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    Revista Textos Antropológicos

    versión impresa ISSN 1025-3181

    Textos Antropológicos v.14 n.1 La Paz  2003

     

    ARTÍCULO

     

    VISIONES SOBRE LOS JÓVENES EN EL DISCURSO DE LOS ADULTOS DE VILLA TUNARI, EL ALTO

     

    VISIONS ABOUT THE YOUNGSTERS IN THE ADULTS SPEECH IN VILLA TUNARI, EL ALTO

     

     

    Carlos J. Revilla Herrero
    Carlos J. Revilla Herrero: Carrera de Antropología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. E-mail: revillabo@yahoo.com

     

     


    El presente artículo expone aquello que un grupo de adultos del Barrio de Villa Tunar i, en la ciudad de El Alto, todos ellos migrantes provenientes de pueblos y comunidades aymarás y quechuas, piensan con respecto a los jóvenes de su barrio, nacidos por su parte, en un contexto urbano. A través de sus testimonios con respecto a diferentes situaciones de la vida juvenil tanto en el espacio rural como en el urbano, se realiza un acercamiento a la comprensión de las relaciones entre migrantes y las generaciones que les suceden dentro de esta ciudad.


    The present article exposes what a group of adult people ofthe neighborhood of Villa Tunari, in the city of El Alto, all ofthem migrants comingfrom Aymara and Quechua towns and communities, think with regará to the youths oftheir neighborhood, born on the other hand, in an urban context. Through their testimonies with regará to different situations ofthe juvenile Ufe, so much in the rural space as in the urban one, we carrieá out an approach to unáerstaná the relationships among aymara migrants ana the subsequent generations in this city.


     

     

    Desde hace algunos años, las investigaciones en ciencias sociales sobre relaciones generacionales, han empezado a multiplicarse en nuestro medio. Entre estas, existen importantes avances para comprender la relación entre adultos y jóvenes en grupos de migrantes, en especial en la ciudad de El Alto. Buena parte de los mismos sin embargo, ha hecho énfasis en la perspectiva juvenil de la problemática, al recabar la mayor parte de su información con encuestas y entrevistas a jóvenes de la ciudad de El Alto1.

    En un intento de complementar la información existente, el presente trabajo lleva a cabo una aproximación inicial a algunos aspectos de la relación entre adultos y jóvenes en el barrio alteño de Villa Tunari a través del levantamiento de testimonios orales a vecinos adultos de este barrio. Los mismos, se refieren a acontecimientos y situaciones concretas por medio de las cuáles se pueden apreciar algunos rasgos de esa relación, tanto en la vida urbana como en la experiencia rural y comunitaria de los entrevistados. De este modo, se hace énfasis en los puntos de vista de los adultos sobre la situación actual de los jóvenes, sus características, actitudes y prácticas cotidianas, así como sobre el papel que ellos como adultos y padres, desempeñan en esta relación.

    Por su parte, la observación del autor de actitudes y acciones de los adultos con respecto a los jóvenes en situaciones concretas tiene una menor presencia en el trabajo de investigación, consecuentemente las propias interpretaciones al respecto son más discretas. Los resultados expuestos provienen de un análisis de las interpretaciones de los protagonistas, lo cuál permite aproximarnos a una dimensión exegética de la realidad cuya importancia es central para nuestra problemática, el trabajo recoge entonces, perspectivas, expectativas y deseos de los adultos, las mismas que aunque no necesariamente lleguen a concretarse, son capaces de remitirnos a valores, normas, e 'ideales', y otras pautas culturales de los migrantes con respecto a lo que son y a lo que deberían ser los jóvenes en su relación con los adultos.

     

    Percepciones y expectativas adultas

    La situación de los jóvenes en el contexto urbano

    Los vecinos de Villa Tunari2 aseguran que cuando la gente se dirige del campo hacia la ciudad lo hace con la idea de que su situación será mucho mejor, puesto que en esta se puede ganar el dinero cada día más necesario. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que no existen fuentes de trabajo y los gastos son mayores, en especial para la alimentación, la vestimenta y la educación de los hijos, y en caso de no contar con una casa propia - lo que es frecuente - para pagar el alquiler de una pieza, además del costo de los servicios básicos. La gente que llega desde sus comunidades, en su mayor parte sólo alcanza a tener acceso a empleos irregulares y modestos como el de albañilería u otro tipo de actividad manual o comercial, por los que reciben remuneraciones que no cubren todas las necesidades del hogar. Es por esta razón que algunos deciden regresar a sus lugares de origen, donde los gastos monetarios son menores. Otros afirman que no podrían regresar a sus pueblos aunque incluso en muchos de ellos se han observado muchos "avances y mejoras" en comparación con lo sucedido en su barrio, esto se debe a que los hijos "ya se han acostumbrado" a vivir en la ciudad.

    Los adultos afirman que los problemas no son exclusivos de los recién llegados sino que también afectan a quienes tienen un tiempo de residencia más prolongado en la ciudad. La falta de recursos da lugar a problemas familiares. Las separaciones y el abandono del hogar por parte de los padres, afectan a los hijos, quienes a su vez pueden llegar a dejar sus estudios por la disminución de los recursos de la familia y por la necesidad de apoyar económicamente a la misma.

    Por otra parte, se dice con cierta frecuencia que las ocupaciones manuales o comerciales a las que la mayoría de los padres se dedican para cubrir sus necesidades, no tienen horarios establecidos, y generalmente requieren de la dedicación de lapsos de tiempo prolongados, aspecto que los distancia de sus hijos durante buena parte del día.

    Las preocupaciones y necesidades con las que el joven se encuentra, lo llevan según los vecinos, a comenzar a beber y participar en espacios en donde se conforman grupos juveniles de distinto tipo, sobre los cuáles se tienen una valoración frecuentemente negativa.

    En los testimonios se manifiesta una tendencia de los adultos a comparar la situación y las características de los jóvenes de su barrio en la actualidad, con las de su propio pasado. Los mismoss se refieren a los rasgos de la relación que ellos tenían con sus padres y con el resto de los adultos. A partir de esto, una idea difundida entre la gente mayor de Villa Tunari es que los jóvenes y niños de hoy tienen un comportamiento muy distinto al que debían mostrar ellos cuando tenían su edad. Según los mayores, la educación que imponían sus padres era mucho más estricta y había un fuerte control hacia los hijos, es así que hoy en día, los padres han perdido la capacidad y la motivación para educar y ejercer control sobre sus hijos, por lo que los jóvenes ya no tienen el mismo respeto que ellos tenían por sus mayores, ni siquiera tratándose de 'alguna autoridad'.

    Algunos adultos plantean esta situación como el resultado de un cambio con respecto a las expectativas e inclinaciones que ellos mismos pudieron tener en su juventud.

    "Es que claro el joven más o menos ha desviado ha visto otras cosas, ve, ya no da tanta importancia, más se dedica a lo que el ha visto en esos lados, como yo te digo que un joven que va a participar en algunos bares que participa, farrear por ejemplo, ya su, como el ya está mareado ya no respeta ni a nadies, ni a su padre creo, yo le veo de esa manera..".

    Se afirma que los medios y el acceso a nuevas tecnologías han manifestado su influencia en los jóvenes. La misma se hace evidente en las valoraciones estéticas que en muchas formas delinean los rasgos de su aspecto, así como en los bienes que prefieren y buscan poseer. Los cuáles a su vez son elementos que suponen diferencias objetivas con respecto a los adultos.

    "Ha cambiado totalmente la gente y no es parte de la educación nomás, hasta en la forma de vestir ha cambiado, los jóvenes usan aretes en la oreja, en la nariz, son cosas que han cambiado"{...) "ha habido mucho cambio, antes no habían ni televisión, no había esas radiograbadoras, totalmente ha cambiado, los chicos, los niños han despertado con las grabadoras, con sus audífonos, hay tilines por aquí por allá, ahí van a dedicarse y ha habido totalmente cambios, no es como antes...".

    Aquellas influencia también se refleja en sus actitudes, en su nivel de conocimiento y apertura con relación a aspectos de la cultura urbana moderna con los cuáles sus mayores tienen reservas. Tal es el caso del comportamiento afectivo y sexual más abierto y libre (Ver Archondo 1999:86) que es mostrado a través de distintos medios:

    "Cuando estamos viendo la TV, que se besan así en la novela, mi hijo me dice: 'yo ya tengo mi chica, cuando me case igual le voy a hacer', 'cómo pues vas a decir así, voz qué sabes', 'yo se pues todo, conozco', me contesta así, bien despiertos son los chicos ahora, yo cuando era chica bien santita nomás era, ahora si me equivoco, algo le digo: 'no seas sonsa pues mamiü 'nomás me contesta, antes no sabíamos decir así a la mamá, al papá...".

    En las frases de la mayoría de los entrevistados se manifiestan por lo general ideas que se refieren a marcadas diferencias entre la generación de

    los entrevistados y la de los jóvenes del barrio. En expresiones tales como: 'el joven ha desviado', 'yatiene otro carácter', 'ha visto otras cosas', 'ha despertado', aparecen nociones de transgresión o al menos de notoria transformación. Las alusiones al 'pasado' frecuentemente introducidas en los testimonios, muestran que es generalmente éste, el portador de los parámetro de comparación al que se someten las actitudes y característcas de las generaciones más recientes. La influencia del ámbito urbano y sus dificultades así como de los gustos y valores vigentes en éste, han modificado los rasgos de lo que debería ser un joven.

    Lo que quieren los mayores

    La educación es uno de los aspectos relacionado con los niños y jóvenes que mayor preocupación y atención demanda de los adultos. Las actividades de la Junta Escolar generan la participación de un importante número de padres de familia, si bien esto puede ser explicado en parte por la existencia de algunos métodos coercitivos para mantener el concurso mayoritario de los padres en los asuntos de la escuela3, los testimonios frecuentemente la ubican en un lugar sumamente importante entre los intereses de los vecinos. Se trata así de un espacio en el que los padres se ven comprometidos a participar, debido a que en él se depositan una serie de expectativas para los hijos que ellos no pudieron alcanzar precisamente por carecer de mayor y mejor instrucción escolar (Ver también Guaygua et. al. 2000:102). El alcance del horizonte planteado por varios padres de familia para sus hijos parece encontrarse en buena medida condicionado por el éxito que estos alcancen en sus estudios: "Sea como sea tienen que hacer sacrificio sus padres ¿no?pero nosotros queremos que el hijo que estudie por lo menos que salga un profesional ¿no?, eso es lo que se quiere, no perder tiempo ni gastar en vano, eso es lo que queremos nosotros ".

    Muchos de los padres de familia en especial de niños menores los han puesto en manos de instituciones que los cuidan, alimentan y ayudan a hacer sus deberes escolares cuando sus padres se encuentran trabajando. Aunque el acceso a la colaboración de estas instituciones se recibe luego de un estudio socio-económico de una Trabajadora social. Muchas familias han tratado de dejar a sus hijos al cuidado de estas instituciones aún cuando su situación económica era más cómoda que la de otras familias del barrio. Esta actitud es criticada por miembros de estas organizaciones, no obstante, los padres de familia parecen encontrar en estas, lugares en los cuáles pueden dejar a sus hijos mientras trabajan, y en los que alguien pueda acompañar el proceso educativo que ellos no pueden seguir debido a sus propias dificultades para poder leer y escribir en español. Otra de las razones tiene que ver con en hecho de que en estas instituciones los hijos se encuentran "bien cuidados", seguros y bajo el control de otros adultos.

    Comparando la situación de los jóvenes de la ciudad con la de los jóvenes del campo, algunos adultos afirman que la falta de tiempo y la falta de educación de los padres en ese medio, hace que no se le da mucha importancia a los hijos, entienden que darles importancia supone procurarles educación y estar atentos a que estos cumplan con todos sus deberes escolares:

    "Lamentablemente allá, nuestros padres tienen cuestión de educación muy poco ¿no?, hay algunos no dan tanta importancia a su hijo, si bien estudia no estudia para él es igual nomás, pero hay veces el hijo poco se da de cuenta que tiene una idea de estudiar y por lo menos él mismo tiene que apoyarse, darse de cuenta si bien donde va a estar ¿no?, eso es lo que pasa en las provincias, hay algunos padres que exigen, pero hay algunos que no dan tanta importancia a su hijo, eso es más o menos lo que yo he visto ".

    La frase expresa la importancia del aspecto educativo para los habitantes urbanos, de diferentes maneras, por una parte, relaciona estrechamente el hecho de ocuparse de los hijos con proporcionarles una educación escolar, siendo esta, desde la perspectiva del entrevistado, un componente importante de las obligaciones de los padres para con sus hijos. Manifiesta así la diferenciación que existe entre el locutor como habitante urbano y la gente del campo con respecto a la importancia de este aspecto, pero también toma en cuenta el aspecto generacional, planteando que el factor educativo puede ser mucho más importante para un joven, como sucedió en el caso de muchos en su generación quienes "se dieron cuenta" de esta creciente necesidad, que para sus padres.

    Muchos padres, manifiestan que para poder alcanzar una situación aceptable en la ciudad, hoy en día, no basta con haber concluido el bachillerato, sino que además es necesario terminar una carrera universitaria. Por esta razón, la Universidad Pública de El Alto es una institución en la que los adultos de Villa Tunari han depositado una serie de expectativas con respecto a sus hijos, las mismas que aparentemente se hicieron más posibles por la cercanía y la accesibilidad de la misma4. Debido a esto, los padres de jóvenes que terminaron la escuela se han visto muy preocupados por los conflictos en esta universidad y por la falta de resolución de los mismos.

    Algunos de los padres manifiestan haber tratado de tener influencia sobre la carrera que sus hijos escojan, no obstante mencionan que esta se llevaba a cabo por medio de sugerencias y no así de presión.

    Aunque se consideran que seguir una carrera univeristaria es la mejor alternativa, no se piensa que esta sea la única. Además de lo importante que pueda ser la obtención de un buen empleo, algunos padres de familia plantean que si bien ellos no han podido concluir sus estudios en la escuela, y menos realizar una carrera universitaria, ciertas actividades como la dirigencial, cuyo aprendizaje proviene fundamentalmente de la práctica, han sido para ellos "como una escuela" y pueden también ser útiles para sus hijos. Este tipo de actividades pueden llegar incluso a articular a quienes las realizan, con espacios en los cuáles pueden obtener algunos beneficios que mejoren sus condiciones de vida en diversos aspectos. Tal es el caso de empleos o cargos en oficinas Municipales y otro tipo de organizaciones cívicas. No obstante desde una perspectiva de "base", el hecho de que los dirigentes accedan a estos espacios es visto como algo negativo para los intereses del barrio puesto que las más de las veces supone el abandono de las obligaciones por parte del dirigente, en busca debeneficios personales.

    Tanto para dirigentes como para miembros de base, el saber hablar bien el español, y poder sostener una conversación con respecto a diferentes temas, forma parte del ejercicio de un cargo de autoridad, y ha permitido a muchos adultos desenvolverse en el mundo urbano e incluso en algunos casos se ha constituido como un mecanismo de defensa frente a ciertas dificultades:

    "Si uno no llega a ser dirigente, son la gente es así cerrado, callado, hasta por eso cuando hay problemas que tienen en la Policías puede ser, ellos se hacen agarrar como si fueran niños si uno es hablador que ha llegado como Dirigente ya sabe cómo defenderse para eso es mucho creo que importante también ".

    Es conocida la práctica de intentar lograr una inserción exitosa de los hijos en el ámbito urbano por medio de procurar en ellos, el aprendizaje del castellano a veces en desmedro de la práctica de la lengua de origen, ya que esto, facilita el acceso necesario a las ya escasas oportunidades que los migrantes pueden tener en la ciudad (Guaygua et. al. 2000:104), donde su lengua no es aún reconocida -en la práctica- como mayoritaria y mucho menos como oficial, y en la cuál, no sólo "lo oficial", sino también lo mínimamente prestigioso se dice y escribe en castellano.

    Muchos adultos manifiestan que debido a que la situación económica es cada vez más difícil, el futuro de los jóvenes de hoy es muy incierto, en especial en el caso de aquellos que forman parte de pandillas, pues se piensa que al no modificar su modo de vida, no estarían muy lejos de seguir una vida delincuencial, puesto que la mayoría de ellos siempre optarán 'por lo que venga más fácil'. Y por tanto carecen de la capacidad de esfuerzo y la responsabilidad necesarias para poder subsistir honradamente en la ciudad en las concidiones actuales.

     

    Espacios y Actividades juveniles

    Según Guaygua, Riveras y Quisbert (2000:21) "la generación de jóvenes nacidos en la ciudad se identifica con ciertas pautas sociales y culturales que influyen en la utilización de espacios exclusivos de jóvenes (...) Su 'uso' distingue y marca límites precisos a las distintas generaciones: además, posibilita la construcción y operación cotidiana de categorías como lo prohibido/lo permitido, lo cómodo/lo incómodo, lo informal/lo serio, lo divertido/lo aburrido, lo amplio/lo estrecho...".

    Los espacios legítimos

    Un ámbito de importancia en la zona, es el de las celebraciones religiosas y folklóricas en el aniversario de la zona, las cuáles demandan la participación de jóvenes tanto en comparsas como en los conjuntos musicales, como bailarines o como ejecutantes de algún instrumento. Sin embargo, la participación en estas actividades se ha visto reducida en los últimos años, esto se debe según los vecinos, a los cambios en la afiliación religiosa y a la crisis económica que impide a muchos poder asumir los cargos de "preste", o el de "pasante" de alguna comparsa, los mismos que requieren la erogación de gastos considerables.

    Por otra parte, se plantea que las fiestas se han venido celebrando dentro de círculos cada vez más cerrados de gente "conocida" (familiares o amigos) con prestigio y capacidad económica, siendo así que la mayor parte de los vecinos del barrio no puede participar en todas las fases de la celebración, por lo que no puede "recibir el Santo". Este hecho es atribuido a la mayor diferenciación social existente en la ciudad con respecto al campo, donde se afirma hay más "igualdad", menos peleas y delincuencia, donde los cargos son recibidos por turno en base a la posesión de terrenos de cada familia, y donde la fiesta es ofrecida al concurso de todos los miembros de la comunidad.

    Desde hace algunos años, en Villa Tunari, el cargo de preste ha comenzado a ser asumido por personas mucho más jóvenes e incluso por mujeres solteras, algo no acorde con lo acostumbrado:

    "Antes eran personas mayores, respetadas, ahora no, un joven soltero pasa nomás la fiesta, mi esposa cuando era sola ha pasado preste, pasan nomás, no tiene que ser siempre una persona mayor, pero antes eran los mayores, a los jóvenes casi no confiaban, pensaban que podía ser fracaso, decían, ahora ya no".

    La ausencia de personas tradicionalmente consideradas como ideales para asumir esta responsabilidad, es decir; parejas casadas con un hogar establecido, parece también haber flexibilizado las normas que restringen el acceso de los jóvenes a estos cargos, por otra parte, las exigencias de los mismos han sido cubiertas satisfactoriamente por varios de estos nuevos actores. De esta forma, hoy en día parece ser mucho más importante llevar a cabo la celebración, que las características de la persona que lo haga.

    Entre los espacios en los que los jóvenes suelen participar, los campeonatos deportivos tienen una gran importancia. Varios jóvenes del campo habían participado desde su llegada a la ciudad en grupos folklóricos: comparsas y conjuntos musicales (khantus) que participaban en la fiesta de la zona y que dieron posteriormente lugar a la conformación de varios equipos de fútbol, con los cuáles se fundó luego la Liga Deportiva de la primera Sección de Villa Tunari:

    "Esto viene del conjunto khantus que teníamos, siembre había rivales entre conjuntos que tenían equipo, dentro de eso hemos metido y ellos también tenían su equipo, ahí ha empezado, los mismos que tocaban también jugaban, hemos inscrito una liga en Huachipato, más arriba de la cancha, ahí ha sido primero donde nos hemos presentado, hasta ahora sigue, uno maneja, el otro también, entre nosotros nomás manejamos ".

    Ser un joven dirigente de un equipo, no es una tarea sencilla puesto que supone una inversión de dinero y trabajo considerables. Los campeonatos deportivos de Villa Tunari han llegado a tener el concurso de un gran número de equipos (actualmente más de 70), y han generado un movimiento económico muy importante, debido al costo de las inscripciones, al precio que cada equipo paga por su inscripción y por el derecho a usar la cancha así como por el monto que los jugadores más cotizados cobran por jugar un partido para alguno de los equipos. Por otra parte la regularidad del campeonato y la calidad de los premios que se ofrecen atraen a equipos de diferentes barrios5, esto ha conferido cierto prestigio a esta Liga.

    A pesar de tratarse de una organización deportiva, la misma no ha podido mantenerse totalmente independiente de las organizaciones más institucionales, en especial de la Junta de Vecinos, la cuál ha reclamado cierta participación en la misma a causa de su prestigio y su ya mencionada capacidad económica, cualidades que según los dirigentes vecinales deben ser aprovechadas en beneficio del barrio, y noen beneficio del bolsillo de los "dirigentes" de la Liga:

    "Las ligas siempre tienen un financiamiento, una entrada cuando hay un campeonato, si el dirigente maneja hay para poder financiar (obras), si el presidente de la liga maneja bien hay eso, sin embargo, aquí no ocurre eso, se ha organizado un campeonato, ha habido un presidente de la liga que ha sacado el beneficio para su bolsillo, para la liga no hay nada, para el apoyo de la zona no hay nada " (ex-dirigente vecinal)6.

    Sin embargo, las diferencias no sólo se plantean con otras organizaciones del barrio, sino ambién hacia el interior, algunos de los dirigentes antiguos de la Liga han manifestado su molestia por tener que ceder sus puestos a postulantes jóvenes (ver también Riveros 1999:296). Alguno de ellos llegó incluso a inundar el campo deportivo para impedir la adecuada realización de partidos bajo la nueva dirigencia que había sido elegida por votación.

    Según Ticona (2000:53, 77), uno de los rasgos que diferenciaba la trayectoria personal de los jóvenes en el campo de la de sus mayores, fue la práctica del fútbol, iniciada desde los años 20 y altamente popularizada desde los años 50 en al ámbito rural, la misma "se convierte en una especie de empuje de ascenso de los jóvenes que se enfrentan con los mayores en las decisiones del ayllu" (...) la masificación del fútbol corresponde a la extensión de la ciudadanía y esto ilustra el espacio donde sobresale el individuo en un conjunto y el grupo (como equipo de fútbol) por su propia habilidad y consenso, sin depender de las relaciones fuera del campo de juego, ni las vinculaciones familiares ni el prestigio de los antepasados. Se valora la destreza, la rapidez, la capacidad de esquivar o 'burlar' al adversario y por último la competencia y el triunfo".

    A pesar de que fue la generación de los actuales adultos la que formó parte del proceso descrito por Ticona, para muchos jóvenes en Villa Tunari, la dirigencia de la Liga es considerada aún como el peldaño inicial de una escalera que puede llevarlos a ocupar cargos como el de presidente de la Junta de Vecinos o de la Junta Escolar y más adelante otras posiciones de importancia en la ciudad de El Alto. Las disputas entre adultos y jóvenes por el manejo de este espacio parecen corresponder con esta valoración conjunta del ámbito deportivo, sin embargo por tratarse de una actividad en que la destreza física es fundamental, la edad supone una limitación para una participación muy prolongada de un individuo en calidad de 'jugador'.

    No obstante, la experiencia, la honestidad y las buenas relaciones entre presidente y miembros de la Liga así como entre dirigente de equipo y jugadores puede prolongar la participación en el espacio dirigencial. Al respecto, es importante tomar en cuenta las formas en las que estas relaciones se fortalecen, importancia de la responsabilidad del dirigente o del "cariño" del presidente de equipo a sus jugadores, dándoles un refrigerio por partido, apoyándolos con sus pasajes o compartiendo el premio con ellos, aún cuando podría quedárselo para sí (y algunos lo hacen), toda vez que es él, aún siendo, muy joven quien hace toda la inversión necesaria para la participación del equipo en el campeonato, desde el vestuario hasta los demás pagos requeridos por la Liga.

    La participación de los jóvenes en espacios dirigenciales no sólo se ha visto dificultada en el caso de la Liga deportiva, sino también en ámbitos como la Junta Escolar y la Junta de Vecinos. Según los propios dirigentes de Villa Tunari, se espera que las cinco primeras carteras sean ocupadas por vecinos con cierta antigüedad en el barrio y por personas que dispongan del tiempo suficiente para ejercer el cargo con la mayor regularidad posible. En este ámbito, la experiencia debe ser un requisito importante y está ligada a la responsabilidad, si bien los reglamentos permiten que una persona joven asuma la dirigencia, en la práctica, los vecinos eligen a una persona adulta que tenga familia y casa propia7. Aunque recientemente se han estado incluyendo a personas jóvenes en las directivas debido a que son propietarios, no se lo hace en las carteras más importantes:

    "Hay jóvenes por ejemplo, participan Junta Vecinal, en este última gestión 2002 ha participado, pero la Junta misma tiene seguir con mayores, porque no tienen tanta responsabilidad, eso hay que ser claro, porque porahi el joven no es vecino, no es propietario"

    (...) "Por lo menos los cinco carteras principales deben ser vecinos, que sea propietario, por lo menos que ha radicado en la zona tres años o mas. Esas carteras son principales que tienen que ser, es indispensable, los demás carteras claro pueden pasar a jóvenes porque no es tanta responsabilidad*".

    Además de estas restricciones (ver Guaygua 2001:143), la importancia de la Junta Vecinal y la Junta Escolar como espacios de autoridad reconocidos, parece haber estado declinando tanto para los jóvenes como para los vecinos del barrio en general, debido a diferentes motivos, entre los que se puede contar el hecho de que la zona haya cubierto -aunque no hace mucho-sus necesidades de servicios básicos, aspecto que ha reducido notoriamente la participación vecinal en las actividades de la Junta de Vecinos, las mismas que han quedado mucho más en manos de sus directivos. Los vecinos afirman no participar debido a los pocos resultados que se obtienen al hacerlo, además manifiestan desconfianza hacia sus dirigentes por factores como la poca información y consulta que estos dirigen hacia sus bases, la centralización del poder que algunos llevan a cabo, además del beneficio personal que se dice obtienen del cargo a través de malos manejos de los recursos o su articulación con espacios y agentes gracias a los cuáles pueden conseguir empleos y otros beneficios, se cuenta que esto sucede muchas veces en perjuicio de los intereses vecinales.

    Los dirigentes, por su parte, afirman que mucha gente no asume o abandona algún cargo al darse cuenta de que en este no se recibe ni remuneración, ni reconocimiento por todo el esfuerzo y el sacrificio que se debe realizar en el mismo, además del poco tiempo que queda para llevar a cabo las actividades propias.

    Algunos jóvenes, en especial hijos de antiguos dirigentes han empezado a ocupar algunas carteras en los espacios dirigenciales en el barrio, sin embargo, los adultos afirman que varios de ellos han abandonado sus responsabilidades como dirigentes, y esto también se debe a la falta de apoyo de sus padres. De esta forma se concibe a estos dirigentes, y al éxito de sus labores como aún dependientes de las acciones de sus mayores.

    Aunque en barrios como Villa Tunari, la función de dirigente vecinal no ha perdido del todo su importancia, parece tener cada vez menor prestigio con respecto a otras ocupaciones remuneradas y mucho mejor reconocidas en el ámbito urbano.

    Los espacios de lo prohibido

    Para la mayor parte de los entrevistados varios de los espacios "en la calle", situados más allá de los límites del hogar son vistos por los adultos de Villa Tunari como inapropiados e incluso peligrosos para los jóvenes. Sitios tales como las plazas, bares, discotecas y tilines son directamente relacionados con el alcoholismo, las drogas, el sexo, el abandono de responsabilidades y la delincuencia (ver Archondo 1999:87; Guaygua et al. 2000:49, 100-101).

    Haciendo comparaciones con la situación del ámbito rural, los adultos plantean las razones por las que en éste resulta menos probable la conformación de grupos juveniles afirmando que el tiempo libre es dedicado al deporte, en especial a la práctica del fútbol, los sábados y domingos. La ausencia de luz eléctrica en las comunidades impide que los jóvenes se dediquen a realizar actividades en locales nocturnos, los únicos lugares posibles de reunión son la plaza del pueblo o las canchas. Se dice que esta realidad era muy similar a la de los primeros años de la zona cuando los hijos se dedicaban a actividades más "sanas" y sus padres podían estar mucho más cerca de ellos en sus actividades recreativas.

    Cuando los varones se dedicaban sólo a jugar fútbol o tocar instrumentos, y las mujeres generalmente permanecían en casa para ayudar a la madre en las labores domésticas.

    Esta lectura que relaciona el abandono de responsabilidades por parte de los jóvenes con ciertos espacios de reunión, en los que pueden convertirse en "mal caminos", es uno de los componentes más importantes de la percepción general que tienen los adultos sobre la situación juvenil en la zona, tanto es así que plazas, bares, discotecas y locales de juegos electrónicos se convierten en los referentes concretos hacia donde han dirigido su reflexión con respecto a los problemas juveniles, así como las acciones para plantear posibles soluciones a los mismos.

    Uno de los asuntos que más ha estado preocupando a los vecinos de la zona Villa Tunari y a los de varios distritos de la ciudad de El Alto ha sido la conformación de grupos juveniles a los cuáles se les da el nombre de "pandillas". Por su parte, varios de los delitos que no se resuelven y que son publicados en los periódicos áltenos son atribuidos de forma casi automática a estos grupos o por lo menos se ubica a los mismos entre los principales sujetos de sospecha9.

    Los lugares de diversión de los jóvenes son relacionados por los adultos con el tema delincuencial, las pandillas y los grupos de alcohólicos e inhaladores de clefa. Los vecinos no necesariamente establecen una clara diferenciación entre estos diferentes tipos de grupos, frecuentemente se tiene la idea que tantos unos como otros están compuestos por jóvenes de las familias del propio barrio o barrios aledaños como Villa Esperanza o Los Andes, y que ellos al asistir a estos sitios están en riesgo de involucrarse en alguno de estos grupos.

    La zona de Villa Tunari, según los relatos de los vecinos era considerada por la policía alteña como una zona roja debido a la cantidad y gravedad de los delitos que se cometían en esta, los mismos que también eran asociados con las 'pandillas'. Las posibles acciones de estas, se muestran en sus testimonios como una amenaza difícil de contener para la seguridad no solamente de los vecinos, sino también de los propios jóvenes. Ciertos crímenes que se cometen en la zona son atribuidos a las 'pandillas', sin embargo, no siempre se ha podido dar con quienes llevaron a cabo estos hechos, lo cuál hace de esta identificación, según reconocen los entrevistados, parte de las conjeturas y de los rumores que se hacen para explicar sus causas: "Es un poco peligroso para el vecindario, hemos visto que es peligroso que hay alguna persona que está caminando lo asaltan, lo pegan"; "hemos escuchado pero no he visto, por rumores por comentarios que hay algunos aparecen puñaleados con arma blanca, hay gente por ejemplo borrachos, personas mayores que en estado de ebriedad lo asaltan, lo desvisten eso lo que cuentan ".

    "Demasiado pandilla camina por esta zona más que todo, hasta aquí año pasado todo nos ha apedreado, todo nos ha roto nuestros vidrios, apenas no hay que mirar ni a esas pandillas, apenas le miramos ya nomás nos da con piedra ya, muy peligroso es, mucha gente muere en esta zona, aquí al frente en el puente, cada vez aparecen muertos ".

    Muchos atribuyen la participación de los jóvenes en las "pandillas" y en otro tipo de grupos a las difíciles condiciones de vida de muchas familias de El Alto, se mencionan problemas económicos y falta de empleo que generan conflictos al interior de las mismas y que pueden desencadenar en violencia y abandono del hogar. Las dificultades para cubrir todas sus necesidades y expectativas, producen "decepción" en muchos jóvenes, la misma que los lleva a consumir alcohol e inhalar clefa. Para algunas personas la participación de los jóvenes en estos espacios se inicia para evitar el hostigamiento o la posible agresión de otros grupos. Otras razones mencionadas que sin embargo no excluyen a esta, son la búsqueda de prestigio personal entre los demás jóvenes, y la presencia de un familiar o un hermano en algún grupo, cuya habilidad y prestigio además se desean copiar (Ver también Guaygua et. al. 2000:59):

    "También los pequeños están muy cercanos porque sus hermanos también son pandilleros ya saben no: 'me querían agarrar pero les he dicho 'soy el hermano del Taño,', el Taño' era como el jefe no lo han agarrado, entonces se respetan también: 'sino me hubieran pegado'. Parece que es un círculo rotativo en torno a eso ' mi hermano mayor es, entonces lo que es mi hermano voy a ser yo' como se dice como alguien a quien copiar ".

    No obstante, otra razón que se menciona con mucha frecuencia es la falta de control por parte de los padres y el mal ejemplo que ellos mismos puedan dar a sus hijos, por ello la participación de los jóvenes en pandillas no es vista como algo exclusivo de los más pobres, sino como una realidad que también atañe a jóvenes de colegios particulares, es decir; a jóvenes "más ricos".

    "No pues, sus padres ya no están al tanto de ellos, no están al tanto también sus papas deben tomar así nomás tal vez, por eso el hijo también está así quién sabe su papá donde está, y los hijos sin control, no hay quien le controle y ahi nomás está ".

    Un aspecto que llama la atención a los padres de familia es la agresividad con la que estos grupos atacan a vecinos que "no tienen nada que ver" así como con la que se enfrentan entre sí. Los adultos no hallan y si lo hacen, no comprenden razones o motivaciones lo suficientemente valederas en personas tan jóvenes y con tan pocas obligaciones, como para enfrentarse a otros con palos y piedras o incluso navajas y cuchillos.

    "Un choque que tienen ellos y se agarran futa a palazos por lo menos, con palos hasta manejan arma blanca y todo (...) como si fueran entre enemigos más o menos, un grupo está en este lado entonces se agarran a pelear, yo veo: qué hacen peleando! no se qué bronca tienen, qué será pues más o menos, eso falta saber, yo veo que entre los dos grupos que chocan uta, se agarran con palo, en ese grupo yo he visto por ejemplo participan chicos de diez, doce años ".

    Una de las entrevistadas al describir la experiencia de su hija en alguna pelea con otras jóvenes componentes de "pandillas" de Villa Esperanza, afirmaba que hoy en día: "los jóvenes están locos ", esto debido a la violencia con la que suelen actuar y a la dificultad de ejercer control sobre ellos. A pesar de que 'espera' que su hija no haya participaco en pandillas, manifestaba cierta desconfianza al respecto, en especial por todas las acciones que ella como madre no pudo presenciar:

    uYo decía: ¿estará mi hija en esas pandillas?, hartos problemas me traía, le han agarrado, ha aparecido desmayada la chica, le hemos traído todo su ropa lleno de tierra, su cabello así despeinado, en el Complejo (Villa Esperanza) le habían pegado unas chicas de un grupo ".

    Sin embargo, según su madre, hoy en día su situación ha cambiado, ahora está casada y tiene hijos, por lo cuál ha asumido una serie de responsabilidades que le impiden reunirse con sus amigos y continuar en el riesgo de relacionarse con ámbitos como el de las pandillas. No obstante, se asegura que para muchos jóvenes desvincularse de su grupo resulta ser mucho más difícil, ya que puede poner en riesgo su propia vida:

    "Una vez ya entrado en esa pandilla ya son fichados dice, si ya no puede salir dice, si se sale es buscado con esos chicos le pueden pegar hasta le pueden matar, si han pasado esas cosas en esta zona "(...) "Se han salido, después le han encontrado le han puñaleado todo, el otro día estoy viendo aquí a la tienda con ocho jóvenes le han agarrado a un joven le han puñaleado, se había salido del grupo, se había perdido hasta que le han ubicado, así lo pegan ".

    En aspectos como estos se manifiesta la fuerza de estos grupos no sólo para "atraer" a nuevos componentes sino también para mantenerlos en su interior. En la visión de la gente del barrio se trata de agrupaciones organizadas, las mismas que tienen cierta estructura y normas a la cuál deben obedecer sus miembros:

    "Sí, dice que tienen jefes, uno nomás es jefe, a él le tienen que hacer caso ".

    Los vecinos consideran sin embargo, que los principales problemas para los jóvenes, como el alcoholismo y la conformación de "pandillas" no sólo se generan en estos lugares menos legítimos, sino también en aquellos espacios donde se depositan una serie de expectativas adultas:

    "Porque ese, el grupo no se forma por la calle creo que es así del colegio mismo sale también, yo veo ¿no?, viene un colegio contra un colegio, hay diferentes zonas que creo que existen pandillas juveniles ".

    Algunos adultos consideran incluso que son los propios profesores quienes son de alguna forma responsables de esto, debido a que ellos han comenzado a incentivar entre los estudiantes la realización de 'trabajos en grupo', algo que antes no se llevaba a cabo en los colegios y con lo que ellos afirman no estar de acuerdo, por otra parte también puede tratarse de sólo de un pretexto de los jóvenes quienes "con ese disimulo" buscan salir (ver también Guaygua et al. 2000:63). Los maestros también son responsabilizados de estos problemas por "dejar desamparados" a los niños y jóvenes del colegio al abandonar sus funciones por paros del magisterio o por otros motivos personales, en afirmaciones como esa se muestra la confianza que los adultos depositan en instituciones como la escuela y en las personas que las componen para garantizar el éxito de sushijos en el futuro.

    La aparición de bares y discotecas cerca de la Universidad de El Alto, dadas sus expectativas preocupa y 'entristece' a muchos padres de familia y vecinos por el hecho de que los jóvenes luego de salir de esta se reúnen en estos lugares para hacer una serie de 'cosas indebidas'.

    Como se puede observar en el discurso de los adultos los diversos espacios en los que los jóvenes participan son vistos como inapropiados y peligrosos, las actividades que en estos se realizan perjudican según los adultos la posibilidad de que sus expectativas sean alcanzadas. Así también aquellos espacios considerados como más legítimos como el de las fiestas o el dirigencial a los cuáles ellos mismos como adultos procuran en muchas ocasiones acceder, se encuentran parcialmente cerrados a la intervención de jóvenes, alegando especialmente su "falta de responsabilidad" y experiencia, por su parte, algunos requisitos estatuidos, como el de tener casa propia o varios años de residencia en la zona contribuyen a esta restricción.

     

    Formas de Control Adulto

    El control vecinal

    A continuación, se exponen algunos testimonios sobre la manera en la que los adultos ejercen control sobre los jóvenes en la zona de Villa Tunari.

    Los vecinos frecuentemente cuestionan la capacidad de la Policía para atender y controlar cualquier asunto que tenga que ver con delincuencia y más aún si el mismo está relacionado con las pandillas. Los policías frecuentemente son superados en número por los jóvenes y en algunas ocasiones han sido agredidos por ellos, sin poder realizar por ello ninguna acción efectiva. Se afirma también que frecuentemente cuando son llamados a atender algún problema en la zona, llegan después de mucho tiempo o simplemente no lo hacen, porque al tratarse de una zona donde la gente tiene muy pocos recursos, no podrán obtener nada a cambio. Por otra parte, se dice que los patrulleros suelen afirmar no tener gasolina para sus vehículos, gasto que casi siempre corre por cuenta de los vecinos, aunque suponen que casi siempre es un pretexto de los Policías para no asistir o recibir algo de dinero.

    Los propios habitantes de Villa Tunari han decidido emprender acciones para enfrentarse a lo que ellos consideran una amenaza para la seguridad tanto de sus hijos como del resto de los habitantes del barrio. Las mismas, se han dirigido a conformar grupos para realizar rondas de vigilancia, o para tratar de clausurar los locales nocturnos que han empezado a abrirse en gran cantidad en las inmediaciones de la Avenida Juan Pablo II. En este intento, han tratado de convencer a los dirigentes de las Juntas Vecinales para que encabecen estos actos colectivos . Ellos por su parte, han persuadido a sus bases de tomar acciones contra estos locales puesto que los mismos cuentan con una autorización de la Alcaldía para funcionar y por otro lado por el temor a que estas pudieran desencadenar en situaciones difíciles de manejar, como alguna vez ya había sucedido:

    Existen algunos relatos que hablan de que en los primeros años de existencia de la zona, la ausencia de Policía en las cercanías obligaba a los vecinos a ejercer control y a administrar justicia por sí solos. Los dirigentes vecinales tuvieron que asumir funciones similares a las del Secretario de Justicia o al Secretario General en el campo, en la ejecución de estas acciones había un importante nivel de participación del conjunto de los vecinos, así como cierta presión desde ellos para que las mismas se lleven a cabo. Los dirigentes antiguos recuerdan el caso de un enfrentamiento con un grupo de jóvenes que no quería abandonar una casa que habían alquilado a un vecino del barrio, la misma, había sido usada para guardar objetos robados y realizar otro tipo de actos 'indebidos' que molestaban a los pobladores, como beber y 'llevar mujeres' a la casa. Ante la solicitud del dueño, el dirigente decidió intervenir para desalojar a los inquilinos con la ayuda de un grupo de vecinos, quienes, al verse agredidos por ellos, reaccionaron violentamente, sin que éste pudiera controlar el curso de los eventos. El conflicto concluyó con la muerte de dos de los jóvenes que armados se habían resistido al desalojo. El dirigente tuvo que someterse a pasar un tiempo en la cárcel puesto que se lo responsabilizó por todo lo sucedido.

    La gente de Villa Tunari sin embarg,o cita diferentes motivos por los cuáles resulta mucho más difícil para los dirigentes realizar esta tarea de control. Asumen que ellos tienen miedo a enfrentarse con los jóvenes casi siempre más fuertes y más numerosos.

    "Tienen miedo ellos, las pandilas son peligrosos tienen miedo, son jóvenes pues, no, mejor no meterse con ellos ".

    Según los propios dirigentes, una simple llamada de atención puede desencadenar en un enfrentamiento verbal e incluso físico con los jóvenes. Puesto que los mismos tanto sobrios como ebrios, o bajo la influencia de alguna droga podrían actuar con mucha falta de respeto e incluso violencia hacia los adultos, incluso aunque estos sean dirigentes vecinales u otro tipo de autoridad.

    Al hacer una comparación de la situación de los jóvenes en la ciudad con la de los jóvenes en el campo, algunos de los entrevistados se refieren a ejemplos de algunas de las acciones por las que en sus pueblos y comunidades de origen se ejerce control y se imponen sanciones a estos para que sus actos estén de acuerdo con ciertas normas. Aunque es muy posible que los mismos no reflejen la diversidad de acciones que se puedan tomar en este sentido, creemos que citarlos será útil para aproximarnos a algunas similitudes y diferencias entre el espacio rural y el espacio urbano con respecto a este tema.

    Los testimonios cuentan que cuando se realizaba alguna pelea juvenil en las fiestas del pueblo o en algún otro espacio, los padres del agredido acudían al Secretario General en busca de una sanción para el agresor. Entonces, el Secretario General o el Secretario de Justicia hacía llegar una citación a este, no de forma personal, sino enviando a otra persona en su nombre, sólo en caso de que la misma no haya sido atendida (hecho poco frecuente), era la autoridad la que buscaba al agresor para que éste declarase sobre lo sucedido:

    Es importante notar el hecho de que el dirigente envíe un intermediario para hacer un citación, y sólo asiste en caso de que este primer aviso no sea escuchado, de este modo parece afirmar su posición de autoridad manifestando una distancia evidente con respecto al joven infractor. Por otra parte, el sancionado termina siendo aquél que cometió la agresión física y no así la persona agredida verbalmente, aunque esta haya sido la que inició el pleito, esto se debe a que se dice que "nadie puede pegar a nadie", los involucrados "deben aguantarse" antes de causar daño físico a otra persona. Los padres de la persona lastimada solían solicitar una sanción al Secretario General, quien generalmente imponía una multa:

    " 'Secretario General, sanciónemelo, para que no estén peleando en otra, que tenga multa', así y en otra ya no, tienen miedo ya, digamos si se pelea nuevamente va a perder unos 300 bs. ¿De dónde va a sacar?, y ya temen a eso, a esa multa ".

    La intervención en problemas de tipo comunal, aparece como una "obligación" entre las funciones dirigenciales: peleas en fiestas, conflictos entre familias, robos, así como cualquier otra situación que altere el ritmo habitual del pueblo. Según los testimonios, estos eran asuntos que el Secretario General o el Secretario de Justicia no podían negarse a atender. Esta tarea no se limitaba a arbitrar o buscar una solución a diferencias o a ejercer cierto control, sino incluso a administrar justicia, según los testimonios estas eran funciones similares a la que cumpliría la policía o un juez en la ciudad, en especial el caso de algunas comunidades en las que estas autpridades estaban ausentes por completo. En ocasiones en las que la autoridad comunal no podía resolver algún conflicto, se encargaba de llevar personalmente a los involucrados a alguna instancia policial de El Alto o de La Paz.

    También se describe el castigo impuesto a un vecino de un pueblo y a sus jóvenes hijos quienes habían robado en varias casas. En base a las sospechas que se tenían, las autoridades decidieron "prestarse" a los jóvenes de 4to. Medio del colegio para poder revisar la casa de los supuestos culpables, sin que estos -en especial los más jóvenes- pudieran agredir a los dirigentes de mayor edad.

    "Han sacado los jóvenes del colegio, a los de cuarto medio les ha llevado, esos rateritos, jovencitos nomás eran por ahí a los mayores, mi papá ya mayor, es por ahí los mayores les pega algo levanta la mano, los jóvenes de cuarto medio se han prestado ".

    Durante la revisión de la casa, se encontraron, enterrados en el piso de una habitación todos los objetos desaparecidos, sin embargo, el padre de los jóvenes había huido y sus dos hijos fueron llevados a la Sede Social del pueblo y encerrados durante dos noches sin recibir comida ni bebida alguna. Después del encierro fueron castigados por las autoridades de mayor edad en el pueblo:

    "Otros señores les suena, no, el Secretario General, no sonaba, otros señores, mayores, hay eses yatiris, ellos les castiga a chicotes".

    Luego del castigo, los jóvenes "han escarmentado" y no volvieron a cometer ninguna falta, el padre de ellos por su parte, huyó no sólo del castigo sino también del pueblo, se cree que se fue a la ciudad y que allí "debe seguir robando ". De este modo, se manifiesta cierta confianza en la eficacia en la sanción, el hecho de que los jóvenes hayan escarmentado al recibirla fortalece esta noción. De quién no la recibe se supone que continuará cometiendo una serie de faltas.

    Es importante tomar en cuenta la labor de las autoridades mayores en este caso, pues son ellos, los más viejos, los únicos con la capacidad para castigar a algún infractor. De este modo, el castigo físico aparece como una sanción que se establece por niveles: un transgresor es "chicoteado" sólo por una persona con mayor edad y autoridad. Aunque ésta no provenga del ejercicio activo de un cargo en el momento de la sanción, sino de la experiencia acumulada a lo largo de varios años cumpliendo una serie de funciones en el pueblo.

    Para hacer efectiva la sanción, se apela a dos elementos: por un lado, la fuerza física de los jóvenes de los últimos cursos de colegio, la misma que es usada en algunos casos en los que la edad o la sola fuerza de la autoridad podría ser insuficiente o en los que la fuerza Policial es inexistente y, por otro, a la mayor autoridad moral y prestigio de las autoridades más antiguas, quienes con su presencia parecen además legitimar las acciones del dirigente en ejercicio y tener la posibilidad de que el infractor obedezca y corrija su falta (ver también Guaygua et. al. 2000:51).

    Los relatos nos hablan de casos en los que los dirigentes comunales intervenían en espacios como la escuela o la propia familia cuando alguien cometía alguna infracción. Existen testimonios en los que se muestra al Secretario General con la potestad de entrar en la escuela para dar una reprimenda a los estudiantes que demostraban un mal comportamiento. Una de las entrevistas cuenta que en una ocasión algunas estudiantes del colegio de su pueblo de entre 15 y 16 años se habían escapado del mismo para irse a espiar a los muchachos de otro colegio. Cuando el director de la escuela se enteró, envió una citación a cada uno de los padres de las chicas, cada uno de los cuáles se dirigió a la escuela "chicote10" en mano:

    "Su papá viene, con chicote grande, es obligatorio ir donde sea con chicote, mi papá igual tiene chicote, con chicote grande va su papá ".

    Una vez allí, pusieron a las jóvenes delante de todo el colegio. Los adultos, luego de referirse a la necesidad de un escarmiento, dado el sacrificio que supone conseguir dinero en el campo para lograr que ellas estudien, procedieron con el castigo físico (Ver también Guaygua et. al. 2000: 53). Una vez que hicieron que se pusieran de rodillas:

    "Cada papá se sonaba a sus hijas, unos cuatro chicotazos, buen chicotazo, hay pobre de ellas!, y lloraban ellas, y así poco apoco tienen miedo ps ya no van cuando se hacen castigar"

    El dirigente comunal presenciaba la reprimenda verbal y el castigo que cada padre daba a sus hijas en frente de todos, pero aunque portaba también un chicote no participaba de este último aun cuando así se lo pidieran:

    'Sánamelo don Benito a mi hija', 'no puedo', ha dicho, 'si ya le has castigado, ¿para qué?' ha dicho, no, no quería 'yo no soy su papá'"

    El castigo infringido a las jóvenes, dio lugar a que ellas tuvieran "miedo" de volver a cometer la misma falta. El mismo sin embargo, a través de la vergüenza parece haber tenido incidencia no sólo en ellas sino también en sus padres. Las características ceremoniales y públicas del castigo, y la adhesión incondicional de los adultos al mismo, parecen estar relacionadas con el nivel de eficacia de ciertas normas y principios de carácter moral que deben contemplarse en la relación entre padres e hijos, y entre adultos y jóvenes. Así también, la propia capacidad de la autoridad para actuar con efectividad en situaciones como estas, parece estar influida en buena medida por la coherencia que ella misma demuestre con estos parámetros, al manifestar un comportamiento armonioso y disciplinado en su vida familiar y comunitaria.

    El propio dirigente para ser elegido debe contar - al menos idealmente -, con la 'autoridad moral' para participar del castigo o llegar a ejercerlo, la misma estará basada en su experiencia, sus buenas relaciones tanto con su comunidad como con su familia y en el hecho de que en su hogar los problemas de disciplina son evitados o controlados adecuadamente:

    "Tiene que saber respetar a la gente, se fijan pues cómo viven en su lugar, cómo es en su familia, esa familia qué clase de familia es, eso también se fijan... " (...)"mi papá siempre ha andado bien con mi familia: 'esa familia no pelean tanto con sus hermanos 'ni, hay veces ni con mi mamá, por eso también le han elegido a mi papá...".

    La solicitud que uno de los padres hace al dirigente, de castigar a su hija, parecía responder a la vergüenza que experimentaban por la falta cometida por sus hijas, y aparentemente tendía a demostrar que en verdad ejercía autoridad sobre ellas cumpliendo con el deber socialmente exigido de mantener control e impartir disciplina en su familia. La respuesta del Secretario general, aunque negativa parece responder al principio de que el buen comportamiento es un valor cuya transmisión es obligación del padre, el dirigente vela por la comunidad, el padre por su familia.

    El testimonio muestra al Dirigente Comunal interviniendo en el espacio colegial para encargarse de controlar la solución de un problema de disciplina estudiantil. No obstante, su presencia también motivaba actitudes de los padres que demostraban su adhesión a las normas y obligaciones reacionadas con el control de las acciones de sus hijas.

    Control social sobre los propios adultos

    Una de las entrevistadas, describió cierto caso de un pueblo en el altiplano paceño en el que todas las pertenencias de los profesores fueron robadas de la casa en la que estos vivían. A pesar de los reclamos de los maestros no se podía dar con los autores, lo cuál llegó incluso a producir discusiones entre los dirigentes de la comunidad ya que se acusaban mutuamente de no "movilizarse" para solucionar el problema. Finalmente trataron de hallar a los culpables con la intervención de un importante número de yatiris:

    "Todos los jóvenes que saben andar así por grupitos sus nombres han puesto a la coca dice pues, después no, no podían nada dice, otra persona han sacado: "puede ser, no, no es" diciendo, "puede ser, entonces hartas personas".

    Ni siquiera los más hábiles yatiris pudieron saber con ayuda de la coca quien había realizado el robo, hasta que uno de ellos considerado como el menos calificado, irónicamente obtuvo buenos resultados, aseguró que el autor del robo era un joven que vivía muy cerca de la casa que había sido asaltada. Los dirigentes preguntaron úyatiri cómo iban a encarar al joven para que devolviera lo robado, éste les sugirió ir a su casa y acusarlo frontalmente puesto que así él se asustaría y llegaría a confesar. El Secretario General y el Secretario de Justicia se dirigieron a la casa del joven y evitando la posible protección de su madre al decirle que su hijo había roto los vidrios de la vivienda, lograron enfrentarse con él:

    "¿Cierto estás haciendo esas cosas, cuándo has hecho?..., 'Noyo soy siempre, pero con mi amigo he hecho pero, no hecho sólo'..., y ahí nomás se han hecho pescar ".

    Posteriormente el Secretario General convocó a los acusados y al resto de la comunidad a su casa para establecer la sanción que estos debían tener. El dinero que los jóvenes obtuvieron por la venta de los objetos robados había sido utilizado para participar de un campeonato deportivo y para realizar otro tipo de gastos. Luego de que se devolviera un monto aproximado al que se consideraba que costaban los objetos robados, se compró una vaca con cuya venta se pudo devolver una suma de dinero a cada profesor afectado. En caso de no haber devuelto lo robado, se afirma que los jóvenes habrían continuado provocando aún más 'vergüenza' para sus familias:

    "Si no devolvían los chicos hubieran expulsado del colegio, estaba ps en colegio ese joven, expulsado nunca más vuelve si expulsan, no va a poder volver y una vergüenza sería para la gente, para esa familia, la gente mira pues ".

    Además de los elementos importantes que provee el relato, como que la búsqueda de los culpables es realizada por medio de la lectura de la coca, que manifiesta la importancia de los métodos rituales cuando otras posibilidades se han agotado y cuando existe mucha urgencia de dar con el autor. Se considera que la madre del joven podría protegerlo de la sanción, y mienten sobre el motivo de su visita, los jóvenes admiten su culpa y no existe mayor sanción que la devolución de lo robado por medio de la compra de ganado. Lo robado es utilizado casualmente en los gastos de un campeonato deportivo. El testimonio manifiesta que las faltas de los hijos son observadas por el resto de la comunidad y esto da lugar a que sus infracciones sean motivo de una gran vergüenza para sus padres.

    Otro testimonio describe también algo de las nociones y acciones de los adultos en el ámbito rural, cuando se enfrentan con jóvenes que se resisten a adecuarse a las normas. Se habla de algún joven que evitaba el control y se revelaba ante este, su falta de adhesión a las normas generaba enfrentamientos con los adultos a causa no sólo de su comportamiento inadecuado, sino por su negativa a someterse a las acciones que tomaban ellos para corregirlo:

    "Al director le contestaba, si le reñía le contestaba: 'vos no eres mi papá 'entonces si el Secretario de Justicia le sonaba a ese chico, se vengaba, vengativo era ese chico: 'si ahora me estarás pegando pues, sonando, después de bajada vas a estar yo voy a estar joven, ahí nos veremos ' sabe decir, a quien sea lo dice, ese chico maldito era ".

    Los profesores usaban el calificativo de "oveja negra" y a pesar de haber sido castigado físicamente en varias ocasiones por su padre: "no escarmentaba". Su actitud ante cualquier autoridad era agresiva en especial cuando ésta trataba de reprenderlo. Se cuenta como el padre del joven recurría a las autoridades del pueblo para tratar de controlar el comportamiento de su hijo, sin embargo, fue el quien terminó siendo reprendido por estas, y se le negó cualquier ayuda:

    "Se ha quejado su papá del chico, "no ", le ha dicho, "bastantes quejas tiene su hijo, no, no puedo hacer nada, vaya a quejarse donde sea ha dicho, no tu hijo no se hace caso, tú no sabes educar bien a tu hijo ".

    En el testimonio el muchacho es calificado como 'oveja negra', 'maldito' y 'vengativo'. En su frase de amenaza a las autoridades, se hace una interesante alusión al tema de la fuerza física de los jóvenes, que como se verá, más adelante es recurrente en el discurso de los entrevistados, él afirmaba que su fuerza estaría en aumento cuando la de ellos estuviera declinando. Aquél día él sería 'joven' y ellos estarían de bajada.

    Por otra perte, fue el padre a quien se responsabilizó directamente por el comportamiento de su hijo. La sanciones en su caso no fueron efectivas, finalmente el muchacho abandonó el pueblo a escondidas y se cree que se dirigió hacia la ciudad.

    Con respecto al ámbito urbano, los vecinos describen un caso en el cuál una 'pandilla' tuvo problemas con una institución de acción social que trabajan en la zona. La misma, tiene entre sus miembros a ciudadanos áltenos, migrantes de primera o segunda generación. En una ocasión tuvieron la idea de realizar una fiesta de confraternización que reuniera a los jóvenes con los que habitualmente trabajaba y a algunos amigos cercanos a estos. La intención era precisamente atraer a estos últimos para poder incorporarlos en sus actividades. Llegada la noche, la asistencia fue mucho mayor y más diversa de lo esperado:

    "Cuando ha empezado la música, afuera habían hartos jóvenes, pero estos jóvenes en su aspecto físico, estaban todos de negro con sus pañoletas, las mismas chicas con unas tipo boina, su misma pintura bien extrovertida, bien fuerte".

    A buena parte de aquellos que se les dejó entrar por ser amigos de los jóvenes que realizaban actividades con la institución, se les decomisó cigarrillos y botellitas de alcohol potable. El resto de los jóvenes comenzó a impacientarse ya que aunque afirmaban que iban a pagar el precio de la entrada, no se les permitía el ingreso. Se les decía que no se trataba de una "fiesta bailable", es decir; una fiesta abierta al público sino de una "sólo para amigos", no obstante, esta se realizó en el patio de la institución el mismo que esta separado de la calle por una reja que permitía ver desde el exterior todo lo que pasaba en el interior. Algunos de los que se quedaron afuera comenzaron a restregar botellas contra la reja, lo cuál generó la reacción de algunos miembros de la institución quienes pretendieron expulsar a los jóvenes del lugar. Frente a esto, ellos reaccionaron lanzando una lluvia de piedras hacia el edificio y al interior del patio donde bailaban los asistentes. Algunas personas fueron lastimadas y todos los vidrios fueron rotos, así como algunos otros objetos recibieron daños a causa de la gran cantidad de pedradas que lanzaron los aproximadamente 40 jóvenes que se quedaron afuera. Las llamadas telefónicas a la Policía no lograron una respuesta, sino hasta después de 45 minutos.

    El grupo de jóvenes corrió hacia la avenida Juan Pablo II, en el trayecto, algunos continuaron haciendo destrozos, luego de atacar un Taxi, dos jóvenes y una muchacha fueron atrapados por el dueño del mismo. En seguida llegó la patrulla que los llevó detenidos a la Policía Técnica Judicial de El Alto.

    En la audiencia del día siguiente en la PTJ, la apariencia de los jóvenes había cambiado notoriamente, algo que sorprendió al dueño del Taxi y a los miembros de la Institución quienes también sentaron una denuncia ante esa instancia:

    "Han venido los jovencitos con sus papas, pero era un cambio total, por la noche es diferente y al día siguiente como todo se ve, los mismos jovencitos, ya la muchacha estaba con una falda larga, y una manta de su mamá se había puesto, con sombrerito, o sea era un cambio total no era el de día antes ".

    Algo que también desagradó a los denunciantes fue el apoyo que los jóvenes recibían de sus padres, quienes afirmaban que sus hijos salieron sólo por "un ratito", puesto que tenían una fiesta. Puesto que esta afirmación implicaba que sus padres sabían dónde estaban yendo y que estas salidas además eran controladas y poco frecuentes, no era creída por los denunciantes.

    Los padres finalmente corrieron con los gastos de buena parte de los destrozos consiguiendo así que sus hijos queden en libertad.

    Dado que los vecinos han llegado a la conclusión de que los grupos juveniles no sólo están vinculados con espacios como los bares, las discotecas o los locales de juegos electrónicos, los vecinos han tratado de ejercer por medio de reuniones convocadas por la Junta Escolar, acciones de control en la propia escuela, lugar en el que se considera que las pandillas han empezado a tener más espacio. No obstante, estas reuniones con los padres de familia también buscaban averiguar sobre cuáles de los alumnos estaban relacionados con "pandillas". Los resultados alcanzados no han sido los esperados, esto se debe según los vecinos, a la afirmación frecuente de algunos padres de familia de que los grupos pertenecen a otras zonas, lo que corresponde a la fuerte resistencia para admitir la participación de sus hijos en algún grupo puesto que hacerlo sería someterse a la vergüenza pública y a las críticas de sus vecinos. Por otra parte, se afirma que muchos padres realmente desconocen la participación de sus hijos en dichas agrupaciones, esto los lleva en ocasiones a tomar parte en las críticas hacia los padres que 'no controlan' a sus hijos:

    "Yo soy la mama: 'sí esos pandilleros 'y mi hijo es pandillero, por qué no conoces como es tu hijo, ves es rotativo nomás en esto, son sus mismos hijos, sus hijos de aquellos (Villa Esperanza) vienen aquí, nuestros hijos van al frente ".

    Estos elementos nos permiten realizar algunas reflexiones:

    Según Guaygua, Riveras y Quisbert (2000:108), la tendencia entre muchos padres en El Alto con respecto a sus hijas, es que estas adopten la vestimenta occidental, abandonando la pollera, para que sus estas no sean objeto de discriminación como lo fueron sus madres al usar la ropa tradicional de la chola. La transformación en la ropa de los muchachos en el día de la audiencia, impulsada o apoyada por sus propios padres parecía querer mostrar una imagen más inofensiva y por tanto socialmente más aceptable de los hijos. Una apariencia no sólo más cercana a la de una persona adulta y responsable. Parece tratarse así, de un juego de representaciones en el que la vestimenta juvenil (ropa ancha y oscura en este caso) aparece como lo que define cierta vinculación con lo incorrecto y por el contrario la 'ropa de adulto' (manta de chola, falda larga y sombrero) aunque no reproduce exactamente la vestimenta de chola, se muestra como preferible pues se asocia más en la visión de los adultos, con lo moralmente correcto en lo que se refiere al comportamiento social de una persona.

    La mayor parte de los testimonios hacen referencia al hecho de que para los padres de familia resulta sumamante vergonzoso el que quede en evidencia la indisciplina de sus hijos puesto que existe la concepción de que esto reflejará su incapacidad para ejercer correctamente su rol de padres o madres. Esto los someterá a constantes críticas y reprimendas de sus familiares y vecinos (ver Guaygua et al. 2000:48, 54, 99, 100).

    A pesar de que este deber recae sobre ambos progenitores, varios de estos se refieren a que la responsabilidad por los actos de los hijos jóvenes está en "el padre", es obligación de éste "controlar" a sus hijos. La palabra "control" esta frecuentemente asociada en los testimonios a la palabra "padre":

    "Para tener un control de sus hijos por lo menos el, tiene que empezar desde la cabeza ¿no? del padre, el padre decir donde está yendo, cómo está yendo, por lo menos tener ese conocimiento de su hijo, su hijo si bien está yendo a estudiar, si bien está desviando ¿no? por lo menos un poco hacer el seguimiento de su hijo si bien está yendo mal camino también observar".

    Es especialmente el padre, el hombre, considerado como la autoridad familiar, "la cabeza" quien tiene en sus manos la responsabilidad de 'corregir' las acciones de los hijos, y hacer que este cumpla con sus deberes. Esta obligación social de "controlar" es frecuentemente manifestada por los propios varones cuando se refieren a su relación con sus hijos:

    "Tengo mis hijos y tengo que ver por lo menos donde esta yendo, como está andando, esta estudiando, no esta estudiando hay que controlar su asistencia del colegio, si en caso contrario si es que no controlamos lamentablemente ya el chico nadie no les dice, queda desviando ¿no? en otros caminos ".

    No se deposita esta función de igual forma en la madre, es más, es ella en quien se confía para ablandar los posibles castigos del padre o para negociar algún permiso o solicitud ante él .

    Sin embargo, se afirma que la ausencia de sumisión y respeto por parte de los jóvenes hacia los adultos impide que este deber pueda cumplirse adecuadamente:

    "Muchas veces si alguien le observa, el joven de alguna manera reacciona, un reacción fuerte a veces que se altera ¿no? pero antes no creo, caso por ejemplo: si algún padre le observa al hijo yo se que el hijo y se altera, ya no hay respeto...".

     

    Conclusiones

    En el discurso de los adultos sobre los jóvenes de su barrio con frecuencia se compara la situación actual con las épocas y lugares en las que ellos fueron jóvenes, ya sea en la ciudad o en sus pueblos y comunidades de origen. Cuentan sobre su propia manera de relacionarse con sus padres y con los adultos en aquellos contextos. A partir de la alusión a ese pasado, se valoran las situaciones del presente y sus características. En el relato de épocas pasadas en las que los adultos configuraron su identidad, sus propios padres y otras personas mayores (autoridades, yatiris) manifiestan una intervención importante y aparecen como referentes de rectitud, responsabilidad, disciplina, experiencia, esfuerzo, sacrificio, sabiduría y elocuencia. Valores que los propios relatores debían seguir y que por tanto ellos mismos poseen en buena medida. Estas percepciones reflejan normas e 'ideales' a los que la realidad de hoy parece tener que adecuarse constantemente:

    Siguiendo a Beruga podría decirse que "El adulto presenta su orden como universal y necesario. En él, el joven es incorporado vía representación, mecanismo simbólico traductor de las alteridades que excluye físicamente e incluye idealmente. La positivación genera un sistema de diferencias reguladas en el que el clasema responsabilidad garantiza su coherencia (cursivas mías)" (Beruga 1996 citado en Pease 2000:331).

    Entre los adultos de Villa Tunari existe una percepción negativa sobre los jóvenes, que generalente los vincula con la transgresión, la irresponsabilidad y la inadecuación a las normas con las que ellos mismos se criaron. El aspecto y el comportamiento de los jóvenes son vistos como inapropiados, tanto como la participación en algunos espacios y actividades (bares, juegos electrónicos, pandillas, discotecas). Pero también se los considera, como más fuertes y hábiles físicamente, lo cuál los hace más difíciles de controlar.

    Sin embargo su participación en espacios considerados más legítimos es restringida por los mayores, la normativa tanto formal como informal del ámbito dirigencial no facilita la intervención de jóvenes en carteras de mayor importancia. Aunque en el caso de las asambleas vecinales muchos padres envían a sus hijos, generalmente sólo lo hacen para informarse de lo discutido al no poder o querer asistir ellos mismos. Por otro lado, la crisis económica así como la distancia y el desconocimiento entre los vecinos hace que la participación las fiestas se haya reducido y que estas se lleven a cabo en espacios más cerrados de familiares y amigos, la declinación de esta participación sin embargo, parece haber abierto resquicios a los jóvenes para intervenir en un ámbito en el que se consideraba que sus acciones podrían derivar en fracaso a causa de su frecuentemente supuesta falta de responsabilidad.

    Por su parte, los espacios de inserción y expectativas que los adultos prefieren para alcanzar mejores condiciones para los hijos en el ámbito urbano, plantean paradojas, instituciones como la Escuela y la Universidad en las que buena parte de los adultos depositan sus expectativas, se ven hoy asociadas con los mismos problemas que se quiere controlar. Es decir; el comportamiento inadecuado, la extraña apariencia de los hijos, las peleas y las pandillas, así como su participación en actividades y espacios inapropiados.

    Generalmente se atribuye el que los jóvenes "participen" en estos espacios, o no actúen de acuerdo con las normas a un débil control o a un mal ejemplo por parte de los padres, a quienes se culpa directamente de esta situación. Aunque se tiene claro que las necesidades y obligaciones de los padres dificultan esta labor, la mantención de la disciplina familiar es considerada como una obligación ineludible, y cuando esta cumplida es vista como una virtud. Los testimonios en el espacio rural hablan de rígidas exigencias al respecto (castigos y control sobre los hijos), así como fuertes reprimendas hacia los padres por su incumplimiento.

    En la ciudad, el discurso sobre los jóvenes parece tomar varios elementos del comentario y el 'rumor', a través de estos medios, parecen difundirse no sólo relatos de situaciones concretas, sino también percepciones comunes con respecto a la juventud actual y sus acciones.

    Por su parte, el temor a la vergüenza pública, parece tener una importante incidencia sobre los padres, quienes tratan de evitar que la gente "comente" y los critique por sus deficiencias en su rol de padres, lo cuál lleva a algunos a encubrir a sus hijos. Este encubrimiento sin embargo, es visto como inaceptable en el discurso más general y hegemónico, el cuál, sin embargo comúnmente hace referencia sólo a los hijos de "otros".

    Sin embargo, no se puede reducir la razón de este control al mero intento de los padres de evitar la vergüenza por un comportamiento inapropiado de sus hijos, sino también, al fuerte deseo de que estos alcancen ciertos horizontes planteados para aquellos, que les eviten atravezar las dificultades por las que ellos pasaron para sobrevivir en el mundo urbano. Por otro lado, no se debe menospreciar el intento de los padres de evitar para los hijos y para sí mismos los riesgos de 'espacios peligrosos' poco conocidos por los adultos, en los que su propia intervención y desenvolvimiento pueden ser parciales y precarios, lo cuál aumenta el rechazo y el temor hacia estos.

    Por otra parte, el control adulto parece tratar de ejercerse en diversos ámbitos (familia, escuela, barrio) por medio de los dirigentes, de forma parecida a la que se relataba en el caso de los pueblos y comunidades de origen, sin embargo la efectividad del mismo parece ser mucho menor por una serie de causas entre las que mencionaremos:

    - el menor prestigio y respeto que se tiene hacia los dirigentes
    - la legalidad reconocida institucionalmente (Alcaldía) de espacios contra los que los vecinos quisieran actuar
    - el temor de los adultos y de los dirigentes de emprender acciones contra estos espacios, para evitar que las mismas desencadenen en situaciones de violencia excesiva, cuya responsabilidad además podría tener que ser asumida por ellos. Esto supone también el temor a los propios jóvenes, considerados como más fuertes, más numerosos y por ello más difíciles de controlar
    - la protección de los propios padres por temor a las críticas y represalias de sus vecinos y familiares

    A través de los testimonios se muestra que en ámbitos como el pueblo o la comunidad, los jóvenes son objeto de un mayor y más efectivo control en relación a lo que sucede en la ciudad. Sin embargo las insdisciplina y las faltas de los jóvenes no estaban ausentes, y no siempre podían ser corregidas. En los relatos se afirmaba que los infractores que huían de las sanciones comunitarias se dirigían hacia la ciudad. Esto podía también suponer escapar no sólo de ciertas sanciones sino también en algunos casos evitar el control de la familia y la comunidad. Algún vecino quien eran muy joven cuando salió de su comunidad para dirigirse a la ciudad, afirmaba que al llegar a esta pudo comenzar a hacer muchas de las cosas que su padre no le permitía hacer en su pueblo, como salir con sus amigos o jugar fútbol. No obstante continuó practicando música tal como siempre quiso su padre. Lo cuál supone que no todos las parámetros culturales que los adultos transmiten a los jóvenes lleguen a ser abandonados con la migración.

    Los adultos tratan de reproducir los valores con los que ellos fueron criados en sus lugares de origen en su actitud hacia sus hijos, no obstante también procuran lograr una inserción de estos en el espacio urbano, la misma que les posibilite acceder a mejores condiciones de vida y les evite las dificultades tanto económicas como socio-culturales que enfrentaron en la ciudad. Esta inserción parece plantear paradojas puesto que implica en los jóvenes la adopción de valores y expectativas que frecuentemente contradicen las de los adultos, sin embargo, no se puede negar que la influencia de estos no deja de ser importante todavía para muchos jóvenes, sus intentos de acceso a ámbitos más legítimos para los padres, tales como los dirigenciales (institucionales o deportivos), o como los festivos, así parece demostrarlo. Es necesario, al menos en lo que se refiere a Villa Tunari, profundizar en trabajos posteriores sobre aspectos tales como las nociones y prácticas de los jóvenes en estos y otros ámbitos, la importancia de sus vínculos sociales (amigos, conocidos y parientes) así como la forma y los objetivos por los cuales estos vínculos se conforman y mantienen.

    Agradecimientos

    La información para este artículo fue recabada en el marco de una investigación etnográfica sobre "Sentidos y nociones de autoridad en barrios de migrantes", propiciada por el Programa de Desarrollo del Poder Local de UNITAS.

     

    Notas

    1 Entre este tipo de trabajos se pueden citar: Archondo (1999), Balboa (1993), Guaygua (2001), Guaygua, Riveros y Quisbert (2000), Riveros (1999), Sandoval y Sostres (1989).

    2 La zona de Villa Tunari se encuentra en el sector Norte de la ciudad de El Alto, la misma se ubicó al borde de la ruta hacia el Lago Titicaca, de Norte a Sur entre el tramo llamado Avenida Juan Pablo II y la malla del Aeropuerto Internacional de El Alto, y de Este a Oeste entre el río Hernani y el río Seco. A fines de la década de los 60 los vecinos de la zona de Villa Bolívar fueron afectados por la expansión del Aeropuerto Internacional de El Alto, en compensación, se les permutó los terrenos afectados por otros en el sector de la Actual Villa Tunari, los cuáles habían sido adquiridos de un antiguo hacendado de nombre Jorge Rodríguez Balanza, unos de los pocos dueños del territorio alteño antes de su ocupación acelerada desde los años 50's (Bascón et al. 1988 citado en Sandoval y Sostres 1989:18; Urzagasti 1986). La zona se fundó el 5 de Agosto de 1969. En los años 90's se crearon las 4 secciones que componen el barrio actual, y se reconocieron los barrios anexos: Tunari FAB, Anexo Tunari y Complemento Tunari. Sólo entre finales de la década de los 80 y finales la de los 90 la zona pudo acceder a servicios básicos, aspecto que la distingue de zonas aledañas como "Los Andes" y "Villa Esperanza" que aunque son de fundación posterior accedieron a servicios básicos e infraestructura urbana mucho antes que Villa Tunari.

    3 El principal método para lograr una asistencia regular es la imposición de multas a los padres de familia que no asisten a las reuniones de la Junta, a las marchas convocadas por el magisterio o a la prestación de mano de obra en las labores de mejoramiento del edificio del colegio. Sin embargo, el mismo hecho de establecer un sistema de fichas y multas plantea la importancia de la participación vecinal en el campo educativo, aspecto que no está presente en otro tipo de organizaciones como las Juntas de Vecinos.

    4 Es importante considerar que la Universidad Pública de el El Alto es una de las pocas instituciones de Educación Superior que ha tenido tan importante participación de los padres de familia, a través de la FEDEPAF, (Federación de Padres de Familia) organización que ha tenido un papel importante en las discusiones y acciones relacionadas con el destino de esta Universidad. Este hecho parece reflejar el grado de control que los padres áltenos llegan establecer para que ciertas expectativas que además se consideran como prioridad Alteña, lleguen a ser satisfechas.

    5 Últimamente se ha recuperado de las comunidades la práctica de ofrecer premios en ganado, se trata así de algo más útil que un trofeo el cuál sólo se queda en manos de una sola persona y que para muchos no tiene otras utilidades que la ornamental, puesto que permite dividir o compartir el premio entre varios jugadores, ya sea en forma de carne o por su venta, de la cuál existe siempre la posibilidad de obtener cierta ganancia. Esto permite además manifestar "el cariño" del presidente del equipo hacia sus jugadores.

    6 Este deseo de intervención de los dirigentes vecinales no ha sido recibido de todo agrado por los componentes de la Liga, quienes ven en ellos a personas externas con respecto tanto a los asuntos de la Liga, los cuáles se afirma que desconocen, como a la propia práctica deportiva. Esto debido a su tipo de ocupación, 'cívica' o 'política' antes que futbolísitica, así como por sus edades más avanzadas, aspectos que restringen su participación a la de meros observadores.

    7 Muchos dirigentes y vecinos antiguos no sólo muestran su preferencia por restringir el acceso de jóvenes a estos ámbitos, por el temor al fracaso de sus gestiones, sino que emiten fuertes críticas hacia los dirigentes nuevos, las mismas mencionan su incapacidad para realizar obras, su falta de responsabilidad con el barrio y su apego al dinero y a los partidos políticos. De esta forma, existe una constante intento de observación y control sociales sobre sus actos.

    8 Los dirigentes más antiguos consideran que atravesar por la experiencia del Servicio Militar es una efectiva manera de reforzar la responsabilidad necesaria para ser una buena autoridad:

    "uno va al cuartel, muestra que es una persona responsable, pero hay personas que no van, de esa manera no tienen tanta experiencia como manejar, ser una autoridad ¿no?... ".

    El servicio militar es en muchas zonas rurales andinas, un rito de paso que es celebrado con mucho entusiasmo y satisfacción una vez que un joven ha logrado concluirlo. Es posible que esta práctica conserve en el ámbito urbano algo del sentido que se le confiere en las comunidades donde se la ha articulado al recorrido tradicional que debe seguir una persona durante su vida (Guaygua et al. 2000:65), atravezando por distintos niveles de autoridad en la comunidad. Sin embargo, aunque la relativamente nueva modalidad del Servicio Pre-Militar es celebrada con entusiasmo a su conclusión, los dirigentes afirman que no puede compararse con su propia experiencia de un año consecutivo, en épocas en que el esfuerzo era mucho mayor.

    9 Además de la preocupación manifestada por los entrevistados, la prensa de la ciudad de El Alto muestra con frecuencia noticias sobre actos delictivos que son atribuidos a los denominados "grupos pandilleros", ver por ejemplo: El Alteño: 8/VIII/02 p. 4; 5/IX/02 p. 4.

    10 Látigo pequeño de cuero tejido, en varias regiones aymarás del aliplano es usado como un símbolo de autoridad.

     

    Referencias citadas

    Archondo, R.
    2001 Ser "Chango" en El Alto: entre el rock y los sikuris. T'inkazos Revista Boliviana de Ciencias Sociales 5:85-97.

    Balboa, A.
    1993 La juventud alteña: entre la integración e identificación socio-cultural aymara y occidental y sus formas de relación social. En Memorias de la Reunión Anual de Etnología (1992), Tomo I, pp. 75-84. MUSEF, La Paz.

    Guaygua, G.
    2001 La construcción de la identidad local urbana: el protagonismo de la juventud alteña en T'inkazos Revista Boliviana de Ciencias Sociales 9:141-145.

    Guaygua, G, A. Riveros y M. Quisbert
    2000 Ser joven en Él Alto. Rupturas y continuidades en la tradición cultural. Fundación PIEB, Entrelineas, La Paz.

    Pease, M. A.
    2000 Visiones de la autoridad de los padres en jóvenes de Lima. En Autoridad en espacios locales, una mirada desde la antropología, editado por J. Ansión, A. Diez y L. Mujica, pp. 329-353. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima.

    Riveros, A.
    1999     Conflictos generacionales: los dilemas de la juventud alteña. En Memorias de la Reunión Anual de Etnología (1999), Tomo II, pp. 291-299. MUSEF, La Paz.

    Sandoval, G. y F. Sostres
    1989 La ciudad prometida. Pobladores y organizaciones sociales en El Alto. SISTEMA, ILDIS, La Paz.

    Ticona, E.
    2000     Organización y Liderazgo Aymara. Universidad de la Cordillera, AGRUCO, Plural Editores, La Paz.