EDITORIAL

 

EDITORIAL

 

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A medida que va desarrollándose la ciencia en los diferentes ámbitos, observamos aspectos que son comunes entre los que intervienen directamente en producir estos cambios, y este “algo” común es que tienen actitud de crear y quizá mejor dicho de transformar la realidad en la que viven para que sea más cómodo y sobre todo de utilidad.

El ser humano desde que nace, es un ser curioso (investigador y utiliza sus propias herramientas), pero, que a lo largo de su desarrollo va perdiendo estas facultades si es que no la entrenan. Si reflexionamos un poco, quizá en nuestros modelos de educación en los colegios y en las unidades académicas de formación de profesionales de nuestro contexto boliviano, no están evolucionando como para ir acompañando a las inquietudes de las nuevas generaciones.

¿Cómo cerrar esta brecha de diferencia entre el potencial del individuo demandante de conocimiento y nuestra inadecuada tecnología de la educación? Bien sabemos que el estudiante de ahora está creciendo en el centro de acceso a la información y si este se lo propone es capaz de enterarse de muchos temas actuales inclusive más que quienes los forman. Entonces ¿cuál es nuestro rol como docentes? Y ¿cuál el valor agregado que tenemos? Respondiendo a esto podemos afirmar que se trata de: nuestra experiencia en el ámbito que estamos formando, el cual está basado en ensayo y error, o aciertos y desaciertos, basados en evidencia, y el único objetivo es que cuando enseñamos, estamos intentando que nuestros estudiantes ya no cometan los errores que se tuvieron en algún momento.

El criterio nuestro de profesionales que ya han transcurrido en la vida laboral es una de las herramientas fundamentales y la cual debemos utilizar sobre todo en la formación del criterio que debe desarrollar cada universitario y sobre todo el que logre estar seguro de sí mismo para poder enfrentar la variedad de retos que se tienen en nuestro ámbito de salud y enfermedad.

Evidentemente nuestra actividad nos absorbe bastante, pero nos movemos dentro de la actualidad de las investigaciones y esta es la tecnología que debemos enseñar, y quizá la actitud que debemos mostrar a cada una de nuestras generaciones que formamos.

Algo que debemos siempre tomar en cuenta dentro del proceso de enseñanza - aprendizaje es que debemos contribuir a preparar a nuestro futuro colega, en el conocimiento que debe acumular, pero sobre todo en la actitud que debe tomar frente a la resolución de cada patología que se va apresentar.

Cultivar una adecuada inteligencia emocional en los futuros médicos permitirá avanzar de manera adecuada en el tipo de profesional que queremos.

 

Dr. Fulvio Antonio Máximo Arteaga Vera. MD. MPH.
DIRECTOR REVISTA ARCHIVOS BOLIVIANO DE MEDICINA