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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.4 n.11 La Paz dic. 2010

     

    ENTREVISTAS

     

    MIRTA PÉREZ DÍAZ: COMPROMISO ÉTICO DE UNA BIBLIOTECARIA ARGENTINA APASIONADA

     

     

    Daniel Canosa

     

     


    Mirta Pérez Díaz es Bibliotecaria Profesional, Licenciada en Bibliotecología y Documentación por la Universidad Nacional de Mar del Plata, desde hace años ejerce como Docente de la Carrera de Bibliotecología de diversos institutos superiores de formación docente. Su sentido crítico de la profesión, sumado a su coherencia y capacidad, la convirtieron en una cita ineludible a la hora de significar con ejemplos el compromiso docente dentro de la Bibliotecología. Su aprendizaje incluye capacitaciones docentes, participación en seminarios, congresos y cursos relacionados con el uso de tecnologías de la información.

    Es también Coordinadora Regional de Bibliotecas Escolares de la Provincia de Buenos Aires; Coordinadora de equipos de planificación, gestión y procesamiento de colecciones de bibliotecas. Ha coordinado Talleres para Docentes y Adolescentes, asimismo es Docente de cursos de capacitación de postgrado para los equipos de psicopedagogía del Hospital Zubizarreta y del Hospital Vélez Sársfield (Buenos Aires). Es Miembro del Foro Nacional de Lectura.

    Ha disertado en la Biblioteca Nacional sobre la temática "Biblioteca y Compromiso Social". (V Encuentro Grupo de Estudios Sociales en Bibliotecología y Documentación).

    Con esta entrevista iniciamos una sección permanente que se publicará en Fuentes.

     

    ¿Porqué la Bibliotecología?

    Hubo varios motivos por los que tomé y sostuve esta elección. Siempre entendí la Bibliotecología como una disciplina cuyo objeto es lograr la utilidad social de los recursos documentales promoviendo la construcción de conocimiento socialmente significativo en procesos dialógicos, propósito que requiere de profundas convicciones por parte de quienes la ejercen. Desde que los pensadores franceses sostuvieron la idea de que la cultura debía ser dominio del pueblo, la biblioteca fue concebida como una institución educativa, cultural y social. Luego, en forma gradual pero sostenida, surgió el interés por desarrollar nuevas técnicas que facilitaran la recuperación y difusión de la información para el público, nacieron las asociaciones profesionales, se institucionalizó la enseñanza y hoy la profesión evoluciona hacia la interdisciplinariedad y la consideración de la biblioteca como un sistema de información. Sin embargo, la dimensión social de la profesión fue progresivamente desplazada del centro de interés y reemplazada por otras más propias de disciplinas instrumentales vinculadas al universo de la información, fuera del campo de la Bibliotecología. Sostengo que la biblioteca debe ser un espacio de comunicación, de construcción de identidad, de recuperación de la memoria y por lo mismo, los países de América Latina deberían fortalecerla con políticas específicas y acciones sostenidas.

    ¿Qué la impulsa a seguir enseñando?

    Los condicionamientos socio-culturales influyen en la creación y persistencia del estereotipo del bibliotecario, pero el papel de los bibliotecarios ha cambiado, ya no somos personas silenciosas que cumplimos un papel burocrático, que nos dedicamos a custodiar documentos. En la sociedad de la información tenemos un rol social fundamental, porque la información es poder y esta profesión debe asumir el compromiso de garantizar que ese poder esté al alcance de todos y no sea sacrificado ni restringido por causa alguna. En este sentido, es importante señalar que la imagen de la profesión que asumimos como universal requiere una reformulación porque es propia de otras sociedades y carece de la singularidad de nuestras realidades; necesitamos una redefinición del rol para nuestro particular contexto y ese cambio basado en la búsqueda de una identidad debemos producirlo en el ámbito de la formación, con una activa participación en todos los espacios. Pretender restringirlo a una declamación de principios es un artificio como también lo es aceptarlo con convicción sólo por un momento, porque ello no lo convierte en algo permanente. Entonces, no se puede realmente ser un buen profesional sin asumir obligaciones. Ese es el desafío que me impulsa a seguir enseñando.

    ¿Cómo ve a los estudiantes de la carrera?

    La gran mayoría de los estudiantes que ingresan, como parte de la sociedad en la que está vigente la nada estimulante imagen simplificada de biblioteca y bibliotecario que todos conocemos, no son usuarios de bibliotecas, y salvo excepciones, tampoco se manifiestan aficionados por la lectura ni por alguna expresión artística o cultural en particular. Todo ello genera incertidumbre sobre las reales motivaciones de su elección. Por otra parte, los aportes de la carrera para la evolución de ese perfil es limitada, porque el plan de estudios que aplicamos tiene una orientación técnica muy marcada que en nada favorece la adquisición de conocimientos ni el desarrollo de habilidades vinculadas a la promoción cultural y la proyección social. Sin embargo, debo admitir que en el transcurso de la carrera se pueden reconocer estudiantes que desarrollan potencialidades que, con los adecuados estímulos, evolucionan y se orientan en el ejercicio profesional con desempeños altamente satisfactorios.

    ¿Cómo definiría a un bibliotecario?

    Actualmente se define un bibliotecario como "un profesional de la información, una persona que, en el ámbito de una biblioteca o centro de documentación desarrolla procedimientos para organizar la información, así como para ofrecer servicios con el fin de ayudar a las personas para identificar y acceder a la información que necesiten, en sus diferentes formatos". Sin embargo Gastón Litton, en los años 70 escribió que la labor del bibliotecario debe incluir trabajos y responsabilidades, que se omiten en la anterior definición pero que, hoy más que nunca, resultan sustanciales para completarla:

    -   "Determinar las condiciones y aspiraciones del hombre e identificar los problemas y anhelos de la sociedad;

    -   Relacionar las necesidades de los hombres y de la sociedad con la accesibilidad de la información y los datos;

    -   Determinar qué vías de cooperación deberán ser abiertas entre las bibliotecas para extender y mejorar el servicio en forma conveniente para el mayor número de ciudadanos;

    -  Continuar estudiando, manteniéndose despierto y alerta ante la necesidad de adquirir nuevos conocimientos, procurando la mejor preparación posible para enfrentar las exigencias cada vez más amplias de la sociedad."

    ¿Cuáles conceptos han cobrado mayor pqct7lag bclrpmbcj? npmlwl=t ¿Cuáles conceptos se han descuidado?

    Se valoriza lo vinculado con ideas y prácticas provenientes de otros campos de conocimiento, especialmente aquellos que tienen una alta aceptación social como es el caso de la Informática, el de la Estadística o el de la Gestión. Independientemente del innegable aporte que estas disciplinas hacen a la Bibliotecología, el énfasis puesto en ellas muchas veces desplaza las ideas y principios básicos de nuestra disciplina. Quizás se pueda interpretar como un intento por revertir y "aggiornar" la imagen de bibliotecas y bibliotecarios.

    ¿Qué opina del rol social del bibliotecario?

    En la sociedad actual los bibliotecarios tienen una misión y un desafío muy importantes que cumplir: reducir la nueva brecha generada por la capacidad de acceso a la información permitiendo que todos participen y creando una cultura de individuos con capacidad de trabajar con información, para su desarrollo personal y profesional. Esto exige capacidad y preparación, demanda acciones de impacto y responsabilidad social. Sin embargo, el rol también demanda la capacidad para construir y reconstruir la memoria, la identidad y los lazos sociales propiciando procesos de comunicación.

    Nombre una anécdota que la haya sorprendido en una biblioteca

    Cada vez que me replanteo qué es lo prioritario en relación a formación bibliotecaria recuerdo esta anécdota y reafirmo que el acento debe ser puesto en la función social de la biblioteca.

    En mis inicios trabajé como bibliotecaria escolar, uno de los espacios de más alto impacto social pero paradójicamente el menos calificado en el imaginario profesional y el más descuidado desde las políticas públicas. Esta era una escuela inserta en un medio marginal, con enormes carencias. Frente a la escuela había una gomería de automóviles atendida por un hombre joven, padre de una alumna de la escuela. Ella retiraba libros de cuentos maravillosos que renovaba una y otra vez. Cuando le pregunté el motivo de las reiteradas lecturas de un mismo título argumentó que su papá era el lector. Me acerqué un día a la salida y charlamos un rato. De allí en más, sus lecturas fueron evolucionando hacia otros temas, libros de mi propia biblioteca y luego, definida su preferencia, de bibliotecas especializadas en Psicología que yo misma me ocupaba de retirar. Mucho tiempo después, cuando hacía años que yo no estaba en ese espacio, leí su nombre como ponente en un Congreso de la especialidad.

    Dos preguntas en una
    ¿Cuál fue el libro que más la influenció? y ¿Qué está leyendo actualmente?

    No podría mencionar uno en particular. En cada momento de la vida te identificas con uno o varios libros que dejan marcas en tu pensamiento. Son voces que se filtran por algún resquicio y se instalan, forman nodos que se ramifican y abren camino para otras voces. Por eso es tan importante y a la vez nada inocente la selección de libros de literatura infantil. En mi niñez no sólo leí la literatura maravillosa, también leí (o me dieron a leer, mis padres fueron muy selectivos en ese sentido) a José Martí, a Nicolás Guillén, a José Tallón, a Javier Villafañe. Siguieron las obras de los clásicos y en la década del 60 fue Herbert Marcuse con "El hombre unidimensional". En este momento leo un libro de Saramago, "Ensayo sobre la ceguera" una reflexión sobre la ética del amor y la solidaridad que advierte sobre "la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron".

    ¿Qué cambiaría de la profesión?

    Es necesario un mayor discernimiento en relación a las novedades, ya sea por la aceptación y aplicación acrítica de patrones de actuación ajenos a nuestra realidad como de saberes provenientes de otras disciplinas que tienen alguna relación con la bibliotecología y que son aplicados a ella. Si bien es necesario y muy enriquecedor el aporte que puedan hacer otros campos disciplinares, es más importante aún poder diferenciar los principios básicos de la profesión que forman su sustento, del "cotillón" de términos y prácticas independientes que rápidamente se extinguen y son reemplazados por otros nuevos en la búsqueda artificiosa de una imagen renovada y actualizada.