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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.9 n.41 La Paz dic. 2015

     

    RESEÑAS

     

    El alegato histórico de Juan Siles Guevara

     

     

    Marlene Durán Zuleta*

    * Poeta, escritora, e investigadora de la cultura orureña.

     

     


    Al recordar la Guerra del Pacífico volvemos a revisar los documentos, la historia nuevamente se alza en el infinito, no se puede frenar el ansia de rememorar nuestro espacio de mar.

    Está perenne el epitafio ¡Chile es depredador! y levantamos una y otra vez nuestras voces de protesta, no se pierden las barreras, ni la identidad de los que defienden aun estando ausentes. Vive a quien se recuerda y este muere cuando se le olvida. Precisamente en marzo rememoramos el nacimiento de Juan Siles Guevara, hombre probo, perenne en su alegato histórico, diplomático boliviano que reposa en el panteón de los notables de Oruro.

    Nunca se limitó a hablar del mar que tanto le apasionaba, estaba identificado hasta el alma con Bolivia, no decaía, se fortalecía y con frecuencia defendía las aguas, que son nuestras, de Atacama, Tocopilla y Antofagasta. Chile pasó los límites, avanzó y repitió usar y abusar de lo que no es suyo: el río Lauca y las aguas del Silala.

    La férrea voluntad de Juan Siles Guevara lo llevó a editar en cinco ocasiones su Ensayo crítico sobre "Chile y Bolivia. Esquema de un proceso diplomático", de Jaime Eyzaguirre, con el auspicio de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) junto al Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS), que abrió las puertas de su imprenta y permitió multiplicar su obra, honrando su palabra como miembro de la Sociedad Boliviana de Historia, la Academias Boliviana de la Historia y de las academias de la ciencia de nuestro país.

    No podía privar al mundo del dar a conocer que Bolivia nació con mar. La Comisión Nacional de Recordación de la Guerra del Pacífico aunó esfuerzos e hizo propicia -en el Centenario del conflicto bélico- la cuarta edición en 1979 y 1980; además, la Fundación "Manuel Vicente Ballivián" publicó en inglés: Bolivia's right to the Pacific Ocean, y en francés la "Comission Nationale pour la Rememoration de la Guerre du Pacifique"Le Droit Bolivien au Pacifique.

    La campaña que realizó el señor Jaime Eyzaguirre al ocupar el cargo de Ministro Consejero de la Cancillería Mapochina, fue precisamente utilizar argumentos adversos a nuestros intereses, buscó desacuerdos y mostró un cuadro negativo, destacándose como hábil confabulador. En el Boletín de Guerra de Chile nos acusan de ser "perturbadores, ellos arrojaron guijarros en el camino". Esos giros, propios de quienes manipulan la historia, son débiles conclusiones. Los chilenos son hábiles para conjurar, al final, cualquier línea política; tienen el mismo discurso, mienten, inventan. Todos sus argumentos están devaluados.

    Quienes tuvieron la fortuna de ser alumnos de Juan siles Guevara en la Carrera de Historia de la UMSA, deben rememorar sus clases de constante lectura e investigación. La Biblioteca de la Cancillería era un singular refugio de energía, ahí estaba su misión y visión de leer y escribir, descubrir con fervor que los libros son el mayor tesoro, insustituibles en sus páginas la tinta y las hojas combaten, no se rinden; recurso que se disfruta e inspira.

    Juan Siles Guevara, como diplomático, tuvo la posibilidad de visitar otros países y la experiencia amarga es habérsele prohibido desarrollar su trabajo en las bibliotecas chilenas, lo que determinó finalmente su expulsión. Sus constantes visitas habían sido observadas, pero nunca se arrepintió de haber investigado, de haber escrito la verdad sobre Bolivia y el mar.

    Como afirmaba el escritor boliviano Porfirio Díaz Machicao:

    "Una alta y noble controversia; Juan Siles Guevara, entrega al público de Chile y Bolivia un trabajo que será trascendente y útil. El experimentado historiador chileno, don Jaime Eyzaguirre, comprenderá plenamente la dimensión de las ideas de quien le formula reparos y advertirá que hay un sentir honorable en todos cuantos tocan la lava ardiente que se deriva de la Guerra de 1879. La réplica tiene un sabor que abandona el agraz -pluma joven es quien la escribió- para ofrecer un primer vino de razonador sereno y comprensivo".

    La obra de Juan Siles Guevara está condensada en cuatro valiosos capítulos. Nuestro historiador manifiesta sorpresa por la actitud oscura y vacía del historiador chileno, que persuade y restaura documentos inventados de sus colegas historiadores e intenta apelar a otros escritos sobre la Guerra del Pacífico, sin el propósito deseado; Eyzaguirre señala: "Chile no hacía, pues, más que recuperar lo que le pertenecía por herencia histórica y por la voluntad denodada de sus hombres de trabajo. Pero este paso legítimo desencadenó la dolorosa guerra con Bolivia y su secreto aliado, el Perú".

    A estas argucias, Siles asume una posición nítida, correcta, y responde:

    "Las altaneras reclamaciones del ministro chileno acreditado en La Paz, y la presión de un blindado de guerra, decidieron al gobierno de Daza a suspender el cobro del impuesto, pero, al mismo tiempo, rescindir el contrato con la compañía reclamadora avecindada en Chile (6-Feb.-1879). Ante la rescisión el ministro chileno en La Paz envió una nota a la Cancillería Boliviana, exigiendo respuesta en 48 horas sobre aceptación del arbitraje, previa suspensión del impuesto (8-Mar.-1879). Bolivia contestó que no trataría mientras el blindado "Blanco Escalada" amenazara sus costas (12-Mar.-1879)".

    Según Eyzaguirre:

    "La guerra entre Chile y Bolivia fue de corta duración. El 26 de mayo de 1880, los ejércitos de esta última eran batidos, y desde entonces la contienda quedó circunscrita a Chile y el Perú. Bolivia se replegó a sus montañas y dejó entregado a su suerte al aliado de la víspera. Como al fin el último, después de una larga resistencia, se avino a firmar un tratado de paz en 1883, Bolivia, perdida ya toda esperanza, convino en suscribir con Chile un pacto de tregua el 4 de abril de 1884".

    Juan Siles analiza la versión de Eyzaguirre: dichas concepciones, escritas a oscuras, con rencor y desconocimiento, no hacen otra cosa que llenar de vigor y coherencia a quien defendió nuestra soberanía a través de los alegatos. Es sabido que el objetivo de Chile es expandir su territorio, aumentar, usurpar, dominar y tomar por asalto lo ajeno.

    Siles, responde:

    "Florentinamente el Gobierno Chileno, durante el primer año de guerra, procuró romper la alianza ofreciendo a Bolivia Tacna y Arica, si rompía con el Perú y se ponía de su lado. Leal a sus compromisos, Bolivia no aceptó las proposiciones chilenas, siendo derrotada junto al Perú".

    "Hay, además, un punto capital que el señor Eyzaguirre deja en el tintero al hacer la historia de las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Chile; que las centenarias relaciones entre ambos países, no se han circunscrito a una constante pugna de límites, como fluye de su estudio, sino que los actos positivos y constructivos juegan también un importante papel; porque, en el fondo, las radicales y profundas convergencias las llevan a un destino común como lo anticipara el genio visionario de Andrés de Santa Cruz. Sensiblemente, tan singular actitud ha sido continuada y aumentada por otros publicistas chilenos como Conrado Ríos Caballero, Francisco Encina y Espinoza Moraga que, como en un movimiento orquestado han seguido sus aguas, publicando monografías que pretenden ser históricas, pero que sólo son meros alegatos de límites".

    Han pasado 48 años desde la primera edición de los alegatos de Juan Siles Guevara, y siguen vigentes estas valiosas páginas de la historia: estamos enclaustrados, continúa la posesión de las aguas del Silala, nuestro ferrocarril es manejado por capital chileno.

    Cástulo Martínez, historiador chileno, sorprendido por lo equivocado que se enseña en las escuelas, confiesa:

    "La información encontrada en libros coloniales y en datos oficiales del Archivo de Indias me indicó que Chile nunca tuvo derecho legítimo a los territorios disputados, que fueron motivo de tres tratados de límites con Bolivia. Por ejemplo, por los escritos del jesuita chileno Alonso de Ovalle -así como de otros antiguos cronistas- aprendí que el Chile colonial terminaba por el norte a la altura de Taltal. De ahí que Chile no tenía jurisdicción ni soberanía sobre el territorio que abarca Antofagasta, Mejillones, Cobija y Tocopilla. En vano nos adormecemos con la errónea idea de que a Bolivia nada le debemos. Chile, le debe un puerto a Bolivia".

    Es indudable, a pesar de tanta frivolidad de mentiras acumuladas, de ignorar o sesgar el Litoral que siempre nos perteneció, que Bolivia nació teniendo mar; por ello, se mantendrá viva y latente nuestra aspiración. Comulgamos con fundamento en nuestro derecho, que en un sucio combate nos fue arrebatado.

     

    Bibliografía

    Eyzaguirre. Jaime: Chile y Bolivia, esquema de un proceso diplomático. Santiago: Zig-Zag, 1963.        [ Links ]

    Martínez H., Cástulo: El Mar de Bolivia. Reflexiones de un ciudadano chileno. La Paz: "Juventud", 1990.        [ Links ]

    Siles Guevara, Juan: Ensayo crítico sobre Chile y Bolivia "Esquema de un Proceso Diplomático de Jaime Eyzaguirre". Primera edición: La Paz: Centro de Estudiantes Facultad de Filosofía y Letras-UMSA, 1967. Quinta. Edición: La Paz: UMSA-ILDIS, 1993.

     

    Recepción: octubre 2015

    Aprobación: noviembre 2015

    Publicación: diciembre 2015