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    Umbrales. Revista del Postgrado Multidisciplinario en Ciencias del Desarrollo

    versão impressa ISSN 1994-4543

    Rev. Umbr. Cs. Soc.  n.24 La Paz dez. 2012

     

    RESEÑAS

     

    A propósito de una novela reciente de Edmundo Paz Soldán

     

    Reseña de Norte Barcelona: Random House Mondadori, 2011, 282 pp.

     

     

    Maritza J. Alexandra Saavedra Galindo1

     

     

    El escritor boliviano Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967), autor de ocho novelas y cuatro libros de cuentos, entre los que se encuentran Río fugitivo (1998), Sueños digitales (2000), La materia del deseo (2001), El delirio de Turing (2003), Las máscaras de la nada (1990) y Amores imperfectos (1998), además de varios textos ensayísticos y críticos, presenta para sus lectores su más reciente novela titulada Norte.

    Norte es la historia entretejida de tres personajes (Martín, Jesús y Mi-chelle) que viven en épocas distintas pero se unen a través de una misma problemática: la inmigración. La novela aborda problemáticas referentes a la violencia y a los encasillamientos, señalamientos y estereotipos con los que se mira al extranjero en Estados Unidos. De igual manera, el desarraigo y la no pertenencia a un lugar concreto atraviesan magistralmente la obra, planteando una serie de reflexiones sobre la idealización de los lugares y las diferentes formas de relacionarse con ellos.

    En Norte realmente ninguno de los personajes tiene un lugar de referencia fijo; son tanto del lugar por el que transitan como de donde nacen, y parecería como si el autor quisiera plantear la posibilidad de que todos somos de muchos lugares al mismo tiempo y que las fronteras no son más que líneas imaginarias que se prestan para reivindicar diversos prejuicios contra los inmigrantes. La idea del progreso para los inmigrantes en EEUU se torna difusa y más bien da espacio a una reflexión sobre la transformación de los miles de hombres y mujeres que a diario se ven enfrentados a dejar su lugar de origen.

    Aunque los tres casos abordados por Paz Soldán en su novela son dia-metralmente distintos, dan cuenta de una serie de posibilidades sobre lo que significa una frontera -cultural y física-. Los tres personajes consiguen traspasar la línea que divide dos naciones, pero ninguno logra desligarse del todo de su país de origen y del peso cultural que trae encima.

    Del mismo modo, se enfatiza la importancia que tienen los inmigrantes en los procesos de transformación social y cultural de Estados Unidos y cómo este país vive inmerso en una realidad multicultural con unas dinámicas particulares que a diario se modifican, se rompen y dependen en gran medida de las labores y acciones ejecutadas por los extranjeros. Los tres protagonistas alteran de diferentes formas el mundo estático y conservador de los norteamericanos y lo propio también harán los personajes secundarios con los que Paz Soldán subrayará la incidencia de los inmigrantes en la cultura estadounidense.

    Quizás el personaje que cobra más fuerza en la novela es Jesús, un joven desorientado, lleno de inseguridades y obnubilado por sus obsesiones. Él recorre un camino saturado de violencia, furia y salvajismo, que lentamente lo irá convirtiendo en un asesino serial. Tanto las rutas de viaje y trabajo de Jesús como su nombre se transformarán de acuerdo a sus necesidades, y le permitirán encarnar de diferentes formas el miedo que suelen sentir todas las sociedades por el extranjero, por el desconocido, por el bárbaro.

    Su historia es la del inmigrante experto -cruza varias veces y con habilidad la frontera- que mira con desgano y rencor aquel lugar a donde "tiene" que desplazarse y del que siente que sólo recibe desprecio y malos tratos. Es otra vez el inmigrante atrapado en dos mundos; en él se representa no sólo el paso de un mexicano hacia Estados Unidos, sino el tránsito de un hombre por un mundo de pesadillas donde personifica a un justiciero y sus travesías por el mundo real donde huye de la justicia.

    La segunda historia devela los más profundos cuestionamientos de un pintor autodidacta, que en medio de la locura o autismo parece preguntarse sobre los cambios de la sociedad, sobre el poder, el abandono, la lealtad y los lazos afectivos. Es la historia del inmigrante que ha sabido llegar a otro lugar buscando mejores oportunidades, pero que en el camino se ha perdido. Trastocada su vida, su realidad y sus objetivos, Martín se presenta como el testimonio vivo de miles de personas que al abandonar sus hogares recuerdan, añoran, idealizan, pero sobre todo desconocen aquel espacio lejano del que partieron hace tanto tiempo y que -en el fondo lo saben- ya no es ni será nunca más como lo recrean en su mente.

    Su historia es la de un caminante extraviado, confundido, que se niega a reconocerse derrumbado, pero que en medio de sus delirios analiza y aprende. Martín es el inmigrante que no termina nunca de adaptarse, que padece el idioma, que ignora voluntariamente aquello que le incomoda o que le afecta, pero que al final termina siempre quedándose porque como él dice sobre el manicomio "esa era su casa, no se imaginaba viviendo en otro lugar" (p. 227). Martín, quien antes construía trenes y representaba indirectamente progreso, distancia, ruptura y fronteras, ahora se convierte en un pintor retratista de su tiempo, de su mundo estático y de sus obsesiones. Su migración puede entenderse entre la locura y la cordura como entre un país y otro. Martín simplemente transita.

    Finalmente está la historia de Michelle, una joven boliviana estudiante de Literatura que divide su tiempo entre su trabajo en Taco Hut, la difícil relación que tiene con un famoso profesor atormentado y su reconstrucción personal a través del arte. En su intento por desligarse del mundo académico y dedicar su vida a la creación de un impactante comic, Michelle será el personaje con el que se nos permita leer una serie de cuestionamientos éticos, culturales y hasta afectivos al rígido y esquemático mundo universitario. También en ella estará encarnada la idea del inmigrante -aparentemente- más adaptado, y que sin embargo, mantiene una relación tirante con el medio en el que vive.

    Si bien la historia de Michelle es determinante para la obra porque es el punto en el que se condensan los hechos de la vida de Jesús y Martín, lamentablemente es la más débil. Paz Soldán no logra otorgarle la suficiente fuerza narrativa a la joven y su historia, salvo por su función de punto de conjunción, se desvanece a lo largo de la novela. Sin embargo, existe un hecho interesante en lo que refiere a Michelle y es justamente la historia que ella está escribiendo en versión de comic posmoderno y de la que apenas conocemos algunos pocos detalles pero que son suficientes para llegar a ser muy atractivos para los lectores. Al final, el comic que desconocemos se convierte en el punto más llamativo e importante de la propia Michelle.

    Por otro lado, los tres personajes centrales también se unen en su necesidad de comunicar aunque empleen caminos y herramientas distintas. Martín empleará las imágenes para ir contando su experiencia y Jesús hará lo propio con la palabra a través de una serie de diarios, mientras que Michelle encontrará una forma de comunicar en la que confluirán las dos experiencias anteriores a través del comic. Todo ello nos lleva a pensar que en la novela Paz Soldán reivindica nuevamente la importancia y la necesidad de transmitir las experiencias: sus personajes se ven inmersos en una suerte de ejercicio de liberación por medio de las palabras y ahora también de la imagen.

    La narrativa de la violencia en esta novela permite leer todo tipo de minucias en la transformación psicológica de un asesino serial y, al mismo tiempo, conocer las impresiones e ideas de su perseguidor. Jesús es un personaje que atrapa y que logra generar en el lector muchas emociones, al igual que el policía encargado de investigar los asesinatos, con él Paz Soldán conforma una diada perfecta. Por un lado, el villano, salvaje e instintivo Jesús y por otro, el sargento Fernández, policía reflexivo y melancólico que intenta desesperadamente hacer justicia. Los dos son caras de una misma moneda, dos inmigrantes mexicanos en lados distintos de la ley.

    En definitiva, esta es una novela que retrata magistralmente una problemática actual en Estados Unidos y en la que el escritor logra condensar a través del horror las experiencias de tres inmigrantes latinoamericanos. El autor presenta una historia que no sólo involucra a Estados Unidos, sino que permite poner a consideración el sentido de las fronteras y del libre tránsito de todos los ciudadanos por el mundo. También da cuenta de una transformación en el proceso literario de Edmundo Paz Soldán que lo lleva a un estilo más depurado, preciso e inquietante. Con esta novela nuevamente podremos deleitarnos de un magnífico ritmo narrativo y volver de nuevo nuestra mirada hacia uno de los escritores más notables de Bolivia y Latinoamérica.

     

    Notas

    1 Estudió literatura en la Universidad Nacional de Colombia. Con una tesis sobre la narrativa de Edmundo Paz Soldán obtuvo la Maestría en Estudios Latinoamericanos en el Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM. Actualmente realiza sus estudios de doctorado en el mismo programa.