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    Revista Textos Antropológicos

    versión impresa ISSN 1025-3181

    Textos Antropológicos v.15 n.2 La Paz  2005

     

    SIMPOSIO

     

    UNA APROXIMACIÓN AL CONOCIMIENTO DE LOS WISIJSA, ENTRE EL DATO ETNOHISTÓRICO Y

    EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO. VALLE DE VITICHI, SURESTE DE POTOSÍ

     

    AN APPROXIMATION OF THE KNOWLEDGE OF THE WISIJSA, BETWEEN THE ETHNOHISTORIC DATA AND THE ARCHAEOLOGICAL RECORD: VITICHI VALLEY, SOUTH EASTERN POTOSI

     

     

    José María López Bejarano
    José María López Bejarano: Dirección Nacional de Arqueología, La Paz - Bolivia. E-mail: danika385@yahoo.es

     

     


    La problemática surgida al contrastar el dato etnohistórico y el registro arqueológico en áreas con una amplia variedad de asentamientos humanos e igual variabilidad en cuanto a estilos cerámicos definidos, ha sido analizada en los últimos años por algunos estudios en regiones próximas al valle de Vitichi. No obstante, existen problemáticas puntuales que valdría la pena analizar. En este marco, un caso particular es el que concierne a la ubicación espacial del grupo étnico Wisijsa durante el período de Desarrollos Regionales Tardíos y la correlación de esta ubicación espacial con el área de dispersión que muestra el material cerámico identificado por Ibarra Grasso como Yura. De manera similar, se presentan discrepancias en cuanto a la relación que podría guardar este estilo con el denominado estilo Huruquilla, ubicado preponderantemente en la región este de la zona de Camargo. En este sentido, el presente trabajo expone el análisis de la información proporcionada por el dato etnohistórico y el registro arqueológico en el centro y sur de Potosí, con el fin de identificar las posibles correlaciones entre ambos.


    The presenttaskofcontrasting the ethnohistoric data andthe archaeological record in areas with an ample variety of human settlement and ceramic styles, has been analyzed in recentyears by several studiesinregionsnearthe Vitichi Valley. However, importantquestionsstillexistthatwouldbeworth thewhiletoanalyze.Fromthispoint, aparticular caseis consideredthatconcerns the spatiallocation ofthe Wisijsa ethnic groups during the Late Regional Developmentperiod. This defined area is then compared with the area of dispersion ofthe identified ceramic material defined by Ibarra Grasso as Yura. Similarly, discrepancies arefoundwhich couldalso relate this style to that ofHuruquilla, located primarily in the region east ofthe Camargo zone. In this sense, the present work presents the analysis ofthe information related to the ethnohistoric data and the archaeological record in central and southern Potosí, with the goal of identifying possible correlations between the two.


     

     

    A la memoria de mi abuelo Don Delfín Bejarano Campero, hombre íntegro y chicheño de corazón

    El presente trabajo es resultado de la Wisijsa, y el área que ocupo ésta desde el contrastación de los datos etnohistóricos y periodo de Desarrollos Regionales Tardíos.

    De la misma manera, intenta definir la relación que observan la dispersión del material cerámico conocido como Yura y el área que hipotéticamente ocupo la entidad social Wisijsa. Esto en virtud a las similitudes que muestran ambos en cuanto a dispersión espacial de artefactos, en el primer caso y áreas de ocupación a nivel regional, en el segundo. Como propósito final se pretende, tomando como base el análisis efectuado, inferir de manera preliminar cual fue la función del valle de Vitichi en un contexto más amplio.

    En este marco y tomando en cuenta la importancia de la región en cuanto a la presencia de diversos grupos o entidades étnicas como Chichas, Kara Karas, Huruquillas y Quillacas (Bouysse 1987; Saignes 1986)1, se observa que los estudios dirigidos al análisis de la interacción entre estos y otros grupos de naturaleza similar, constituyenunaportedesingularimportancia en el desarrollo de las investigaciones arqueológicas en el sur boliviano.

     

    Ubicación geográfica

    El área de estudio se ubica en la región sur del departamento de Potosí, provincia nor-Chichas; específicamente en Vitichi, la segunda sección de esta provincia (Fig. 8.1). Fisiográfícamente esta zona se encuentra en la región de Sub-Puna, también conocida como desgarrada o zona de valles (Muñoz Reyes 1980:34 ). Cuenta con una altura menor a la Puna Altiplánica, y se encuentra ampliamente cortada por una serie de valles jóvenes, ricos en fauna y flora. El ramal cordillerano más importante en la región se halla compuesto por las cordilleras Azanaques, Frailes, Chichas, Lique y Mochara.

    Las alturas fluctúan sobre los 2500 msnm, mostrando en las planicies elevaciones entre 3000 y 3200 msnm y en los valles altos entre 2700 a 3600 msnm. Por otra parte, los valles orientales de la Sub-Puna se ubican entre los 2000 y 2500 msnm (Muñoz Reyes 1980:66). Los ríos principales en la región son el río Vitichi en el área central, los ríos Caiza y Pucapatilla al nor-oeste, Jawisla y Jilche al este, Ayoma al nor-este y los ríos Tumusla y Toropalca en el extremo sur.

    De acuerdo a las características expuestas, la región descrita, presenta amplias facilidades para la producción y aprovechamiento de recursos agrícolas, de forma colateral se muestra apta para la ocupación cultural permanente y su vez, la topografía existente, permite un alto grado de interacción entre los valles que componen la región.

     

    La entidad social o grupo étnico Wisijsa en el dato etnohistórico

    El referente inmediato en la presente investigación es el análisis de estudios etnohistóricos, basados en la revisión de fuentes primarias: crónicas, censos, fuentes jurídicas, fuentes administrativas y organizativas del control colonial, además de fuentes clericales.

    En este contexto encontramos que los datos etnohistóricos dan cuenta de una amplia gama de grupos pluriétnicos aymara hablantes ocupando el Altiplano Andino Meridional2 (Lecoq 1997). Estos grupos a su vez, compartían el territorio con colonias multiétnicas surgidas como consecuencia de la política imperial Inkaica, la misma que consistía en desplazar poblaciones enteras de una región a otra, por razones militares o socioeconómicas, estas (colonias) recibían el nombre de mitmakunas (Espinoza 1997).

    Entre los grupos más importantes emplazadoshaciaelsur-segúnLuisCapoche (1585)- se encontraban los de Pacaxa, Sura, Charka, Chui, Killaka, Qhara Qhara o Kara Kara y Chicha (citado en Del Río 1995:6). Gran parte de estos grupos conformaban la denominada Confederación Charkas, la cual se hallaba ampliamente extendida en el altiplano sur boliviano (Fig. 8.2).

    Los registros muestran que la confederación Charka estaba formada por dos jefaturas o ayllus mayores3 (Cuadro 8.1): la mitad superior denominada Charkas (que se extendía al norte de Potosí y el valle de Chochabamba) y la mitad inferior denominada Kara Kara (colindante al sur con el territorio ocupado por el grupo étnico Chicha). Entre ambas (Charkas y Kara Karas) se dio una relación de complementariedad simbólica y espacial (Del Río 1995:52; Saignes 1987:16).

    El ayllu mayor Kara Kara estuvo a su vez constituido por un conjunto de grupos étnicos que interactuaban a través de una amplia red de profundos valles ubicados en dirección sud-este de la cordillera Central (Asanaques y Frailes), hasta el ramal de los Chichas (Del Río 1995). Los grupos que conformaban este ayllu se encontraban agrupados en dos mitades o parcialidades (Cuadro 8.2):

    a)  La mitad Macha que comprendía los grupos étnicos Puquita, Aymaya y Macha,

    b)   la mitad Chaqui que incluía a los Wisijsas, Chaqui, Colo Caquina, Picachuri, Tacobamba, Moro Moro y Caracara4.

    Entre estos grupos, los que mayor prestigio mostraban en sus respectivas mitades fueron los de Macha en Macha y Wisijsa en Chaqui. (Del Río 1995:8-15).

    En el caso particular Wisijsa, éstos -al igual que otros grupos étnicos- manejaban una multiplicidad de recursos distribuidos en distintos pisos ecológicos (valles y zonas de altura). En este entendido, los Wisijsas no sólo poseían territorios cercanos a sus reducciones (ya en épocas de la colonia) sino también en otras tierras ubicadas a mayor distancia. Allí explotaban recursos en las proximidades de otras cabeceras KaraKara como Chaqui, Potobamba, Curi y Pototaca (Del Río 1995:50-54). De esta forma respondían a un manejo complementario de pisos ecológicos, denotando a su vez, una amplia distribución espacial y lógicamente un alto grado de interacción con otros grupos étnicos.

    Existen registros de presencia Wisijsa en los corregimientos de Pilaya y Paspaya, éstos por su proximidad al río Pilcomayo se constituyeron -en períodos precoloniales- en región fronteriza y de defensa contra de las arremetidas de los Chiriguanos (Presta 1995:80-81). De forma similar existen registros coloniales que permiten definir los límites del grupo étnico Wisijsa, mostrando al área de Vitichi como punto extremo hacia el Este (Rasnake 1989). Así, los habitantes del área y zonas vecinas hicieron de esos valles una suerte de corredor migratorio desde y hacia los valles mesotérmicos de Tarija, Chuquisaca, Tomina y Pomabamba (Presta 1995).

    Al respecto, existen registros que identifican también al área de Vitichi como una zona de amplia interacción, debido a que constituye una de las principales rutas usadas en el tráfico caravanero de llamas interecológico que parte desde Yura con el fin de intercambiar sal y productos de su ecozona con maíz u otras mercaderías en la zona de valles bajos del piedemonte chaqueño( Lecoq 1987, 1991).

    Rasnake (1989) haciendo referencia a los Wisijsas, sostiene que éstos fueron los antecesores de los Yura y otras poblaciones dispersas en torno a las minas españolas de Potosí (Rasnake 1989:92).

    Los Wisijsas fueron sólo uno de los varios grupos étnicos que -antes de la conquista española- constituían una gran sociedad. Esta sociedad ocupaba una parte significativa del actual territorio boliviano que incluía zonas de los departamentos de Potosí, Chuquisaca y parte de Tarija, formando -según Platt (1978)-parte de la denominada confederación Charkas (Platt 1978:3) (Fig. 8.3).

    Se considera que el núcleo territorial del grupo étnico Wisijsa era una extensa región de amplios valles altos que abarcaban más 6.750 kilómetros cuadrados y de la misma forma que los otros grupos Karakara, administraban una economía vertical con muchos asentamientos lejos del núcleo (Rasnake 1989) (Fig. 8.4).

    En este contexto, Vitichi se hallaría en el extremo sureste del núcleo definido y se presenta como un punto singular al interior de las relaciones de interacción y tráfico de bienes, que manteníala sociedad Wisijsa con sus vecinos. Por otra parte, es de particular interés remarcar la ubicación periférica del valle de Vitichi, ya que ésta bien puede dar a entender su función a nivel regional.

     

    Ocupación Inka en territorio Kara Kara y Wisijsa

    Los datos referentes a la ocupación Inka en el altiplano meridional y el anexamiento de las regiones emplazadas hacia el Sur, se remiten a las incursiones efectuadas por el Inka Tupac Yupanqui hacia el año 1470 (Espinoza 1997).

    Sobre el tema, Rasnake (1989) -en un estudio dirigido a analizar las formas indígenas de autoridad y su continuidad a lo largo delahistoria-sugiere quelaintegración con el Tawantinsuyu pudo ser un acto voluntario de los señoríos étnicos. Y a pesar del papel especial que los grupos Charkas y Kara Kara desempeñaron dentro de los ejércitos Incas, su inclusión en el imperio no parece haber alterado fundamentalmente sus formas de organización ni su economía. Esto, en vista de que el ámbito propio de la confederación era todavía muy evidente cuando el Tawantinsuyu caía en manos de los españoles (Rasnake 1989:94). Sin embargo, esta perspectiva no toma en cuenta las distintas facetas que caracterizaron la expansión Inka en la región Sur de Bolivia.

    En este punto cabe recordar que la ocupación Inka, en determinadas áreas, fue articulada gracias a la inclusión de los caciques locales al sistema de gobierno Inkaico, mediante enlaces matrimoniales y /o regalos de variada índole. También es conocida la habilidad que el imperio mostraba en el aprovechamiento de las rivalidades existentes entre los grupos locales, esto le permitió derrotar a las facciones reacias a pertenecer al sistema Inkaico.

    A este cuadro puede añadirse también la presencia de las ya mencionadas colonias mitmakunas, que coadyuvaban en cierta medida a la desestabilización de las organizaciones locales. En el caso particular de la región ocupada por los Wisijsas se tiene cuenta de la existencia de colonias Lupacas y Pacaxas establecidas por orden del Inka. Las mismas se ubicaban en zonas de altura en las que cultivaban papa, quinua y cebada (Del Río 1995:67).

     

    Los Wisijsas durante el periodo Colonial

    Con lallegada de los españoles hacia el 1540 y específicamente con las reducciones Toledanas -derivadas del modelo del cabildo español- un alto porcentaje de Wisijsas sufrieron el traslado a nuevas poblaciones. La implantación de reducciones respondía a diversas razones y objetivos, entre los principales cuenta la intención de concentrar a los habitantes dispersos de los Andes en nuevas poblaciones para poder controlar mejor y más fácilmente sus tributaciones y la mano de obra dirigida a las minas en Potosí y Porco5.

    Por otra parte la ubicación espacial de las reducciones respondía en gran medida al eje vial existente en ese entonces, éste en la mayoría de los casos era parte del antiguo sistema de caminos Inca que articulaba el área altiplánica con la región de valles ubicados en lo que actualmente se considera el sur boliviano y el norte argentino6.

    Bajo este parametro, los Wisijsas fueron reducidos antes de 1575 en las poblaciones de Yura y Toropalca (esta última a 70km río abajo de la primera). Posteriormente, debido a la alta densidad de población existente en Toropalca se vio la necesidad de fundar una nueva población, la misma recibió el nombre de Caiza (Rasnake 1989). Este reordenamiento, respondía también a un mejor aprovechamiento de los recursos agrícolas existentes en la región, y modificó el uso del espacio en los valles centro y sur de Potosí.

    Sobre este punto, una vez mas, se hace notar que el alto grado de productividad y la amplia variabilidad ecológica presentes en la región ocupada por los Kara Kara y Wisijsa estableció a su vez una dinámica cultural compleja que articulaba a estos grupos espacial y socialmente. Dicha dinámica se vio afectada por la incursión hispánica y determinó nuevos patrones de interacción, basados en las necesidades de un nuevo sistema organizativo y de aprovechamiento económico.

    Desde otra perspectiva, la mencionada dinámica cultural queda también demostrada por el registro arqueológico. Este último denota desde periodos tempranos una amplia variabilidad en cuanto a estilos cerámicos (Yura , Huruquilla, Chicha, Inka y Tierras Bajas), y resulta más evidente en zonas con alto grado de interacción o contacto7.

    Para finalizar este acápite, y tomando como base de discusión las fuentes e interpretaciones citadas, resta analizar el uso de algunos términos que se han introducido en el lenguaje arqueológico gracias a las interpretaciones etnohistóricas, dichos términos pueden crear confusiones cuando son generalizados o son adoptados sin una perspectiva crítica. Por ejemplo, el hecho de incluir a los Wisijsa, entre los señoríos Aymaras o las Confederaciones multiétnicas, hacen suponer que estos (los Wisijsas) eran de extracción Aymara o de habla Aymara, lo cual no puede comprobarse y parece menos probable. Por otra parte, asumir que se trata con grupos étnicos puede llevar a interpretaciones erróneas, dado que el uso de estos conceptos (grupo étnico, nación, etc.) es relativamente reciente y podría distar bastante de la verdadera naturaleza organizativa y social de los grupos estudiados. Sin duda estas cuestionantes solo podrán ser resueltas una vez se analízen y reevalúen los términos usados por los etnohistoriadores para el altiplano y la región sur, y que, de manera similar, se lleven a cabo trabaj os sistemáticos a nivel regional en el área central y sur de Potosí.

     

    La region Wisijsa y el registro arqueológico

    Los trabajos realizados en la región sur de Bolivia, se circunscriben especialmente a las investigaciones realizadas por Ibarra Grasso desde la década de los cincuentas y los trabajos de Lecoq y Céspedes realizados a partir del año 1996, a este marco se suman los trabajos de Rivera et al. (1993 y 1995) en la región de Camargo, y los trabajos efectuados por Raffino (1987) y Angelo (1999) en la región norte de la república Argentina y en el sur de Potosí respectivamente.

    En el caso de Ibarra Grasso (1957, 1960, 1986), es importante hacer notar que fue él quien definió la presencia de las culturas Yura y Huruquilla en base a características estilísticas (Fig. 8.5).

    De esta forma el estilo Yura fue identificado en la zona central de Potosí en la región de Yura y el estilo Huruquilla fue ubicado en la región este de Potosí y el sur oeste de Chuquisaca en las regiones de Camargo y San Lucas (Rivera et al. 1993). Al menos uno de estos estilos cerámicos, el Yura, es propio de la región ocupada por el grupo étnico Wisijsa. No obstante, el estilo Yura al igual que el Huruquilla fueron interpretados por Ibarra como parte del complejo Chicha.

    Por su parte Lecoq y Céspedes (1997) conciben a ambos estilos como representantes de un único estilo, el Yura, el mismo ajuicio de los autores es parte de una continuidad de asentamientos en la región Central de Potosí desde periodos tempranos, llegando a extenderse hasta el 50 a.C. Esta interpretación es observada por Rivera, quién sostiene que pese a las similitudes estilísticas existentes, se trataría de dos expresiones culturales individuales (Claudia Rivera 2001 comunicación personal).

    Sin embargo, vale lapenahacer notar que el estilo Yura y en parte el Huruquilla se hallan nucleados con preponderancia en la región que ocupaba el grupo étnico Wisijsa según el dato etnohistórico. Denotando que ambos, o al menos el primero, pertenecían a una sociedad multiétnica que bien pudo presentar una amplia variedad de estilos cerámicos en los valles mesotermos del sur boliviano.

    Con respecto al estilo Yura, Lecoq y Céspedes (1996 y 1997) sostienen que el mismo presenta tres variantes estilísticas importantes: inicialmente, identifican el Yura Geométrico (con decoración en negro sobre rojo) y el Yura poligonal (con decoración en negro sobre gris), ambos se hallarían asociados al Horizonte Medio.

    En el caso particular del Yura Poligonal, cabe hacer notar que el mismo se halla asociado al estilo Huruquilla definido por Ibarra e identificado por Rivera, Alconini y Michel (1993) en la zona de Camargo. Posteriormente se presenta el Yura Foliaceo asociado al Intermedio Tardío.. Rivera et al. (1993) identificaron en la zona de Camargo cerámica asociada al estilo Huruquilla a partir del Horizonte Medio, también hallaron material Yura en baja proporción. Esta información da a entender que el estilo Huruquilla se presenta con mayor preponderancia en los valles cercanos a Camargo y en laregión de San Lucas, próximo a Vitichi.

    Por otra parte, con respecto a la región de Vitichi, Lecoq hace notar la presencia de material Yura asociado a material proveniente de tierras bajas y además propone la existencia de un estilo al que el denomina Yavi Oriental, estos denotarían la existencia de una zona límite o fronteriza en estaregión(PatriceLecoq2001 comunicación personal). Este punto en particular, se halla sustentado por la propuesta que interpreta la evidente variabilidad cerámica estilística presente en Vitichi y los valles aledaños (Lecoq y Céspedes 1996, 1997; Raffino 1987) como signo de un alto grado de interacción y contacto cultural en la región.

    Este hecho, también se ve confirmado en el área gracias a la presencia de restos de lo que fue la antigua red de caminos que articulaban el sur de Bolivia y el norte de la Argentina tanto en el periodo de dominación Inka, como en los periodos precedentes. Al respecto, existen estudios que analizan la importancia de la interacción entre valles mesotermos identificándolos como vías de conexión entre el altiplano y los valles orientales. Angelo (1999) resalta la importancia de los recursos existentes en estas regiones, ya que permitieron el asentamiento e interacción entre diversas etnias a nivel interno-local, al interior de los valles y externo o macro-regional, entre los valles y zonas aledañas.

    Sin duda esta red vial y las rutas de tráfico caravanero contribuyeron a la creación o aparición de un corredor de interacción en el área de Vitichi y los valles vecinos. De manera similar contribuyó al relacionamiénto de la sociedad Wisijsa con sus vecinos inmediatos y mediatos, provocando de esta manera una substancial diversidad estilística8 que iba en aumento a medida se aproximaba a áreas periféricas.

     

    Propuesta y nuevas consideraciones a tomar en cuenta

    En base a lo expuesto, este trabajo propone una reevaluación de lo que se ha considerado hasta el momento como estilo cerámico Yura y propone su asociación con el grupo étnico Wisijsa, esto debido a que el territorio en el que se encuentra nucleado el estilo Yura y el territorio en el que se hallaba asentada la sociedad Wisijsa, es coincidente, por lo menos, desde el Periodo de Desarrollos Regionales Tardíos hasta el Periodo de Conquista Española.

    Desde esta perspectiva la presente propuesta no ha dejado de considerar dos problemáticas puntuales, la primera centrada principalmente en demostrar la correspondencia étnica, a un territorio determinado y la segunda identificada con el problema de la asociación correcta

    entre cultura material y grupo étnico. En este punto cabe hacer notar que en la mayoría de los casos, características culturales identificadas a través del análisis artefactual, han dado como resultado niveles importantes de adscripción, de sociedades prehispánicas a grupos étnicos, definidos gracias al análisis etnohistórico. Como ejemplo tómese el trabajo desarrollado por Angelo (1999) en el área de Tupiza (sur de Bolivia), y la identificación acertada que efectúa el autor, del material cerámico correspondiente al grupo étnico Chicha.

    En el caso particular de la región Wisijsa, la primera problemática (correspondencia étnica a un territorio determinado) quedaría salvada, ya que el dato etnohistórico a través de un análisis llevado a cabo por Olivia Harris (1997), hace notar que el grupo Wisijsa aparece como única subdivisión dentro de su señorío (en cuanto a dispersión espacial, representatividad y número). Sosteniendo, a su vez, que el referirse explícitamente a los Wisijsas, es un reconocimiento anómalo, que permite entender que al interior de cada señorío inclusive entre los aymara hablantes, existían grupos con una clara identidad propia (Harris 1997).

    De igual forma el trabajo de Roger Rasnake (1989) sobre los Wisijsas y sobre los Yuras -los Yuras actuales que formaban parte de los Wisijsas hasta el siglo XVII-precisa una identidad distinta. Basado en el documento denominado "Corincho 1905", que bien podría remontarse a periodos preinkaicos -según el autor-, sostiene que la etnohistoria presenta a los Wisijsas como un grupo étnico con cierta autonomía dentro de su parcialidad que llegaba inclusive a ocupar importantes enclaves de producción agrícola y minera.

    A esto se suma el registro arqueológico que denota que gran parte de la zona ocupada por este entidad étnica contiene material asociado a los estiloscerámicos Yura y Huruquilla (Ibarra 1960; Lecoq y Céspedes 1996, 1997).

    En este sentido, cabría hacerse una cuestionante ¿Es posible que este grupo étnico, ampliamente difundido en los Departamentos de Potosí, Chuquisaca y parte de Tarija, hubiese mostrado cierto grado de autonomía en su territorio, formando parte aún de una confederación multietnica más amplia? y en ese caso ¿No sería posible que este grupo étnico estuviese identificado particularmente con algún rasgo material definible en la actualidad?

    Una explicación razonable surge gracias a la existencia de los estilos cerámicos Yura y Uruquilla, en particular el Yura -que es propio de la región- ya que su definición y en especial el nombre otorgado al material correspondiente (Ibarra 1957) se circunscribieron únicamente a la región de Yura, sin tomar en cuenta que esta población constituyó "una de las tres reducciones" en las que se concentró a la población Wisijsa después de 1575 (Rasnake 1989). Vale decir, que se trataría de un asentamiento tardío que concentró a las poblaciones Wisijsa ubicadas al Norte del gran espacio que ocupaba en realidad el grupo étnico del mismo nombre.

    La indiscutible existencia de la sociedad Wisijsa y la coincidente dispersión espacial que presenta el material cerámico Yura, conducen, de manera preliminar, a interpretarlas como una sola entidad social, política y cultural. En este punto el dato etnohistórico y el registro arqueológico sustentan la propuesta, en virtud a las similitudes identificadas, de la misma forma es innegable la existencia de los Wisijsas en el área central de Potosí , o las relaciones que estos sostuvieron a nivel regional (Del Río 1995; Rasnake 1989; Presta 1995; Saignes 1987).

    Definida la existencia del grupo étnico Wisijsa, el rol desempeñado por el área de Vitichi puede ser entendido, en razón a las alusiones que denotan su importancia en el circuito de caravanas que articulaban el área altiplanica con los valles mesotermos del Sur (Lecoq 1987; 1991). Vale decir, que se trataría de un corredor de interacción entre estas dos zonas ecológicas, que a la vez podría servir de límite o región fronteriza Wisijsa, dada la amplia variedad de estilos cerámicos presentes y los mapas que muestran a Vitichi como área periférica.

    Al respecto, cabría cuestionarse si esta condición permitiría en primera instancia una plena identificación de los componentes entre los cuales se da la supuesta zona de límite, es decir ¿Se puede colegir, dadas las áreas de dispersión de material cerámico Yura y Huruquilla , que el valle de Vitichi jugaría un papel limítrofe entre ambas? Sin duda se trata de una aseveración arriesgada, tomando en cuenta lo incipiente del trabajo arqueológico realizado en la región, no obstante, temáticas como la presente pueden a futuro dirigir la atención hacia los valles del Sur.

    No menos importante, sin embargo, es definir cabalmente el propósito de este artículo, pues no es intención del que suscribe realizar un trabajo de asociación intransigente entre material cultural y grupo étnico, mas al contrario, se intenta dar a conocer la existencia de una entidad social, la Wisij sa, que hasta el momento fue tan solo referida en relación a su importancia a nivel censal o de aporte a las arcas virreinales.

    Haciendo uso de antecedentes que dan cuenta de su evidente individualidad y su representatividad se pretende únicamente darle el lugar que históricamente le corresponde. Sumado a este punto se intenta también salvar un error teórico - metodológico, que aqueja aún en la actualidad a los arqueólogos e investigadores interesados en el pasado prehispánico y es el que induce a estos a "bautizar" ,pues no es otro el termino, al material arqueológico o a alguna variante estilística con el nombre de la localidad en la que fue hallado o en la que su densidad es mas elevada, sin tomar en cuenta registros coloniales y crónicas, que bien pueden dar luces sobre la verdadera filiación cultural y social a la cual se adscriben.

     

    Agradecimientos

    Agradezco la desinteresada ayuda y cooperación de Dante Angelo y Pilar Lima en la elaboración del presente artículo; también agradezco a Eduardo Pareja, Jefe del Departamento de Conservación de la UNAR, a Pablo Rendón, Ludwing Cayo, Don César Callisaya, Alberto Vasquez (por los dibuj os) y muy especialmente a Marcelo Maldonado Vargas y William Castellón Campero, por el apoyo y el buen humor.

     

    Notas

    1.  Gracias a la revisión de documentos coloniales, los autores proponen la presencia de naciones o grupos étnicos, vinculados por contratos o lazos sanguíneos, en la región sur del Altiplano boliviano. Ala vez, interpretan a los mismos como señoríos de filiación aymara, y sugieren su origen en la desestructuración del estado de Tiwanaku.

    2.  Información relacionada a la organización social y territorial de las sociedades prehispánicas, presentes en la región sur del altiplano boliviano, durante los primeros años de la conquista española, a permitido a los etnohistoriadores

    reconstruir el pasado de las poblaciones étnicas que habitaron la región, llegando incluso a determinar aspectos importantes de las mismas aún antes de la llegada de los Inkas (Bouysse-Cassagne 1997; Del Río 1995; Rasnake 1989; Saignes 1986).

    3.  Ajuicio de Waldemar Espinoza Soriano (1997) el ayllu puede ser interpretado como "...una familia extensa, en la que sus miembros aglutinados en familias nucleares-simples y familias nucleares-compuestas, estaban y están vinculadas por el parentesco...". Por otra parte, un ayllu además de estar compuesto por familias nucleares se consideraba descendiente de una sola pareja de antepasados remotos (Espinoza 1997).

    4.  Este último se presenta como un entidad social minoritaria, que pertenece a su vez al grupo más amplio Kara Kara.

    5.  En relacion a esta última, los registros muestran que ya era explotada por los Wisijsas en periodos precedentes a la conquista española y que a su vez era considerada la principal divinidad guerrera en la región (Rasnake 1989).

    6.  En este punto cabe recordar el importante papel que jugaban los valles de Vitichi en el sistema de intercambio macroregional, presente tanto en el Periodo de Desarrollos Regionales Tardíos como en el Periodo de Ocupación Inka (Lecoq 1987, 1991).

    7.  En este caso se hace referencia a la ubicación periférica del valle de Vitichi en relación al núcleo compuesto por las tres reducciones Wisijsas, sugiriéndose de manera colateral una función limítrofe o de frontera para esta región.

    8.  Esta diversidad identificada ya al interior de la sociedad Wisijsa con los estilos Yura y Huruquilla, pudo nutrirse con otras variantes provenientes tanto del Altiplano Norte y Central (Pacajes), como de otras provenientes del extremo Sur boliviano y de regiones tropicales (Yaví, Chicha y Tierras Bajas).

     

    Referencias Citadas

    Angelo, D.
    1998    Interacción en la región de sur boliviano y áreas vecinas (Relaciones de conflicto al inicio de la Expansión Inka). En Anales de la XII Reunión Anual de Etnología. Museo Nacional de Etnografía y Folklore, La Paz.
    1999    Evidencias de Ocupación prehispánica en la ciudad de Tupiza, Potosí - Bolivia (Una aproximación a la antigüedad de los Chichas ). Informe presentado a la Dirección Nacional de Arqueología y Antropología, La Paz.         [ Links ]
    1999 Tráfico de Bienes, minería y Aprovechamiento de recursos en la Región de los valles Del Sur Boliviano (Una aproximación Arqueológica a la región de los Chichas, Provincia Sur Chichas - Potosí). Tesis de Licenciatura inédita. Carrera en Arqueología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz.        [ Links ]

    Bouysse-Cassagne, T. (Editora)
    1997 Saberes y Memorias en los Andes. IHEA - IFEA, Lima.

    Espinoza, W.
    1997 Los Incas: Economia Sociedad y Estado en la era del Tahuantinsuyu. Editorial Amaru, Lima.

    Harris, O.
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