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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.9 n.38 La Paz jun. 2015

     

    EDITORIAL

     

    Día del Bibliotecario boliviano

     

     


     

     

    Una de las páginas trascendentales de la historia de la cultura en Bolivia fue escrita por el Mariscal Andrés de Santa Cruz, el 30 de junio de 1838, en medio del fragor del combate en la guerra internacional que sostuvo con Chile, la Argentina y los enemigos internos en el Perú y Bolivia.

    El gran estadista supo comprender la necesidad de avanzar un paso crucial en busca del desarrollo que tanto anheló el pueblo boliviano: la creación de las bibliotecas públicas en Bolivia.

    Hizo un alto en su agenda militar, para bajar a lo más humilde que se puede imaginar: atender las necesidades de lectura y conocimiento de la sociedad boliviana del siglo XIX. Muy pocos gozaban del privilegio de la lectura, privilegio del cual estuvieron marginados los pueblos indígenas por su condición analfabeta. A pesar de ello, la clase artesana -la clase media de esa época- dominaba la letra y la escritura, pero carecía del acceso a las librerías. Sólo una elite tenía el lujo de contar con una librería personal.

    Armas y letras, cantó el poeta, al elogiar la hazaña lectural del Mariscal, mostrando al pueblo que las puertas del progreso se abrirían de par en par, en tanto y cuanto el pueblo accediera a lectura, superando la barrera de la ceguera social, por falta de lectura, y avanzar en pos del progreso.

    Derrotó al ejército chileno, y lo expulsó con su flota y sus efectivos intactos, en un gesto de generosidad que luego pagaríamos muy caro, pues desde ese momento la oligarquía chilena se armó para asaltar el Litoral boliviano, en una acción pirata, invadiendo suelo sagrado sin declaratoria previa de guerra. Bolivia derrotó al ejército argentino en Iruya y Montenegro. Bolivia era una patria grande, poderosa y temida.

    El Mariscal se había empeñado en dotar al pueblo boliviano de los instrumentos básicos para su desarrollo. En 1831 promulgó el Código de Procederes, tres años más tarde, el Código Mercantil. Con ello sembraba las bases de la seguridad jurídica para atraer la inversión privada, tan escasa en esa época.

    Fue derrocado, a la postre enviado al exilio en la ciudad Luz, donde falleció, con el estigma de la declaratoria de "Traidor a la Patria", que sus enemigos políticos habían urdido en el Congreso obsecuente con los pensamientos de la vieja y rancia oligarquía de fuertes raíces colonialistas..

    Por ese hecho singular en la historia de la cultura boliviana, el Colegio de Profesionales en Ciencias de la Información de Bolivia, tramitó la declaratoria de Día del Bibliotecario, en conmemoración al célebre decreto de creación de las Bibliotecas Públicas, como instrumentos de liberación económica y desarrollo cultural y social.

    La Paz, junio de 2015

    Luis Oporto Ordóñez
    Editor de Fuentes