SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.1 issue1LA CONSIDERACIÓN DE LA FORMACIÓN EDUCATIVA COMO PRODUCCIÓN DE CAPITAL INTELECTUALEL PROCESO DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA EN EDUCACIÓN author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Article

Indicators

    Related links

    • Have no cited articlesCited by SciELO
    • Have no similar articlesSimilars in SciELO

    Bookmark

    EduCiencias - Revista Científica de Publicación del Centro Psicopedagógico y de Investigación en Educación Superior

    Print version ISSN 1490-2351

    Rev Cient CEPIES vol.1 no.1 La Paz May 2009

     

     

     

    ¿CUAL ES EL BENEFICIO DE LEER Y ESCUCHAR MÚSICA AL MISMO TIEMPO?

     

     

    Luís Ibáñez B.

    Docente invitado
    CEPIES, UMSA

     

     


    RESUMEN

    La especie humana ha desarrollado formas complejas de comunicación como son el lenguaje articulado y abstracto, enriquecido con la escritura, para compartir e intercambiar información, y la música para compartir sus emociones. Desde la invención de la imprenta de tipos movibles en 1450, la producción de libros ha transformado la educación y ampliado su perspectiva cognoscitiva. En las Universidades la producción del conocimiento en gran parte se apoya en la lectura de textos. El acelerado desarrollo de la tecnología electrónica del sonido ocurrida desde mediados del siglo XX en particular, genera la formación de nuevos hábitos que tienen la apariencia de poco beneficiosos para los lectores, como es la práctica de leer y escuchar música en forma simultánea, que produciría situaciones de interferencia frente a las condiciones de limitación y selectividad que caracterizan a los procesos de atención, actividad primordial de la memoria humana. Se requiere de una adecuada educación para la lectura y la orientación debida a los estudiantes para la optimización de la práctica de la lectura.


     

     

    ¿Cuál es el beneficio de leer y escuchar música al mismo tiempo?

    El material que se desarrolla a continuación intenta constituirse en tema de reflexión para los lectores, acerca de la práctica de leer y escuchar música en forma simultánea.

    Es desarrollado bajo un criterio de ensayo libre, que permita, en un lenguaje más bien coloquial, lograr el propósito expresado por el autor. Por tal razón se observarán algunas libertades literarias por las que se agradece la comprensión. Se ha limitado la mención de citas a las indispensables y solo a título de referencia, con sugerencia de bibliografía para responder a inquietudes más específicas.

    DOS INVENCIONES: LEER Y ESCRIBIR

    Como resultado del proceso de evolución biológica, psicológica, social y cultural, los miembros de la especie humana constituyen el único conglomerado capaz de comunicarse entre sus semejantes mediante el uso de lenguaje articulado, las palabras y frases de las varias lenguas y mediante el uso de signos y símbolos gráficos, actividades éstas que se conoce como lectura y escritura, que han desarrollado en los diferentes espacios de su evolución prehistórica e histórica.

    Al mismo tiempo, la sociedad humana ha elaborado también medios y sistemas para comunicar y compartir sus emociones en forma de expresiones estéticas, como la música, que implican otras formas de lenguaje social compartido.

    Si bien las dos actividades están destinadas a satisfacer inquietudes diferentes, como vienen a ser la producción y obtención de información, en el caso de la lectura y escritura, y necesidades de gratificación placentera o de rituales con la música, se puede observar que en lo que va desde mediados del siglo XX, muchas personas en diferentes lugares del mundo tratan de combinar ambas actividades: leer y escuchar música en forma simultánea, ¿cómo una manera de obtener doble gratificación?

    Al parecer el hábito de leer al mismo tiempo que se escucha algún tipo de música, está muy generalizado. No sólo música: tener el televisor encendido para disfrutar de algún programa mientras se lee es también habitual en muchos lugares.

    ¿Cómo y cuando comenzó la inquietud de combinar lectura con música? Es una pregunta que merece atención en el momento actual, puesto que no siempre ocurrió así.

    LA MÚSICA PORTÁTIL TIENE UNA HISTORIA

    Hace ya algún tiempo, a finales de los años cincuenta, cuando aparecieron en el mercado local las primeras radios portátiles a transistores, se hizo corriente ver a las personas caminar con esa especie de pequeño maletín que emitía el sonido de una transmisión radial; el fenómeno fue más visible los fines de semana al comenzar, durante y al concluir los partidos de fútbol, cuando, no obstante la presencia del hincha en la cancha, mantenía su radio encendida para, además de ver el partido, escuchar la transmisión. Un comportamiento generado por el desarrollo de la tecnología electrónica, que se expandió de inmediato, aunque con las limitaciones de la posesión única de un radiorreceptor por el jefe de familia.

    La cosa no terminaba ahí. Al salir del estadio la caminata era acompañada por los comentarios de los relatores radiales, con el mismo artefacto que en la mano del oyente iba casi pegado a la oreja, si se trataba de un radio pequeño o sin sentir las incomodidades del peso cuando el aparato requería ser llevado colgado en el hombro, para continuar disfrutando o lamentando los resultados del fútbol.

    Las señoras de las casas no quedaban al margen: la radio a transistores apareció como la mejor compañía en la lavandería y en la cocina, siempre que no fuera domingo; recordemos que por entonces, las señoras todavía eran amas de casa. Casi se puede decir "tiempos pasados"...

    La tecnología cambia y a la vez impone cambios de hábitos: llegó la radio-casete y el walkman que, gracias a la propaganda y su mayor oferta, se introdujeron entre los artefactos de uso cotidiano entre las personas de toda edad.

    La figura de publicidad mostrando una linda chica en shorts desplazándose sobre patines en una hermosa avenida playera de Miami, con walkman a la cintura y audífonos en las orejas, fue el imán para que también en La Paz se viera, no siempre en shorts aunque si en patines, a jovencitas y jovencitos con los mismos artefactos, moviendo rítmicamente las manos al caminar, siguiendo el compás de la música con el dedo índice apuntando en vaivén el ritmo.

    LEER DENTRO DE VEHÍCULOS Y CON AUDÍFONOS

    Fue ya avanzada la segunda mitad del siglo XX, cuando el crecimiento de la ciudad y las distancias a los centros universitarios demandaron el incremento del servicio público de transporte de pasajeros, que en los micros y minibuses que transportaban, entre otros usuarios, a estudiantes que se dirigían hacia su Facultad o Carrera en la Universidad, dejaron ver a dichos estudiantes disfrutando de la música en el walkman y además leyendo los apuntes de Medicina, Farmacia, Ingeniería, en fin, dando la apariencia de un intenso trabajo de estudio, sin importar si se atendía al contenido del texto como tampoco al movimiento traqueteante del vehículo.

    La tecnología avanza a pasos de gigante y no da ni tiempo de pensar qué está en el momento en oferta novedosa, y aparecieron, sí, aparecieron como por arte de magia los discman, especie muíante de la vieja vitrola, con selectores de pistas y mejor sonido. Mejor sonido que, con mejor volumen, puede ser compartido -aún sin desearlo- por cualquier pasajero o peatón próximo al portador del artefacto con la consiguiente alarma por el efecto que debe estar causando el ruido en el sistema auditivo del propietario.

    Ese es el problema de la actual oferta tecnológica: tan rápido aparecen cosas nuevas y cada vez más pequeñas, que aquí a la vuelta de la esquina, en el tiempo, encontramos colgados del cuello artefactos con apariencia de medallitas religiosas. Se trata de los "USB flash memory", creados en principio en reemplazo de los disquetes para guardar información documental y convertidos de inmediato en reproductores de música. Faltaba decir algo de los i-pods, cuya posesión por las personas de toda edad define alguna forma de status entre sus pares, además de que para los adultos es señal de dominio de la tecnología más actualizada.

    No, este no es el tema de fondo. Más bien se trata de decir algo acerca de la problemática de la lectura en su relación con los procesos de estudio en la formación universitaria, aunque el problema viene ya de secundaria, ¿aún antes?

    La problemática de la lectura: Algunos antecedentes

    Antes debemos preguntarnos qué es leer y qué es escribir, para comprender el sentido del texto que motiva este artículo.

    Para el presente caso, cuando se alude a leer, se parte de la definición que dice: "Pasar la vista por lo escrito o impreso, haciéndose cargo del valor y significación de los caracteres empleados, y pronunciando o no las palabras representadas por estos caracteres." (DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA); y se entenderá, entonces, que se trata de lectura en actividad de estudio en los diferentes niveles de la educación, ya se trate de niñas o niños que han desarrollado esa habilidad en la escuela, adolescentes de secundaria, universitarios y aún estudiantes adultos de pos grado que, en la actividad del estudio tratan de "Entender o interpretar un texto..." (Obra citada) accediendo a su significado.

    En cuanto al acto de escribir, con la correspondiente entrada en el mismo Diccionario encontramos que se trata de: "Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie".

    La escritura y la lectura representan dos facetas de la evolución social y cultural del ser humano y constituyen, junto a las expresiones del arte, aspectos importantes del desarrollo psíquico, al ser los mediadores de la transmisión, recepción y procesamiento de información a distancia.

    EVOLUCIÓN DE LA LECTURA Y ESCRITURA

    El aprendizaje y la práctica de la lectura y escritura se inician en la infancia con la intervención de agentes adultos, y, una vez asimilados los procesos, continúan como base del aprendizaje de nuevos conocimientos en los ámbitos de la educación media y superior.

    Si bien los antecedentes de la lectura se remontan al momento mismo de la invención de la escritura hacia el cuarto milenio antes de nuestra era, siguiendo a Cavallo y Chartier (1998) y Manguel (1998), escribir y leer textos es resultado de un largo proceso que pasa por diferentes formas en los pueblos de la antigüedad: figuras rupestres en cuevas o en piedras lisas a modo de murales en el paleolítico; tallado de figuras y pictogramas en piedras de tamaño manuable, en el neolítico; ideogramas y escritura cuneiforme en Babilonia; ideogramas chinos, jeroglíficos egipcios y mayas, hasta los complejos sistemas silábicos y alfabéticos en nuestros días, además de nuevas formas de lectura y escritura de la inteligencia artificial.

    En una expresión de Merlin Donald, citado por Ratey, "...nuestra evolución ha creado sistemas nuevos de representar la realidad" (página 318), que han ido transformándose junto al desarrollo de los pueblos y de sus culturas.

    Desde que se hizo posible la producción masiva de textos gracias a la invención de la imprenta de tipos movibles por Gutenberg en 1450 (Manguel, obra citada), que dio origen a la publicación masiva de textos, la actividad de la lectura se consolidó como un aspecto importante de la formación académica en los centros de estudio de diferentes países.

    LA LECTURA, INSTRUMENTO DE ESTUDIO EN LA UNIVERSIDAD

    Al presente, en las universidades la lectura constituye el medio más idóneo y un instrumento importante de aproximación al conocimiento teórico. La lectura es un factor determinante en la formación académica y los estudiantes, sea en los niveles de pre grado como de pos grado universitarios tienen que leer, ya se trate de libros completos, fragmentos fotocopiados o apuntes de clase; "gran parte de lo que se aprende en el sistema académico se lleva a cabo a través de material escrito", apuntan León y García M. (1991: 319 en Ruiz-Vargas).

    George Steiner, según una cita de Becerra, 1997, describió a las universidades como "casas para aprender a leer", sintetizando la importancia de la actividad de la lectura como principal mediador del aprendizaje teórico y académico.

    No obstante la importancia que reviste, generalmente se atiende poco a una verdadera educación para la lectura en los ciclos de la educación previos al de la formación superior, como afirman Argudín y Luna (1993), por lo que los futuros estudiantes universitarios son portadores de la deficiente formación recibida y sus consecuencias, que se traducen en limitaciones para la comprensión del contenido y sentido de lo escrito y se reflejan en una forma de interpretación del texto "al pie de la letra", al no contar con estrategias ni práctica para acceder al significado más profundo del mismo.

    La preocupación por el deficiente aprendizaje de la lectura en la niñez escolar y en etapas posteriores, ha llevado a Condemarín a preguntarse si se justifica dar gran importancia a la enseñanza de la lectura y preocuparse cuando su aprendizaje se deteriora y el hábito de leer disminuye (1993: 3), como se puede observar en los espacios de la educación universitaria, sea pública o privada, en nuestro, como ejemplo.

    El alejamiento de una adecuada disciplina para la lectura se hace evidente no sólo en el ámbito local, sino en las distintas culturas del mundo, anota Jolibert y Gloton, 1999, y esto da lugar a que muchos estudiantes muestren evidentes dificultades para la comprensión del contenido de los textos, de manera que, si bien leen las palabras y frases, su acceso al sentido del discurso, a la comprensión, como se anota más arriba, se observa limitado.

    Esta circunstancia, conocida como analfabetismo funcional, indican Argudín y Luna (1995), deja ver que el aprendizaje de la lectura ha sido deficiente en una mayoría de los lectores y no alcanza a los niveles de comprensión que les permitan participar plenamente de la producción cultural teórica en la sociedad, a través del estudio o del trabajo, cuando el material encarna mayor grado de complejidad.

    Los estudiantes ingresan a las universidades con problemas serios de lectura y, si bien leen, su bajo nivel de comprensión constituye una seria limitación en su proceso de adecuación al trabajo universitario (obra citada).

    ¿PRÁCTICAS POCO PRODUCTIVAS?

    Con relación a las maneras de leer, la observación del entorno universitario, en particular de los grupos de estudiantes de cursos iniciales de diferentes carreras en las Universidades, estatales y privadas deja ver actualmente prácticas peculiares en la actividad de estudiar leyendo. Observemos los siguientes ejemplos cotidianos:

    - El estudiar con acompañamiento simultáneo de música y/o televisión.

    - El leer con el mismo objetivo de estudio, dentro de vehículos en movimiento.

    - Empleo, para la lectura, de fotocopias fragmentarias.

    - Asimismo, uso de resúmenes elaborados y expuestos en presentaciones "data show", acetatos y otros similares, sin conocer el texto completo.

    - Con el mismo objetivo, uso de los apuntes de otros estudiantes.

    Estos hábitos dan la apariencia de ser poco beneficiosos para los lectores y se encuentra, más bien se los identifica, como un especial problema de estudio dentro de la Psicología y la Pedagogía.

    LEER: UNA ACTIVIDAD COMPLEJA PARA LA ATENCIÓN

    De ahí que observaciones como estas empiezan a tomar forma de cuestionamiento intrigante, por la persistencia de tal conducta: lectura en condiciones que generan perturbación en la atención y, por tanto, reflejan la apariencia de poco productiva, teniendo en cuenta que la presencia de sonidos interferirían con la actividad principal, por cuanto la atención, como lo anota Luria (1975) y Roselló Mir (1997), al ser la actividad fundamental en el procesamiento de la lectura, sólo puede dirigirse a una tarea compleja, como es el acto de leer, y sufre, es afectada, si se trata de realizar otra tarea también compleja como es el escuchar música, es decir, atender al contenido y sentido de la música al mismo tiempo que se trata de atender al contenido y sentido del texto que se lee.

    Hay que tener en cuenta, siguiendo a Ratey, que "la atención es mucho más que un mero tomar nota de los estímulos que llegan..." a la vista y al oído durante el proceso de la lectura, cabe agregar (2003: 145).

    Se entiende por tarea o actividad compleja, como anotan Baddeley (1999), Ratey, también Roselló entre otros, aquella que demanda concentración máxima de la atención, o que requiere la "asignación de mayores recursos atencionales", en expresión de Boujon y Quaireau (1999: 50), como aspecto fundamental en el proceso de la tarea, para lograr un propósito predeterminado.

    La teoría acerca de este interesante problema y las reiteradas observaciones en el ambiente universitario, llevan a cuestionar el beneficio de la lectura acompañada de música y a preguntar si:

    ¿Es posible atender a dos actividades complejas al mismo tiempo, como son el leer y el escuchar música?

    ¿El proceso de estudio mediado por la lectura de textos, se beneficia o perjudica al ser acompañado de estímulos auditivos como la música?

    ¿El lector que acompaña su lectura por música, la música que desea escuchar, asimila el contenido del texto y disfruta a la vez de su pieza preferida?

    INTERFERENCIA DE LA MÚSICA SOBRE LA LECTURA

    Al revisar la literatura sobre el tema, resaltan las conclusiones acerca de que el realizar dos actividades complejas simultáneas, como leer y escuchar música al mismo tiempo, ha de producir interferencia en la atención y mermará la capacidad de comprensión del contenido leído, por cuanto la capacidad tanto de la atención como de la memoria de trabajo se caracterizan por su limitación en la selección del proceso como por la selectividad en cuanto a la actividad a priorizar. Así se infiere de las explicaciones de Baddeley, Bujhon y Quaireau, y Roselló, entre otros, que explican tales peculiaridades en los procesos de la memoria y su dependencia de la atención como actividad determinante de aquellos.

    Las observaciones de los mencionados autores llevan a entender que la lectura constituye una actividad compleja que requiere de un procesamiento específico, el cual en la mente-cerebro comienza por la percepción de las letras sobre el papel y de las palabras y frases que representan, en el momento que una persona ha decidido y tiene la intención de leer.

    Ratey (citado: 146), en su interesante manual de instrucciones para el Cerebro, comenta que "Los científicos han identificado cuatro componentes distintos en el sistema de la atención:... "vela, orientación motriz, detección de novedades y recompensa, y organización ejecutiva", responsables de nuestra peculiar capacidad de vigilar las situaciones del entorno, los cuales, durante el proceso de lectura definen las acciones a desarrollar, se puede agregar.

    Emulando una analogía de Rodolfo Llinas (citado por Ratey), esta vez para reflexionar acerca de lo que ocurre en una situación de lectura acompañada de música, imaginemos a una persona sentada en un sillón, con la intención y decisión de leer un texto, por suponer algo de Carl Popper ya en sus manos y frente a él un combinado reproductor de CD-MP3 cuadra fónico, del cual empieza a fluir el sonido de su disco predilecto (clásico, rock, balada, no importa, depende del gusto de esa persona). En el lector se ha incrementado el grado de alerta (vela) por la excitación generada y se dispone a comenzar la lectura; sus manos retienen el libro abierto en la página elegida, tiene los ojos dirigidos al contenido gráfico del texto (orientación motriz) y empieza a percibir el contraste del negro de las letras sobre el blanco del papel, los signos toman forma y las palabras también.

    Nuestro imaginario lector reconoce los signos y palabras y les atribuye el significado pertinente y, de acuerdo con sus conocimientos previos, reconoce el valor intelectual de los conceptos con sumo interés (detección de novedades y recompensa) y, ahora, concentrado en la temática, "bloquea los estímulos que no vienen a cuento" (Ratey: 151): está atento, concentrado en la lectura (organización ejecutiva), en tanto del aparato musical fluyen notas cadenciosas sin apenas inmutar la serenidad del lector.

    En un momento imprevisto, las notas musicales impactan sobre la atención de nuestro lector sin que él se percate de inmediato de lo que ocurre, y su memoria percibe el impacto, asociado a momentos del pasado en que el primer violín en La primavera, de Vivaldi, fue cómplice de especiales vivencias afectivas que ahora, ante la presencia de las sugestivas notas toman forma de imágenes, sonidos y mil gratas sensaciones, aunque los ojos del lector sigan las palabras: "la contrastabilidad,... abilidad,... dad,..".

    La experiencia emocional previa y la carga emocional generada por la música, por los afectos que representa, ha determinado que los recuerdos de las gratas vivencias llenas de manifestaciones de afecto, se impongan, como anota Pizarro (2003), a la atención sin posibilidad de control conciente, por el lector.

    LIMITACIONES Y SELECTIVIDAD EN LA ATENCIÓN

    Hay que aclarar que, en opinión de los autores arriba nombrados (Luria, Baddeley, Ratey, Roselló y otros), la atención tiene dos peculiares características: es limitada y selectiva,...

    ¿Qué quiere decir esto?

    Limitada en cuanto al tiempo de trabajo, ya que se le atribuye una duración de fracción de segundo de concentración en un estímulo para pasar de inmediato al siguiente estímulo. Selectiva para la función que opera, en el caso de la lectura la atención prioriza a la vista y al oído como ejecutantes que procesan el mismo material: texto, constituido por palabras, frases y pensamientos.

    ¿Qué ocurrió en la mente del imaginario lector? Nada más que la atención, como actividad fundamental del sistema de memorias -en el criterio de Baddeley, 1992-, prefirió, por el mayor impacto emocional, procesar el significado evocativo de la música y descartar, sin tomar en cuenta la inquietud del lector, el texto en proceso de lectura.

    SELECTIVIDAD Y EMOCIÓN

    Al respecto, Pizarro (citada: 172) anota que "...será más fácil recordar un hecho que haya estado marcado emocionalmente (...) que uno en el que lo emocional no le otorgue significación...". Es lo que ocurre, precisamente, cuando el lector o la lectora perciben el impacto afectivo -emocional-, de aquel particular fragmento musical y, casi sin percatarse del hecho su mente vuela hacia espacios y momentos cargados de recuerdos vinculados a un estado, precisamente, emocional...

    ¿CÓMO? CABRÍA PREGUNTAR

    La autora citada continúa comentando, por ejemplo, que las melodías canturreadas a los niños y niñas en la primera infancia, al presentarse circunstancialmente en una persona de más edad, joven o adulto, dicha melodía servirá de "asa" para "...atraer todo el momento a nuestra memoria" (obra citada: 172), sin posibilidad alguna de un control conciente sobre la emergencia de los recuerdos y dejando de atender a cualquier actividad que se hubiera estado realizando, se puede agregar.

    A estas alturas ya se puede comentar que el procesamiento de una tarea compleja requiere de toda la capacidad activa de la mente-cerebro, capacidad constituida por la actividad de la memoria o memorias: estudiar leyendo es una tarea compleja, de las más complejas por cuanto se trata de construir significado a partir de las palabras, frases y conceptos que constituyen el texto.

    Hay que considerar, como una reiteración de lo comentado, que en la memoria están registradas también las emociones, muy asociadas a la música en este caso, sea cual fuera la música de preferencia del oyente, y en momentos como el del ejemplo, se imponen sobre cualquier otra tarea, como la lectura.

    Entonces, con nuestro imaginario lector, bajar el libro sobre los muslos, cerrar los ojos y rememorar aquel momento que se conserva mirando otros ojos, o el paisaje, o,... sacudir la cabeza y buscar el renglón en que se produjo el extravío.

    ¡Ah!, no se impone encontrarse en el sillón del ejemplo frente a un gran equipo de sonido. Lo mismo ocurre cuando se lee con los auriculares activados de un walkman, discman o i-pod en el parque, caminando o dentro de un vehículo en movimiento.

    ALGUNOS SUGIEREN QUE ES CONVENIENTE LEER CON MÚSICA,...

    Es cierto que algunos autores de textos para aprender a estudiar recomiendan que se lo haga con acompañamiento de música suave, clásica o melódica, como lo sugiere, por citar, Salas (1996), aunque no aclara que sea preferible aquella música que no representa significado para el lector ni menos impacto emocional, y se puede inferir, después de lo anotado más arriba, que en caso de que la música tenga un referente emotivo previo, de inmediato la preferencia de la atención se orientará por el recuerdo que suscita la música antes que por el contenido del texto, con escasas posibilidades de control por el lector.

    El mismo autor considera que puede ser necesaria la presencia de alguna forma de sonidos ambientales, por cuanto leer en silencio absoluto no sería posible y aún podría resultar perjudicial, y presume que "sólo la música vocal actúa como un distractor externo al concentrar sobre ella la atención del estudiante..." (p. 33, la cursiva es nuestra).

    Hay que tener en cuenta que la música (con letra explícita o sin ella) representa una forma de lenguaje, cuyo significado es interpretado por el oyente con todo el valor de un mensaje abstracto y complejo.

    Entonces, si de acompañamiento sonoro se requiere habría que optar por aquellos sonidos que no representen significado para la lectora o el lector. Quiere decir esto que tendría que estar ausente, en el lector o lectora, cualquier conocimiento del sentido de la música de manera que ésta se constituya en un sonido neutro, a la vez que alejada de cualquier asociación con experiencia emocional alguna.

    PARA CONCLUIR: MEJORAR LA EDUCACIÓN PARA LA LECTURA

    Se puede considerar, con los autores citados en el documento, que estamos frente a un interesante problema, constituido por la necesidad de leer, actividad que se constituye en importante instrumento para la construcción de conocimientos en particular en el campo de la educación superior, y la presencia de hábitos poco saludables, como los descritos más arriba (leer como acompañamiento simultáneo de música) que limitarían el propósito de alcanzar el mejor beneficio de la tarea y que prevalecen en la mayoría de la población universitaria.

    La lectura es un proceso complejo realizado por la mente-cerebro, en el que intervienen procesos psíquicos fundamentales como son la percepción, la atención y las memorias (Luria, Roselló, Baddeley), acerca de los que, si bien se ha empezado a conocer acerca de su peculiar funcionamiento, el campo por descubrir, como anota Ratey, es todavía muy amplio y oscuro, como una gran casa con varias habitaciones de puertas cerradas, en cuyo ambiente atisbamos algo, muy poco, por los resquicios de las ventanas: conocemos algo acerca del problema y estamos frente a una amplia perspectiva para indagar.

    Aunque la práctica de la lectura acompañada de música está muy difundida, por la persistente oferta de artefactos de sonido al alcance de la población estudiosa, como se desprende de los comentarios que anteceden el atender a las dos actividades en forma simultánea culmina en la perturbación (interferencia) de una sobre la otra, en este caso de la música sobre la lectura en proceso, debido a la complejidad que entrañan ambas actividades y por cuanto las emociones generadas por el estímulo musical se imponen, o, como anota Ratey "dominen más en la determinación del comportamiento" (2003: 282).

    En tal situación el proceso de la atención, por su carácter selectivo, se inclinará hacia el estímulo musical por la mayor carga emocional que representa generando una distracción del objetivo principal, aunque, en apariencia, el lector o la lectora continúen reconociendo las palabras del libro.

    Entonces, habrá que considerar que si la inquietud del lector es acceder a un conocimiento al que supone valor para su formación, es decir, lo prioriza, la presencia de los sonidos que produce la música de su elección para aquel momento o la que circunstancialmente se presente como sonido ambiental, generará evidente perjuicio en el proceso, mermando la calidad de la comprensión y la esperada reconstrucción conceptual.

    De ahí que, si se desea escuchar música, como una forma de gratificación emocional y aún de disfrute cultural, la combinación simultánea de ésta con la intención de obtener provecho intelectual de la lectura de un libro, provocará el movimiento de la atención entre los dos estímulos -actividades- con el consiguiente gasto de energía, asignación de recursos en el criterio de Pizarro (citada), y generando el conflicto y frustración consiguiente.

    La educación para la lectura, desde el ciclo inicial, debe ser reconsiderada para brindar al educando no solo las técnicas más idóneas para el propósito, así como el desarrollo de hábitos eficaces para la apropiación y reconstrucción productiva del significado de los textos.

    Más aun, al considerar que en países menos desarrollados como es el caso de los nuestros de Latinoamérica, siguiendo a Condemarín, la situación de la lectura muestra "una crisis tanto dentro de la escuela como fuera de ella...", por lo que la tarea de los responsables de la educación aparece más difícil y aumenta el número de educandos con dificultades para leer, aún después de los primeros años de la escuela (1993: 4), sin decir de los y las participantes de actividades de pre y pos grado, donde tales dificultades se hacen más evidentes.

    Al respecto, se impone la reflexión de parte de las educadoras y de los educadores mismos, en los diferentes niveles de la educación, en lo que hace a su formación previa en el aprendizaje y procesamiento de la lectura como mediadora de la apropiación y producción de conocimiento, y a la presencia de los hábitos a los que alude el artículo, para reorientar sus prácticas y orientar oportunamente a los educandos bajo su responsabilidad.

    La Universidad, como se ha visto más arriba, se constituye en un contexto en el que la lectura es el principal instrumento para el desarrollo del conocimiento teórico, a la vez que se muestra como el espacio en el que los hábitos -como los que motivan este artículo-, están muy difundidos, se los puede observar tanto fuera del aula como al interior de la misma en todo momento, sin considerar las consecuencias poco beneficiosas para lograr los propósitos que entraña la compleja actividad de leer.

    Quedan latentes las preguntas acerca de si es posible atender a dos actividades complejas al mismo tiempo, como son el leer y el escuchar música, si hay beneficio, o perjuicio, para el lector cuando simultáneamente escucha música, y si obtiene gratificación emocional en tales prácticas.

     

    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

    Argudín, y Luna, M. (1995). Aprender a pensar leyendo bien. México: Plaza y Valdez.

    Baddeley, A. (1999). Memoria humana, teoría y práctica. Madrid: MacGraw Hill.         [ Links ]

    Becerra, R. (1997). Saber leer hoy para el mañana. Bogotá: San Pablo.        [ Links ]

    Boujon, Ch. y Quaireau Ch. Atención, aprendizaje y rendimiento escolar. Madrid: Narcea.

    Cavallo, D. y otros (1997). Historia de la lectura en el mundo occidental. Madrid: Taurus.        [ Links ]

    Condemarín, Mabel (1993). Lectura correctiva y remedial. Santiago: Andrés Bello.        [ Links ]

    Real Academia Española (1998). DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA. Madrid: España                                                                          •        [ Links ]

    Dubois, M. E. (1996). El proceso de la lectura. Buenos Aires: AIQUE.         [ Links ]

    Jolibert, J., Glotón R. (1999). El poder de la lectura. Barcelona: GEDISA.         [ Links ]

    Luda, A. R. (1975). Atención y memoria. Barcelona: Martínez Roca.         [ Links ]

    Manguel, A. (1998). Para una historia de la lectura. Madrid: Alianza.         [ Links ]

    Pizarro, B. (2003). Neurociencia y educación. Madrid: La Muralla         [ Links ]

    Ratey, J. J. (2003). El cerebro: Manual de instrucciones. Barcelona: Mondadori.         [ Links ]

    Roselló i Mir, J. (1997). Psicología de la atención. Madrid: Pirámide.         [ Links ]

    Ruiz Vargas, J.M. (1995). Psicología de la memoria. Madrid: Alianza        [ Links ]

    Salas, M. (1996). Técnicas de estudio para enseñanza media y universidad. Madrid: Alianza.        [ Links ]