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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.9 n.41 La Paz dic. 2015

     

    EDITORIAL

     

    El Alto, Ciudad Archivística de Bolivia

     

     


    La teoría archivística señala que las condiciones medioambientales ideales para la conservación de documentos de archivo son de alrededor del 48% de humedad relativa y 18°C de temperatura, factores que posibilitarán que los documentos puedan soportar los embates del tiempo, de la naturaleza y del ser humano sin traspasar el umbral de riesgo y así preservar la preciada memoria que conservan en sus acervos.

    La ciudad de El Alto, considerada históricamente como el gran patio trasero de La Paz, es la urbe en que entidades estatales (y privadas) poseen grandes extensiones de terreno, como medida previsora para instalar allí sus almacenes (sobre todo); sin embargo, en la mayoría de los casos, inmensos predios se mantienen cercados. La mayor parte del año la ciudad de El Alto mantiene temperaturas relativamente frígidas y una humedad aceptable, lo que la convierte en una de las ciudades que cumplen con los parámetros básicos para la conservación de archivos sin necesidad de emplear costosos equipos para mantener las condiciones ideales de microclima.

    Precisamente en uno de esos extensos terrenos, la Corporación Minera de Bolivia erigió su monumental complejo destinado al Archivo Histórico de la Minería Nacional, luego de la promulgación del decreto supremo 27490 de 4 de mayo de 2004, durante la presidencia de Carlos Mesa Gisbert. El Archivo Histórico Minero se encuentra ubicado en la Calleja de los Archiveros, frente a la plazoleta “Gunnar Mendoza”.

    Recientemente el Servicio General de Identificación Personal (SEGIP) informó que “constituirá su Archivo Histórico Nacional, donde albergará al menos 30 millones de registros de ciudadanos que obtuvieron su documento de identidad a lo largo de la historia del país”, para cuyo fin y sobre la base de la ley de transferencia de 29 de octubre, se ha dispuesto un terreno de 5.000 metros cuadrados en la Urbanización “Volantes de Yungas”, ubicado en el Distrito 2 de la urbe alteña. El director de esa institución, Marco Antonio Cuba, afirma que “en esos ambientes se concentrarán los registros de los bolivianos, que actualmente están desperdigados en todo el país”. La iniciativa cuenta con el apoyo necesario de las principales autoridades del gobierno nacional y municipal, que se comprometieron a coadyuvar en el saneamiento de los documentos del predio. El Ministro de Gobierno, Carlos Romero, destacó el hecho de que “esta repartición avance hacia la territorialización de los servicios”.

    Las buenas noticias siguen, pues se sabe de buena fuente que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) está en plena construcción de un moderno edificio en sus terrenos de Senkata, inspirándose en el Archivo Histórico de la Minería Nacional al cual acudieron sus técnicos y expertos para conocer la arquitectura archivística desarrollada, que ciertamente es especial. Hay que señalar que los constructores del archivo de YPFB son los mismos que edificaron el Archivo Histórico de la Minería Nacional.

    Finalmente, es oportuno mencionar que importantes instituciones como el Banco Central de Bolivia, la Administradora Boliviana de Carreteras, la Autoridad de Transportes y Telecomunicaciones, la Aduana Nacional y la Fuerza Aérea Boliviana tienen en esta ciudad instalaciones destinadas a sus archivos institucionales y, destacar que es la sede que alberga al flamante Museo Aeroespacial de Bolivia, inaugurado hace muy poco, y que utiliza los primeros hangares que se construyeron en la década de los años 20 del siglo pasado.

    La ciudad de El Alto, otrora páramo abandonado, ciudad-dormitorio y patio trasero de La Paz, tiende a convertirse en la primera ciudad archivística del mundo por la cantidad y envergadura de los archivos institucionales que alberga. El futuro de esta urbe es promisorio, pues es también la sede del Centro de Investigaciones de Tecnología Nuclear, que pretende ser el más moderno en su género en América Latina, con 15 hectáreas en la zona de Parcopata, en el Distrito 8, cedidas por el Banco Central de Bolivia. A nadie resultan desconocidas las recientes aplicaciones de la tecnología nuclear en la preservación de documentos de archivo mediante la radiación gamma, que elimina hongos y bacterias, aplicación que podría desarrollar, además de otras especialidades, este centro de investigación.

    Los cambios señalados en la urbe alteña traen consigo un efecto económico-social, que se traduce en la generación de espacios de descanso (hotelería y hospedaje), alimentación (restaurantes, bares y pensiones) y servicios de toda índole para los investigadores y la población que acudirá a estos centros de archivo, lo que brinda inesperadas oportunidades de desarrollo a los habitantes de la combativa ciudad de El Alto, que saben avizorar el futuro y, por ello, acogen con generosidad estas iniciativas que transformarán su propia realidad.
    Con estas excelentes novedades archivísticas cerramos nuestras ediciones de 2015.

    La Paz, diciembre de 2015


    Luis Oporto Ordóñez

    Editor de Fuentes