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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.10 n.43 La Paz abr. 2016

     

    HISTORIAS DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS

     

    Breve reseña del Taller de Historia Oral Andina (THOA)

     

     

    Lucila Criales* Cristóbal Condoreno**
    * Investigadora del THOA ** Cineasta del THOA
    Recepción: 3 de febrero de 2016 Aprobación: 22 de marzo de 2016 Publicación: Abril de 2016

     


     

     

    1. Antecedentes1

    El Taller de Historia Oral Andina se crea el año 1983 alrededor de la Carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés. Tras una reunión de trabajo en una casa particular de Sopocachi, los estudiantes de la materia de Superestructura Ideológica, que dictaba Silvia Rivera Cusicanqui, oficializaron su fundación a la cabeza de su docente. Para entrar en el grupo era un requisito el saber hablar un idioma nativo, sobre todo el aymara. Así ingresan Esteban Ticona, Ramón Conde, Vitaliano Soria, Ruth Flores, Felipe Santos y Humberto Mamani, de la Carrera de Sociología; al mismo tiempo se acoplan Lucila Criales, Zulema Lhem, Manuel Orellana y Víctor Hugo Ricaldi. Posteriormente, el taller se abre a otras carreras de la UMSA e ingresan Carlos Mamani, María Eugenia Choque y Filomena Nina, todos bajo la dirección de Silvia Rivera.

    En ese tiempo y de común acuerdo nos dividimos en jiliris (mayores, autoridades) y sullkas (menores). Entre los primeros estaban Silvia, Carlos Mamani, Esteban Ticona y Ramón Conde, y entre los segundos estábamos los demás. El objetivo para la creación del THOA no fue muy claro, personalmente lo entendí como un grupo de investigación a la cabeza de una eminente "ruralista", como se le decía a Silvia Rivera. Los otros, ante todo aymaras ,tenían otros objetivos mayores, como la reivindicación del pueblo aymara, influenciados por el hallazgo de valiosos documentos sobre la red de caciques apoderados, que en la década del 20 habían iniciado una lucha legal, con Santos Marka T'ula como líder. El medio evidentemente era la investigación en lengua aymara y la recuperación de la memoria oral de estos pueblos silenciados por la historiografía oficial.

    A decir verdad, explícitamente no hubo en el Taller ninguna metodología previa, sólo sabíamos que íbamos a hacer historia oral. En ese entonces, inicios de los años ochenta, éramos estudiantes universitarios y aún no conocíamos técnicas ni métodos en el sentido estricto, a más de los métodos estadísticos, los cuestionarios o los censos. En toda la Universidad no se hablaba de métodos cualitativos, menos de la historia oral, el testimonio, la historia de vida, ni se hablaba de la memoria colectiva. Sin embargo, y como expresa Esteban Ticona: "Nuestra inquietud se situaba en la perspectiva de sistematizar la metodología de la historia oral, para aportar mejor a la recuperación histórica de nuestro pueblo".2

    La mayoría de los arriba mencionados no habíamos egresado de la Carrera de Sociología, éramos alumnos de Silvia Rivera Cusicanqui en la materia Superestructura Ideológica, de tintes marxistas, como era usual en ese tiempo, en una Universidad con fuerte inclinación hacia la izquierda. Sin embargo, ya en los setenta, habían surgido otras ideologías como el Katarismo y el Indianismo reynaguista, este último en el seno del Movimiento Universitario Julián Apaza (MUJA) y del Centro de Estudiantes Campesinos en el seno de la UMSA. Ante esas circunstancias, dentro de la mencionada materia de la Carrera de Sociología resultó fácil desviarnos hacia la cuestión india. Nos olvidamos de la lucha de clases, el marxismo no lograba explicarnos el conflicto étnico, no daba cuenta de la pobreza rural, y entramos de lleno a conocer y formarnos en la historia indígena. Había informaciones previas de por medio, algunos datos del Archivo de La Paz que daban cuenta de la existencia de Santos Marka T'ula, un líder indígena, allá por los años 20, el que se convertirá en un líder emblemático del THOA. Había también la certeza que las llamadas "sublevaciones irracionales", "levantamientos de la indiada", que tanto daban que hablar a las élites criollas y a la prensa de entonces, no eran brotes espasmódicos producto de la "bestialidad de los indios": se trataba de una larga y bien organizada lucha que venían sosteniendo las comunidades indígenas en afán de preservar su tierra y su forma propia de vida.

    Lo primero que Silvia Rivera hizo como docente en su materia fue pedir la biografía de cada uno de nosotros, nuestros antecedentes familiares (no sabíamos que se trataba de un enfoque de investigación). Mediante este enfoque, escudriñamos en nuestro propio ser, nuestra identidad. Para esto, ingresamos en una introyección replegándonos en nuestra historia familiar. Hubo algo de vergüenza por contar, sobre todo si teníamos antepasados indios, queríamos borrarlos de nuestra mente. Un fuerte racismo producto del colonialismo había estigmatizado lo indio por tanto tiempo, que nos costaba sacar a luz, éramos hijos e hijas de la Colonia despreciativa del indio, que repudiaba al nativo, y en los años 70 decir que éramos aymaras o quechuas era un tanto urticante. Pero fue en ese momento cuando descubrimos nuestro ser identitario clandestino indígena y el grado de adscripción a esta "naciente" identidad.

    El potencial de este reconocimiento fue la chispa, el despertar y la toma de conciencia de que era otra la historia ligada a un pasado de opresión y discriminación, y que la academia no la había develado. Fue así que asumimos el compromiso de destapar la historia india, ante la perspectiva de sumergirnos en una historia donde ya no éramos "objetos del discurso sino sujetos de ese mismo discurso". Hubo un gran entusiasmo entre nosotros por cuanto ingresábamos en la arena pública con una contrapropuesta innovadora: develar lo que había ocultado la historia oficial, es decir, la historia india; fue toda una catarsis, la rabia por todo el pasado de opresión que se volcaba en una pasión reivindicativa, una historia con identidad.

    Siendo herederos/as de ese pasado nos correspondía recuperarlo. Era necesario encontrar las evidencias de esas llamadas "sublevaciones irracionales", "levantamientos de la indiada". Fue esta forma de trabajar la que llevó a decir a muchos académicos de la historia que se había dado un vuelco a la historiografía tradicional, y a juicio de Nancy Fraser se había creado "la esfera contra-pública". Momento crucial cuando el investigar te lleva a tus propias raíces y te da el derecho de ser diferente, a hacer la contrapropuesta revalorizando tu cultura. Es entonces cuando surge una mística de trabajo: ganas de salir a las comunidades y buscar a los actores, de rastrear a los sobrevivientes de las luchas comunales y empezar con la investigación. No fue precisamente una metodología la que concentró las energías del grupo, sino el compromiso y la mística de trabajo, lo que, parafraseando a Silvia Rivera, significaría "un ejercicio colectivo de desalienación", de descolonización de las mentes y, a su vez, de deconstrucción del conocimiento oficial. Un verdadero potencial epistemológico y un vuelco de 180° a la historiografía oficial.

     

    2. El quehacer investigativo

    En el THOA fue donde aprendí a investigar, pero a investigar de otra manera, no con las exigencias usuales de objetividad, validez o exigencias en el manejo de hipótesis previas. La Historia Oral como historia de los subalternos, historia de los que habían sido excluidos de la escritura empezaba a traer renovados vientos al conocimiento alternativo como potencial de contra-discursos, primero, y a la historia de los "de abajo", de los que no habían sido protagonistas en ninguna historia. Lecturas de experiencias investigativas como las de Teres Oré en Ica, Perú, o Guillermo Rochabrum en Lima, así como las de E. P. Thompson, bajo el tópico de las revueltas populares en Inglaterra, nos ayudaban a entender mejor lo que era esta historia. Es necesario reconocer que en el THOA nos pusimos en contacto con pioneros trabajos sobre historias, culturas e identidades andinas, como los trabajos de Tristan Platt, Olivia Harris, Teresa Bouysse, Thierry Saignes, Xavier Albó, Godofredo Sandóval y otros. En estos primeros tiempos del THOA se llevó adelante un seminario de manejo de archivos mediante descriptores (sistema de Tesaurus) a cargo de Luis Oporto Ordóñez, muy joven aún, el mismo que nos sirvió para trabajar el fichaje; también nos formamos teóricamente y en sucesivas conferencias de Olivia Harris, Teresa Bouysse y Tristan Platt. Silvia Rivera fue asidua con los archivos de La Paz en el tema de la red de caciques; con ella llegamos a conocer las luchas indígenas de 1920 y, más adelante, contagiándonos su mística de trabajo.

    La cosa sucedió así: en los períodos que correspondían a las "sublevaciones", los años 1920, 1930, se fue descubriendo una extensa red de 'caciques apoderados', escribanos y seguidores liderados por Santos Marka T'ula que habían emprendido una lucha legal por sus tierras. En el seno de este místico grupo thoista se identificó la lucha común que subyacía a una serie de levantamientos tradicionalmente identificados por la historiografía criolla como "rebeliones aisladas e irracionales".3 También se encontraron en los archivos datos de grandes luchadores por la educación, como Eduardo Nina Quispe, fundador de la Sociedad República de Qullasuyo.

    Se tenía el documento y la base para la indagación en terreno. Era perentoria "la metodología de la escucha", urgía visitar a los testigos de los hechos o a los hijos de éstos, para la contrastación. Imbuido el grupo de una mística de trabajo, se empezó realizando en papelógrafos un croquis de la red de caciques, así como por medio de collages en las paredes. Silvia Rivera era la cabeza. Armada la red, después de varias visitas a archivos y hemeroteca, los mejores hablantes de aymara se lanzaron en la búsqueda de los familiares y amigos de Santos Marka T'ula, el cacique, yendo a su comunidad Ilata, Curahuara de Pacajes, provincia Gualberto Villarroel, zona altiplánica de Bolivia. Esto fue el año 1984. El primer llamado a entrevistar fue Esteban Ticona. Habiéndose acercado a los sujetos clave, se hacía perentorio que se tratase de establecer ese "pacto fiduciario" del que habla Franco Ferraroti (La Historia y lo Cotidiano, 1990, p. 127), pacto entre entrevistados y entrevistado res, se logró esto haciendo ayni, un milenario sistema andino (yo te doy, tú me das, la reciprocidad), así se estableció la confianza entre ambos, donde el idioma de los entrevistados interactuó en este pacto.

    Grabadora en mano, y con algunos aprestos, tras de Esteban Ticona emprendimos los del equipo THOA el viaje hacia las comunidades, ya que el mapa de la red de caciques se la había armado sólo en papeles extendidos y colados en las paredes. Había que dirigirse a los puntos reales de esta red. Es así que nos desplazamos por diferentes provincias del departamento de La Paz, en busca de rastros de los otros caciques que habían formado la red. Pero las entrevistas más importantes fueron -como ya dijimos- las realizadas en Ilata, de la provincia Gualberto Villarroel. Ahí se llevaron a cabo largas entrevistas orales con parientes y comunarios del Ayllu de Marka T'ula, el Cacique principal de los ayllus de Qallapa y Apoderado General de las comunidades originarias de la República.

     

    3. Santos Marka T'ula legendario

    A decir de Esteban Ticona, en este camino de escuchar y rastrear en la memoria de los protagonistas se acudió a la memoria oral a través de las leyendas, cuentos o "sawis"4 y el testimonio oral en los relatos de protagonistas y testigos presenciales de hechos vividos en el pasado. Por último, hay que mencionar a los mitos. Los parientes de Marka T'ula querían conservar el recuerdo de su personaje y tuvieron que mitificarlo. Los hechos habían rebasado lo cotidiano, entonces su memoria se convirtió en mito. En la entrevista a Manuel T'ula, uno de sus nietos, cuenta así: "Le habían abierto el cuerpo. Entonces habían visto su corazón, en una fuente habían puesto. Y el corazón florecía, dice. Mi papá había visto su corazón, así había florecido. De eso siempre muchos lo recuerdan" (THOA 1986:48,49).

    Siguiendo el relato de la forma cómo se procedió en la principal investigación: Santos Marka T'ula, Cacique Principal de los Ayllus de Qallapa y Apoderado General de las Comunidades de la República, que llevó a cabo el THOA, se puede decir que ésta resultó sui géneris para la época, una de las pocas que se la hizo en lengua aymara. El folleto se publicó el año 1984 y se lo presentó públicamente el 13 de noviembre en el Museo de Etnografía y Folklore (MUSEF), haciendo coincidir la fecha con el fallecimiento de Marka T'ula. Esa fecha fija también el aniversario del Taller de Historia Oral Andina. Con los insumos sobrantes de las entrevistas para el primer texto, más una en la persona de doña Matilde Colque, de Jach'acollo, y Catalina Kuyabre (mujeres yatiris), se preparó el segundo texto del THOA: "La Mujer y la Lucha Comunaria: historia y memoria", donde lanzamos la propuesta de la complementariedad de la pareja andina, o el Chachawarmi, muy debatida posteriormente por las sostenedoras de las teorías del género.

     

    4. El idioma oficial en el THOA

    No está por demás decir que era requisito para ser miembro del THOA el hablar aymara o quechua. Esta "licencia" para hablar abiertamente y escribir en su lengua aguzó fuertemente entre los miembros el sentido de identidad y de pertenencia a una cultura que había sido desvalorizada, y ahora poseerla era el hándicap que catapultaba a los aymaras. Muchos de ellos sintieron gran respaldo de THOA a sus preocupaciones por escribir la historia india desde su posición de sujetos de la historia, nunca más como objetos. Experiencias de contactos con familiares de caciques o con líderes indianistas (caso Fausto Reynaga) y lecturas de Franz Fanon, dieron otro hándicap a algunos miembros de THOA, quienes entraron de lleno paralelamente en la militancia política y en la investigación. Durante las clases o en las reuniones con el grupo compartido del THOA se debatía en castellano, pero las investigaciones de campo eran enteramente en aymara. Cabe recalcar que los historiadores bolivianos de la Academia, en su mayoría de la élite, no hablan el aymara, por eso sólo trabajan con documentos, y a decir verdad tampoco se dieron la molestia de remitirse a las fuentes orales. Después de esta experiencia nobel se prosiguió con la recopilación de la tradición oral, las historias de vida, cuentos y mitos en diversas cotas del Altiplano y en otras regiones del país.

     

    5. Altos y bajos

    Silvia Rivera escribió en aquel entonces "El potencial epistemológico de la historia oral" en la revista de la Facultad de Ciencias Sociales, trabajo de gran valor teórico y metodológico. Algunos académicos de Estados Unidos se ocuparon de hacer las críticas al trabajo del THOA. Luego estos trabajos fueron evaluados por Virginia Ayllón, quien expresó que el THOA había trabajado con "una rigurosa metodología y presentación profesional, lo cual hace que las publicaciones del grupo sean accesibles a una amplia audiencia". Sin habérnoslo propuesto, habíamos ido desarrollando de una forma muy artesanal nuestra propia metodología de la historia oral basándonos en la memoria de los abuelos y abuelas. El THOA recogió profusamente entrevistas en las comunidades investigadas. Las individuales se complementaron con entrevistas colectivas para lograr cierta "objetividad" de las percepciones, y cuando era necesario se contrastaba la información oral con la de archivos y hemeroteca. La observación, la entrevista, el testimonio, la historia de vida y el mito mediante la tradición oral fueron los caminos por los que se transcurrió en la investigación.

    Ahora bien, desfases y crisis sí hubieron en el THOA, más por el desplazamiento a la esfera personal de cierto revanchismo o deseo de desquite inspirado en la dicotomía indio-qhara o "mestizos sin identidad", como se calificó al grupo más urbano (intermediario), del cual quien escribe formaba parte. En la primera crisis, aproximadamente el año 1 989, tuvimos que salir los llamados intermediarios o intermediarias, entre las que estaba Silvia Rivera, a pesar de su gran aporte al THOA. De la segunda crisis tengo muy poca memoria, porque estuve ausente del THOA. La tercera fue la de la "intervención judicial", que causó el alejamiento definitivo de algunos de los miembros del Taller por supuestos manejos personalistas. Pasadas dichas crisis, el THOA sigue de pie, porque después de todo la irradiación y la línea que trazó este grupo universitario en el mundo académico y en el movimiento indio rural y urbano superan con creces los apagones y crisis que conjuraron contra su integridad.

    Esta fue la vivencia de los investigadores del THOA en los años 1 984 a 1 990, en los que se logró buenos resultados que contribuyeron al fortalecimiento del movimiento indígena, promoviendo acciones reivindicatorias de sus territorios. El arduo trabajo de campo, hemeroteca y archivos que culminó con la publicación de Santos Marka T’ula, Cacique Principal de los Ayllus de Callapa y Apoderado General de las Comunidades de la República, tuvo un primer producto a través de una radionovela; un segundo producto fue el video; y ya en la arena de lo político, los esfuerzos de investigaciones anteriores se cristalizaron en el surgimiento del Movimiento de Reconstitución de los Ayllus. De estos dos productos sonoros y visuales se ocupará a continuación otro viejo miembro del THOA, Cristóbal Condoreno.

     

    6. Radionovelas5

    El año 1986, junto con el pequeño texto mimiografiado de Santos Marka T'ula en papel sábana, se abrió un espacio para la radionovela del mismo nombre. Tuvo tal éxito que ese mismo año la serie de 90 episodios fue retransmitida tres veces en aymara en las comunidades de los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba (Stephenson cita a Ticona Alejo y Albó, 1986, 255). Kevin Healy dijo: "La historia de Santos Marka T'ula ascendió a la cima de la popularidad en la programación de la radio rural en los pueblos y aldeas del Altiplano" (Healy 2001, 87). La idea de implementar una radio nace con una metáfora de "desamarrar un bulto para dar a conocer y devolver estos hallazgos" que existen dentro del q'ipi y además otros documentos que merecían sistematizar estas fuentes orales y los testimonios. Con este trabajo se había planteado un reto enorme de mantener, preservar en forma digital y duplicar y distribuir en los diferentes centros documentales del país.

    A partir de esta experiencia también se ha incursionado en la producción de radionovelas como "Tuturani", "Eduardo Leandro Nina Qhiphi: Presidente de la República del Qullasuyu", "Chukiyaw Markan Qamir Kullakanaka" (versión castellana y versión aymara) y "En defensa de nuestra Madre Tierra". Estas radionovelas se han difundido en Radio San Gabriel, la voz del pueblo aymara, Premio Iberoamericano y las radios comunitarias de Patacamaya (Radio Patacamaya), Achacachi (Radio Omasuyos Andina), Huarina (Radio Ondas del Titicaca), Llallagua (Radio Mallku Kiririya) y en las ciudades de Oruro (Radio Pusisuyu) y Cobija (Radio Cobija) (Ver archivos de THOA, 1996).

    A partir de esta incursión en la radio se redactó, se escribió y se cotizaron insumos para un proyecto de estación de radio, que posteriormente fue denominado Proyecto Radio Illapa 660 AM: La voz de los ayllus y markas del Qullasuyu (Hoy Radio Méndez). Ello con el objetivo de sistematizar y difundir todo el trabajo recopilado en las comunidades, siguiendo la metáfora de "desatar esos kipus, esos chimpus, esos q'ipis" a través de esta difusión que llegaría a muchos oídos de las comunidades a través de las ondas electromagnéticas. A decir de uno de sus fundadores, "aunque esté informada la población con una radioemisora, lo importante es hacer reflexionar a esa comunidad interactuante que sigue nuestros programas, tal vez por culpa nuestra ya no estén disfrutando sus cuentos nocturnos en una dinámica y planificación familiar después de la comida nocturna" (sic).

    Esta fue la filosofía de la radio Illapa (radio de THOA, donada por Diego Gradis), el de escuchar a los comunarios y abrir nuestros ojos. Ese también fue el sentido de la vida para trabajar en otros medios de comunicación radiofónica, como Radio Pachaqamasa, ubicada en la ciudad de El Alto, y Radio Wiñayjatha, de la localidad de Comanche, sin imponer ningún tipo de ideologías, "porque el Ayllu es sabido que está integrado a su entorno familiar a sus noticias, a sus salutaciones, a sus ritos y a su forma de pensar, contar y tejer sus textiles en una forma de teatro, dónde empieza y dónde su redundancia es su tiempo cíclico que hace que se pueda bailar con la misma melodía por toda una noche en la comunidad" (sic).

    El programa de la radionovela se escuchaba de lunes a viernes, con el del sábado reservado para la discusión y comentarios públicos, facilitando, por tanto, la interacción con la comunidad aymara más extensa. La gente que escuchaba el programa contactaba con las oficinas del THOA con documentos adicionales sobre el cacique, mientras que otros llamaban para ofrecer correcciones a la narración. Estos intercambios colaborativos permitieron a las comunidades aymaras aprender más sobre las repercusiones históricas y simbólicas de la vida del hombre (Santos Marka T'ula), y el trabajo, y la gente que luchó con él.

    La radioteatralización de la historia de los caciques apoderados fue una de las primeras experiencias que permitió llegar a un público masivo de aymara hablantes, excluidos de la cultura escrita. Por esos años se editaron dos radionovelas más: Qullasuy warmin sarnaqawipa (La vida de la mujer del Qullasuyo) y Tuturani (Historia de la comunidad Jisk'a Qullana). Hay que recordar que también se emitió en un espacio de 5 minutos el programa "Fechas Históricas", que eran episodios diarios ficcionalizados con base en la investigación y publicación del mismo nombre escrita por Roberto Santos. A la fecha se han editado 8 radionovelas, pero fue la radionovela Santos Marka T’ula la que se emitió muchas veces en otras radios, yhasta el día de hoy (año 2016) se sigue emitiendo.

     

    7. Audiovisuales6

    Desde 1989 se comenzó a incursionar en el video con el objetivo de llegar mejor al público a través la imagen en movimiento. De esa primera incursión resultó Voces de Libertad (historia del anarquismo femenino) y Khunuskiw (Nevando está - biografía de Adrián Patiño). El éxito obtenido en la producción de estos videos se debió más que todo a la combinación de esfuerzos personales e institucionales que se aunaron para conseguir los recursos requeridos (becas Guggenheim de Silvia Rivera y coproducción). Al constituirse el video en parte imprescindible de las actividades del Taller de Historia Oral Andina, mediante convenio BO 213-A3, se logró adquirir en abril de 1990 una cámara súper VHS.HQ.JVC, junto a un monitor de 21 pulgadas y una casetera VHS. Desde esa fecha, en el THOA se han registrado una serie de acontecimientos importantes, como el de octubre de 1991, documentando la fiesta de la Virgen del Rosario en Yarwiqhuya, trabajo realizado en colaboración con la Universidad Mayor de San Andrés, en el que se filmó un drama y a la vez ritual de la Conquista, teatralizado por comunarios de Qaraqullo en Yarwiqhoya (Oruro). El documental (en idioma qhichwa) sólo pudo plasmarse, como en los anteriores videos, en coproducción con la productora NICOBIS de Liliana de la Quintana y Alfredo Ovando, videastas reconocidos.

    La producción videográfica del THOA ha merecido importantes premios, como el Cóndor de Plata para "Voces de Libertad" en 1990 y el Premio de Guión en 1990 (Concurso Amalia de Gallardo) para "Khunuskiw" (Biografía de Adrián Patiño). A su vez, el documental "El Sueño de Wayllawisa: Profecía de la Conquista (drama de la Conquista) tuvo destacada participación en el Cóndor de Plata de 1992 y fue considerada como alternativa para hacer cine en el país. Este video fue exhibido en el colegio de una comunidad y causó reflexión e identificación en los estudiantes. La reacción de los alumnos fue el diagnóstico de una nueva propuesta estética que deja de lado las imposiciones externas de una educación alienante que nos hacía creer que lo de afuera era mejor y lo nuestro era lo peor, y que no valía la pena cultivar. "En 1992, pensé que el video y el cine estaban separados, y en esa coyuntura en mi opinión el video no debía ser una pieza arqueológica que esté guardada en los estantes, o sea que debería tener su propia vida, y además debía cumplir sus metas y sus objetivos como la de terapia acústica y audiovisual, y donde el público y el comunario deben identificarse con la imagen, y de lo que es partícipe directo" (sic).

    La mayor parte de las filmaciones fueron devueltas inmediatamente como roshes de cámara, como un método más eficaz, sin ser compaginadas. A pesar del trabajo casi artesanal, su exhibición en las comunidades fue de agrado y satisfacción. El hecho de poder contemplar su propia imagen en movimiento, y con ella la vida contenida en la cultura andina, implicaba ya una catarsis o una elevación de su ego comunitario, su identidad. Precisamente, para que este trabajo sea más autónomo y continuo, aquellos años nos habíamos propuesto la tarea de formular proyectos de investigación que apoyen este trabajo. En el camino se nos presentó el proyecto SEPHIS (Proyecto Sur Sur para la Historia del Desarrollo) Ámsterdam, Holanda, que nos apoyó en la recopilación de las prácticas jurídicas ancestrales.

    Esos materiales engrosaron el Archivo Videográfico y Audiovisual del THOA que se conserva en sus instalaciones. Adicionalmente, existe otro archivo sobre el tema mujeres y otros de una serie de narrativas que tratan sobre rituales y actividades públicas de la institución. Todo esto, en cierta forma, es el antecedente del proyecto de Reconstitución del Ayllu que desarrolló el THOA por medio de su propia actuación. Posteriormente, los videos fueron digitalizados con el apoyo de DIACONIA aproximadamente el año 2002. En estas mismas épocas se filmaron cinco videos en diferentes comunidades altiplánicas del Departamento de La Paz. Para mencionar algunas de ellas tenemos: "Cambio de Autoridades en Jesús de Machaca" y "Papa urucha, la cosecha de la papa", ambas agotadas y con su reedición en espera.

    En suma, el video fue el medio catalizador de nuestros problemas y un dinamizador de las propuestas. A raíz de esa experiencia se instalaron televisiones comunitarias, como en el municipio de Patacamaya gracias al Honorable Francisco Laura. De cierta forma, esta propuesta local combatía a los consorcios de los medios de comunicación masiva. Fue importante también su eficacia y rapidez en la devolución del material ideográfico a sus mismos destinatarios. De esta manera, se fue dando un incentivo a la formación y a la capacitación en programas del THOA, como ser la Red de Comunidades y la difusión de otras actividades a través de pesquisas realizadas en esos tiempos.

     

    8. Reconstitución de los ayllus7

    Conforme el grupo establecía los apuntalamientos teóricos y metodológicos de una historiografía indígena a principios de los años ochenta, también asentó las bases para la participación del grupo en el movimiento ayllu de los 80 y los 90. A decir de varios autores que analizaron este movimiento, se reconoció que la Reconstitución de los Ayllus fue un acto político de descolonización. Se trató de romper con la estructura sindical venida de la Revolución de 1952, aceptada por determinadas comunidades en aras de una modernización, y rechazada por los antiguos ayllus que veían un peligro para sus organizaciones propias.

    El Taller de Historia Oral Andina tuvo que sortear muchas dificultades en sus visitas a las comunidades. En los primeros años de organización, los esfuerzos del THOA se fundieron cada vez más con el movimiento para reconstituir el ayllu, idea que fue tomando fuerza durante los inicios de la década del 80 (luego del golpe militar del general García Meza). Este momento coincide con una época corrida y sin tregua de sequía en el agro valle-altiplano y las medidas de austeridad introducidas por la reforma neoliberal fondomonetarista. Así, la restauración del ayllu andino tradicional, frente a los abusos del sindicalismo prebendalista, surgía como una respuesta en nuestro derecho de autogobierno y a la autodeterminación. En efecto, esta reestructuración de los esquemas ancestrales se percibía como un medio vital para mitigar la catástrofe económica y los desastres naturales que sufría el país.

    SegúneldocumentoescritoporMarciaStephenson, María Eugenia Choque había afirmado que el THOA no decidió solo, de manera verticalista y jerárquica, trabajar en la Reconstitución del Ayllu. Antes bien, la participación del grupo se produjo como resultado de repetidas peticiones por parte de las propias comunidades del ayllu (Stephenson, s./f.:10). Por esas mismas épocas, y estando como presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y como vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, "el primer indígena vicepresidente" (1993-1997), se reconoció en Bolivia, en 1991, el Convenio 169 de la OIT, los derechos de los pueblos indígenas a sus propios territorios y formas propias de gobierno. Los miembros del THOA, en vista de la presión de los líderes aymaras que visitaban al grupo, tuvieron que asumir papeles organizativos y consejeros mientras acompañaban a las comunidades en sus esfuerzos para reconstituirse oficialmente como ayllus. Carlos Mamani, María Eugenia Choque, Ramón Conde y otros se lanzaron a las comunidades para el desarrollo de talleres de liderazgo, estrategias para reconstituir y reforzar el ayllu. Además de esto, se llevó adelante la investigación en el Archivo de La Paz, y a través de documentos llevados por los mismos comunarios a las oficinas del THOA. De esa manera, se compilaron documentos históricos, como los títulos de tierras coloniales (Choque Quispe 1998, citada por Stephenson).

    El movimiento de Reconstitución de los Ayllus que se iniciaría en la década de los 80, continuando en los 90, dio las bases al THOA para su participación en dicho movimiento, a la vez que afianzaba el trabajo de estos nóbeles intelectuales aymaras hacia una nueva historiografía indígena, menos colonizada. Hablando del movimiento, lo que se propuso fue revivir al tiempo actual, fortaleciendo aquellas viejas organizaciones de mallkus, p'iqis, jilaqhatas, es decir, la organización primigenia de los antiguos collanas o aymaras, así como de los jilanqus del Norte de Potosí, de los PakaJaqis, Uma Suyus, etc. Tal era el objetivo de la Reconstitución de los Ayllus, capaz de enfrentarse al Sindicato e interpelar al mismo Estado boliviano.

    Ahora bien, por el año 1990 las energías del grupo se concentran en resguardar archivos e ir tejiendo la urdimbre de la organizacióntradicional, sobre la base de una muy metódica y sistemática vuelta al pasado en lo que respecta a la cosmovisión, ritualidad, mitos y prácticas de vida comunitaria. Impelidos por una mística de trabajo, los miembros del Taller de Historia Oral Andina se pusieron a revisar archivos, viajar a comunidades e identificar ayllus. En medio de las peripecias por Yura (Norte de Potosí), incluso uno de nuestros investigadores (Ramón Conde) se accidentó. En esa época se empezó a sentir el impacto de la novela Santos Marka T’ula y también de las publicaciones como "La mujer y la lucha comunaria", "Taraco" de Carlos Mamani o "Fechas Indígenas" de Roberto Santos, etc. Todas estas obras fueron la carta de presentación a las comunidades.

    El 12 de marzo de 1997 se realizó una audiencia formal en la Vicepresidencia, en la cual se lograron varios compromisos estatales en beneficio del movimiento de Reconstitución de los Ayllus. Silvia Rivera denomina a esta especie de formalización gubernamental como "una secuela del Primer Encuentro de Organizaciones, Instituciones e Intelectuales que apoyan la Reconstitución del Ayllu" (Rivera s/f.:14). Así, el proyecto de Reconstitución de los Ayllus resultó exitoso, hallándose eco en los antiguos ayllus de Pacajes y Omasuyos, así como focos de influencia ideológica y política en lugares como Umala, Taraqu y Chililaya.

    Como antecedentes de este gran proyecto estaban, en lo epistemológico o cognoscitivo diremos, la combinación entre testimonio oral o memoria oral del pasado y palabra escrita y documental de archivo que ya lo trabajaba hace mucho tiempo el Taller de Historia Oral Andina en sus pequeños textos cargados de objetividad cotidiana, oralidad y realidad mítico-simbólico, muy cercanos a un "realismo mágico" (Beverly).

    Desde 1988, los documentos orgánicos de la CSUTCB apelaban a la noción de "pueblos originarios", "naciones originarias" y "ayllus", como núcleo organizativo que permitiría superar el propio sindicalismo. De este modo, en forma paralela y simultánea a la institucionalización del THOA, se fue forjando, en los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí, un movimiento social amplio y diversificado, que buscaba la reorganización de los sujetos sociales andinos en torno a un modelo organizativo propio, eclipsado en los últimos 40 años por el proceso masivo de sindicalización y fragmentación post-52.

    Durante el período liderizado por Carlos Mamani y María Eugenia Choque, se activaron las tareas con el campo, reorganizando a los Ayllus, fortaleciendo a las autoridades originarias mediante cursos y seminarios en las comunidades y recuperando la propia cultura e identidad aymara con la recopilación de cuentos, mitos como los del zorro, la pata, la Choqel Qamir Wirnita o los de Pedro Urtimala. En suma, la tradición oral estaba muy bien conservada en pueblos y comunidades mediante el Proyecto de Reconstitución de los Ayllus.8

     

    9. A manera de cierre

    El impacto de los trabajos de Taller de Historia Oral Andina se dio luego de un tiempo. Santos Marka T'ula empezó a ser homenajeado cada 13 de noviembre en la comunidad de su nacimiento; la organización originaria de Gualberto Villarroel puso el nombre de Marka T'ula a su ente matriz. Pero el impacto más fuerte se dio con la radionovela sobre la vida de este líder indígena, que se transmitió por Radio San Gabriel. A partir de aquí, podemos decir que la población indígena le dio mayor impulso a sus demandas y se fortaleció en su historia, cultura e identidad. De hecho, el impacto teórico y metodológico ha sido relevante en las academias norteamericanas e inglesa el año 1990, porque gracias al trabajo de oralidad desarrollado por el THOA se produjo en Londres un revisionismo de su historiografía: Olivia Harris había traducido el texto Santos Marka T'ula al inglés, provocando un hambre de narrativa entre los académicos (Waskar Ari Chachaki).

    Gracias a su trayectoria el año 2006, el THOA recibió el premio a la investigación en ciencias sociales otorgado por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), de manos de su director, el Lic. Godofredo Sandóval, quien expresó que el THOA contribuyó a recuperar la memoria de los pueblos indígenas, y asimismo promocionó comunidades de investigadores en el país y en el exterior. Por su parte, los años 2012 y 2013 se han publicado dos libros dentro de la temática de la soberanía alimentaria bajo el auspicio de la Fundación Rosa Luxemburgo. Experiencias de investigación renovadas, tanto en Caporaya, Cochabamba, como en Bella Brisa y San Miguel de Mátire, Beni. Estos proyectos nos llevaron a entrar en contacto con la oralidad de las mujeres y la memoria de los alimentos preparados por ellas mismas. Así, la investigación está tomando nuevos rumbos donde se ven múltiples maneras de abordaje en el contacto con las comunidades, teniendo como base fundamental la oralidad y la memoria del pasado-presente, tratando de dar claridad a nuestra posición, luchando con nuestro propio indio o reinventándolo y reivindicándolo, entendiendo el colonialismo interno y la descolonización en renovadas formas de comunicación más de igual a igual, con menor sectarismo racial a la inversa (indio contra el blanco), que el del primer THOA de los años ochenta, pero con más apertura y claridad respecto al tema de identidad.

    Ahora, después de 33 años, con una nueva generación de jóvenes que conforman la Comunidad THOA, se avizoran aires nuevos. Tanto bagaje acumulado y desarrollado por la inteligencia aymara y no aymara en lo tocante a la cosmovisión andina aymara, quechua y amazónica, obliga al THOA a revisar sus propias premisas y ser más autocríticos en todo momento. Se vislumbran enfoques como el educativo, el de la matemática, el jurídico, así como el uso de audiovisuales llevados por profesionales de estos ramos que prometen fortalecer el THOA e irradiar todo su acervo para el bien del país y, en particular, de las poblaciones indígenas.

    Chuqiawu, febrero de 2016

     

    Notas

    1. Redactado por Lucila Criales.

    2. Ticona Alejo, Esteban. "Algunas experiencias metodológicas en Historia Oral". En: Boletín de Historia Oral, No. 1, nov. 86. Carrera de Sociología, UMSA, s/l, p. 1.

    3. Stephenson, Marcia. 3.SForjando una esfera indígena contrapública: El Taller de Historia Oral Andina en Bolivia, cita a Rivera, Silvia, (fotocop., S/f, S/l., p. 8).

    4. Mayores referencias sobre siswsäwis, iwxas, jamusiñas en el texto inédito de Rodolfo Quisbert, miembro del THOA.

    5. Redactado por Cristóbal Condoreno Cano.

    6. Redactado por Cristóbal Condoreno Cano.

    7. Redactado por Lucila Criales.

    8. Cabe mencionar que el THOA fue el impulsor de la creación del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo (CONAMAQ), con gran presencia en el gobierno actual (Presidente Evo Morales Ayma).