido con la donación de muebles para dichas bibliotecas". De manera eficiente, la empresa adquirió obras por un valor de Bs. 50.755.75, "estando destinado el saldo de Bs. 1.914, para cubrir pedidos pendientes". El éxito de la medida llevó a la Patiño Mines a solicitar una nueva autorización para disponer la suma de Bs. 20.033.96, que por el mismo concepto de multas disciplinarias recaudó hasta el mes de abril de 1942.

    El Gerente General Pierce Holme señalaba orondo y satisfecho a tiempo de pedir que se tramite la resolución ministerial- a la Vicepresidencia de la empresa, en La Paz, que:

    la empresa ha tenido especial interés en que los libros adquiridos sean de verdadera utilidad, tanto para la cultura general del obrero como particularmente para que pueda superarse mediante la lectura de obras prácticas en el oficio en el que trabaja para ganarse el sustento diario.

    Holme no debiera sentirse tan satisfecho, pues en el fondo era el mismo obrero el que pagó con su salario la implementación de estas bibliotecas populares, pues las multas se descontaban de sus haberes. El aporte de la empresa fue también simbólico en este rubro, pues los muebles fueron construidos por los propios obreros de las maestranzas y carpinterías, trabajo por el cual no percibieron ingresos extraordinarios. Nunca, como en este ejemplo, se puede aplicar el refrán popular que dice: "de la misma suela, salen la correas".

    Curioso, pero la Patiño Mines le prestó muy poca importancia al desarrollo de una biblioteca en su oficina central, en la ciudad de La Paz. El magnate Simón I. Patiño detestaba los libros, pero era lector compulsivo de periódicos e informes oficiales. Un inventario revelador muestra el interés que tenía la oficina central de la Patiño Mines en La Paz, sobre su biblioteca.7El 28 de noviembre de 1952, a poco menos de un mes de la nacionalización de las minas, luego de la toma del edificio de la empresa, se identificó en la Sección de Relaciones Públicas, 348 títulos de impresos, siendo la mayoría de ellos publicaciones oficiales, tales como informes de la Asociación de Industriales Mineros, de sus propias empresas mineras, de la Sociedad Internacional del Estaño, boletines oficiales de ministerios, sociedades de ingenieros, del Banco Minero, Banco Nacional, Banco Mercantil, Banco Central, estadísticas de metales, colección oficial de leyes, redactores del congreso, etc.

    Entre los escasos libros, se pueden ver obras técnicas de autores extranjeros y nacionales,8 pocos títulos sobre problemas sociales;9 los títulos publicados por Patiño Mines sobre los conflictos sociales de 194210 y 1947 (en grandes cantidades) y los escritos de José E. Rivera, uno de los asesores más importantes que tuvo Patiño.11

     

    Biblioteca del Sindicato de Trabajadores de la oficina central de la Comibol

    A diferencia de la empresa que mostró total falta de interés, el Sindicato de Trabajadores de la Oficina Central de la Comibol en La Paz organizó una nutrida Biblioteca, actualizada periódicamente con nuevos títulos provistos por Librería "Juventud" de Rafael Urquizo, quien presentó una oferta de 44 títulos de obras de autores clásicos de diversa época e ideología,12 temas de política económica y ciencias jurídicas,13 libros técnicos14 y títulos sencillamente asombrosos.15 En la lista figuran obras de cuatro autores bolivianos16. Llama poderosamente la atención el interés de estos trabajadores en leer a autores tan distintos así como sus temáticas, pues no se explica que lean a Plutarco y Fustel de Coulanges, Churchil, Zweig y Amado Nervo al mismo tiempo de Lara, Crespo, Cajías y Carranza. Su interés radicaba en conocer más allá de la economía política. El costo de las obras ascendía a 8.064.000 con el descuento del 25%,17suma cancelada con los aportes de los propios trabajadores.

     

    Biblioteca Central de la Corporación Minera de Bolivia

    La recién creada Corporación Minera de Bolivia tuvo interés genuino en desarrollar una biblioteca central, emulando en ello al sindicato de trabajadores mineros. En 1964, el gerente general Hermann Schippers dispuso la creación de una Biblioteca Central dependiente del Departamento de Relaciones Públicas de la Comibol, designando a María Eugenia Alborta como responsable del centro de lectura, instruyéndo para ese fin que; todos los libros y revistas que se encuentran en las diferentes reparticiones sean recogidos por el inventariador, señor Ceballos, para ser centralizados en la nueva biblioteca, donde estará a disposición de todo el personal que tenga necesidad de consultarlos.18

    Ese interés no varió con el golpe de Estado (4.Nov.1964) del Gral. René Barrientos, quien impuso en la presidencia de la Comibol al Gral. Juan Lechín Suárez, fijándose por RS, "el mismo haber mensual que a los Ministros de Estado".19 En la sesión N° 517 de Directorio:

    dispuso que ésta sea provista con publicaciones útiles y de consulta inmediata, tales como estatutos, reglamentos, disposiciones legales sobre minería, diccionarios.20

    Aspecto que reitera en la sesión N° 524, enfatizando "la necesidad de que se forme una buena biblioteca en la entidad".21 Atendiendo ese deseo, el jefe del Departamento de Relaciones Públicas, Sr. Villagómez, eleva a consideración del directorio "una carta de oferta de venta de 1.500 libros de Don Moisés Alcázar por el precio de US$ 3.000", instruyendo Lechín, al director Ricardo Urquidi, "la revisión de los documentos y el informe definitivo al directorio",22 quien en su informe señala:

    El catálogo de obras de propiedad del señor Alcázar comprende 1.500 obras. Un examen rápido de los títulos muestra que se trata de una biblioteca de cultura general, cuyo contenido comprende aproximadamente: Obras nacionales: 25%; Obras históricas (no incluidas las nacionales): 31%; Filosofía, ensayos: 41%; Obras literarias 3%. Una gran parte de estos libros son seleccionados y corresponden a autores muy conocidos. Varias de las obras, según se desprende del informe del especialista, señor Gastón Pacheco Bellot, sería de gran interés bibliográfico. En cuanto al precio solicitado por el señor Alcázar, de $us. 3.000, parece muy razonable. Los justiprecios hechos ascienden a sumas mucho mayores.23

    Basados en ese informe, el directorio, en su Sesión N° 525, "resolvió aprobar dicha compra por la suma de US$ 3.000".24

    Tal era el interés de la Comibol en las bibliotecas que incluyó el oficio de bibliotecario en el "Código General de Ocupaciones", en el que se menciona al "Bibliotecario.- [como] Trabajador que tiene a su cargo el cuidado de una biblioteca".25

    Un interesante proyecto para el establecimiento de Cooperativas de Bibliotecas Especializadas, elaborada por los técnicos del Departamento de Asuntos Sociales de la Gerencia de Relaciones Industriales de la Comibol, muestra un insospechado sesgo de especialización y actualización de conocimientos a la par de adquisición de cultura, dirigida a una selecta comunidad de grupos profesionales, "como son los maestros, médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, que juegan un rol importante en la promoción de los cambios culturales", proponiendo:

    la organización de instituciones cooperativas, organizadas por los interesados y con la cooperación de las empresas que deberían actuar como agentes de retención de las contribuciones y como garantes de las operaciones comerciales, además de otras formas de trabajo que se acordaron, dentro del principio de la ayuda mutua y el provecho común.26

    La propuesta iba más en sentido de un club de lectores que de una biblioteca, como se colige de los medios destinados a fortalecer las actividades de estos "agentes de cambio", es decir que:

    Las tareas profesionales y las de orden social exigen de todos los sectores de trabajadores un continuo perfeccionamiento orientado a obtener mayor eficiencia en el trabajo, que se lo logra por medio de la lectura de información y de estudio en libros y publicaciones especiales.

    Posteriormente, la Corporación Minera deBolivia, instaló bibliotecas públicas en los principales campamentos mineros. Las escuelas, sin embargo, nunca lograron alcanzar este anhelo, pero desde 1952, la Comibol entregaba anualmente a cada niño del Ciclo Básico un libro de lectura, como parte del cupo de útiles escolares, sin costo, beneficiando a los hijos de trabajadores mineros, a un costo de Bs. 59'516.750, por año.27

     

    Biblioteca del Sindicato de Trabajadores Mineros de Huanuni

    Esta biblioteca empezó a formarse tardíamente, hacia 1973, por iniciativa del Sindicato de Trabajadores Mineros de Huanuni, que inició una cruzada para la formación de una biblioteca especializada, bajo la responsabilidad del Secretario de Previsión Social, Quintín Fernández. Se destinó como sede para la biblioteca, la exguardería infantil, ambiente adecuado para este fin. La biblioteca estaba dirigida fundamentalmente a la población escolarizada del distrito minero, pero también se había previsto formar colecciones de literatura política destinados a los trabajadores mineros, con apertura a toda la población.

    El dirigente sindical Oscar Salas Moya afirmó en 1973, que la biblioteca "contará con textos de consulta para los estudiantes de los ciclos básico, intermedio y medio de los diferentes establecimientos, de modo que efectivamente el libro sea un vínculo de superación cultural"28. Si bien la iniciativa vino desde la base de los trabajadores mineros, fueron las autoridades de la empresa los que realizaron los primeros aportes. El gerente de la Empresa Minera Huanuni, Ing. Benigno Terrazas y el superintendente de negocios Antonio Palacios, realizaron aportes de lotes de libros de texto, entre ellos tratados de matemáticas y literatura.

     

    El Proyecto de Bibliotecas Centralizadas Mineras

    Ya en las postrimerías de la Comibol, el Jefe de Departamento de Educación presentó un Proyecto de Bibliotecas Centralizadas, que incluía un Plan de Sustitución de Textos Escolares por Bibliografía de Consulta e Investigación, acorde con la Planificación Socio-Cultural General de la Comibol, que aprobó Planes Operativos en las áreas Social, Cultural y Deportiva, proponiendo:

    la creación de Bibliotecas Mineras Centralizadas, las mismas que se constituyen en la respuesta inmediata y de alcances positivos, en el importante renglón de la cultura intelectual, por intermedio de las agencias bibliotecarias.29

    El Programa General de Bibliotecas Mineras Centralizadas y Filiales (1984) del proyecto, planteaba la creación de 14 bibliotecas centralizadas y 34 bibliotecas filiales. Los fundamentos de esta propuesta, a aplicarse en 10 distritos de la minería estatal30 dejando al margen a cinco,31concebía a las Bibliotecas Centralizadas como:

    Agencias culturales destinadas a coadyuvar en la formación educativa del hombre de las minas y sus familiares, desplegando para ello, la más activa e infatigable labor. [Buscan] fomentar la práctica de la lectura en todos los campamentos mineros, porque ella es instrumento básico para el desarrollo de la inteligencia humana y la formación sólida del carácter. Las bibliotecas mineras, aspirarán a convertirse en fuentes de riqueza espiritual, para lo que deberán realizar siempre trabajo activo y responsable.32

    La base o fundamento filosófico de las Bibliotecas Mineras, establecía:

    Una función [que] permanece constante: proporcionar materiales y servicio para engrandecer la mente y disipar el prejuicio y la ignorancia, esto implica la necesidad de hacer que el acceso a la verdad sea fácil y rápido para cualquiera que la busque. Para la enorme mayoría, el acceso más rápido y sencillo al mejor pensamiento del mundo, es a través de la biblioteca pública.33

    Los recursos humanos para administrar las bibliotecas y la prestación de servicios bibliotecarios, se reflejaba básicamente en tres tipos de funcionarios: a) el director de las Bibliotecas Centralizadas, b) los bibliotecarios de las Bibliotecas Filiales, y c) el personal de limpieza. Se había previsto capacitar técnicamente a este personal en tiempo prudencial'.

    El perfil de los bibliotecarios señalaba como requisitos:

    a) Diploma de Bachiller en Humanidades;

    b) Tener conocimiento básico en bibliotecología, relaciones humanas, cultura general y otros rasgos como disciplina, honradez funcionaria, puntualidad y personalidad;

    c) En la selección de personal, tendrán preferencia los trabajadores transferidos de otras secciones y/o los hijos de los trabajadores. En ambos casos, deberán reunir los requisitos exigidos en los incisos superiores a y b.34

    Este bibliotecario ideal, enmarcado dentro del enfoque de desarrollo de la comunidad, debía cumplir con lo que se denominó "función administrativa de la Biblioteca de una sola persona", asignándosele las tareas de:

    Administración (Planeación, gestión económica, supervisión, correspondencia, estadísticas y evaluación), Colección bibliográfica (Selección, adquisición, catalogación, conservación, encuadernación), Préstamo; Consulta; Niños (Promoción, orientación, relaciones con escuelas y colegios, horas del cuento y la narración); conservación y limpieza del edificio.33

    No estaba solo, pues debía interactuar con su entorno, a saber: la municipalidad, el sindicato, la comunidad, el personal, los usuarios, la profesión bibliotecaria, imprentas y editores y el mundo de las ideas.36

    El proyecto pretendía financiar el sistema bibliotecario minero con el aporte de Bs. 2.00, de cada uno de los 24.400 trabajadores mineros, que aportarían con Bs. 6'000.000 y la subvención de la Comibol de Bs. 6'000.000, recaudándose un fondo de Bs. 12'000, destinados a la adquisición de 66.666 libros y textos, es decir 100 títulos diferentes de libros y textos (cada uno con 4.444 ejemplares), que se distribuirían a las Bibliotecas Centralizadas Mineras, que recibirían 44 ejemplares de cada título, que a la vez enviarían a las Bibliotecas Filiales, de acuerdo a requerimiento. Restaría un saldo de Bs. 2'000.000, destinados a adquirir discos, casetes y películas.

    Lo curioso y llamativo de esta propuesta es que el catálogo que adjunta de los cien títulos que abarcan 15 áreas del conocimiento (incluyendo cuatro títulos de Bibliotecología), era todos de autores y editoriales extranjeras (Kapeluz, Minerva, Reverté, Continental, Sudmaericana, Pax, Trillas, Barrero, Fernández y Leru).

    Pero, si eso tenía una connotación, la del Plan de Sustitución de Libros de Lectura por Textos de Consulta, era sencillamente perverso. El Departamento de Educación calificó a la distribución de textos a los escolares como "despilfarro de recursos, puesto que en lugar de servir un libro a varios alumnos y por algunos años, sirve actualmente a un solo alumno y por un solo año",37 descalificando a los contenidos de esos textos, en su criterio, sin valor potencial educativo, debido a que:Incluyen artículos de lectura que NO corresponden a los intereses, necesidades y aspiraciones del niño minero. Ellos están escritos para niños de ciudades y del campo. Incluyen una mera colección de artículos de prensa que no inducen al cultivo de hábitos ni técnicas de lectura.

    Carecen de sentido metodológico y didáctico para desarrollar el pensamiento reflexivo, la creatividad, la iniciativa y el espíritu crítico de los alumnos.

    Someten a los niños a la lectura mecánica de artículos estándar, sin dar oportunidad al empleo de otros materiales de lectura más funcionales como son los periódicos, revistas, folletos, textos, etc.38

    El remedio era peor que la enfermedad, pues el Departamento de Educación recomendaba suspender la dotación de libros de lectura y en su lugar adquirir 8 textos de Lenguaje, Matemáticas, Estudios Sociales y Ciencias Naturales, de la editora española S.M. y 6 de Ciencias Naturales de V. Vallecillo, también española, formando bibliotecas de aula.

    Exactamente al igual que el Proyecto de Bibliotecas Mineras, se despreciaba a los autores nacionales por extranjeros. ¿Eran, por casualidad, estas obras propuestas más afines a la realidad minera boliviana?

     

    La Biblioteca de la población civil de Llallagua

    La situación en la población civil de Llallagua, aledaña al centro minero de Siglo XX, era distinta, pues carecía de apoyo oficial. A mediados de la década del 50 los oblatos crearon un centro cultural en Llallagua, ocasión en la que el padre Mauricio Lefevbre, a su retorno de Chile, trajo "una buena cantidad de libros para el Centro Cultural y Deportivo" que inauguró en Llallagua el 15 de agosto de 1955 (Baptista, 2002: 100), que vino a ser la primera biblioteca en la ciudad de Llallagua, aledaña al campamento minero de Siglo XX.

    A diferencia de la burocracia educativa de la Comibol, para los sindicatos de los centros mineros, el libro y la biblioteca eran sinónimo de instrumento de lucha por alcanzar la independencia económica y la toma del poder político por la vanguardia minera, más allá de "instruirse y alcanzar cultura", que eran, por llamarlo de alguna manera, "objetivos secundarios". Ese interés innato de la clase obrera por dotarse de una biblioteca, considerada como instrumento de formación y por ende, de liberación y lucha política, está expresado en el Himno a las Bibliotecas Proletarias, que compuso el poeta comunista español, Rafael Alberti.39

     

    Conclusiones

    Los mineros bolivianos constituyen una clase obrera rebelde y contestataria altamente politizada, merced una estrategia de apropiación del conocimiento científico para impulsar el cambio social. Con ese propósito han diseñado una exitosa estrategia para conformar bibliotecas sindicales destinadas a la formación de cuadros sindicales, en los centros mineros dependientes de las empresas privadas industriales y en las empresas mineras estatales luego de la revolución social de 1952.

    A diferencia de otras experiencias históricas, en las que las elites ilustradas desempeñan papel importante en la difusión de ideas revolucionarias, en el caso de los mineros bolivianos, fueron los propios dirigentes sindicales y políticos los que impulsaron iniciativas de formación intelectual de cuadros sindicales.

    Las vanguardias intelectuales de la juventud comunista, con fuerte raigambre en los centros mineros, organizaron cenáculos de debate y reflexión, siendo el más emblemático el Centro Lincoln-Murillo-Castro, conformado por miembros de la Juventud del Partido Comunista de Bolivia.

    Por su parte, la empresa Minera Catavi, perteneciente a la Patiño Mines, impulsó la formación de una biblioteca de cultura general destinada a la familia minera trabajadora, empleando para este propósito, las sumas generadas por concepto de multas de trabajadores que llegaban demorados o faltaban a sus fuentes laborales. Los propios trabajadores fabricaron muebles para los depósitos y sala de lectura de la biblioteca minera, en los talleres de la maestranza de Siglo XX, que tenía instalada la empresa, sin que pagara por este trabajo sueldos adicionales.

    En la era de la minería nacionalizada (1952), los sindicatos sostuvieron bibliotecas de uso general para la clase trabajadora y sus familias. Más tarde, el sector del magisterio minero propuso la creación de cooperativas de lectura y propuestas de fomento a la lectura, para beneficiar a estudiantes de los centros educativos a su cargo.

    Los partidos políticos con base social en los distritos mineros, como el Partido Obrero Revolucionario y el Partido Comunista de Bolivia, difundían sus ideas por medio de revistas políticas y panfletos, puerta por puerta, de manera efectiva.

    En la población civil de Llallagua, aledaña al centro minero, fueron los curas oblatos los que impulsaron la formación de una biblioteca de uso público.

    Se ha establecido que la clase minera, altamente radicalizada, empleó la biblioteca como instrumento de cambio, para cuyo fin mantuvo bibliotecas en más de 30 centros mineros donde existían sindicatos, que eran los entes que recaudaban fondos, con aportes propios de los trabajadores mineros, para adquirir títulos de autores extranjeros y nacionales, de editoriales que difundían el pensamiento marxista.

     

    Notas

    1. Plan de sustitución de libros de lectura por textos de consulta. Departamento de Educación de la Comibol, 1984. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    2. En el caso de las minas de estaño, Guillermo Lora fue instruido a llevar el ideal trotskista a la mina de Siglo XX.

    3. Se encontraba totalmente desorganizada, pero impresionantemente completa. Es un ejemplo aislado de las 33 bibliotecas mineras que crearon los sindicatos en los centros mineros dependientes de la Comibol.

    4. Denominado así en alusión al presidente antiesclavista Abraham Lincoln, al protomártir de la Independencia Americana, Pedro Domingo Murillo y al líder de la revolución cubana, Fidel Castro Ruz.

    5. http://www.chebolivia.org/index.php/component/content/article/93-publicaciones-csg/indice/157-arancibia-ayala-walter-walter-abel (5.2.13).

    6. Resolución del Ministerio de Trabajo de 9 de julio de 1941 (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    7. Inventario de muebles y publicaciones de la Sección "Relaciones Públicas" de la Corporación Minera de Bolivia. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    8. F. Alhfeld (Geología boliviana); R. Ballivián (Tasas e impuestos sobre industria minera); S.K.Bradd (Los intereses del capital americano); G. Cascales (Expropiación forzosa); R. Gutiérrez (Qué hacer?, Reorganización financiera de Bolivia); Hartley (Operating policy); Lewis (British planning and nacionalization); L. Molina (Contratos de organización); G. Ramírez (El petróleo en México); S. Schulze (Posibilidades económicas de Bolivia); E. Vásquez (Contratos Wolfram y Estaño); E. Villazón (Organización de empresas de Bolivia).

    9. E. Anaya (Defendamos el oro de Bolivia),R. Capriles y D. Arduz (El problema social); E.E. García (Hechos e ideas); L. Graciela (Guerra del Chaco); Iñiguez Llosa (Antítesis de Pulacayo); Martínez (El estaño en Bolivia); V.H. Saravia (Alimentación nacional).

    10. J.M. Balcázar(Una mixtificación demagógica: la "Masacre" de Catavi); PMEIC (Un nuevo problema político, 1941).

    11. Un caso de presunción indebida y Un teoremo jurídico-impositivo.

    12. Allan Poe (Obras selectas), Amado Nervo (Obras completas), Bordeaux (María Estuardo); Churchill (El vuelco del destino), Dante (La divina comedia), d'Orbirgny (El hombre americano), Duverger (Los partidos políticos), Frazer (La rama dorada), Freud (Obras completas), Fustel de Coulanges (La ciudad antigua), Góngora (Obras completas), Henriquez Ureña (Breve historia del modernismo), Ludwig (Lincoln; Voltaire; Bismarck), Madariaga (Hernán Cortéz; Cristóbal Colón), Manheim (Ensayos de Sociología e Ideología y Utopía), Moliere (Obras completas), Pappini (El diablo), Plutarco (Vidas paralelas), Nehru (El descubrimiento de la India), Reed (10 días que estremecieron al mundo), Ries (Goebels), Rops (Diario de Ana Frank), Sarmiento (Civilización y Barbarie), Toynbee (Historia y religión), Unamuno (Obras selectas), Van Loon (Las artes), Zweig (Momentos estelares de la humanidad), etc.

    13. Connor (El imperio del petróleo), Gregori (Geografía económica y regional), Fischer (El oriente medio), Jiménez Asúa (La ley y el delito), Kemmerer (El ABC de la inflación), Pascuchi (Política de Salarios), Roberts (Ensayos sobre teoría monetaria), Rocker (Revolución y regresión), Schwartz(La economía de la Rusia Soviética), Sweezy (Teoría del desarrollo capitalista), Muratti (Elementos económicos, técnicos y jurídicos), Varios (Lógica), etc.

    14. Philips (Análisis vectorial; Ecuaciones diferenciales y Elementos de cálculo infinitesimal), Grimmer (Métodos matemáticos de estadística), Asensi (Metalurgia física), Allen (Estadística para economistas), y otros.

    15. Carnegie (Cómo hablar bien en público), Carniero (Adolescencia), Fox (El agua), Gheorgiu (La hora veinticinco), Guilcher (Morfología litoral y submarina), Joachim (Tú y el tiempo), Miller (Climatología); Taylor (Australia), etc.

    16. Ayala (Introducción a las ciencias sociales), Cajías (Criminología), Carranza (Introducción a la filosofía), Crespo (Santa Cruz, el Cóndor Indio) y Lara (Yawarninchij).

    17. Catálogo de libros. Sindicato Comibol, 1950. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    18. Oficio de 2 de septiembre de 1964. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    19. RS N° 136443, de 23 de noviembre de 1966.

    20. Acta de la Sesión de Directorio N° 517, 1966. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    21. Acta de la Sesión de Directorio N° 524, 1966. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    22. Ibidem.

    23. Informe del Ing. Ricardo Urquidi, Director de Comibol, de 29 de noviembre de 1966. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    24. Acta de la Sesión de Directorio N° 525, 1966. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    25. Borrador del "Código General de Ocupaciones de la Comibol", s.f. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    26. "Desarrollo de comunidades mineras", ponencia del Departamento de Asuntos Sociales de la Comibol a la Primera Reunión de Desarrollo de la Comunidad, La Paz, noviembre de 1966. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    27. Plan de sustitución de libros de lectura por textos de consulta. Departamento de Educación de la Comibol, 1984. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    28. "Biblioteca en formación", por Macedonio Gonzáles Durán, en: Bocamina 73, órgano de los trabajadores de las minas nacionalizadas. 6 (135): 33.

    29. Proyecto. Creación de Bibliotecas Mineras Centralizadas. La Paz, Departamento de Educación. Gerencia de Relaciones Industriales. Comibol, 1984:1. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    30. Catavi, Huanuni, Quechisla, Colquiri, Oruro, Unificada, Caracoles, Viloco, Sata fe y Río Yura.

    31. Corocoro, Bolívar, Matilde, Placayo y Colquechaca.

    32. Estatutos y reglamentos de Bibliotecas Mineras Centralizadas y Filiales. La Paz, Gerencia de Relaciones Industriales, 1984. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    33. Ibidem.

    34. Ibidem.

    35. Ibidem.

    36. "Influencias administrativas sobre el Bibliotecario", en Estatutos y reglamentos de Bibliotecas Mineras Centralizadas y Filiales. La Paz, Gerencia de Relaciones Industriales, 1984. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    37. Plan de sustitución de libros de lectura por textos de consulta. Departamento de Educación de la Comibol, 1984. (Archivo Histórico de la Minería Nacional).

    38. Ibidem.

    39. Rafael Alberti, poeta y dramaturgo español, nacido en 1902, en el Puerto de Santa María (Cádiz). En 1924 se le concedió el Premio Nacional de Literatura por el primer libro que publicó, Marinero en tierra. Militó en el Partido Comunista de España, abrazó la causa de la República, por lo que salió al exilio, habiendo vivido en Argentina hasta 1962. Cantó a los romanceros al igual que a Garcilaso de la Vega, el Inca; fue influenciado por el ultrismo de Góngora y abrazó el surrealismo. Cultivó la pintura, el teatro y la poesía. Desde allí le cantó al obrero, al proletario, al artesano, pero también al erotismo. Retornó a España en 1977 y ejerció como Diputado por la provincia de Cádiz. Recibió el premio Lenin de la Paz (1966), y el Premio Cervantes (1983). Falleció el 28 de octubre de 1999.

     

    Archivos

    Archivo Histórico de la Minería Nacional AHMN Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

     

    Bibliografía

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    ETAYO-PIÑOL, Marie-Ange (2003). "La influencia de la Enciclopedia en la liberación de las Américas Latinas en torno a la figura de Miranda", en: Soto Arango, Diana, Puig-amper, Miguel Angel, Bender, Martina y Gonzáles-Ripoll, María Dolores (Eds.): Recepción y difusión de textos ilustrados Intercambio entre Europa y América en la Ilustración. [Madrid]; Rudecolombia: 97-118.

    INFELISE, Mario y CARDOSO, Heber (2004). Libros prohibidos: una historia de la censura. Buenos Aires, Nueva Visión.

    SOTO-ARANGO, Diana y URIBE, Jorge Tomás. (2003). "Textos ilustrados en la enseñanza y tertulias literarias en Satafé de Bogotá en el siglo XVIII", en Recepción y difusión de textos ilustrados. Intercambio científico entre Europa y América en la Ilustración, Diana Soto-Arango, Miguel ángel Puig-Sanper y Martina Bender y María Dolores Gonzáles-Ripolli, Eds., Santafé de Bogotá, Rudel Colombia-Colciencias; p. 71-73.

    SILVA, Renán (2002). Los ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808. Genealogía de una comunidad de interpretación. Medellín, Fondo Editorial Universidad EAFIT.

    WITTMANN, Reinhard (1998). "¿Hubo una revolución en la lectura a finales del siglo XVIII? En: Cavallo, Guglielmo y Chartier, Roger (Dir.): Historia de la Lectura en el mundo occidental. Madrid, Taurus: 435-472.