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    Revista Textos Antropológicos

    versión impresa ISSN 1025-3181

    Textos Antropológicos v.15 n.2 La Paz  2005

     

    SIMPOSIO

     

    DINÁMICA DE GRUPOS EN TIWANAKU: UN APORTE BIO-ARQUEOLÓGICO

     

    GROUP DYNAMICS IN TIWANAKU: A BIO-ARCHAEOLOGICAL PERSPECTIVE

     

    Deborah Eileen Blom: Departamento de Antropología, University of Vermont, Vermont - USA. E-mail: dblom@zoo.vermont.edu

     

     

    Deborah E. Blom

     

     


    Este trabajo contribuye a la propuesta complementaria de etnicidad en la prehistoria, a través del estudio de los restos humanos. Esta investigación demuestra que los habitantes de varios sitios de los Andes del Sur hacían uso del material cultural Tiwanaku estilísticamente, y a su vez se distinguían entre sí mediante la deformación craneana. Estos datos son altamente visibles, los estilos de adornos son coherentes con los modelos propuestos acerca de las identidades étnicas locales que se mantenían dentro de la sociedad Tiwanaku. Más aún, el patrón de los estilos refleja los conceptos de la dualidad aymara reportados en las crónicas etnohistóricas. El análisis de los rasgos heredados indica que la reproducción sexual entre los diferentes grupos no se restringía a límites sociales o geográficos.


    This work contributes to the complementary proposal of ethnicity in prehistory, through the study of human remains. This investigation demonstrates that the inhabitants ofvarious sites in the southern Andes made use of the material cultural style of Tiwanaku, and at the same time distinguished themselves through cranial deformation. These data are highly visible, the styles ofadornment correspond with models proposed about the local ethnic identities that were maintained within Tiwanaku society. Moreover, the pattern of styles reflects the concepts of aymara duality reportedin the ethnohistoric chronicles. Analysis ofhereditary traits indicates that sexual reproduction between different groups was not restricted by social or geographic limits.


     

     

    Un tema principal de mis estudios es el de investigar la naturaleza de la diversidad urbana de Tiwanaku. La mayoría de los arqueólogos –actualmente- concuerdan
    en que esta entidad política se componía de múltiples grupos sociales y/o étnicos. Algunos han interpretado a Tiwanaku como un estado centralizado (e.g. Kolata
    1993, 1996; Ponce 1972), mientras que otros sostienen que estaba organizado a través de líneas segmentadas (e.g. Albarracín-Jordán 1992, 1996) que siempre estuvieron conectadas al uso de la tierra ya las comunidades locales. Se plantea que la estructura política local era adecuada como para organizar la construcción de muchas de las impresionantes estructuras monumentales que otros tradicionalmente han atribuido a los estados centralizados (e.g. Albarracín-Jordán 1992).
    Más recientemente, los arqueólogos han descubierto que los argumentos de estos dos enfoques son útiles para aproximarnos al conocimiento de las sociedades complejas andinas (e.g. Bermann 1994; Janusek 1994). Es así que
    ellos enfatizan la necesidad de considerar el poder social y la diversidad local. Diferentes puntos de vista coinciden en que la sociedad Tiwanaku comprendió la integración social de varios grupos de actores, lo que implica una creciente importancia de los grupos locales y el rol que jugaron dentro de esta sociedad y su sistema de articulación flexible; posiblemente muy semejante al de los ayllus (observados en las investigaciones etnográficas y etnohistóricas).

    ¿Cómo pueden identificarse grupos sociales arqueológicamente? Ésta es una de las mayores interrogantes, ya que los arqueólogos no pueden observar directamente "adscripciones sociales"; el aspecto más crítico para reconocer la membrecía de un grupo. A través de ella los miembros se reconocen y reconocen a otros que pertenecen a diferentes grupos y tienen valores culturales distintos (Barth 1969). Sin embargo, estos valores frecuentemente se despliegan indirectamente en el "contenido cultural", o directamente a través de señales públicas o símbolos. Esto proporciona a los arqueólogos una oportunidad de distinguir grupos sociales a través del "estilo" en el material cultural (Aldenderfer & Stanish 1993; Conkey & Hastorf 1990; DeBoer 1990; Oakland 1992; Plog 1983; Shennan 1989; Wiessner 1983).

    Artefactos que se han utilizado para estudiar lo étnico y la composición social incluyen patrones agrícolas y residenciales (Albarracín-Jordán 1996a, 1996b; Goldstein 1989a; Higueras-liebre 1996; Stanish 1992), arquitectura monumental y residencial (Bermann 1994; Goldstein 1989a; Janusek 1994; Sabio 1993; Stanish 1992), la naturaleza de los rituales domésticos y públicos (Goldstein 1989a; Janusek 1994), los textiles (Clark 1993), la dieta (Janusek 1994), el estilo e iconografía en la cerámica (Goldstein 1989a; Janusek 1994), y también la arqueolinguística (Browman 1994). Aunque algunos restos materiales son más eficaces para identificar la identidad de los grupos, arqueológicamente, todos han proporcionado información sobre la dinámica de los grupos en Tiwanaku.

    Datos biológicos, como "lo genético y otras modalidades de análisis biológico para ver las similitudes y diferencias étnicas" también son necesarios para estudiar la complejidad social en la prehistoria (Moseley etal. 1991:124). Esta necesidad se ha subsanado recientemente con una investigación bio-arqueológica de la sociedad Tiwanaku (Blom 1998, 1999). El análisis bio-arqueológico constituye una interface entre la arqueología y la antropología física, en la que el uso de los restos del esqueleto humano generalmente abarca métodos empleados en el campo de la antropología biológica. Los datos bio-arqueológicos pueden ampliar tremendamente nuestro conocimiento del pasado, proporcionando otra perspectiva a las investigaciones arqueológicas y contribuyendo a informar sobre temas que no pueden estudiarse exclusivamente a través del material cultural.

    La bio-arqueología pone a disposición de la investigación muchas herramientas. Por ejemplo, se pueden observar diferencias en la estratificación social a través del acceso diferencial a los recursos dietéticos y el estilo de vida, medidos por la dieta, índices de mortalidad y modelos de actividad y salud. Sin embargo, dos aspectos adicionales de la antropología física -las relaciones genéticas y los marcadores físicos de i denti dad grupal - proporci onarán un nuevo panorama en los Andes y en Tiwanaku, ya que las explicaciones de cambio cultural implican -a menudo- movimientos de población y la convergencia o divergencia de poblaciones diversas.

     

    El cuerpo biológico y el cuerpo cultural

    El cuerpo y sus diversas formas, colores, texturas, etc. es uno de los más eficientesmediosatravés del cual losgrupos sociales se identifican. Los antropólogos enfatizan la invalidez de definir lo "étnico" o "racial" en base a diferencias físicas discretas (American Anthropological Association 1998). Sin embargo, existe una propensión casi universal a modificar y decorar el cuerpo y los humanos crean -a menudo- diferencias quenoexistencuandounoestareciennacido, esencialmente para construir un "cuerpo cultural" que es el interface entre el individuo y la sociedad (Comaroff 1985; Durkheim 1952 [1897]; Foucault 1979; Lock 1993; Turner 1980).

    El adorno corporal puede ser temporal, como pintar el cuerpo o utilizar ropa especial y accesorios durante las fiestas, rituales y ceremonias. La decoración temporal puede indicar el rol de un individuo en contextos específicos, como la ejecución de los ritos de iniciación. Los medios permanentes de modificación o decoración -como el tatuar o el marcar con cicatrices- pueden denotar logros, fases específicas en el ciclo de vida del individuo, o la obediencia social. Los tipos permanentes de decoración corporal son aquellos que denotan membrecía de grupo (Brain 1979; Ebin 1979; Isaacs 1975; Lyman & Douglass 1973; Rosenthal 1995; Roy ce 1982).

    Los viajeros europeos documentaron las maneras en las que la gente "primitiva" denotaba lo tribal o la diferencia étnica a través del estilo o de la "mutilación" de sus cuerpos; los cronistas en Sud América no fueron ninguna excepción. Muchos describieron cómo los grupos étnicos o tribus se distinguían a partir del uso de distintos emblemas, vestidos y peinados. Los textiles y la decoración del pelo y la piel fueron utilizados a menudo por los pobladores andinos para comunicar a otros su identidad grupal o individual (ej: Cieza de León 1984 [1553]:173; Cook 1997:387; de la Vega 1966 [1609]:485; De las Casas 1967 [ca. 1550]:594-595; Julien 1983:42-45; Vaca de Castro 1920 [1542]: 18).

    Otra manera distinta de cambiar el cuerpo que aparece repetidamente en la literatura etnohistórica, es la práctica de la modificación craneana. Para ello se amoldaban los cráneos de los infantes, alterando la forma de la cabeza permanentemente (Buikstra 1995; Hoshower et al. 1995; Julien 1983, 1985). Aunque los arqueólogos son incapaces de ver cualquier adorno temporal o la decoración permanente del pelo o piel -debido a que no se conservan en la mayoría de los contextos- la modificación craneana es visible arqueológicamente, dándonos la opción de observar -en parte- como lucían los individuos cuando estaban vivos. Una revisión de la literatura etnohistórica acerca de la deformación craneana, establece que formas diferentes de cabezas fueron utilizadas de manera semejante para distinguir a los grupos andinos (Cieza de León 1984 [1553]; Cobo 1979 [1653], 1990[1653]; de la Vega 1966 [1609]; de las Casas 1892 [1561]; Julien 1983, 1985; Murra 1980 [1956]; Torquemada 1995 [ca. 1557-1664]). Este hecho contrasta con otros casos de deformación craneana, como los que se conocen en Egipto, en los que se asume status, por ser considerado un elemento importante.

    Debido a que debe efectuarse en la cabeza de un infante y a que la forma de la cabeza es permanente, es decir que no cambia con la edad, este aspecto debe ser enfocado de forma distinta al estilo en la cultura material. Sin embargo, estamos conscientes de que grupos distintos pueden utilizar el material cultural de otros o estilos foráneos, debido al cambio de papeles sociales (e.g., la nuera adopta los estilos de suegra) (Dietler & Herbich 1989; Herbich & Dietler 1989, 1991). Por otro lado, los rasgos de un individuo que no ha sufrido modificaciones pueden ser utilizados como identificadores con respecto a otros.

    Por ejemplo, rasgos físicos como el color de la piel o del pelo, son algunas veces usados como identificadores y pueden ser más útiles para distinguir los movimientos de grupos y entre ellos (Rosenthal 1995; Royce 1982) en muchas formas1. El individuo llevará estos rasgos aunque cambie de residencia, estado o grupo social. No se reflejarán cambios en la sociedad o en la modificación craneana tan rápidamente como en la cultura material, tampoco se denotarán en seguida dos tipos de estilos usados por cualquier persona.

    Los tipos permanentes de decoración del cuerpo tienden a denotar asociación grupal (Brain 1979; Ebin 1979; Isaacs 1975; Lyman & Douglass 1973; Rosenthal 1995; Royce 1982). La modificación de la forma craneal habría sido bastante dramática y notable a los extraños, y su uso habría dado mayor visibilidad a efectos de intercambio de información y de demarcación de límites étnicos (Hegmon 1992; Jones & Hegmon 1991). Este tipo de estilo se aproxima al estilo 'emblemático' de Wiessner (1983:258). Sin embargo, la modificación craneana se diferencia de otras expresiones estilísticas, ya que los individuos que cambian su residencia, status o filiación conservan claramente la forma de sus cabezas. Consecuentemente, este tipo de modificación conserva y refleja mejor los cambios que ocurren en la sociedad, más si se compara con la cultura material. A eso se añade que una persona no puede usar más de un estilo de modificación craneana, debido a que se efectúa en la cabeza de un infante y es un símbolo impuesto que refleja los valores de los padres y la sociedad en la que ellos nacieron. Auna edad muy temprana, el niño andino ya estaba clara y permanentemente marcado como miembro de su sociedad.

    Habiendo expuesto estos aspectos, mi obj etivo no es investigar la mej or forma de precisar el lugar de los individuos en su discreto "cuadro étnico". Sabemos que los individuos pueden -simultáneamente-poseer varias identidades en el tiempo, las cuales cambian a través de sus vidas. Sin embargo, el estudio de estilos permanentes -expresados en la modificación craneana-podría complementar información a otras variaciones estilísticas más flexibles de la cultura material, sobre las cuales tradicionalmente tratan los estudios arqueológicos. Los análisis estilísticos que abarcan más de un tipo material y cómo éstos son usados y manipulados, podrían ser más provechosos para comprender la complejidad social y entender los mensajes que se dan acerca de la filiación de un grupo en el pasado.

     

    Distancia biológica

    Aunque sereconocequelaetnicidades determinadaporadscripción, confrecuencia un componente genético está presente. Los límites de la reproducción biológica se hacen presentes a través de medios sociales, como la prohibición sexual y las reglas políticas, o a través del aislamiento geográfico (Macbeth 1993). Mientras es posible cruzar los límites sociales, las interacciones entre los grupos étnicos son a menudo rígidamente controladas con el fin de mantener estos límites.

    En ciertos casos, algunos individuos pueden animarse a contraer matrimonio en otros grupos. Kolata (1993) sugiere que podían haberse hecho alianzas políticas entre las elites de los diferentes grupos étnicos que comprendía la sociedad de Tiwanaku. Grupos sociales menores como los ayllus, son a menudo exógamos (Bastien 1978; Isbell 1977; Rasnake 1988). Sin embargo, grupos más grandes como los grupos étnicos o macro ayllus generalmente son endógamos. En caso de aislamiento geográfico de dos grupos, se aumentan las barreras a las relaciones biológicas y a las relaciones sexuales ilícitas ocasionales.

    En este estudio se observa la herencia de variaciones inconexas en los dientes y huesos para observarinteraccionesbiológicas entre grupos. Por ejemplo, la osificación de un gran forámen o la presencia de wormianos, los cuales son pequeños huesos en las suturas del cráneo. Estos rasgos que reflejan relaciones genéticas, son conocidos como rasgos no métricos o epigenéticos. Los análisisdeinformacióngenéticaoepigenética (tales como los derivados de análisis de ADN) implican el cálculo de medición de la distancia biológica. La distancia biológica es esencialmente una medida de flujo genético entre las poblaciones.

    Como se calcula arqueológicamente, el fluj o genético es producto de movimientos de poblaciones o cuerpos o a través de relaciones sexuales, cuyo resultado es la descendencia. Este aspecto contrasta con estudios de poblaciones vivas, en las cuales el flujo genético sólo tiene lugar a través de la reproducción sexual. Debido a que el movimiento de cultura material o adopción de estilos (incluso los estilos craneales) puede confundirse con el movimiento de las personas, nosotros podemos distinguir entre estas dos situaciones a partir del análisis delos rasgos óseos heredados. Consecuentemente, la información bioarqueológica ofrecerá un importante complemento a otros estudios para entender la dinámica social de Tiwanaku, el centro de este estudio.

     

    El presente estudio

    Ha sido muy fuerte el debate sobre la exacta naturaleza de la complejidad social de Tiwanaku, pero este Estado prehispánico es ahora generalmente visto como un ente de inclusión de varios grupos sociales, sean ellos ayllus (grupos andinos de descendencia) (Albarracín-Jordán 1992), moieties, o "grupos étnicos" (Janusek 1994;Kolata 1993 a; Ponce 1972).

    Recientemente, los arqueólogos subrayan la necesidad de considerar el poder social y la diversidad (e.g., Bermann 1994; Janusek 1994); esta aproximación a la estructura social ha tenido un significante impacto en lo que podemos aprender acerca de Tiwanaku y otras organizaciones andinas. No obstante del debate, más modelos comparten la idea de que la sociedad Tiwanaku estuvo compuesta de grupos sociales integrados que exigían mayor importancia para el rol que los grupos locales jugaron en esa sociedad.

    En el presente estudio tomamos muestras de esqueletos humanos de la zona central de Tiwanaku en el Altiplano boliviano, y de distantes asentamientos en el Valle Medio de Moquegua, al sur del Perú, donde artefactos del estilo Tiwanaku fueron encontrados (Fig. 4.1).

    La muestra de Moquegua consiste de 304 cráneos que provienen principalmente del conocido sitio de Chen Chen; en segundo término las muestras más pequeñas son de los sitios Omo y Pampa Huaracane (Fig. 4.2).

     

    Los restos de Moquegua serán comparados a los provenientes de dos grandes áreas de la cuenca del lago Titicaca: el valle de Tiwanaku, el cual es dominado por el gran sitio urbano de Tiwanaku y el valle Katari, en el cual se encuentra Lukurmata (un centro regional Tiwanaku), al igual que algunos pequeños sitios en las cercanías de Pampa Koani (Fig. 4.3).

     

    Las muestras de estos valles son más pequeñas, con 44 y 30 cráneos respectivamente. Di chas muestras incluyen contextos del FormativoTardíoy Tiwanaku delos valles Katari y Moquegua y contextos del período Tiwanaku provenientes del valle de Tiwanaku (Tabla 4.1).

     

    Resultados

    Después de examinar los estilos de modificación craneana en estas muestras, es inmediatamente aparente que la modificación fue practicada en la mayoría de la población, 83% de los cráneos fueron modificados. Esta práctica puede ser diferenciada en dos categorías principales. La primera es la deformación anular, una modificación circular del cráneo con el uso de una banda, el resultado es una forma estrecha de la cabeza (alta y angosta). La otra categoría de modificación -la más usada- implicaba el aplastamiento de las áreas frontal y occipital del cráneo con tablas o almohadillas, lo cual resultaba en un achatamiento y ensanchamiento de los apriétales (Fig. 4.4). Menores variaciones dentro de esta categoría (denominadas como "Fronto-Occipital Plano", "Fronto-Occipital Redondeado" y "Fronto-Occipital Delgado") difieren en la cantidad de modificaciones y en las formas en que fueron realizadas, pero muy poco en el total de las formas. Estos tipos son similares a aquellos detallados en diccionarios de la lengua Aymara que describen tres formas de la cabeza, despullado (anular), aplastado (fronto-occipital) y redondeado (no modificado) (Bertonio 1984 [1612]). Adicionalmente, estas formas de modificación corresponden a los dos tipos de sombreros Tiwanaku encontrados en investigaciones arqueológicas          (Frame 1990).

    Cuando los estilos de modificaciones craneanas dentro de Tiwanaku, Lukurmata y Chen Chen -además de los sitios de sus alrededores- se analizaron, patrones opuestos y complementarios fueron observados. Durante el período Tiwanaku, todos los individuos en Moquegua con modificación craneana presentaban estilos de deformación fronto-occipital (Tabla 4.2).

    Mientras la modificación craneana fronto-occipital era la constante en Moquegua, los individuos en el Valle Katari y Lukurmatautilizabanpredominantemente la modificación anular (Tabla 4.3).

     

    En comparación a las diferencias observadas entre los valles de Katari y Moquegua, dentro del valle de Tiwanaku y la capital fueron encontrados cráneos que presentaban ambos tipos de modificación (anular y fronto-occipital) (Tabla 4.4). En esos patrones de modificación craneana, pueden observarse límites sociales discretos dentro de Tiwanaku.

     

    A través del análisis de restos de esqueletos se puede asumir que la reproducción sexual no fue restringida por límites sociales o geográficos durante el período Tiwanaku. Es más, cuando los contextos del Formativo del valle Katari y de Moquegua fueron analizados, se observó que los estilos de modificación craneana eran idénticos durante los períodos más tempranos, indicando que estas tradiciones perduraron a través del tiempo en cada región2. Sin embargo, los análisis de bio-distancia indicaron menor flujo genético durante ese período.

    Este patrón de modificación craneana siguió durante los siglos XV y XVI formando parte de la visión aymara del espacio, como fue planteado por Bouysse-Cassagne (1986, 1987). Dentro de esta visión, el mundo está dividido en dos mitades (Fig. 4.5), el urcosuyu al oeste (valle de Moquegua) y umasuyu al este (valle Katari). Vemos el patrón Umasuyu extendido en áreas distantes tales como el valle de Cochabamba, donde Tyler O'Brien (comunicación personal 1998) ha observado estilos de modificación craneana anular. En el centro del eje de esta división -entre el este y el oeste- se encuentra el lago Titicaca y Tiwanaku (también conocido como Taypikala, la ciudad del centro).

    Aunque el significado puede haber cambiado en los más de 500 años que separan a Tiwanaku de la sociedad aymara, es probable que el aspecto de la tardía división aymara surgió de Tiwanaku o de tradiciones más antiguas, aspecto que puede ser probado a través de otros análisis arqueológicos. De hecho dicha dicotomía es observable en períodos tempranos, en los contextos del Formativo Tardío. Dentro del gran área de influencia de Tiwanaku se observa que por lo menos dos áreas de interacción y/o identidad estaban presentes:1. El área descrita como Urcosuyu, la mitad oeste del lago y las elevaciones que dan al océano Pacífico (incluyendo áreas actuales del sur del Perú y norte de Chile).

     

    2. El área Umasuyu al este, incluyendo la mitad este del lago y las vertientes orientales, tales como el valle de Cochabamba. En el centro, o al límite o frontera entre ambos, estaba situada la capital Tiwanaku (Fig. 4.6).

    Los estudios en Tiwanaku han mostrado que la cultura material puede agregarse a la interpretación de los datos bio-arqueológicos, toda vez que los arqueólogos identifiquen patrones espaciales en la cultura material a lo largo del territorio de Tiwanaku (Janusek 1994; ver también Bermann 1994). Como puntualiza Janusek, la variación entre los componentes dan cuenta de que el estilo Tiwanaku se encuentra entre Tiwanaku y Lukurmata. Esto en términos de decoración de la forma del vaso, prácticas familiares, especialización y acceso diferencial a los recursos agrícolas particulares y exóticos (cerámica no local). En resumen, algunos estilos cerámicos, por ejemplo tanware, estaban presentes en Lukurmata, pero ausentes en la capital de Tiwanaku.

    Este patrón puede ser extendido a los asentamientos Tiwanaku de los valles del este y del oeste, donde ciertos tipos de estilos cerámicos son preferidos durante los diferentes períodos de la historia de Tiwanaku (por ejemplo, el estilo"derivado" Cochabamba y la cerámica negra en Moquegua) (Bennett 1936; Goldstein 1985a, 1989a; Ponce 1981; Rydén 1957, 1959). Por lo tanto -de muchas formas-existe una correlación entre variación de estilo cerámico y forma de las cabezas. Sin embargo, esta correlación no es exacta y las disconformidades provenientes de ella nos proporcionarán información adicional. Mientras Janusek observa sutiles diferencias regionales y de unidades domésticas a nivel intra-sitio en los estilos cerámicos, y argumenta que los grupos existentes en ellas mostraron activamente su identidad local dentro de una más amplia identidad -como miembro de la sociedad Tiwanaku-, las modificaciones craneanas no varían entre estructuras en el sitio de Tiwanaku. Esto no es sorprendente si consideramos que los indi vi duos cambiarán en vida su filiación y los estilos de su cultura material, especialmente a través del matrimonio. El uso de la modificación craneana nos ayuda -entonces- a observar la movilidad social a través de la vida del individuo y de las fronteras de dicha movilidad en la sociedad Tiwanaku. Dentro de esa sociedad, los individuos o grupos podían demostrar -y tal vez hasta competir- identidades que ellos podían cambiar y manipular a través de su vida.

     

     

    Debido a que el movimiento de poblaciones con variadas formas de cabezas parece haber sido restringido en áreas alejadas del centro, es que la ciudad de Tiwanaku probablemente fue un centro de convergencia social. Sólo en la capital tenemos una situación próxima a un Estado pluralístico, donde individuos social y -tal vez- étnicamente diversos convivían juntos. La frontera entre el este y el oeste no tuvo una línea claramente demarcada, pero si una dinámica de frontera donde los grupos convergían. Los individuos con todos los tipos de modificaciones craneanas se encuentran en esta región. Sin embargo, fuera de la frontera y la capital observamos un fuerte sentimiento por mostrar la identidad local, tal vez el ayllu. El patrón estilístico de modificación craneana indica pequeños o no permanentes movimientos de individuos con cráneos deformados entre las regiones este y oeste.

     

    Conclusión

    Este estudio ilustra la importancia del aporte bio-arqueológico en demostrar la complejidad social y la dinámica de grupos en la sociedad Tiwanaku, tanto en la zona central como en la periferia. A través de este tipo de análisis dos grandes regiones en la esfera Tiwanaku fueron reflejadas, cada una de las cuales mantenía un sentido de identidad autónoma mientras se incorporaba dentro de esa sociedad. Se concibe la capital de Tiwanaku como un centro cosmopolita, que acogía individuos de diversas regiones vecinas. La expansión -por otro lado- ya no es vista más como el proceso de población de individuos de tierras altas dispersándose a las tierras bajas durante el último período de Tiwanaku. Los patrones de modificación craneana indican que los individuos probablemente se movían hacia adentro y hacia fuera, en áreas en las cuales ellos ya tenían algunos lazos locales.

    El acercamiento bio-arquelógico aporta mucho a otros mecanismos arqueológicos para contestar preguntas sobre el movimiento de poblaciones y la identidad de grupo. Combinando estudios arqueológicos tradicionales que contemplan lo doméstico, monumental, y los contextos mortuorios con las investigaciones bio-arqueológicas, tenemos una herramienta poderosa para el análisis.

     

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    Notas

    1. Pueden usarse diferencias poco visibles paradistinguirsedentrodelgrupogrande,pero los rasgos visibles generalmente son aquellos utilizados por forasteros para identificar el número de miembros de un grupo. 2 Este patrón no fue mantenido en los grupos próximos del área de la costa de los Andes del Sur (ej: Chiribaya y Chinchorro), desde el período Arcaico hasta el Colonial. En estas poblaciones fue común un distintivo tipo anular, empleando bandas anchas (Lozada 1998; Lozada et al. 1998).