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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.3 n.3 La Paz abr. 2009

     

    PÁGINAS DEL EDITOR

    OBRAS JUVENILES
    VIDA Y OBRA DE JOSÉ ROBERTO ARZE
    (Cochabamba 30.03.1942)


    El 11 de octubre de 2008, José Roberto Arze presentó su última publicación, que curiosamente viene a ser su primer aporte intelectual en su dilatada trayectoria. Así es, se trata de una obra que se escribió hace cincuenta y un años, pero vio la luz impresa en 2007.

    José Roberto Arze confesó que sus compañeros más íntimos le sugirieron presentar la obra en un acto muy publicitado, pues además del hecho mismo se trataba de celebrar sus cincuenta años de vida intelectual. Respondió que la obra “tiene valor eminentemente evocativo y sentimental y por ello debía presentarse en un círculo más íntimo”.

    Gentil y generoso como es, obsequió un ejemplar autografiado a la Biblioteca y Archivo Histórico del Honorable Congreso Nacional de Bolivia, que hoy tenemos el grato placer de ponerlo al servicio público. En tales circunstancias lo que manda el protocolo es enviar la nota de acuse de recibo agradeciendo la donación, pero en esta oportunidad, por muchas razones, prefiero compartir este testimonio con la comunidad de usuarios de esta respetable institución del Estado boliviano.


    EL AUTOR

    Hombre predestinado por el contexto político de su época y entorno familiar, a desempeñar papel descollante en el campo intelectual, más que político. Estudió Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Mayor de “San Simón” (Cochabamba) y un postgrado en Planeación y Desarrollo Social en la Universidad de “Santo Tomás” (Santafé de Bogotá, Colombia), mas, a pesar de haberse, titulado no practicó la profesión. A decir de uno de sus allegados, “nunca escribió un solo memorial”, aunque en la función pública llegó a ocupar el alto cargo de Superintendente Nacional de Seguros y Reaseguros.

    Su familia, la época, el medio, ejercieron influencia notable en su formación y autoexigencia. Sacrificó la vida de un joven corriente, para abrazar su pasión temprana. En noviembre de 1963, el joven intelectual expresó con decisión su filiación ideológica: “Yo no tengo aún todas las cualidades requeridas para ser un marxista-leninista. Pero, trato de encaminar mi vida por esos senderos” (p. 19). Trabajó incansablemente sobre temas de la ciencia, el materialismo histórico, la filosofía. Ese año escribió su agenda intelectual para los cincuenta años.

    “Mis aspiraciones futuras, en materia intelectual, son muy amplias. Pero, como soñar no hace daño a nadie salvo al soñador, va a continuación una lista de los trabajos que pienso escribir”. Agrupó sus inclinaciones en Bibliografía, Historia y Biografía, Sociología, Compilaciones y Bibliotecología (p. 27).

    A cincuenta años de su primera hazaña intelectual, tiene en esa larga trayectoria una suma de logros, tanto intelectuales como profesionales. Se puede decir que ha cumplido superando ampliamente esa agenda autoimpuesta. No se equivocó, como se observa en su última obra extensa y enjundiosa, una obra mayor sin duda: 100 años de historia del seguro en Bolivia (1904-2004).

    En su trayectoria académica tuvo a su cargo las cátedras de Bibliografía e Introducción a la Bibliotecología y fue director de la Carrera de Bibliotecología y Ciencias de la Información de la Universidad Mayor de “San Andrés”. Fue incorporado como miembro de número en las Academias de la Lengua y de la Historia, donde tiene activa participación.


    “HOMMO POLÍTICUS”

    Una faceta muy cultivada por José Roberto Arze, pero poco conocida por las actuales generaciones, es su militancia política en uno de los partidos más tradicionales del país. Me refiero al Partido Comunista de Bolivia. Evidentemente, a la par de ser un notable intelectual, descolló como teórico marxista. Sabrosos pasajes de esa experiencia fueron exhumados por el poeta Ramiro Barrenechea y corroborados con nostalgia por el periodista Carlos Soria Galvarro.

    “Eran memorables sus arengas a la juventud congregada en la Plaza 14 de Septiembre”, afirma Barrenechea. El corolario de esos actos de expresión política las más de las veces eran marchas incendiarias que entonando consignas antigubernamentales y antiestablishment, recorrían calles y avenidas hasta llegar a objetivos ya tradicionales, como las oficinas de Tránsito y, en otra ocasión, el local del Centro Boliviano Americano.

    Mas tarde el joven ideólogo se reunía con sus íntimos para evaluar el resultado de aquella “acción de masas”. No era un objetivo político premeditado atacar las instalaciones de aquellas dependencias, sino más bien el efecto de la contundencia del discurso en las masas estudiantiles, aclaran nuestros contertulios.


    “LOS TRES MOSQUETEROS”

    El trío conformado por Ramiro, José Roberto y Carlos, una pléyade mimada de la Juventud Comunista Boliviana, fue reclutada e indoctrinada por Alberto Samuel Soria, líder de la Juventud Comunista de Bolivia.

    “A Samuel Soria se lo recuerda por su notable entrega a la causa comunista, pero también por haber sido el traductor de una obra muy importante para la juventud de todas las épocas, me refiero a Símón Bolívar, de Lavretzky”, acota Edgar “Huracán” Ramírez, líder sindical de la FSTMB y de la Central Obrera Boliviana.

    Los “Tres Mosqueteros” eran muy estimados por la alta dirigencia del Partido Comunista de Bolivia. Jorge Kolle Cueto, designó a Carlos Soria Galvarro como Primer Secretario y a Ramiro Barrenechea como Segundo del Buró de la férrea estructura partidaria. A José Roberto Arze le reservó el papel de asesor y teórico del Partido, pues tenía los quilates para esa dura y delicada labor.

    Cultivaron una amistad sólida y solidaria. Cuando se mudaron a La Paz, Ramiro y José Roberto llegaron a vivir juntos, compartiendo por años el mismo edificio o el mismo barrio. No podía ser de otra manera pues el tiempo útil lo disponían a la cruzada que se habían fijado como meta: Había que formar cuadros de intelectuales comprometidos con los cambios sociales que transformaban cada día al antiguo país de terratenientes, mineros y hacendados. La álgida coyuntura de 1952 determinó que las masas impusieran una revolución social violenta que trastocó el viejo modelo de acumulación desplazando a la oligarquía minero-feudal-terrateniente, para avanzar en la erección de un nuevo Estado, bajo la dirigencia de una clase social emergente: el proletariado. El capitalismo de Estado era concebido como una transición al modelo socialista. Para lograrlo, había que trabajar sin concesiones.

    En este momento del relato se enciende un signo de evidente picardía en los tres camaradas. “Hablábamos de todo, de política, economía, clases sociales, papel del proletariado, etc. El único tema vedado era de mujeres. No sólo estábamos prohibidos de tocar ese tema, sino de tener enamoradas”, señala el más elocuente. “Así era, no teníamos otra opción que confraternizar únicamente con las mujeres militantes del Partido”, complementa al vuelo el segundo. “Claro –tercia el último—que no era la mejor opción”. La obviedad provocó una risa franca que llenó los rostros de estos tres intelectuales ‘orgánicos’.

    El Partido Comunista de Bolivia se caracterizaba por una estructura vertical. El reclutamiento era selectivo, pues no cualquiera podía ingresar. “Los intelectuales que ingresaban al Partido tenían que ser sobresalientes; entre los obreros se reclutaba a los mejores, por eso borrachos y ‘pegamujeres’ eran excluidos; si era estudiante tenía que ser excelente. El estatuto señalaba esos requisitos”, afirma “Huracán” Ramírez.

    Efectivamente, la ‘nomenclatura’ interna del PCB reconocía varias categorías: Profesionales (entre ellos René Rocabado), Profesionales Revolucionarios (Eddy Delgadillo, Gustavo Ibáñez, Salustio Dorado, Felipe Iñiguez); Revolucionarios profesionales, es decir considerados “militantes de adentro”, “militantes del Partido”, por ello de extrema confianza. “Entre estos estaban Gualberto Pedrazas y José Roberto Arze”, según el testimonio del ex líder sindical.


    OBRAS JUVENILES

    José Roberto Arze, historiador, bibliógrafo, bibliotecólogo, político, maestro de juventudes, nos obsequia esta obra editada por él mismo en una máquina de escribir en 1963, mas sin ver la luz de la imprenta pues fue publicada por primera vez en versión facsimilar el 2007, con adiciones, superposiciones, enmiendas, errores ortográficos; pero muy bien escritos, notablemente diría yo, para esa edad temprana.

    Lleva por título Obras Juveniles (1957-1963), impresa en La Paz por Industrias Gráficas Druck, en edición propia. Abarca 404 páginas mecanografiadas que recogen sus escritos desde el 27 de junio de 1957 hasta el 16 de octubre de 1963. Empieza a escribir como estudiante del Colegio “Abaroa” y concluye como estudiante de la Carrera de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de “San Simón” de Cochabamba.

    Está ordenada en seis capítulos: I. Trabajos históricos y filosóficos, II. Artículos y discursos, III. Documentos estudiantiles, IV. Sobre el Ateneo Juvenil “José Antonio Arze”, V. Borradores y borrones, y VI. Artículos, 1963.

    Según sus palabras, constituye un balance de trabajo intelectual de siete años, y en su propio juicio advierte que “son tan solo tanteos, ensayos de ensayos, inclusive páginas escritas a la ligera con el objeto de llenar rápidamente algunos aspectos del plan de este volumen” (p. 14), lo que le llevó al convencimiento temprano de no llevarlas “a la imprenta mientras esté vivo” (p. 14).

    ¿Por qué, entonces, se edita este libro, que nació en 1963 y fue legitimado en 2007? Es, pues, una especie de “hijo intelectual reconocido”. La razón es muy clara: “nació con el deseo de tener algo mío, algo producido por mí. Pero algo que al propio tiempo pueda contar mi vida y mis inquietudes por sí solo” (p.14). Es pues un libro con alto valor testimonial, del autor y su época. Se observa en esta obra una especie de “Misión” y “Visión” que se propuso el joven escritor para su vida intelectual1.


    UNA REUNIÓN SINGULAR

    La reunión se realizó en la población de Valencia, al final de la calle Turrini, donde tiene su asiento la Radio Sur Agricultura “La Radio de Mecapaca”, que dirige el periodista e historiador Carlos Soria Galvarro.

    El acto empezó con las palabras de Ramiro Barrenechea, quien a tiempo de pergeñar una semblanza del autor de la obra, usó la ocasión como pretexto para trasmontar el tiempo y trasladarse a la década del 60, a lugares emblemáticos de la ciudad de Cochabamba como la Plaza “14 de Septiembre”. De ese sitio público hizo su bastión un joven de figura desgarbada, que llevaba encima numerosos libros, y gruesos lentes dominaban su rostro. “Para nosotros ésa era la figura de un intelectual”, afirmó el poeta.

    Era un líder nato con ideas progresistas y actitudes belicosas. Reencarnó a los grandes hombres de la Revolución Rusa de octubre. Orador vehemente, a veces dominado por fuertes sentimientos, mirada penetrante de ceño adusto; arengaba a las masas estudiantiles de tal manera que “podía a uno convencerlo que estaba lloviendo en plena mañana soleada”, dice Edgar “Huracán” Ramírez. “Era un orador con mucho poder de convencimiento, gracias a sus explicaciones fundamentadas que resultaban irrebatibles”, concluye2.


    LECTURAS JUVENILES: UNA BIBLIOTECA PRIVILEGIADA

    Gracias a la prolija relación que incluye en su Obras Juveniles, que hoy comento con placer desmedido, podemos conocer algo de esa impresionante biblioteca. ¿Qué leía aquel aventajado joven intelectual, gracias a esa privilegiada colección de libros?

    Destacan en el conjunto autores clásicos del marxismo, ente ellos, Nicolás Bujarín (El materialismo histórico, 1937), Federico Engels (Origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado), V.I. Lenin (Obras escogidas), Carlos Marx (Simón Bolívar, 1961), Rostovskiu, Miroschevski y Rubitzov (Nueva historia de América Latina, 1940), Scheglov (Historia de la Filosofía), Leon Trotski (El pensamiento vivo de Marx, 1940).

    Formaban parte de esa selecta biblioteca las nuevas visiones del revisionismo historiográfico soviético, como M.S. Alperovich, V.I. Ermolaev, I.P. Lavretski y S.I. Semionov (La guerra libertadora de las colonias de Hispanoamérica, 1957); F.V. Konstantinov (Los fundamentos de la filosofía marxista, 1961); Otto V. Kussinin (Manual de marxismo-leninismo, 1962); y otro autores como Antonio Gramsci (El materialismo histórico y la filosofía de Benedeto Croce, 1961).

    La filosofía y la sociología fueron temas de importancia esencial en sus lecturas formadoras. Es realmente notable que hubiese acopiado o leído tal infinidad de autores, como Aristóteles (Moral a Nicómaco; La política); Will Durant (Historia de la filosofía), José Ferrater Mora (Diccionario de filosofía), Alfred Fouillié (Historia general de la filosofía), E.S. Fosst (Las enseñanzas básicas de los grandes filósofos), César Mayorga (¿Existe una filosofía latinoamericana?, 1959; Historia de la filosofía griega), Manfredo Kempff Mercado (Historia de la filosofía en Latinoamérica, 1958), Julián Marías (Historia de la filosofía), M. Rossental y P. Iudin (Diccionario filosófico abreviado, 1961), Guido de Ruggiero (Sumario de historia de la filosofía), Voltaire (Diccionario filosófico), Wundt (Tratado de filosofía) y Armand Cuvillier (Manual de sociología, 1959). En este campo, las obras de su tío José Antonio Arze, también fueron muy usadas (¿Fue socialista o comunista el Imperio de los Incas?, 1952; Polémica sobre marxismo, 1952); Introducción sociológica al programa y estatuto del PIR, 1940).

    Como se puede esperar de un intelectual de su altura, el conocimiento de las teorías historiográficas fue motivo de marcado interés. H.G. Wells (Esquema de la historia universal), Álvaro Yunque (Breve historia de los argentinos (1957), J. Huzinga (La situación actual de las ciencias históricas). En temas de historia patria contaba con un pequeño pero eficaz arsenal: Alcides Arguedas (Pueblo enfermo, 1910; Historia General de Bolivia, 1922), José María Camacho (Compendio de historia de Bolivia), Enrique Finot (Historia de la literatura boliviana, 1955; Nueva historia de Bolivia, 1954), Humberto Guzmán Arze (Esteban Arze, el caudillo de los valles, 1947), Gabriel René Moreno (Últimos días coloniales del Alto Perú) y Misael Pacheco Loma (Resumen de la historia de Bolivia, 1950).

    Numerosos autores conforman su colección sobre Simón Bolívar, tema que le apasiona hasta hoy. Marius André (Bolívar y la Democracia, 1924), Rufino Blanco-Fombona (El pen samiento vivo de Bolívar, 1944), Angel F. Brice (“El ‘Bolívar’ de Marx ampliado por Madariaga”, 1953), J.A. Cova (El superhombre, vida y obra del Libertador), Porfirio Díaz Machicado (20 lecciones sobre Bolívar), Emil Ludwig (Bolívar y Napoleón, 1939), Salvador de Madariaga (Bolívar, 1952), Carlos Marx (Simón Bolívar, 1959), Gérard Masur (Simón Bolívar,1961),Cristóbal L. Mendoza (Comentario a la obra de Brice “Bolívar visto por Carlos Marx”). No faltan las obras de referencia, como “Bibliografía sobre la vida del Libertador Simón Bolívar” (1933) y el Catálogo de libros bolivarianos (1943).

    En su artículo “En torno a una obra de Marx sobre Bolívar”3, hace un alarde de sus notables dotes de investigador consumado: “En 1930 la Biblioteca Colón editó una Bibliografía del Libertador Simón Bolívar que tenía 336 referencias”. La cifra sube en la segunda edición a 1.424 títulos. Una década más tarde, señala una exposición bibliográfica organizada en ocasión del centenario del traslado de los restos del Libertador, con un total de 1.546 obras. Para 1963 (año de su artículo) menciona que los títulos publicados fácilmente pueden superar los 2.000. No falta el dato anecdótico.

    La recia personalidad del Libertador Simón Bolívar encandiló su imaginario y, a, partir de ese tema, abordó la Guerra de la Independencia y la Fundación de Bolivia. Fernando Nadra (La herencia libertadora y pacifista de San Martín, 1950), Eufronio Viscarra (Biografía del general Esteban Arze, 1910), Nataniel Aguirre (Juan de la Rosa, 1943) y Ramiro Villarroel Claure (La fundación de la república. Ensayo de interpretación).


    OBRA INTELECTUAL

    Precoz escritor, descolló a la edad de 15 años en el mundo intelectual de Cochabamba con su ensayo “La personalidad del Libertador Simón Bolívar”, que obtuvo el primer premio en el certamen de historia que convocó el Colegio “Abaroa”. La prensa de esa época comentó que ese trabajo “puso de manifiesto las condiciones para la investigación histórica del citado educando”.

    José Roberto Arze tuvo un privilegio de pocos, pues poseía una valiosa colección de libros. “En la dictadura de Bánzer quemaron mi biblioteca”, recordó con amargura en otra oportunidad. Seguramente en esa acción represiva se destruyeron varias de las obras que cargaba encima en su época juvenil.

    Si algún calificativo se puede buscar para caracterizar sus primeros escritos, podemos sencillamente decir que son sorprendentes. Es la obra de un joven con notable ingenio, innato manejo de fuentes, acucioso, riguroso, y manejo temprano de doctrina y teoría. Si pensamos en el autor como un joven de 15 años, diremos que era un genio. Escribía muy bien a esa edad, lo que muestra su amplia lectura en esa biblioteca a la que tuvo privilegio de acceder y utilizar.

    A los 28 años, era ya un consumado intelectual. Revisó la obra de I.R. Lavretzky sobre Simón Bolívar, a la que le escribió el prólogo y las notas4. Este historiador es exponente de una corriente del revisionismo soviético sobre la Guerra de la Independencia Hispanoamericana, cuya obra “constituye uno de los trabajos primigenios dentro de la nueva posición” (p.9), es decir, una respuesta a “la posición más bien hostil hacia los conductores de la Guerra Emancipatoria, acaso porque se inspiraron dogmáticamente en unos juicios erróneos de Marx acerca de Bolívar” (p. 7).

    ¡Un joven marxista boliviano desmitificando a Marx! En aquella época habrá sonado a muchos como un acto de soberbia intelectual y hasta una ofensa al padre del Materialismo Histórico.

    Su obra intelectual principal se puede agrupar en tres áreas o especialidades5:

    Estudios biográficos y literarios. Estos se extienden entre 1981 y 2002. En el género biográfico, predominan en la primera época sus estudios sobre el Libertador Simón Bolívar. En una segunda época trabaja una obra biográfica amplia que se publica intermitentemente bajo el título genérico de Diccionario Biográfico Boliviano, y no falta la evocación del hijo a la madre. En el género literario publicó una selección de aforismos y pensamientos del Libertador; una selección de escritores cochabambinos y una obra muy importante que difunde el Esperanto, lengua que domina.

    Estudios bibliográficos. Amplia es la bibliografía que ha trabajado sobre este tema, que además de títulos que analizan lo publicado sobre el Mariscal Antonio José de Sucre y la producción intelectual del Dr. José Antonio Arze, publicó un Manual de Bibliografía de amplio alcance, tanto nacional como internacional. Una parte de su contribución se halla dispersa en varias obras (cif. Bibliografía Boliviana, editada por W. Guttentag).

    Estudios bibliotecológicos. En este género, editó útiles manuales destinados a los estudiantes de Bibliotecología y a bibliotecarios empíricos, cuyo valor es incuestionable pues salva un notable vacío, dado que no existe bibliografía nativa sobre esta especialidad, a excepción de los trabajos de Efraín Virreira y Fernando Arteaga- Fernández.

    Estudios técnicos. En una época se volcó a divulgar temas del Seguro y los Reaseguros, desde aspectos técnicos (1983) hasta una historia del sector (2007).

     

    OBRA COMPLETA DE JOSÉ ROBERTO ARZE
    (ORDEN CRONOLÓGICO)

    1. 1968. Ensayo de una bibliografía del doctor José Antonio Arze. (Cochabamba, Imprenta Universitaria. 18 p.).

    2. 1969. Bolívar y la unidad latinoamericana. (Cochabamba, Imprenta Universitaria. 96 p.). Separata de la Revista de Cultura de la UMSS., Vol. 5, Nº 5, Julio-diciembre de 1968.

    3. 1975. Páginas selectas de Simón Bolívar (Madrid, Aguilar).

    4. 1981. Páginas sobre Bolívar.

    5. 1983. Contrato de seguro. (La Paz, Superintendencia Nacional de Seguros y Reaseguros. 70 p., Mimeo).

    6. 1983. Elementos básicos del seguro. (La Paz, Superintendencia Nacional de Seguros y Reaseguros. 70 p., Mimeo).

    7. 1984. Diccionario Biográfico Boliviano: Figuras Bolivianas en las Ciencias Sociales. (La Paz, Amigos del Libro. 185 p.).

    8. 1985. Diccionario Biográfico Boliviano: Figuras eclesiástica en Bolivia. (La Paz, Amigos del Libro. 185 p.).

    9. 1987. Diccionario Biográfico Boliviano: Geógrafos, exploradores y figuras en la ciencia. (La Paz, Amigos del Libro. 225 p.).

    10. 1988. Fuentes para la historia de las ideas en la primera mitad del siglo XX. (La Paz, UMSA. 36 p.; Mimeo).

    11. 1988. Ensayo de una bibliografía del Mariscal Antonio José de Sucre. (La Paz, UMSA. 64 p., Mimeo).

    12. 1989. Diccionario Biográfico Boliviano: Historiadores y cronistas. (La Paz, Amigos del Libro. 203 p.).

    13. 1991. Diccionario Biográfico Boliviano: Figuras centrales en la historia de Bolivia. Epocas precolonial y colonial. (La Paz, Amigos del Libro. 227 p.).

    14. Manual de Bibliografía. (Cochabamba, Fundación Patiño).

    15. 1998. Análisis crítico del “Bolívar” de Marx.

    16. 2001. Aforismos y pensamientos del Libertador. (La Paz, Anthropos).

    17. 2002. Contribución de Cochabamba a la Literatura Boliviana. (La Paz, Druck).

    18. 2003. Código abreviado de catalogación. Clasificación Decimal de Dewey (La Paz, Druck)

    19. 2004. Malgranda Antologio. Pequeña Antología Boliviana Procedida de documentos y testimonios sobre el Esperanto en Bolivia. (La Paz, Druck).

    20. 2005. Cómo organizar una biblioteca (La Paz, Druck).

    21. 2007. 100 años de historia del seguro en Bolivia, 1904-2004. (La Paz, Asociación Boliviana de Aseguradores, 595 p.). Incluye un disco compacto.

    22. 2007. Elena Arze de Arze (Apuntes evocativos de mi madre). (Cochabamba, 2007. 19 p.).

     


    NOTAS

    1. Como se estila hoy en el momento de elaborar planes operativos anuales, JRA menciona el rol que desempeñaba en ese momento y su proyección al futuro, es decir, el resultado que pretendía alcanzar en su trayectoria intelectual.

    2. Estos datos fueron expresados por el ex dirigente sindical y político, Edgar “Huracán” Ramírez, en varias conversaciones sostenidas a fines del mes de octubre de 2008.

    3. Sobre Marx nos hace saber que, para sobrevivir en el exilio inglés fue colaborador del New Daily Tribune y del New American Cyclopedia (Colección existente en la Biblioteca y Archivo Histórico del Congreso Nacional de Bolivia).

    4. La obra Simón Bolívar de I.R. Lavretsky, fue traduccida del ruso (edición de 1958), fue hecha por Alberto Samuel Soria, en base a un ejemplar proporcionado por Eduardo Ocampo Moscoso. JRA revisó la traducción de Alberto Samuel Achá e introdujo notas aclaratorias para la versión que fue publicada por primera vez por Néstor Taboada Terán en el Suplemento No. 5, de Letras Bolivianas (Año I, No. 7, Diciembre de 1969), en ocasión del 139º Aniversario de la muerte del Libertador. “Se aprovecharon las planchas de esta edición, y solo se le incorporó el prólogo, con lo que salió el libro”, señala JRA. Legendario es este pasaje, pues en un congreso, en la URSS, el joven José Roberto Arze conoció personalmente a Lavretzki, quien se sorprendió que hablara ruso y más aun que le hubiese leído. Nutrida fue la correspondencia que intercambiaron posteriormente.

    5. Esto es, libros y folletos importantes, hecho que denota el propio autor cuando hace referencia a sus trabajos en las obras que publica (vg. Solapas de las tapas). Al margen tiene amplia producción intelectual publicada en revistas y suplementos literarios, fundamentalmente, aunque muchas de ellas aparecieron luego como folletos o dentro de libros. Sus enjundiosos comentarios (muy críticos por cierto) bibliográficos, se editan regularmente en su hoja informativa, de la que tiene 135 publicadas a la fecha.