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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.10 n.43 La Paz abr. 2016

     

    INVESTIGACIÓN

     

    Conquista espiritual, evangelización y destrucción de divinidades en Chiquitos (siglos xvi-xviii)1

     

    Spiritual conquest, evangelization and destruction of divinities in Chiquitos (xvi-xviii centuries)

     

     

    José Luis Paz Nomey *
    * Licenciado en Historia (Universidad Mayor de San Andrés), con estudios de Pedagogía (Universidad de La Salle) y Filosofía (Universidad Católica Boliviana). Actualmente es becario doctoral en el Instituto Max Planck para la Historia del Derecho Europeo (Frankfurt, Alemania).

     

     


    Resumen

    La historiografía oficial y tradicional, durante mucho tiempo, ha invisibilizado la memoria histórica de las naciones y pueblos originarios de Bolivia; esto, producto de la evangelización, el mestizaje y mentalidad colonial al que han sometido a estos grupos, haciéndoles olvidar gran parte de su pasado prehispánico. En este ensayo se pretende conocer la historia inicial de los chiquitos y cómo se desarrolló el proceso de conquista espiritual, evangelización y destrucción de las divinidades chiquitas entre los siglos XVI-XVIII, el cual fue llevado a cabo por la Compañía de Jesús entre los miembros de este grupo humano, ubicado en las tierras bajas de nuestro país.

    Palabras Clave: <Chiquitos> <Conquista espiritual> <Correrías espirituales> <Congregaciones Marianas> <Hechicería>


    Summary

    The official and traditional historiography for a long time, had obscured the historical memory of nations and native peoples of Bolivia; this product of evangelization, mestizaje and colonial mentality that have been subjected to these groups, making them forget much of its pre-hispanic past. In this research it is to know the early history of Chiquitos and development process of spiritual conquest, evangelization and destruction of chiquitas divinities between sixteenth and eighteenth centuries, which was conducted by the Jesuits among members of this human group, located in the lowlands of our country.

    Keywords: <Chiquitos> <Spiritual conquest> <Spiritual races> <Marian Congregations> <Witchcraft>


     

     

    Introducción

    La invasión y posterior colonización de América incitó, entre ciertos españoles, una actitud crítica sobre los medios y las formas que usaban los invasores europeos en el sometimiento de la población nativa. Religiosos peninsulares, como fray Bartolomé de las Casas,2 manifestaron su repudio hacia los atropellos que se cometían en contra de los nativos de las Indias Occidentales. Consecuencia de los oficios interpuestos por De las Casas, el 20 de noviembre de 1542, se promulgaron las Nuevas Leyes3 que en síntesis: prohibían la esclavización de los indios y se ordenaba que los mismos queden libres de los encomenderos y bajo el amparo de la Corona. En lo referente a incursiones en nuevas tierras, en adelante debían participar dos religiosos, para favorecer la conquista espiritual y conversión de los nativos.

    Habiéndose sentado este precedente, la tarea de evangelización fue delegada a la Iglesia, representada por las órdenes mendicantes4 y los jesuitas, que llegaron a Lima en el año 1569, asentándose posteriormente en la Audiencia de Charcas, en Juli (actual Perú).5 Los jesuitas estaban influidos por el espíritu humanista reinante en Europa, e inspirándose en la Utopía de Tomás Moro6 emprendieron la empresa de ganar almas para "engrandecer el Reino de los Cielos" e intentar la construcción de "un Reino de Dios en la Tierra",7 para lo cual, obviamente, contaban con el patrocinio de los reyes de España.

    A fines del siglo XVI, mientras las órdenes mendicantes continuaban con su tarea evangelizadora, los jesuitas llegaron a las Indias Occidentales con una fuerte influencia misional y una filosofía educativa nueva. La Compañía trajo una innovadora metodología de evangelización, producto de la respuesta militante en contra de la Reforma Protestante de Martín Lutero y la proyección que tenía ésta en los territorios aún no invadidos en América. Los jesuitas se dedicaron a la enseñanza en colegios y universidades creados para instruir a la élite española y a la nobleza indígena,8 además de fundar "reducciones" para nativos en América, en regiones comprendidas en los actuales países de México, Brasil, Paraguay, Bolivia, Argentina, Uruguay, Chile, Perú y Ecuador. Asimismo, incursionaron en actividades empresariales como la industria obrajera, azucarera, ganadería, agricultura y el comercio, esto con el fin de financiar la construcción de sus universidades, colegios, bibliotecas y las misiones en tierras de no conversos.9

    Ahora bien, entre fines del siglo XVII y mediados del siglo XVIII (1691-1767), en las tierras bajas de Bolivia -actual Departamento de Santa Cruz-10 la Compañía de Jesús11 inició el proceso de la conquista espiritual diferente al que hasta entonces se había realizado. Agruparon a los nativos de las tierras bajas en reducciones,12 los cristianizaron, educaron y los protegieron de los comerciantes de esclavos cruceños, mamelucos portugueses y de los abusos propios de la Colonia.

    En ese sentido, el estudio de los chiquitos -Departamento de Santa Cruz, hoy Bolivia- es la piedra fundamental para entender la cultura de estos pueblos, así como también ha sido la base para la construcción de su identidad hasta el presente. Por lo tanto, podemos explorar y examinar su visión del mundo y sus valores reflejados en el proceso de conquista espiritual y evangelización de este grupo humano. Sin embargo, a pesar de esta importancia, no existen trabajos que hagan un estudio completo de la conquista espiritual realizada con posterioridad a la llegada de los españoles y las órdenes religiosas al área chiquita.13

    Existen pocos trabajos sobre el tema, los cuales ponderan más la labor de los misioneros y su impacto cultural sobre estos pueblos. Por esta razón, en este ensayo se analiza, discute y critica la evangelización realizada por la Compañía de Jesús en la región de Chiquitos (siglos XVI-XVIII) con el fin de reducir y adoctrinar a los nativos, puesto que es indiscutible que "la política evangelizadora en el Nuevo Mundo fue el arma más poderosa que utilizó la Corona Española y su aliada la Iglesia para la transformación de la sociedad indígena al cristianismo como ideología de dominación, imponiendo valores culturales distintos".14 Tal fue así que los pueblos chiquitos, como otros, han rearticulado su cultura, para conservar su identidad chiquita, pero con una mentalidad cristiana impuesta por los clérigos.15

    Para cumplir este objetivo, es pertinente preguntarnos sobre los siguientes aspectos: ¿En qué contexto geográfico se ubicaban los chiquitos? ¿Cuál es el origen de los chiquitos? ¿Qué cultura material tenían antes de la invasión española? ¿Qué objetivos perseguía la evangelización de los chiquitos? ¿Qué eran las correrías y cómo se realizaban? ¿Cómo recibían en las reducciones a los nativos recién llegados? ¿Qué función tuvieron las congregaciones marianas al interior de las reducciones? ¿Cómo se celebraban las fiestas cristianas? ¿Cuándo se realizaban los bautizos? ¿Cómo se daba el culto a las divinidades chiquitas? ¿Existió extirpación de idolatrías en Chiquitos y, en caso de ser así, cómo se llevó a cabo? ¿Qué referencias existen acerca de los sacrificios humanos y la hechicería en las reducciones de Chiquitos?

    Para dar respuesta a estas interrogantes, se recurrirá a la crónica del jesuita Juan Patricio Fernández16 Relación Historial de las Misiones de los Indios que llaman Chiquitos. Que en el Paraguay tienen los padres de la Compañía de Jesús, publicada en 1726; es decir, a los 35 años después de la llegada de los jesuitas a la tierra de los chiquitos. No obstante, esta crónica está elaborada por su autor desde su condición de religioso, por cuanto observa a los indígenas como "infieles" y "bárbaros".17 Sin embargo, esto proporciona una información importante, porque el citado cronista nos muestra el periodo en que los chiquitos aún practicaban su cultura pura, la misma que cambiaría drásticamente a fines del siglo XVII, con la "utopía cristiana" de los jesuitas y la conquista espiritual. Por otro lado, se consultarán las Cartas Anuas de la Compañía de Jesús referidas a las reducciones de Chiquitos y publicadas por Javier Matienzo, Roberto Tomichá, Isabelle Combés y Carlos Page,18 así como bibliografía especializada.

     

    1. Los Chiquitos y su medio ambiente

    Chiquitos19 está ubicado en una zona geográfica con diversidad de ecosistemas; es una región colindante con el macizo brasileño. Posee una superficie de alrededor de 120.000 km2 y tiene una altitud media de 296 msnm. A esta zona se le da el término geográfico de Chiquitanía.20

    Su topografía no es tan accidentada y presenta algunas montañas, pero también sobresalen algunos ríos como el Guapay y el Parapetí (que tributan en la cuenca del Amazonas y del Plata, respectivamente), serranías como la de Chochís y el Valle de Tucavaca.21 Asimismo, se pueden encontrar bosques de exuberante vegetación, rica en flora y fauna, además de yacimientos precámbricos22 poseedores de piedras semipreciosas como la "bolivianita" (Ametrino).23

    Más al sur, en el límite entre las provincias Chiquitos y Cordillera, empieza una zona árida y seca, la misma que es bañada por el río Parapetí, área que recibe el nombre de Chaco Boliviano.

    En esta zona se inició la historia colonial de Santa Cruz de la Sierra y fue donde se dio uno de los procesos culturales y religiosos durante el mismo periodo: las reducciones jesuíticas de Chiquitos. Según el cronista Fernández, "era un espacio de tierra de 200 leguas de largo y 100 de ancho".24 Más adelante este autor describe:

    Bañan a esta provincia de los Chiquitos dos ríos: uno el Guapay, que naciendo en las montañas de Chuquisaca baja por una llanura abierta por junto a un pueblo de los Chiriguanos llamado Abapó y corriendo hacia Oriente ciñe a lo largo en forma de media luna a Santa Cruz de la Sierra. El otro, Aperé o San Miguel, que nace en Los Alpes del Perú, y atravesando por los Chiriguanos (en cuyas tierras muda su nombre en el de Parapetí) se pierde finalmente en unos bosques muy espesos, por las muchas vueltas que da hasta cerca de Santa Cruz la Vieja, y de aquí va a desaguar al Mamoré, y este en el gran río Marañón o Amazonas.25

    Según Roux,26 en la zona amazónica chacoplatense existieron en total 30 reducciones.27 Con base en esta información, en la presente investigación se pueden ubicar los actuales sitios de asentamientos chiquitos en el territorio que durante la Colonia se denominó la Gobernación de Santa Cruz de la Sierra, que englobaba lo que hoy conocemos como el Departamento de Santa Cruz, en las siguientes provincias:

    f1

    Estas provincias, habitadas por los actuales "chiquitanos",28 forman geográficamente una zona de transición entre la región árida y espinosa del Chaco boliviano y las selvas tropicales de la Amazonia boliviana. La región posee épocas de lluvia (noviembre a marzo) y de sequía (el resto del año) bastante definidas, ya que los ríos en época de lluvias aumentan su caudal y anegan la tierra, mientras que en época de sequía se puede caminar kilómetros sin encontrar un charco de agua. La selva está combinada con pampas, en parte cubiertas por islas de árboles y en otras sólo por pastizales. Entre los principales accidentes geográficos se encuentran colinas combinadas con bosques tupidos.29

     

    2. Historia inicial y cultura material

    Los estudiosos de las tierras bajas de la actual Bolivia afirman el origen prehispánico con carácter tropical de los chiquitos.30 Los estudios lingüísticos sugieren una sucesión de migraciones provenientes de los afluentes del Amazonas. Las mismas "comenzarían ya hacia el 3000 a.C.",31 concretándose el 500 d.C. Según este paradigma, las olas de desplazamientos abrieron nuevas rutas para la ocupación Arawak, trasladando a los otros grupos con lengua propia, como los chiquitos, que habrían ocupado previamente estas tierras.

    No existe documentación arqueológica pertinente que nos proporcione dataciones exactas sobre los asentamientos humanos en esta franja durante el periodo prehispánico, debido a que en esta zona no se han hecho excavaciones arqueológicas específicas para este periodo. No obstante, según el arqueólogo Roberto Hidalgo, el año 2004 se realizó una excavación arqueológica en "Santa Cruz la Vieja" (Provincia Chiquitos), pero en la misma sólo se encontraron restos cerámicos de tejas coloniales, los cimientos de la iglesia, huesos de animales (gallinas) e indicios de un incendio. Por otro lado, durante la construcción de los gasoductos al Brasil y la Argentina sólo se encontraron restos de tumbas, pero sin una mayor relevancia.32

    Una vez que tuvimos acceso al informe de prospección y excavación arqueológica en Santa Cruz la Vieja en el año 2004, confirmamos los datos proporcionados por Hidalgo, ya que en los trabajos realizados en este sitio se habrían encontrado restos cerámicos de tipología chané, tupiguaraní e inca local, con lo cual se confirma la existencia de contactos entre los chiquitos y los grupos de las tierras altas de la actual Bolivia. Además, se encontró un paño de malla de cobre o bronce -muestra del asentamiento militar español en la época colonial- y restos óseos de un adolescente de sexo masculino.33

    Parejas34 afirma que la cerámica y los textiles formaban parte de la cultura de estos pueblos. Se basa en Albar Núñez Cabeza de Vaca,35 quien sostiene que las tinajas de cerámica se utilizaban para guardar granos y chicha, estando estas últimas metidas hasta el cuello debajo de la tierra. Asimismo, existían artefactos de oro y plata, muestra del comercio con las culturas andinas.

    Las conchas (Moluscos), los huesos de peces grandes (Pisces) y los dientes de pirañas (Pygocentrus) servían como instrumentos cortantes. Las dos primeras eran fragmentadas y las partes filosas se ataban a un mango de madera. La cola de raya dentada (Potamotrygon) de dos lados era utilizada como serrucho, mientras que tuvieron hachas de piedra engarzadas a mangos de madera. También usaron un taladro de fuego a base de dos maderas que frotadas con las palmas de la mano -una de manera vertical y otra horizontal- producían las chispas de fuego necesario para: los chaqueos, asar y secar alimentos, cocer arcilla y protegerse contra los insectos. Para asar y secar la carne, se usaba una parrilla de palos delgados, ubicados a no más de 1 m de altura. Para triturar alimentos, se usaba un mortero de madera, mientras que usaban conchas (Moluscos) como cuchara y tutumas (Crescentiacujete) como cucharones y vasos -también usaban vasos de arcilla-; para dormir usaban esteras y hamacas, que eran confeccionadas por ellos mismos, mientras que para el transporte de alimentos se utilizaba el panacú, que es un cesto resistente hecho de hojas de palmera. Las armas de los chiquitos fueron usadas con fines guerreros y de caza.36

    De la misma manera, los chiquitos tuvieron muchas habilidades artesanales como el hilado y tejido de vestimenta -en la elaboración del vestuario también usaron fibras vegetales y pieles de animales-, cerámica, instrumentos musicales -como la flauta y el tambor-, pelotas de caucho (Latex) para jugar, entre otros, pero las fuentes consultadas proporcionan pocos datos respecto de la elaboración de los diferentes utensilios.

     

    3. Inicios y objetivos de la evangelización

    En 1690, y después de estar 129 años en guerra permanente contra los cruceños, los chiquitos solicitaron sacerdotes que los instruyesen en la religión cristiana, e incluso los mismos habitantes de Santa Cruz de la Sierra insistieron en que los misioneros jesuitas debían encargarse de su adoctrinamiento.

    En su primer encuentro con los chiquitos, éstos le pidieron al padre José de Arce que se quedase con ellos y "les enseñara el camino al cielo", prometiéndole que todos se reducirían, construirían un templo y casa para el misionero, además de cultivar sus sementeras. Esto motivó al sacerdote, puesto que por parte de los chiriguanos encontró muy poca predisposición, por lo que optó por quedarse con los chiquitos para adoctrinarlos. Fue así cómo a fines de 1691 se fundó la primera reducción en Chiquitos, la cual llevó por nombre San Francisco Xavier.37

    Los misioneros creían que los naturales tenían creencias falsas, "siendo necesarios los milagros para que los idólatras conozcan la diferencia que hay del Dios verdadero a sus dioses falsos".38 Aun así, otras fuentes señalan que ellos no tenían idea de religión alguna, a no ser una noción vaga de esta.39

    Según Tomichá, en las fuentes sobre Chiquitos no se encuentran referencias a la denominación de Dios, es decir, al parecer los chiquitos prehispánicos no tenían un concepto acerca de lo divino. Incluso los religiosos llegaron a introducir la palabra guaraní Otupá,40 usado en las misiones del Paraguay para referirse al ser supremo.

    El fin de la evangelización impuesta por los jesuitas en las reducciones de Chiquitos era en apariencia "quitarles falsas supersticiones, infiltrarles la verdadera religión de Cristo, y profundizar los conocimientos religiosos en los ya convertidos".41 Es decir, la extirpación de lo que los misioneros consideraban "expresiones barbáricas"42 que impedían la evangelización y que debían ser erradicadas. Para ello, los indígenas debían dejar su vida anterior y someterse a las costumbres y cultura europea impuesta por los jesuitas, adoptando una forma de vida política.

    Según Krekeler, los objetivos reales del adoctrinamiento reduccional no eran otros que: cumplir ciertas funciones en favor de la administración colonial, como la seguridad del imperio español contra los ataques portugueses, además de pacificar a los indígenas y quebrantar su resistencia para explotarlos más fácilmente como cristianos dentro de la sociedad colonial.43

    Los religiosos subestimaron muchas veces la inteligencia y capacidad de conocimiento de los chiquitos44 adoptando con ellos una actitud paternalista, impidiéndoles incluso realizar acuerdos con foráneos, tal es el caso de las transacciones comerciales, las cuales eran realizadas por los mismos religiosos. No obstante, hubo ocasiones en que reconocieron y ensalzaron las cualidades intelectuales de estos grupos, tal es el caso de los manasicas, de quienes decían que eran "racionales y dóciles a la razón".45 Sin embargo, esto fue un error ya que los jesuitas estimaban el nivel de aprendizaje de los chiquitos partiendo de la capacidad de asimilación de la cultura dominante con relación al comportamiento basado en cánones occidentales y adopción y uso de vestimenta europea, entre otros, contraria a la mentalidad chiquita que, según Tomichá, es más práctica y evita las abstracciones y complicaciones mentales.46

     

    4. Correrías o incursiones en parcialidades no conversas

    Las correrías47 eran caminatas o salidas que se hacían en búsqueda de indígenas no reducidos o infieles. De la misma manera, recibe este nombre el proceso de persecución de indígenas por parte de colonos cruceños y portugueses con el fin de capturar indígenas para así tener mano de obra esclava.48

    Las empresas para la reducción de "infieles" o nativos no conversos no eran realizadas solamente por los religiosos, sino que estos iban acompañados por indígenas.49 Desde los inicios de la incursión de los jesuitas en territorio chiquito, las excursiones para la captura y reducción de no convertidos era realizada en su mayoría solamente por indígenas. A veces estos eran acompañados por otros reducidos que sabían la lengua de la parcialidad a la cual se dirigían, ya que estos les podrían servir de intérpretes.50

    Antes de iniciar sus empresas de reducción, los nativos que acompañaban a los sacerdotes en las excursiones debían de confesarse y comulgar, disponiéndose de esta forma para la muerte cristiana, esto debido a los numerosos enfrentamientos que sostenían con naciones aún no convertidas.51 Muchas veces llevaban su "altar portátil" para las celebraciones a mitad de camino o en las aldeas de no conversos.52

    Existieron ocasiones en las que al no conseguir la confianza de los caciques y el pueblo en general, los padres tenían que hacer trueque de utensilios por personas para poder cristianizarlos. Es decir que empleaban cierta clase de regalos o "donecillos" para ganar la confianza y la voluntad de los indios.53 Tal fue lo que le ocurrió al padre Diego de Contreras, quien intercambió veinticuatro "almas" dándoles a trueque "cuchillitos, tijeras, agujas, chaquiras y otras cositas".54 En otras ocasiones, los nativos se presentaban dóciles y predispuestos en ayudar a los jesuitas.

    En contraparte, las fuentes señalan que los misioneros eran muy apreciados por los indígenas. El padre Lucas Caballero comenta una anécdota que le ocurrió entre los yurucares, ya que cuando el sacerdote se iba a marchar del pueblo, todos lo despidieron con lágrimas y le preguntaban cuándo volvería, incluso el cacique le dijo: "llora mi gente porque te ausentas".55

    Muchos indígenas llegados a las reducciones se casaban por la Iglesia, pero también habían nuevos catecúmenos, que abandonaban voluntariamente la "selva en la que vivían como fieras"36 para establecerse en las reducciones, "domesticarse" y someterse a la religión cristiana, pero como lo confirman otros estudios realizados, esto era más por miedo de ser esclavizados por los españoles de Santa Cruz o portugueses.57

    Existían ocasiones en las que los recién capturados por las correrías se escapaban. Tal es el caso de 31 mujeres entre casadas y solteras, que por nostalgia a sus maridos y familias huyeron aprovechando la oscuridad de la noche y que los nativos cristianos estaban dormidos; fue así que los cristianos que llevaban adelante la correría no pudieron seguir el rastro de las mujeres porque se podían escapar el resto de los capturados.58

    En caso de que los no conversos mostrasen hostilidad y atacasen a los nativos cristianos, estos procuraban capturar la mayor cantidad de miembros de la parcialidad a la que enfrentaban, puesto que los capturados eran llevados a las reducciones y educados, con el fin de que en posteriores incursiones a sus naciones de origen sirvieran de intérpretes y de esa forma facilitar la conversión de sus familiares y amigos.59

    En ocasiones, para conseguir que otros no conversos de una parcialidad se redujeran, los padres daban permiso a los catecúmenos de esa parcialidad para que fueran a buscar a sus paisanos, pero las mujeres e hijos de estos quedaban como rehenes hasta que volviesen y en la mayoría de las ocasiones retornaban con sus compañeros para convertirse al cristianismo.60

    Asimismo, existieron grupos que representaron un impedimento para el avance de los misioneros en sus excursiones. Por ejemplo, en la zona del Pilcomayo estaba la presencia de los tobas, "gente sumamente feroz y guerrera", aunque posteriormente hubo tobas que se integraron en la reducción de San Ignacio de Zamucos.61

     

    5. Horarios durante las correrías reduccionales y recepción de los nuevos reducidos

    Cuando los chiquitos estaban en misión, su rutina consistía en: el rezo del rosario a coro al amanecer; por las tarde se armaba el altar portátil y volvían a rezar el rosario con un Padre Nuestro y un Ave María, pidiendo a Dios para que los no conversos vayan con ellos a la reducción. Los días de fiesta añadían al rosario todas las oraciones y el catecismo, pidiéndole a Dios salud y muchas almas "para que lo conozcan y lo amen".62

    La bienvenida a los nativos recién llegados a las reducciones era de la siguiente manera: eran recibidos muy cariñosamente por los padres, la población y las autoridades, los cuales salían a recibirlos, unos a pie, otros a caballo, pero llenos de alegría y benevolencia con sus nuevos huéspedes. Muchos de los recién llegados se mostraban sorprendidos por la amabilidad, pero los padres les decían por medio de intérpretes que estaban contentos de su llegada al pueblo, que los instruirían en la religión cristiana, para luego ser bautizados, que ya no tuvieran miedo de ser esclavizados, porque serían tratados como hijos, además de que no serían tenidos como enemigos, sino como compatriotas. Finalmente, les expresaban que estuviesen seguros de su vida y sobre todo de su libertad. Luego de esto, los nuevos reducidos eran llevados a sus casas, donde les daban de comer y una hamaca para descansar.63 En Concepción, entre las muestras de recibimiento encontramos que el padre Francisco Lardin "les repartió cien cuchillos, les dio camisetas a los varones y a las indias tipois [sic: tipoyes]".64

     

    6.  Congregaciones marianas y expresiones de fervor religioso

    Las congregaciones marianas constituyeron cofradías y grupos de élite entre los indígenas al interior de las reducciones. Ya para el año 1735 se habían fundado en cada uno de los pueblos chiquitos una congregación mariana y sus miembros eran también llamados "Sodales de la Santísima Virgen".65

    El poder formar parte de estas cofradías representaba para el chiquito un motivo de enorme felicidad y prestigio, esto debido a que aunque había muchos aspirantes a las congregaciones marianas, cada año sólo admitían a los cinco más sobresalientes. Estos debían de haberse destacado previamente en la frecuencia a los sacramentos, la asistencia a las funciones religiosas (la misa, el sermón, el rosario, las letanías y el acompañamiento en los entierros, entre otras).

    Una vez que formaban parte de las congregaciones, muchos chiquitos optaban por la mortificación, principalmente en la Semana Santa en los pueblos de Concepción y San Miguel, por ejemplo, cuando los miembros de las congregaciones marianas, se azotaban a sí mismos.66

    El sacramento de la confesión merece una atención especial, porque estos confesaban faltas que no necesariamente entraban en el orden de los pecados, como ser: faltarse al trabajo, a la misa o al rezo del rosario.67 Asimismo, las fuentes afirman que a los neófitos más antiguos había que frenarlos en su fervor religioso, puesto que eran aficionados a escuchar la palabra de Dios, a recibir los sacramentos y a disciplinarse voluntariamente.68

    7. Las fiestas cristianas

    Las fiestas eran celebradas lo más solemnemente posible; por ejemplo, en la fiesta de Todos los Santos la iglesia y el altar eran adornados profusamente, la misa era cantada y en la plaza central los niños ejecutaban una danza simbólica. Luego de eso, un escuadrón de jinetes hacía un simulacro de combate ecuestre. Eso pasaba en las afueras, mientras que en las casas de los indígenas se servía un banquete a los recién llegados, los que se quedaban admirados de ver tanta abundancia, ya que estaban acostumbrados a comer parcamente.69

    La celebración de las fiestas religiosas tuvo un rol fundamental en la cristianización de los chiquitos, puesto que fomentaban la integración entre las diferentes parcialidades que vivían al interior de las reducciones:

    las fiestas del Señor, de la santísima Virgen y de nuestro santo padre Ignacio celebran ellos con gran entusiasmo, organizando en estos días también juegos populares y danzas.70

     

    8. El bautismo

    Los sacerdotes sólo bautizaban a niños recién nacidos y párvulos, no así adultos. El bautizo era realizado en el instante en que los sacerdotes pisaban las aldeas de no conversos o en el momento en que los nativos ingresaban a la reducción. Sin embargo, este bautizo era un aliciente para que los mayores, padres y familiares de los infantes, adoptaran la doctrina y se hiciesen bautizar luego.71 Aun así, muchos pueblos se resistían a que los curas bautizasen a sus niños, tal es el caso de los tesus, de la nación de los paunacas, quienes escondieron a los niños, muchachos y muchachas en otro pueblo, para evitar que el padre Lucas Caballero los bautizase.72

     

    9. El templo y los insumos para el culto

    En los inicios del periodo reduccional -y en la mayoría de las fundaciones españolas- la iglesia era la primera edificación en construirse; esta era una casa de pajas, mientras que la casa de los curas era una choza del mismo material.73 El vino de misa que usaban los sacerdotes de la recién fundada reducción de San Francisco Xavier era traído desde la reducción de la Presentación de la Virgen, a orillas del río Guapay.74

    Sobre esto, en el Memorial de Francisco Burgés se afirmaba:

    Sus iglesias son muy pobres, pues apenas alcanzan con qué celebrar el santo sacrificio de la misa, faltando muchas veces vino y harina para hostias, por no tener con qué comprarle y estar muy distantes las haciendas del fundador del Colegio de Tarija, de donde éste suele socorrer.75

    Muchas veces, los religiosos asignados a las reducciones quedaban completamente desamparados. Por ejemplo, había ocasiones en que los sacerdotes no celebraban misa hasta por seis meses, esto debido a que no contaban con vino y harina de trigo para las hostias. El padre general de los jesuitas, Miguel Ángel Tamburini, llamó la atención sobre esto al superior de la provincia paraguaya, porque mientras los religiosos asentados en ciudades como Asunción, Córdoba o Tucumán gozaban de las conveniencias de los colegios, los misioneros en Chiquitos estaban totalmente abandonados y descuidados.76

     

    10. Destrucción de divinidades en la región de Chiquitos

    El culto a las divinidades entre los chiquitos prehispánicos se estructuró en función al ciclo agrícola. Más concretamente, pretendía la búsqueda de respuestas a las necesidades vitales relacionadas con la lluvia, sequía, siembra, cosecha, caza-pesca-veda, recolección de alimentos y salud familiar.77 Por tanto, el mensaje y el Dios cristiano eran para los chiquitos lejanos y extraños, no encajaba en la realidad cultural chiquita.78

    Al parecer, el grupo chiquito que tenía una estructura religiosa más compleja era el de los manasicas, ya que sus dioses eran varios, entre masculinos y femeninos. Los primeros eran tres, formando una trinidad paralela a la cristiana: el padre tenía varios nombres: Mequituriqui, Uracozorizo; el hijo se llamaba Urasaña; mientras que el espíritu recibía el nombre de Urapostiquitetu.

    En sus ceremonias, siempre se referían a Mequituriqui, "el que habla alto"; luego a Urasaña, que quiere decir "el que habla gangoso"; y, finalmente, a Urapo, "el que habla gordo como un trueno". En idioma chiquito el término "uras" quiere decir palabra, mandado o mensaje.79 Entre las divinidades femeninas tememos a la diosa Quipozi, cuyo nombre quería decir "mujer de un dios y madre de otro", era una diosa maternal, consolando a los manasicas en momentos de enfermedad y defensora en momentos de ira de otros dioses.80

    Los astros también eran motivo de culto para los chiquitos, ya que rendían culto a divinidades cósmicas como el sol, la luna y las estrellas. No obstante, entre los manasicas el sol no era venerado como un dios, sino que era visto simplemente como "un hombre luminoso", aunque desde la tierra no era posible discernir "sus facciones ni el semblante". Sin embargo, a la luna la honraban con el título de madre, pero sólo le rendían culto durante los eclipses.81

    Respecto del culto a los animales, los chiquitos interpretaban en el canto de las aves, o el aullido de otros animales, como presagios de enfermedades o muerte, también como la llegada inminente de mamelucos lusitanos e invasores españoles u otros enemigos indígenas a su territorio. Entre las aves malagüeras está una de nombre bazaquitis, cuyo canto triste entristecía y atemorizaba incluso a los jesuitas. Asimismo, los manasicas y muchos grupos chiquitos rendían culto a los Isituús, que se traduce como "señores del agua", los cuales se encargaban de "andar por los ríos y lagunas, llenándolos de pescado para la alimentación de sus devotos".82 Según Tomichá, entre los actuales chiquitos los Isituús son también llamados hichi-tuúrsch o simplemente hichis.83 Asimismo, este investigador afirma que estas creencias provocaban la dispersión de los chiquitos, pero las mismas:

    respondían a una exigencia vital de supervivencia personal y cultural ante amenazas concretas de destrucción masiva de un pueblo a causa de las pestes y de la invasión tanto de los cruceños como de los mamelucos que pretendían capturar esclavos. Desde este punto de vista, la religiosidad chiquita respondía a las exigencias concretas de vida y salvación del pueblo indígena.84

    El reemplazo de las divinidades nativas por el dios cristiano, la santísima trinidad, la virgen y los santos, fue común para los religiosos en las reducciones de Chiquitos. Con el tiempo, los reducidos experimentaron un sincretismo religioso y reemplazaron a la diosa Quipozi con la Virgen María. Por ejemplo, un "indio mozo" llamado Sumacase, que era sobrino del cacique de los sibacas, cayó enfermo de fiebre y estaba muy débil. Se encomendó a la Virgen diciendo:

    Señora mía, creo que sois la verdadera madre de las gentes, y no la Diosa que creo es un demonio engañador, como nos dijo el padre. Yo creo en ti y en Jesucristo, y te pido no me dejes morir infiel para que me condene. Quítame esta enfermedad, y vuélvemela, cuando fuere cristiano, para que te vaya a ver.85

    Cuenta el cronista que la Virgen se le apareció a medio día al moribundo y le dijo: "Yo soy, hijo, a quien tú llamas; no temas, confía en mí, que luego sanarás. Cree las palabras del padre y díselo así a tus parientes, etc.". Con eso desapareció la Virgen María, y el mozo se halló de repente sano y bien de salud.86 Al ver este milagro, todo el pueblo se convirtió al enterarse de la repentina mejoría del joven, incluido un Mapono o curandero de los manasí.

    Los Mapono o hechiceros manasí eran los encargados del culto a las divinidades de este grupo chiquito. La destrucción de divinidades, en el caso de los chiquitos, estuvo directamente dirigida hacia ellos:

    Al fin mandé que, para desterrar del todo los demonios, me trajesen de los templos, que eran cuatro, las estelas y velos detrás de los cuales dan sus oráculos los Timinaacas, los vasos en que beben dichos dioses, y otros trastos. Y haciendo una hoguera en medio de la plaza, cerca de la cruz, los arrojé en ella y los quemé con admiración de los gentiles de que no temiese a sus dioses, con rabia de los demonios y gozo de los ángeles. Sólo reservé un instrumento de bronce, que aquí tengo, que parece representar el sol y la luna y signos del cielo. Le faltan muchas piezas porque le arrojaron muchas veces al fuego los gentiles por ciertas historias, y después ya no le tocaban, porque dijeron los dioses era hechura suya; a que se siguieron los bailes y música de sus instrumentos con que celebraban mi venida, dictándoles a los mozos el mismo cacique principal llamado Yurucare las letras que habían de cantar.87

    Y el cronista continúa:

    Y porque, entre las excelencias que les había predicado de la santa cruz, les dije que huían los demonios de ella, les pidieron a los cristianos que les ayudasen y enseñasen a hacer cruces para traer al cuello. Hicieron muchas, y quitándose del cuello unas conchas a la forma de las que traen los romeros del apóstol Santiago, se ponían las cruces arrojando dichas conchas; y esta faena y trabajo de hacer cruces tuvieron mis cristianos no sólo en este pueblo, sino también en los demás.88

    Luego de este acto, los caciques presentes fabricaron cruces grandes y las colocaron en los cuatro templos de los demonios mencionados por el cronista, con el fin de que sus dioses dejasen estos recintos, ya que los nativos tenían miedo de que sus dioses los persiguieran. El misionero le respondió: "No temáis, que Jesucristo os defenderá por medio de la cruz".89

    La llegada de pestes y enfermedades constituyeron un medio eficaz en la destrucción de divinidades, como pasó con el grupo de los quiviquicas, quienes estaban diezmados por la peste, y al sanar todos, incluso los "bautizados en artículo mortis", el misionero afirmó que la Virgen María se mostró de esta manera como patrona de este grupo. "Por eso la llaman nuestra Madre los gentiles, título que daban antes a su diosa".90

    Más adelante, en su visita a los tapacuras y aruporecas, el cronista relata lo siguiente:

    esta cruz es la que teméis y aborrecéis, y la culpa es sólo vuestra, porque habiendo yo mandado dos años ha levantar una cruz en este pueblo, vinieron estos vuestros parientes, donde no queréis que vaya, acaudillados de unos maponos sacerdotes de los demonios, injuriaron y ultrajaron la santa cruz, la aporrearon, la flecharon y quemaron; y Jesucristo enojado les ha castigado su maldad con tanta peste, enfermedades y muertes, que de tres pueblos que eran cuzicas, quimamacas y pichasicas, se han reducido a un pueblo, juntándose las reliquias de tres. Ya sé que vosotros los tapacuras no concurristeis, aunque callasteis y por eso habéis tenido vuestros trabajos.91

    Luego de esto, los religiosos realizaban un acto de destrucción de divinidades, tal como se relata a continuación:

    le pedí al mapono me trajese los trastos del templo para quemarlos, y fuego. Mandó a los mozos trajesen el velo, los vasos y flautones de guerra, que quemé junto a la cruz, y víspera de la Exaltación de la Santa Cruz.92

    Pero esto se extendía también a los cantos y bailes ejecutados antes de que fueran reducidos. Respecto de los subaricas, se cuenta lo siguiente:

    ...me alegro de la cruz de Nuestro Padre por Jesucristo; me alegro de conocer a Nuestra madre por la madre de Dios, que por las tardes cantaban las indias, santificando los bailes y cantares con que antes celebraban a sus dioses y a la diosa.93

    En una ocasión el padre Lucas Caballero elaboró una cruz y la plantó en la plaza, mientras que con la cuerda de una cruz que llevaba en la mano:

    di de palos a ciertos idolillos y figuras, que trataban supersticiosamente por mandato de sus dioses. Gritaban los gentiles que no les tocase, porque me matarían sus dioses. Pero yo por el mismo caso proseguí en darles de palos, que casi los deshice, y ni aquí merecí descargasen sobre mí la estólica o la macana. En el mismo lugar vi el salero y la sal de sus dioses, que toman los gentiles por mano de los sacerdotes, que eran cuatro en este pueblo con llanto y raras ceremonias.94

    El padre Lucas Caballero, estando entre los bohococas, se dio cuenta de que en la enramada en que él dormía había unos ramales o disciplinas con unas pelotillas de cera con púas y huesos de pescado llenos de sangre. Al preguntar el religioso qué eran, el cacique le manifestó que habían matado a todos los borillos que había en su aldea porque hablaban mal y los habían despreciado y les quitaron a sus mujeres. Al venirles una peste y enfermedades, y creyendo que estas eran castigo de Dios por las muertes, levantaron una cruz y al pie de esta se azotaron y lloraron a Dios sus pecados. Luego de esto las enfermedades cesaron.

     

    11. Sacrificios humanos y hechicería

    El satisfacer a las diferentes fuerzas sobrenaturales con ofrendas de diverso tipo fue una actividad común en todas las culturas del mundo, que incluso persiste en la actualidad. Esto consiste en hacer cosas específicas, como: sacrificar animales, seres humanos, ofrecer objetos, con el fin de agradar o aplacar simbólicamente la sed o ira de los seres sobrenaturales.95

    Las únicas referencias respecto a sacrificios humanos en las fuentes consultadas sobre los chiquitos las encontramos en la carta anua de la provincia de Paraguay de los años 1730-173496 y en la carta del padre Diego Contreras al padre Pedro Lozano.97

    En ellas se refiere a un indio llamado Tapaivene de la parcialidad de los caipoterades, quien vivía en la reducción de San Juan, pero luego se escapó a su tierra natal, por miedo de que -según la costumbre de su pueblo- él iba a ser inmolado a la divinidad en la fiesta principal de la reducción de San Juan, pero como se puede observar, al parecer fue sólo un pretexto el escaparse, porque en las fuentes consultadas no existen otras referencias a sacrificios humanos entre los chiquitos.

    En la época reduccional, los chiquitos tenían mucho respeto por los chamanes, ya que estos al poder curar las enfermedades, también podían provocarlas.98 Todos aquellos que tuviesen trato con el demonio eran sospechosos de brujería y, por lo tanto, debían ser condenados a muerte. Fernández da cuenta de la muerte de muchos chiquitos acusados de hechicería; asimismo, en la reducción de San Javier un chamán fue apaleado hasta morir por indígenas que ya estaban cristianizados.

     

    12. Conclusiones

    Al estudiar la historia inicial, es decir, antes de la llegada de los españoles a la región de Chiquitos, constatamos que este grupo humano tenía una cultura integral, producto de la memoria histórica y los saberes ancestrales transmitidos de una generación a otra, lo cual pretendía que el chiquito conozca y domine el contexto en el que se encontraba. El principal objetivo de este proceso cultural preinvasional era la conservación y difusión de los saberes ancestrales para que el individuo pueda responder a las necesidades que demandaba su entorno (alimentación, lucha por la defensa de su territorio y sobrevivencia, cura de las enfermedades, entre otros).

    El proceso de evangelización en Chiquitos entre los siglos XVI-XVIII fue el resultado de una política evangelizadora occidental que pretendió adoctrinar al chiquito mediante la cristianización, pero al mismo tiempo intentó eliminar la cultura ancestral que tenía este grupo humano antes de la invasión española y conquista espiritual; un reflejo de ello son los actos de destrucción de divinidades estudiados anteriormente. Procuraba el sometimiento, la dominación y conversión del "indio pagano" e "idólatra" en "indio cristiano" y "civilizado", para que una vez converso pudiese servir como mano de obra gratuita en la cadena productiva de la reducción, todo esto apoyado en los concilios, el catecismo, los rezos y la legislación indiana vigente.

    La evangelización reduccional se iniciaba luego del ingreso de nativos a las reducciones -los cuales habían sido previamente persuadidos con regalos: tijeras, herramientas metálicas y anzuelos, entre otros- con la preparación al bautismo, sin importar la edad de los recién llegados, mediante un adoctrinamiento memorístico -aunque los niños eran bautizados inmediatamente después de su ingreso a la reducción- y la creación de cofradías o grupos de cierto prestigio y a los que se podía ingresar luego de haber demostrado la asimilación de la doctrina católica, tal fue el caso de las congregaciones marianas.

    Finalmente, el estudio de la evangelización en este grupo humano nos muestra los métodos con los que una pequeña minoría -españoles y religiosos- dominó, manipuló y se sirvió de una mayoría como los chiquitos y otros grupos asentados en la región de estudio. Por tanto, la comprensión de la situación actual de los chiquitanos en las tierras bajas de Bolivia requiere de la visión histórica descrita en este ensayo, pues las actuales relaciones de los indígenas con los no indígenas bolivianos -además de la Iglesia- son consecuencia de la historia vivida por grupos como los chiquitos reduccionales.

     

    Imagen 1.
    Cacique y guerreros chiquitos.©

    f2

    Dibujo de guerreros chiquitos, donde se puede observar sus cuerpos pintados, el arco y la flecha, un tocado de plumas, además del vestido de jaguar (Panthera onca) producto de la caza ritual. Claramente se diferencia el cacique-chamán porque a diferencia de los otros guerreros lleva sobre su cuerpo una piel de animal como signo de su dignidad. (Fuente: Melchor María Mercado, Álbum de paisajes, tipos humanos y costumbres de Bolivia, (1841-1869), (Sucre: Biblioteca y Archivos Nacionales de Bolivia, 1991), 121, fol. 49.

    Imagen 2.
    Vestimenta de los chiquitos.

    f3

    En la imagen se puede apreciar los cambios producidos con la política reduccional respecto al uso del tipoy, el cual era más largo en las mujeres, mientras que los varones lo usaban más corto. Asimismo se puede observar que el cacique lleva un bastón de mando como señal de su autoridad. Fuente: Alcide D'Orbigny, Viajes por Bolivia (La Paz: 2003), 132.

    Imagen 3.
    San Javier, primera reducción fundada en la región de Chiquitos.

    f4

    Frontis de la iglesia de San Javier. En las reducciones, el primer edificio en construirse era el templo. (Fuente: Archivo personal de José Luis Paz Nomey, San Javier, septiembre de 2012).

    Imagen 4.
    Niñez chiquitana.

    f5

    Niño chiquitano preparándose para bailar la danza de los yarituses. En el periodo reduccional, la evangelización abarcó la santificación de los bailes prehispánicos que tenían los chiquitos. (Fuente: Archivo personal de José Luis Paz Nomey, comunidad chiquitana, septiembre de 2012).

    f6

    Niñas chiquitanas preparándose para regar sus cultivos. En el periodo reduccional, los niños eran bautizados en cuanto llegaban a la reducción. (Fuente: Archivo personal de José Luis Paz Nomey, comunidad chiquitana, septiembre de 2012).

    Imagen 5.
    Tipoy chiquitano y panacú

    f7

    f8

    Izquierda: Mama (abuela) chiquitana con su nieta. Derecha: Panacú tejido con palma de cusi (Fuente: Archivo personal de José Luis Paz Nomey, Comunidad chiquitana, septiembre de 2012 y Centro Cultural Santa Cruz, mayo de 2010).

    Imagen 6.
    Instrumentos musicales prehispánicos

    f9

    Pífano, secusecu y flautas de cañahueca, de origen preinvasional. Con la evangelización, la música fue sacralizada (Fuente: Archivo personal de José Luis Paz Nomey, Museo de San Javier, mayo de 2010).

    f10

    Tamboras chiquitanas, con las cuales se interpretaba la chobena, danza chamánica milenaria de origen prehispánico (Fuente: Archivo personal de José Luis Paz Nomey, Museo de San Javier, mayo de 2010).

    Imagen 7.
    Ubicación de las reducciones de Chiquitos según Pedro Lozano (1733).

    f11

    Fuente: Pedro Lozano, Descripción cronographica del terreno, ríos, árboles y animales de las dilatadísimas provincias del Gran Chaco y Gualamba: con una cabal relación histórica de lo que en ello han obrado para conquistarlas algunos gobernadores y ministros reales y los misioneros jesuitas para reducirlas a la fe del verdadero Dios (Córdoba: Josep Santos Balbas, 1733), contraportada.

     

    Notas

    1. Este ensayo es una versión revisada delos Capítulos I y V de la Tesis: "Tapuymiri o 'chiquitos': los procesos socioeconómicos, culturales y sus cambios con la conquista espiritual (siglos XVI-XVIII)", sustentada y defendida en la Carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia) el 16.09.2015.

    2. Bartolomé de Las Casas fue un sacerdote sevillano, nació en 1474, perteneciente a la orden de Santo Domingo, denunció el sistema injusto de mita imperante en la colonia española, renunciando asimismo a todas sus posesiones, para convertirse en procurador y protector universal de los indios. Murió en Madrid en 1566. Su obra más conocida es la Brevísima relación de la destrucción de las Indias (Barcelona, Ed. Antropos, 2003 [1542]), 3.

    3. El nombre original es: "Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por su majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios". Las Casas. Brevísima relación, 7.

    4. Las órdenes mendicantes eran cuatro: Agustinos, Dominicos, Franciscanos y Carmelitas. Recibían este denominativo porque vivían de la limosna, como fiel cumplimiento al Voto de Pobreza.

    5. Alcides Parejas y Virgilio Suárez, 5.AChiquitos, historia de una utopía (Santa Cruz: Fondo Editorial Gobierno Municipal Autónomo de Santa Cruz de la Sierra, 2007), 52.

    6. Sir Thomas Moro (1478-1535) fue un humanista inglés, canciller del reino de Inglaterra, su obra más importante recibe elnombre de Utopía, en la cualformulaunpensamiento político y social centrado en el Utopos platónico y en el bien común de la ética aristotélica. Murió decapitado por negarse a prestar juramento al acta de sucesión de Enrique VIII. Louis Bouyer, Tomas Moro. Humanista y mártir (Madrid, Ed. Encuentro, 1986), 83-91. Véase para la profundización del paradigma humanista: Tomás Moro, Utopía (Madrid, Ed. Tecnos, 1996).

    7. Mariano Baptista, 7.MUna utopía cristiana en el oriente boliviano (La Paz, Ed. Garza Azul, 2003), 11.

    8. Laura Escobari, 8.LCaciques, yanaconas y extravagantes. Sociedad y educación colonial en Charcas s. XVI-XVIII (La Paz: Instituto de Estudios Bolivianos - Carrera de Historia, 2012), 255-301.

    9. Mary Money, 9.MLa filosofía de la educación en México: las Órdenes mendicantes y los Jesuitas (1523-1767) (La Paz: Mercurio, 2001), 26-29; Los obrajes, el traje y el comercio de ropa en la Audiencia de Charcas (La Paz, Instituto de Estudios Bolivianos -Embajada de España en Bolivia, 1983), 36-42.

    10. Ver mapa 1.

    11. La Compañía de Jesús (Jesuitas) fue fundada en 1540 por Íñigo de Loyola en momentos en que la cristiandad vivía una de las peores crisis la reforma luterana, calvinista y anglicana. En poco tiempo, los cuadros jesuíticos se fueron engrosando y casi inmediatamente pasaron a tierras americanas, donde a fines del siglo XVI ya habían fundado sus principales colegios, estableciéndose a lo largo de todo el continente: México, el valle del Orinoco, Brasil, Paraguay, Moxos y Chiquitos. Javier Baptista, Nuestra historia, en: http://www.jesuitas.org.bo/ recuperado el 11.02.2010.

    12. Mariano Baptista, 12.MUna utopía cristiana, 13.

    13. Véase: Enrique Finot, VHistoria de la conquista del oriente boliviano (La Paz: Juventud, 1978); Rosendo Ardaya, Historia del desarrollo económico de Santa Cruz hasta 1952 (Santa Cruz: Universitaria, 1997); APCOB-CICOL, Dueños del bosque: manejo de recursos naturales por indígenas chiquitanos de Bolivia (Santa Cruz de la Sierra: APCOB, 2000); Rosario Arispe y Damián Rumiz, "Una estimación del uso de los recursos silvestres en la zona del bosque chiquitano cerrado y pantanal de Santa Cruz", en: Revista Boliviana de Ecología y Conservación Ambiental Nro. 11 (Cochabamba: Fundación Simón I. Patiño, 2002), 17-36; Mario Arrien, Cacería y pesca en dos comunidades chiquitanas de Lomerío (Santa Cruz de la Sierra, Informe proyecto BOLFOR, 1997); "Ecología, movimiento y subsistencia en los Chiquitos pre-misionales", en: Primer Congreso Sudamericano de Historia (Santa Cruz de la Sierra: CD-ROM, 2003); Roberto Balza, Tierra, territorio y territorialidad indígena. Un estudio antropológico sobre la evolución en las formas de ocupación del espacio del pueblo indígena Chiquitano de la ex reducción Jesuítica de San José (Santa Cruz, APCOB, 2001); David Block, La Cultura Reduccional de los Llanos de Mojos (Sucre: Ed. Tupac Katari, 1997); Antonio Eduardo Bols, Una joya en la selva boliviana. La restauración del templo colonial de Concepción (Santa Cruz: Vicariato de Ñuflo de Chávez, 1988); David Murillo y Álvaro Diez, Pueblos indígenas de tierras bajas (La Paz: Viceministerio de Asuntos Indígenas y Pueblos Originarios: Programa Indígena / PNUD, 1998); Bernardo Fishermann, "La chiquitanía en la época republicana", en: Pedro Querejazu (Comp.), Las misiones jesuíticas de Chiquitos (La Paz: Fundación BHN, 1995); "Historia Chiquitana en la segunda mitad del siglo XIX", en: Loreto Correa (Comp.), Santa Cruz en el siglo XIX (Santa Cruz de la Sierra: UAGRM, 1997), 75-86; "Los rojos artesanos y sacerdotes cruceños en la Chiquitanía", en: memoria: III Festival Internacional de Música Renacentistay Barroca Americana Misiones de Chiquitos 2000 (Santa Cruz de la Sierra: APAC, 2000), 141-150; BarbelFreyer, Los Chiquitanos (Santa Cruz de la Sierra: APCOB, 2000); Jesús Galeote, Misionesde Chiquitos. Una mirada franciscana (Santa Cruz de la Sierra: Centro de Pastoral y Cultura Chiquitana, 2000); Birgit Krekeler, Historia de los Chiquitanos (Santa Cruz de la Sierra: APCOB, 1993); Antonio Menacho, Por tierras de Chiquitos. Los Jesuitas en Santa Cruz y en las Misiones de Chiquitos en los siglos XVI a XVIII (San Javier: Vicariato de Ñuño de Chávez, 1991); Luis Ofner, San Ignacio de Zamucos (1956) (Santa Cruz de la Sierra: Academia Cruceña de Letras, 2001); Cinthia Radding, "Voces Chiquitanas: entre la encomienda y la misión en el oriente de Bolivia", en: Anuario del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (Sucre: Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, 1997), 123-137; JürgenRiester, En busca de la Loma Santa (La Paz: Los Amigos del Libro, 1976); Alcides Parejas y Virgilio Suárez, Chiquitos. Historia de una utopía (Santa Cruz de la Sierra: Sirena, 1992); Mariano Baptista, Una utopía cristiana en el oriente boliviano (La Paz: Garza Azul, 2003); Alcides Parejas, Chiquitos: un paseo por su historia (Santa Cruz de la Sierra, Ed. Imp. Landívar, 2004); La cultura chiquitana. Ensayos y artículos (Santa Cruz de la Sierra: Ed. La Hoguera, 2006); Hernando Sanabria, En busca del Dorado (La Paz: Juventud, 1988); Roberto Tomichá, La primera evangelización en las Reducciones de Chiquitos, Bolivia (1691-1767), (Cochabamba: Ed. Verbo Divino - Universidad Católica Boliviana, 2002); Hans Van den Berg, Bibliografía de las etnias del Oriente boliviano: una obra en permanente construcción, (Cochabamba: Universidad Católica Boliviana - Biblioteca Etnológica, 1998); VV.AA. La voz de los Chiquitanos. Historias de comunidades de la Provincia Velasco (Ed. APAC, Santa Cruz de la Sierra, 2006).

    14. Mary Money, MLa filosofía de la educación en México, 19.

    15. Ibíd.,47.

    16. Juan Patricio Fernández fue un sacerdote español, nació en 1667 y perteneció a la Compañía de Jesús; murió en Córdova (actual Argentina) el año 1733. Ver: Juan Patricio Fernández, Relación historial de las misiones de indios que llaman Chiquitos, que en el Paraguay tienen los Padres de la Compañía deJesús (Santa Cruz de la Sierra: UPSA, 2004 [1726]).

    17. Ibíd.,27.

    18. Javier Matienzo, Roberto Tomichá, Isabelle Combés y Carlos Page, Chiquitos en las Anuas de la Compañía deJesús (1691-1767), (Cochabamba: Itinerarios Editorial, 2011).

    19. Actualmente la zona de los Chiquitos tiene una población total de 184.248 habitantes, pertenece a la ecorregión amazónica en el Departamento de Santa Cruz, conformada por las provincias Ñuño de Chávez, Chiquitos, Velasco, Germán Busch; su familia lingüística es el Chiquitano, teniendo una economía agrícola ( producen maíz, arroz, yuca, plátano, algodón). Wigberto Rivero, Pueblos indígenas de Bolivia. Chiquitano, http://amazonia.bo/mas_detalle_proi.php?id_contenido=10 recuperado el 12.06.2012.

    20. "Chiquitania" es la toponimia con que se denomina a una parte de las tierras bajas de Bolivia que comprende la provincia Chiquitos del Dpto. de Santa Cruz y otras de sus alrededores. Eva Szabó, Diccionario de la antropología boliviana (Santa Cruz de la Sierra: Aguarague, 2008), 211.

    21. Declarado "Reserva Departamental Valle de Tucavaca", mediante Resolución Prefectural Nro. 08/2006.

    22. El Precámbrico es la etapa más larga de la Historia de la Tierra; engloba los eonesHádico, Arcaico y Proterozoico. Comienza cuando ésta se formó, hace 4.600 millones de años, y termina hace aproximadamente 570 millones de años dejando paso al periodo Cámbrico. Véase en: www.americas-fr.com/es/geografia/bolivia, recuperado el 30.05.2011.

    23. El Ametrino (Bolivianita) es la fusión natural del citrino y la amatista, con su diversidad de colores que van desde los amarillos tenues hacia la gama de los lilas, hasta los profundos violetas. Dichas características especiales hacen que esta gema sea única en el mundo. Véase en: http://www.mailxmail.com/curso-gemologia/bolivianita, recuperado el 30.05.2011.

    24. Patricio Fernández, PRelación Historial, 27. 1 legua= 5-6 km, era la distancia recorrida por un adulto en una hora.

    25. Ibíd.

    26. Jean Claude Roux, JLa Bolivie orientale, 1825 - 1992 (Paris: L’harmatlan, 2000), 15.

    27. Parejas sostiene que en la Provincia jesuítica del Paraguay existieron treinta pueblos: 8 en Paraguay, 15 en Argentina y 7 en Brasil. Alcides Parejas y Virgilio Suárez, Chiquitos, 53.

    28. Durante la Colonia, los siglos XIX y parte del siglo XX en toda la documentación consultada no se consignan datos que denominen a esta zona "Chiquitanía" y a sus habitantes "chiquitanos"; sin embargo, existen renombrados investigadores que incurren en el anacronismo de nombrarlos así. Según el antropólogo Aloir Pacini, el denominativo de "chiquitano" se daría recién con la fundación de las diferentes provincias que conforman la actual "Chiquitanía" (Prov. Ñuño de Chávez, Chiquitos, Ángel Sandóval, Velasco), adoptando esta terminología para preservar su identidad acuñada durante siglos. Fuente: Entrevista del autor a Aloir Pacini, Santa Cruz de la Sierra, 16.10.13, 16:00 hrs.

    29. Jurgen Riester, 29.JEn busca de la loma santa (La Paz: Ed. Los Amigos del Libro, 1976), 122.

    30. Szavó les da a los chiquitos el denominativo de "etnia indígena amazónica", Szavó, 211. No obstante, entendemos que la zona de Chiquitos se constituye geográficamente en un punto de convergencia entre las regiones amazónica y chaqueña, constituyéndose en un espacio de mediación entre los ecosistemas amazónico y chaqueño. Roy Querejazu, Bolivia prehispánica (La Paz: Juventud, 1989), 187-188.

    31. David Block, DLa cultura reduccional, 47.

    32. Información personal de Roberto Hidalgo, La Paz, 28 de septiembre, 2009, 13:00 hrs.

    33. Horacio Chiavazza, Cristina Prieto, 33.HoArqueología histórica de Santa Cruz la Vieja (Santa Cruz de la Sierra: 2005), 26-98. Además, se realizó otra excavación en Santa Cruz la Vieja el 2006. Véase: Horacio Chiavazza, Cristina Prieto, Arqueología histórica de Santa Cruz la Vieja II (Santa Cruz de la Sierra: Ed. El País, 2007), 171 pp.

    34. Parejas Suárez, 34.PChiquitos, 42.

    35. Albar Núñez Cabeza de Vaca, 35.ANaufragios y comentarios (Madrid: Dastin, 2000 [1555]), 262.

    36. Barbel Freyer, 36.BLos Chiquitanos, 59-62.

    37. "AnnuaeliteraeprovinciaeParaquarensisabanno 1689 a annum 1700"; ARSI Par 9 fol. 311 v.

    38. "Diario y cuarta relación de la cuarta misión hecha en la nación de los Manasicas y en la nación de los Paunacas nuevamente descubiertos, año de 1707, con la noticia de los pueblos de las dos naciones y se da de paso noticia de otras naciones"; ARSI Par 12, fols. 33-54v, fol. 33.

    39. "Annuae litterae provinciae Paraquarensis Societatis Iesu ab anno 1714 ad annum 1720, ad reverendum admodum patrem Michaelem Angelum Tamburini, Societatis Iesu Praepositum Generalem" [Cartas Anuas de la provincial de Paraguay de la Compañía de Jesús desde el año 1714 hasta el año 1720 remitidas al muy reverendo padre Miguel Ángel Tamburini, prepósito general de la Compañía de Jesús], ARSI par 9, fol. 364.

    40. Roberto Tomichá, La primera evangelización, 328.

    41. "Annuaelitteraeprovinciae Paraquarensis SocietatisIe“-su ab anno 1714 ad annum 1720", fol. 364.

    42. Tomichá, La primera evangelización, 350.

    43. Birgit Krekeler, BHistoria de los Chiquitanos, 81.

    44. Tomichá, La primera evangelización, 350.

    45. Ibíd., 351.

    46. Ibíd., 107.

    47. Jurgen Riester les llama "cazas espirituales". Véase: APCOB, "Cazas espirituales" (Santa Cruz de la Sierra: APCOB, 1997), 25 min. DVD.

    48. Zsabó, Diccionario de la antropología boliviana, 176.

    49. Krekeler, Historia de los Chiquitanos, 125-135.

    50. "Litterae annuae Provinciae Paraquariae Societatis Iesu ab anno 1730 ad annum 1735" [Anua de la Provincia de Paraguay de la Compañía de Jesús desde el año de 1730 hasta el año de 1735]; ARSI Par 13, fol. 81v.

    51. "Diario y cuarta relación" fols. 35, 38, 42v.

    52. "Litteraeannuae 1730 ad annum 1735" fol. 82.

    53. "Breve noticia de la muerte del padre Lucas Caballero, que murió a manos de los bárbaros en las misiones de Chiquitos a 28 de septiembre de 1711", 13 de abril de 1713, ARSI Par 12, fols. 56-57, autógrafo castellano.

    54. "Litteraeannuae 1730 ad annum 1735" f. 82v.

    55. "Diario y cuarta relación", fol. 37v.

    56. "Annuaelitterae 1714 ad annum 1720", fol. 364.

    57. José María García Recio, 57.JAnálisis de una sociedad de frontera. Santa Cruz de la Sierra en los siglos XVI y XVII (Sevilla: Excelentísima Diputación Provincial de Sevilla, 1988), 16, 23, 27-33, 46, 56, 79, 80. Roberto Tomichá, La Iglesia en Santa Cruz. 400 años de historia 1605-2005. (Cochabamba: Verbo Divino, 2005), 14.

    58. "Litteraeannuae 1730 ad annum 1735", fol. 83.

    59. "Carta del padre Pedro Lozano, jesuita de la Provincia del Paraguay al Procurador General Sebastián de San Martin [con varias noticias de la provincia], Córdoba de Tucumán, 21 de junio de 1732"; BNE, Mss. 18577, leg. 21, fol. 17v.

    60. "Literaeannuaeprovinciaeparaquariaeanno 1735 Romamdatae" [Cartas anuas de la provincia de Paraguay, fechadas en Roma el año 1735]; en: ARSI Par 10, f. 325 v.

    61. Ibíd., fol. 330 v.

    62. "Carta del padre Pedro Lozano", fol. 18v.

    63. "Litteraeannuae 1730 ad annum 1735", fol. 83v.

    64. "Carta del padre Pedro Lozano", fol. 12v.

    65. "Literaeannuae 1735", fol. 312 v.

    66. Ibíd., fol. 323.

    67. Ibid., fol. 313.

    68. "Annuaelitterae 1714 ad annum 1720", fol. 364.

    69. "Litteraeannuae 1730 ad annum 1735", fol. 83v.

    70. "Annuaelitterae 1714 ad annum 1720", fol. 365.

    71. "Litteraeannuae 1730 ad annum 1735", fol. 82.

    72. "Diario y cuarta relación", fol. 51v.

    73. "AnnuaeliteraeprovinciaeParaquarensis ab anno 1689 a annum 1700"; ARSI Par 9 fol. 295v.

    74. Ibid., fol. 312v.

    75. Francisco Burgés, "Memorial al Rey", en: Tomichá, Francisco Burgés y las Misiones de Chiquitos. El memorial de 1703 y documentos complementarios (Cochabamba: Verbo Divino: 2008), 65-130.

    76. "Carta 2a del despacho del General de la Compañía Miguel Ángel Tamburini al provincial del Paraguay Blas de Silva", Roma, 24 de noviembre de 1709, BSC -ARSI, Cartas de los Generales, Autógrafo castellano.

    77. Tomichá, La primera evangelización, 422.

    78. Ibíd., 424.

    79. Ibíd., 157.

    80. Ibíd.

    81. Ibíd., 159.

    82. Ibíd., 163.

    83. Ibíd., 334.

    84. Ibíd.

    85. "Diario y cuarta relación", fols. 36v y 37.

    86. Ibíd., fol. 37.

    87. Ibíd., fols. 39, 39v.

    88. Ibíd., fol. 40.

    89. Ibíd.

    90. Ibíd., fol. 41v.

    91. Ibíd., fol. 49.

    92. Ibíd., fol. 44v.

    93. Ibíd., fol. 45.

    94. Ibíd., fols. 52 - 52v.

    95. Szabó, Diccionario de la antropología, 583.

    96. "Litteraeannuae 1730 ad annum 1735", fol. 82v.

    97. "Carta del padre Pedro Lozano", fol. 18.

    98. Freyer, Los chiquitanos, 76.

     

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    •   Entrevista del autor a Roberto Hidalgo, La Paz 28 de septiembre, 2009, 13:00 hrs.        [ Links ]

    Audiovisuales:

    APCOB. Cazas espirituales, Santa Cruz de la Sierra: APCOB, 1997, 25 min. DVD.        [ Links ]