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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.3 n.4 La Paz ago. 2009

     

    PÁGINAS DEL EDITOR

    LA BIBLIOTECA TECNOLÓGICA DE LA UNIVERSIDAD CRUCEÑA ESTRENA NUEVO EDIFICIO


     

    Rosario Vargas, Responsable de la Biblioteca de la Facultad de Tecnología de la Universidad Autónoma “Gabriel René Moreno” de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, nos informa de la inauguración de un edificio moderno, de dos plantas, destinado a ese servicio, logro que nos embarga en un genuino sentimiento de emoción y porqué no, de felicidad plena. Antes, permítanme una digresión necesaria.

     

    UNA INTRODUCCIÓN FORZADA

    Hace unos días un reporte periodístico señalaba que el 90 por ciento de las bibliotecas de Bolivia se desenvuelven en medio de la absoluta precariedad, casi lindando la edad de piedra pues, según el informe, ese porcentaje de bibliotecas en Bolivia carecen de infraestructura, equipamiento y recursos humanos calificados.

    Personalmente, basado en mi conocimiento y experiencia de 31 años de servicio en bibliotecas y archivos (ingresé al servicio en enero de 1978), tengo otra percepción.

    Desde el célebre Decreto de 30 de junio de 1838 por el cual el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz ordenó el establecimiento de las bibliotecas públicas “en las capitales de departamento y de las provincias Litoral y Tarija, una biblioteca pública, para el uso libre de las personas que quieran concurrir a ella” el Estado se ha preocupado por su desarrollo.

    Es importante señalar que mediante ese decreto se estableció también el primer régimen de depósito legal para garantizar que las bibliotecas públicas estén equipadas y actualizadas. Ese reglamento señalaba en ese lejano día de 1838, “la obligación de las imprentas particulares y de la nación, pasar a cada una de las bibliotecas públicas, un ejemplar de todos los periódicos, folletos y libros y demás papeles que se den a luz en ella”.

    A partir de la promulgación de la Constitución Política del Estado, el 9 de febrero de 2009, el Estado Plurinacional garantiza el derecho de acceso libre a la información y se preocupa nuevamente por el destino de sus bibliotecas, señalando competencias exclusivas para el desarrollo de estos repositorios, de los centros de documentación y de los archivos a nivel nacional, departamental y local.

    La historia y el presente nos muestran una realidad muy distinta a aquella apreciación típica del ‘lamento boliviano’ que todavía caracteriza a cierto sector de nuestra comunidad, lo que exterioriza un síndrome que debemos superar.

    Sin duda, el logro de Rosario Vargas es contundente para demostrar nuestras afirmaciones.

     

    LAS DIVERSAS FACETAS DE ROSARIO VARGAS

    Acabo de visitar el sitio web (http://biblio.fcet.uagrm.edu.bo/index.aspx) con información sobre esta remozada biblioteca que se encuentra al servicio de la comunidad universitaria de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y de la sociedad en general. Las fotografías permiten observar las características de este moderno edificio de dos plantas que alberga la competitiva y moderna Biblioteca Tecnológica, que se encuentra a cargo de la Bibliotecóloga Rosario Vargas, profesional de amplia trayectoria en la administración de archivos y bibliotecas de Bolivia quien, por fuerza del destino, se desempeña actualmente en esa bella ciudad.

    Anteriormente, Rosario Vargas tuvo una destacada labor en la Biblioteca y Archivo del Museo Histórico de la misma universidad hasta hace dos años, en los cuales no solamente organizó aquellos recursos bibliográficos y documentales que atrapan la memoria social de Santa Cruz de la Sierra, sino que se caracterizó por su vocación de servicio poniendo al alcance de estudiantes e investigadores los materiales que atesora de manera solícita y atenta con propios y ajenos, como debe ser una bibliotecaria, sobre todo cuando en Bolivia impera el acceso libre a la información y a la cultura.

    Mantuvo un cuidado escrupuloso y respetuoso hacia esos tesoros que custodió, dándose modos y formas para garantizar una buena conservación sobre todo si consideramos el clima tropical de esa tierra exuberante. Quiere esto decir que además de ser una excelente archivera y bibliotecaria, estamos ante una exigente conservadora y afable referencista. Esas algunas de sus facetas más conocidas, pues ha cultivado otras.

    Por ejemplo, Rosario Vargas es descollante en su participación en congresos y reuniones especializadas, tanto nacionales como internacionales, en los que se la ve presentando casi siempre una ponencia referida al desarrollo alcanzado por la administración de bibliotecas y archivos de ese Departamento. Varios de sus trabajos fueron publicados en revistas especializadas.

    En otra vertiente, la vemos con un grupo de bibliotecarias militantes, en la misión autoimpuesta de capacitar y actualizar a los recursos humanos que laboran en centros de documentación, bibliotecas y archivos de esa región. Para ello logró el apoyo del Programa de Investigación Estratégica de Bolivia (PIEB), que le auspicia cursos dictados por profesionales del más alto nivel de diversas especialidades y procedencia de Bolivia.

    Bibliotecólogos, documentalistas, archivistas, catalogadores, pasaron por las aulas cruceñas impartiendo sus experiencias e intercambiando generosamente sus conocimientos.

     

    LA BIBLIOTECA DE TECNOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA “GABRIEL RENE MORENO”

    No es una biblioteca más, de eso no cabe duda. Es “un instrumento al servicio de la cultura, conocimiento, educación, investigación y preservación del acervo bibliográfico que posee”, como señala la información colgada en su website: “Ha sido creada para satisfacer en forma eficiente, oportuna y pertinente las necesidades de información de sus usuarios, en concordancia con la misión de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología y la Universidad, para lo cual se dispone de un conjunto de recursos humanos, bibliográficos y computacionales”, reitera a manera de complementar el informe.

    Concluye señalando que “se ha trazado objetivos de coadyuvar en la formación académica de los estudiantes universitarios apoyando los planes y programas de estudio mediante la prestación de servicios bibliográficos, establecer métodos y sistemas únicos para mantener organizado todo el soporte documental en la UAGRM, promover la integración a redes de información científico-técnico especializada en diferentes áreas, para prestar un mejor servicio bibliográfico, mantener relación permanente con otras instituciones”.

    Como podemos ver, sus servicios han superado las barreras del tradicional préstamo en sala y se abren a sus usuarios con el préstamo a domicilio, sin costo alguno como sucede en Europa, a raíz del perverso impuesto al libro, tema que requiere otro análisis.

    Esta biblioteca se caracteriza por una dinámica muy particular, pues auspicia y organiza diversas actividades, tales como conferencias, seminarios, ciclos de cine y video, lo que ha convertido a la antigua biblioteca-sala de lectura, en un centro motor de ciencia, cultura y nuevo conocimiento.

    Las autoridades de la UAGRM, a diferencia de otras, le han brindado todo el apoyo necesario, desde los recursos para adquisición de libros y equipos tecnológicos hasta la construcción de un moderno edificio que enaltece a esta Casa Superior de Estudios.

    Ejemplo digno de emulación por autoridades de otras universidades.

     

    LAS BIBLIOTECAS EN BOLIVIA

    Este moderno edificio se suma a otros que fueron construidos expresamente para el fin noble de llevar la cultura a un pueblo. Una revisión muy rápida nos permite constatar que las bibliotecas no están tiradas en sótanos ni desprotegidas.

    Cito, para el caso de La Paz, el hermoso edificio de la Biblioteca Municipal “Andrés de Santa Cruz”, el moderno edificio de la Biblioteca de la Universidad Católica San Pablo, el moderno edificio de la Biblioteca de la Universidad Privada Boliviana en su campus camino a Achocalla, las instalaciones de la portentosa Biblioteca del Museo Nacional de Etnografía y Folklore, perfectamente instalada, y un largo etcétera.

    En Cochabamba, la Biblioteca y Hemeroteca Municipal ocupan el edificio del Palacio de la Cultura. En Tarija, la Biblioteca Municipal tiene un edificio céntrico y la célebre Biblioteca Franciscana ocupa el monumental edificio franciscano que todos conocemos. En Potosí la antigua Biblioteca de la Sociedad Geográfica de Potosí –creada por Armando Alba y sus muchachos—ocupa el impresionante edificio de la Casa de Moneda, denominado con justicia como “El Escorial de América”. En Oruro la Biblioteca y Archivo Histórico que se encuentra en la Casa Municipal de Cultura, complejo cultural construido con la cooperación china. En Santa Cruz de la Sierra el moderno edificio de la Biblioteca Pública Municipal, al que se suma esta nueva construcción edilicia que mencionamos. En la lejana ciudad de Guayaramerín, su biblioteca está instalada en el Palacio de Hombres Notables del Beni, sostenida por la Universidad Autónoma “Mariscal José Ballivián” y, en Cobija, la “Perla del Acre”, se la conserva con mucho respeto en las instalaciones del Servicio Departamental de Educación.

    En aquellos pequeños pueblos de provincia, en las ciudades intermedias, en los distritos municipales de las grandes urbes, en fin, en cualquier sitio de nuestra extensa geografía, sus pobladores y autoridades han visto a las bibliotecas como centros portadores de cultura y desarrollo y por esa razón les han dado sitios decorosos, quizá no opulentos o fastuosos, pero alejados de los sótanos o entretechos. De la cultura depende en gran medida la liberación de los pueblos y por ello son tratados con modestia, pero con respeto y consideración.

     

    COLOFÓN

    No podemos sino expresar nuestro sentimiento de gratitud a profesionales, como Rosario Vargas, que sirven a su comunidad y a su sociedad; esforzados trabajadores del libro, por el libro y para el libro.

    Son servidores de la sociedad que enaltecen la labor bibliotecaria diaria pues profesan en cada uno de sus actos los altos valores de la función social que toda/o bibliotecaria/o debe enarbolar para apoyar los esfuerzos de alcanzar mejores días para la sociedad, para construir un futuro más justo y solidario, que debe ser la visión de una bibliotecología con contenido social