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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    Print version ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. vol.7 no.28 La Paz Oct. 2013

     

    EDITORIAL

     

    La feria internacional del libro de La Paz

     

     


     

     

    Con un discurso lleno de significantes y simbolismos, el Vicepresidente Alvaro García Linera inauguró la XVIII Feria Internacional del Libro de La Paz. El impactante anuncio se refiere a la "Colección del Bi-centenario", un proyecto que pretende publicar "una megacolección" de 300 o 500 títulos "más importantes sobre Bolivia y de los bolivianos", que sabemos ahora, será responsabilidad del Centro de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia del Estado. La selección de esta vasta obra colectiva estará a cargo de "un equipo editorial muy plural que elegirá los textos", con tiraje pocas veces practicado en Bolivia "de 10.000 o 20.000 o 30.000 ejemplares", con lo que desea concretar la publicación de "esa biblioteca nacional y esa gran colección".

    Esta es a la vez una interpelación a los editores comerciales y un desafío para impulsar una revolución cultural en base al libro, convirtiendo a esta sublime creación del intelecto, en un poderoso instrumento que acompañe al proceso de cambio que protagonizan los movimientos sociales y las fuerzas vivas del país:

    "La lectura es clave, nos estamos proyectando a una sociedad del siglo XXI que rescata modernidad, rescata tradición y que no cabe duda que un eje clave en la construcción de la Bolivia en el siglo XXI es una mayor lectura, necesitamos estudiantes que le dediquen tres horas al día a la lectura, profesores que le dediquen tres a cuatro horas a la lectura al día y profesionales que utilicen su tiempo libre para leer y enriquecerse".

    El Vicepresidente adelantó que "el gabinete ministerial aprobará el reglamento de la Ley del Libro, que exime del pago de impuestos". Con ese hecho, no existe ya mayor argumento para seguir considerando al libro como un objeto dedicado casi con exclusividad a sectores de la élite boliviana, pues los editores aún están enfrascados en publicar obras de arte, en pequeños tirajes, con precios inaccesibles para el gran público, destinados preferentemente a la clase media que los compra generosamente, tanto para imponerse de su contenido y alcance como para adornar sus librerías personales. Hay mucho de esnob alrededor del libro: uno de los encantos de nuestra pequeña burguesía es ostentar la posesión de un libro caro, aunque no sea leído, necesariamente.

    Ese fue el marco de la inauguración de la XVII Feria Internacional de Libro de La Paz, que se convirtió en una fiesta que se prolongó hasta cerca de las 23.00 horas. Grupos de música, jóvenes con sus tambores, autoridades originarias de comunidades aymarás, le dieron un toque especial y espectacular a la XVIII FIL. Numeroso público, como pocas veces se ha visto, se congregó en sus amplias instalaciones colmando de visitas a los numerosos stands que se han dispuesto en dos imponentes niveles en lo que en breve será el Campo Ferial más grande y moderno de Bolivia.

    El Vicepresidente, Alvaro García Linera, empedernido lector y compulsivo comprador de obras, fue por ello muy esperado por los dueños de los stands que le prodigaron atenciones y mucho cariño. Hizo un recorrido casi exhaustivo de la Feria, acompañado por autoridades de la CDL, ojeando libros, revisando índices de contenido, conversando con los dueños de las librerías, deleitándose con las nuevas ofertas.

    La Cámara Departamental del Libro de La Paz merece un reconocimiento muy especial de la sociedad paceña y boliviana por su empeño en la construcción del más grande campo ferial de Bolivia en su género. Si bien el edificio no está concluido muestra ya su gran potencial como centro de convenciones, además de campo ferial, digno de La Paz, sede de tres órganos de poder del Estado Plurinacional. Los stands de la XVIII FIL tienen toda la comodidad que pueda desear el librero. Los amplios salones para las conferencias, jornadas profesionales del libro, talleres, seminarios, están dispuestos de manera estratégica para no interrumpir los negocios librescos. Los libreros han dispuesto una amplia oferta para todos los gustos, desde libros para niños (público tan mimado por los feriantes por una razón muy simple: venden los libros más atractivos y más costosos), los libros técnicos, obras de literatura (infaltables, por cierto), de historia, filosofía, esoterismo, historietas (cómics) religión, deportes, ciencias puras, arquitectura y arte, en fin, un largo etcétera.

    Pero no solamente se ha preocupado de atender a editores, libreros y placistas, sino también de programar Jornadas Profesionales de Lectura, de amplio espectro, en el que expondrán sus puntos de vista sobre la nueva Ley del Libro y de Fomento a la Lectura, escritores, bibliotecarios, sociólogos y gente de impuestos nacionales (para explicar la aplicación del IVA '0' para libros). La eterna excusa de los comercializadores del libro para no poner este "instrumento para el cambio" al alcance de las grandes mayorías, ya no tiene asidero, pues se ha eliminado el impuesto al valor agregado (IVA). Ahora se espera una respuesta contundente de la iniciativa privada, pues desde el Estado, se ha hecho lo necesario al promulgar la Ley Oscar Alfaro. El libro es caro en Bolivia y eso se ha convertido en un óbice para fomentar la lectura, y, paradójicamente, en el mejor caldo de cultivo para la piratería galopante que azota a la cultura libresca del país.

    Los niños, por decisión acertada de los organizadores de la FIL, no pagan por entrar a la Feria y el boleto para los mayores tiene un costo de Bs. 10.00 (1.5 dólares al cambio), precio razonable, por cierto. El periódico La Razón ha publicado cuentos para los niños, los que salían satisfechos con su regalo. Los bancos obsequiaron alcancías, los ministerios bolsas con folletos, la Vicepresidencia un cuaderno, una regla y un 'poderoso' bolígradfo plurinacional, todo en una bolsa de tela, mensaje dirigido a los niños para erradicar el plástico. Los libreros comerciales dispusieron un verdadero arsenal de ofertas para el público infantil. Los padres trataban de esquivar los stands con libros infantiles, pero fue inútil: los niños se lanzaban a los libros y exigían su compra. Todas las mañanas los autobuses de la Alcaldía y otros particulares transportan contingentes de escolares comandados por sus maestras y vigilados de cerca por sus regentes. Entran en tropel, invaden los stands llevando alegría a los libreros y satisfacción a los servidores públicos que atienden los stands institucionales. Estos infantes le dan un ambiente de algarabía indescriptible, pues cuando están en grupo, los niños son imparables y bulliciosos. Retornan a sus colegios con sus trofeos.

    Lo notable de la XVIII FIL, es la presencia masiva del Estado por medio de sus instituciones, en todos los niveles, desde las entidades estatales, las gobernaciones, los municipios hasta las infaltables universidades, que muestran variedad notable de su producción bibliográfica.

    La Paz, octubre de 2013

     

    Luis Oporto Ordóñez
    Editor de Fuentes