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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    versión impresa ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. v.2 n.2 La Paz dic. 2008

     

    PÁGINAS DEL EDITOR

     

    XIII FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO: DESAFÍOS PARA EDITORES Y LECTORES

     

     


    El 14 de agosto se inauguró la 13a versión de la Feria Internacional del Libro (FIL), con una oferta remozada y fortalecida de bibliografía boliviana y extranjera. La cita con el libro se extiende hasta el 24 de agosto en el campo ferial de bajo Següencoma en la ciudad de La Paz (sede de gobierno). Este año el invitado de honor es Bolivia y para ello se ha diseñado una plaza que inscribe la historia del libro nacional, con ejemplos notables de la bibliografía impresa en la época colonial y republicana.

    La FIL sirve también como marco ideal para la entrega del Premio Nacional de Novela, que este año galardonó la obra de Sebastián Antezana Quiroga, La toma del Manuscrito, publicado por Alfaguara. Completa esta fiesta del libro, una nutrida programación de presentaciones de libros, firma de autógrafos de autores connotados (Martin Sivak: Jefazo, biografía de Evo Morales; y la novela La mano de fuego, del escritor mexicano Alberto Ruy invitado especial a la FIL). La FIL se ha esmerado en que la oferta editorial de este año venga con mayores descuentos (hemos constatado que este alcanza incluso al 20% en obras nacionales).

    Al margen de lo habitual, dos aspectos cualitativos caracterizan la versión de este año.

     

    I. FERIA INCLUSIVA

    La FIL ha ampliado el universo literario boliviano, incorporando la sectores históricamente marginados. La presidenta de la Cámara Boliviana del Libro, Carola Ossio, invitó a la editorial alternativa Yerbamala Cartonera, y la recientemente constituida Sociedad Boliviana de Escritores de El Alto.

    Yerbamala cartonera impactó en el mundo editorial a raíz de su peculiar forma de editar, pues [empleaban las fotocopias o reciclaban cartones para publicar sus obras, o la de otros autores de los cuales solicitaban la respectiva autorización. Esa acción de contracultura, o cultura underground les reputó notable fama ente los jóvenes, y al mismo tiempo los puso al margen de lo legal, pues escandalizaron a los editores tradicionales. En ocasión de la XI FIL, formaron parte de la Feria Alternativa (Contraferia del Libro), iniciativa impulsada por un colectivo de escritores jóvenes, que fue instalada en barrios populares donde la FIL no llegaba. Un año más tarde, la FIL se esforzó en mejorar su imagen, disponiendo transporte para facilitar la visita de estudiantes de escasos recursos y también llevó la Feria hasta barrios populares en bibliobuses, pero no fue suficiente.

    Los fundadores de Yerbamala Cartonera, Darío Luna y Beto Cáceres, anticiparon que presentarán cinco ediciones (Las mujeres invisibles de Carolina León; Juego de ensarte de Claudia Michel; Memorias de un walkman de Lourdes Saavedra; iPoem de Vadik Barrón y Bolivia construcciones del argentino Bruno Morales) y un coloquio sobre Estética literaria alteña, en el que analizaron la impronta de la literatura generada en esa ciudad. La oferta editorial de Yerbamala cartonera se caracteriza por sus precios bajos (0.70 dólares) que es el mismo costo de una entrada a la FIL, y por ello accesibles a sectores de bajos ingresos. Por su parte la Sociedad Boliviana de Escritores de El Alto, que agrupa a escritores de la ciudad de El Alto (urbe aledaña a la ciudad de La Paz), tuvieron una presentación múltiple de importantes obras, entre ellas Cien años de historia de la Federación de Gráficos, de Cristóbal Colque Flores (que tiene 60 títulos publicados), biografía del padre Sebastián Obermayer (controversial cura alemán), temas de coyuntura (obras de Víctor Uriarte y Jorge Ortiz, cuya impronta es la versión contestataria a la historia oficial), etc. La Sociedad de Escritores de El Alto hizo conocer que tiene un registro de 70 autores alteños con más de 500 títulos registrados, lo que muestra su gran potencial y alcance, pues con seguridad que la bibliografía alteña se perfila como la alternativa para el futuro.

    La ciudad de El Alto es la más joven y la que tiene mayor población joven (500.000 habitantes entre 6 y 28 años) del país. Por ley del 3 de junio de 1985 fue designada capital del cantón de la cuarta sección de la provincia Murillo. Dada su importancia económica, el 26 de septiembre de 1988 fue elevada a rango de ciudad; el 5 de septiembre se crea la Universidad Pública de El Alto y el 7 de julio de 2006, el Instituto Normal Superior Tecnológico.

     

    II. FOMENTO AL LIBRO Y LA LECTURA

    En el acto inaugural, el matemático y analista político Alvaro García Linera, Vicepresidente de la República y Presidente nato del Congreso Nacional, en su discurso informó que el gobierno ha determinado aplicar un tratamiento preferencial al comercio del libro, con el que se espera que baje el impuesto a las transacciones (IT) y el del valor agregado (IVA), gravamen que actualmente incide notablemente en el precio de venta al consumidor. Esta medida, sin duda, repercutirá en el fomento a la lectura, aspecto prioritario en la actual gestión gubernamental, que ha ejecutado exitosamente el Plan Nacional de Alfabetización. Por otro lado, el universo potencialmente lector de Bolivia es de 4.300.000 habitantes, y entre estos se encuentra el grupo comprendido entre los 6 y 19 años que forma un universo de 2.700,000 jóvenes. Este hecho muestra la voluntad política del actual gobierno para impulsar una política de Estado, acorde con los desafíos del siglo XXI.

    En el pasado tenemos como antecedentes dos hechos: El primero. Por Ley de 10 de febrero de 1927, y 10 de marzo de 1928, el gobierno del presidente Hernando Siles, declaró libres de todo gravamen nacional, municipal, aduanero, postal, consular y estadístico, los libros impresos en cualquiera formato. El segundo. El 19 de septiembre de 1940, el presidente Enrique Peñaranda, promulgó la ley de rebaja en las Tarifas del Lloyd Aéreo Boliviano, en el orden del cincuenta por ciento a las librerías y papelerías, para el transporte de libros, folletos y revistas en general, con destino a los Departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando y provincias de Caupolicán e Iturralde (Departamento de La Paz), debiendo compensarse la rebaja acordada con el reajuste de la subvención del Estado. Esta medida se extendía al franqueo postal aéreo de impresos cuyo peso no exceda de dos kilogramos, en las remisiones hechas por los particulares.

     

    A MANERA DE CONCLUSIÓN

    Creo que la FIL tiene debe abrirse mucho más aun, pues existen grupos editores alternativos que por la naturaleza propia de una Feria Internacional (el costo de un stand es de Bs. 600, es decir 85 dólares, por metro cuadrado, al que hay que amoblar con otro costo), difícilmente podrán participar. Una excelente solución, gracias sobre todo a la imaginación y buen criterio, es que la FIL dispone de un espacio lo suficientemente amplio para que estos editores alternativos expongan sus ofertas. Y, el incentivo del descuento del 20%, favorece al lector y eso incrementa el número de visitas, que este año pretende alcanzar a 60 mil o más.

    La decisión del Gobierno, anunciada por el Vicepresidente de la República, debe ir acompañada, necesariamente, por la contraparte de los editores. Actualmente estos dedican sus esfuerzos a generar una importante y cada vez mayor oferta libresca destinada a las elites intelectuales y estratos de las clases medias y altas, que gustan de un libro de fino acabado, páginas diagramadas con la excelencia de la obra de arte, cubiertas a todo color y/o de tapa dura.

    Hoy tienen el desafío de llevar el libro impreso al universo de 2.700.000 jóvenes, que están inmersos en la lectura formal del sistema escolarizado y universitario, por lo que practican la lectura de forma diaria y sistemática; universo que no puede acceder al actual mercado del libro por sus altos precios y que ante esa situación se nutre de formas alternativas de acceso al conocimiento, por medio de fotocopias, el Internet y literatura alternativa. A este universo no le interesa el libro de lujo, sino el contenido.

    El mercado editorial debe responder al desafío de generar el libro de texto, de edición económica (rústica), y para ello debe actuar con visión competitiva para ofertar un libro formal a precios de la actual literatura alternativa. La ecuación es muy simple: la actual tirada máxima promedio de 1000 ejemplares, puede alcanzar a los 10.000, si dirige su oferta, además de las élites, a esos sectores mayoritarios, hoy marginados del acceso al libro formal.