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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    Print version ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. vol.5 no.13 La Paz Apr. 2011

     

    INVESTIGACIÓN

     

    LAS BIBLIOTECAS POPULARES: ESPACIOS COMPROMETIDOS CON LA EDUCACIÓN AL SERVICIO DEL PUEBLO

     

    POPULAR LIBRARIES: SPACE COMMITTED TO THE EDUCATION IN THE SERVICE OF THE PEOPLE

     

     

    Felipe Meneses Tello*

    *Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México
    fmeneses@unam.mx

    Este artículo es producto del proyecto de investigación «Las bibliotecas públicas, populares y comunitarias en el contexto de la democracia», el cual está en proceso.

     

     


    RESUMEN

    Se realiza un análisis de dos contextos de las bibliotecas populares, equivocadamente asimiladas como bibliotecas públicas. Inicialmente, se aprecia que de acuerdo al molde proletario, la biblioteca popular está destinada a satisfacer necesidades individuales y colectivas de educación, información y recreación de los grupos sociales menos favorecidos; a continuación desde la visión de Paulo Freire, la importancia de la biblioteca popular estriba en relación con los programas de educación y de cultura popular en general, especialmente con la alfabetización de adultos. Por lo tanto, en la praxis las bibliotecas populares figuran como espacios que sirven y están destinados para apoyar la educación popular, la cual es promovida a veces por los propios sectores del pueblo.

    Palabras Clave

    <Biblioteca Popular> <Educación> <Proletariado> <Grupos Sociales>


    ABSTRACT

    An analysis of two contexts of popular libraries, wrongly assimilated as public libraries. Initially, shows that according to the proletarian mold, the popular library is intended for individual and collective needs of education, information and recreation of disadvantaged social groups; then from the view of Paulo Freire, the importance of the popular library lies in relation to the programmes of education and popular culture in general, especially with adult literacy. Therefore, Praxis popular libraries are spaces that are used and are intended to support popular education, which is sometimes promoted by the own sectors of the people.

    Keywords

    <Popular Library> <Education> <Worker Union> < Social Groups>


     

     

    INTRODUCCIÓN

    Las diversas perspectivas en relación con este tipo de centro bibliotecario es lo que dificulta llegar a un punto de acuerdo. La idea de que «la biblioteca popular es una biblioteca pública» nos confunde porque entonces podemos pensar que "toda biblioteca pública es una biblioteca popular", cuyo razonamiento es incorrecto. El hecho de que las de carácter popular estén para asistir al pueblo, esto no significa que siempre hayan tenido o tengan personalidad oficial, es decir, identidad administrativa de servicio público del Estado y, en consecuencia, hayan estado o estén financiadas con fondos públicos. Aunque en la práctica se busca el reconocimiento oficial para obtener circunstancialmente el apoyo económico del Estado y poder así mejorar los servicios que prestan. De tal modo que existen excepciones, como es el caso de las bibliotecas populares españolas que comenzaron a ser creadas durante la segunda mitad del siglo XIX.

    Si las bibliotecas públicas tienen problemas derivados de la carencia de recursos, las bibliotecas populares afrontan problemas aún más agudos en este sentido. Su naturaleza social y política puede ser un obstáculo para recibir apoyo tanto de los órganos del gobierno como de los grupos conservadores de la sociedad civil. Por esto, ellas en algunos contextos avasalladores son también parte de la cultura oprimida y marginada.

    Más aún, algunas bibliotecas populares al no ser «bibliotecas oficiales» se constituyen en sinónimo de auténticas bibliotecas alternativas (Almeida, 1997), puesto que ofrecen al vecindario otros autores, otros libros, otras temáticas, otras colecciones que comúnmente no se localizan en las bibliotecas públicas municipales u otros centros bibliotecarios públicos que administra el gobierno. La adquisición de material bibliográfico se lleva a cabo a través de las donaciones que hacen los vecinos, las amistades, las organizaciones no gubernamentales y, cuando existen recursos económicos, los acervos se enriquecen con algunas compras. América Latina es una región en la que se han generado interesantes reflexiones y experiencias en materia de servicio de biblioteca popular, entre las que destacan las emprendidas en Argentina, Perú y Uruguay, por lo que analizaremos grosso modo estos contextos.

    La biblioteca popular, de acuerdo con el conocimiento que se expone en los siguientes rubros, es posible valorarla como el objeto de estudio que apunta a configurar las bases de una praxis de lo que podemos denominar como biblioteconomía popular (popular librarianship), es decir, el conjunto de conocimientos teóricos y prácticos inherentes a la organización y administración de aquellos centros bibliotecarios destinados a satisfacer necesidades individuales y colectivas de educación, información y recreación de los grupos sociales menos favorecidos. Quizás por esto se aprecia que "la rama más humilde de la organización bibliotecaria" es la que trata acerca de "las bibliotecas llamadas populares" (Mantecón, 2004, p. 84). Así que el estudio de estos espacios culturales se caracterizan por ser: 1) servicio de biblioteca para el pueblo y 2) y servicio de biblioteca del pueblo. Para favorecer la educación popular de los diferentes grupos sociales, especialmente los subalternos.

    Paulo Freire

     

    1. El molde proletario del servicio bibliotecario popular

    Si bien comparte muchas características de la biblioteca pública, la biblioteca popular presenta antecedentes y diferencias que es importante discernir. El adjetivo «popular» hace referencia al pueblo, a la clase trabajadora. Esto explica que la biblioteca popular en sus albores fuese la "biblioteca de vulgarización destinada a las clases obreras en el siglo XIX" (García, 2000, p.52). En varios países (Francia, Rusia, España, Italia, etc.) el servicio popular de biblioteca se creó sino únicamente sí principalmente para la clase operaria, para la población obrera, para la familia proletaria. Un acercamiento a esta concepción es la visión del bibliotecario republicano Juan Vicéns de la Llave (Salaberría, 2002: 322), quien durante la Segunda República se esforzó para que predominara la causa de la cultura dirigida hacia las masas. Toda esta labor la realizó en el escenario de una política bibliotecaria comprometida dentro de un movimiento social revolucionario que desembocó en la Guerra Civil Española.

    El vocabulario bibliotecológico conservador es parco en aceptar términos tales como: «bibliotecas anarquistas», «bibliotecas socialistas», «bibliotecas comunistas», «bibliotecas sindicales», «bibliotecas obreras» o «bibliotecas proletarias», abstracción en torno de la que se inspirara el poeta español Rafael Alberti para escribir su Himno a las bibliotecas proletarias y en el que convoca a los trabajadores a luchar y a estudiar para vencer a los explotadores. Gama de expresiones que sintetiza el concepto de biblioteca popular en un Frente de Cultura Popular que, en ambientes revolucionarios, acumula proyectos, esperanzas, propósitos, riesgos, pasiones, responsabilidades, anhelos e intereses. Bibliotecas que, en fin, se proyectan como un arma intelectual de guerra en el cosmos de una lucha enconada de clases. El paradigma proletario de la biblioteca popular infiere que ésta es la que se destina a los trabajadores manuales (Fabietti, 1933: 7), al hombre faber que, al carecer de medios de producción, sobrevive mediante la explotación de su fuerza de trabajo.

    Antonio Gramsci afirmaría, en el contexto de Italia, que la biblioteca popular "ha sido la iniciativa en pro de la cultura popular de los tiempos modernos" (Gramsci, 1975: 135). Esta apreciación la basó en la lectura del artículo El primer veinticinquenio de las Bibliotecas populares milanesas de Ettore Fabietti, "Nuova Antología", 1 de octubre de 1928, quien, a su juicio, ha tenido "una indiscutible capacidad organizativa en el campo de la cultura obrera en sentido democrático" (Gramsci, 1975: 135). Aquel estudioso marxista observaría con particular interés la figura tanto del lector obrero como del usuario obrero en esa institución bibliotecaria al escribir:

    Fabietti muestra cómo los obreros fueron los mejores "clientes" de las bibliotecas populares ya que: cuidaban los libros, no los destruían [a diferencia de la otra clase de lectores: estudiantes, empleados, profesionales, amas casa, rentistas (?), etc.]. Los lectores de las "bellas letras" eran un porcentaje relativamente bajo, inferior al de otros países. Había obreros que se ofrecían a pagar la mitad de los libros costosos con tal de poderlos leer. Había obreros que hacían donaciones de hasta cien liras a las biblioteca populares. Un obrero tintorero llegó a ser escritor y traductor de francés gracias a las lecturas y a los estudios realizados por medio de las bibliotecas populares pero seguía siendo obrero. (Gramsci, 1975: 135-136).

    Si es que pensar, decir y escribir biblioteca popular en el mundo de las masas trabajadoras, es referirnos a la socialización del libro, a la popularización de los servicios bibliotecarios, en suma, al funcionamiento de la biblioteca obrera. Poderoso acicate, pese a sus dimensiones comúnmente reducidas, para erradicar el analfabetismo absoluto y funcional.

     

    2. La praxis bibliotecaria popular en el pensamiento de Paulo Freire

    En América Latina una de las percepciones acerca de la praxis bibliotecaria popular se debe al pedagogo Paulo Freire. Para este estudioso brasileño, esta clase de espacio bibliotecario tiene un especial peso específico en la vida del pueblo porque la importancia de la biblioteca popular estriba en relación con los programas de educación y de cultura popular en general, peculiarmente con la alfabetización de adultos. Esta biblioteca se halla así en una posición democrática, pues debe esforzarse en realizar actividades que conlleven trabajo relacionado no solamente con la alfabetización, sino también con la posalfabetización de las personas adultas. El fenómeno de la alfabetización tiene estrecha vinculación con la democracia porque ésta requiere ciudadanos que sepan el acto de lo que implica comprender e interpretar un libro, un artículo de revista, una noticia periodística. De modo que esta biblioteca debe asumir, según el pensamiento freiriano, la responsabilidad social y política de que la gente aprenda tanto a leer como a escribir. Pero el aprendizaje de la lectura, con el apoyo auxiliar del personal bibliotecario, tiene que ser en un doble sentido: leer el contenido del libro en contraste con la realidad, es decir:

    [...] la relación entre la "lectura" del mundo y la lectura de la palabra, la biblioteca popular, como centro de cultura y no como depósito silencioso de libros, aparece como el factor fundamental para el perfeccionamiento y la identificación de una forma correcta de leer el texto en relación con el contexto. De ahí la necesidad que tiene una biblioteca popular centrada en esta línea de estimular la creación de horas de trabajo en grupos, en que hagan verdaderos seminarios de lectura, ya buscando el adentramiento crítico en el texto, procurando aprehender su significación más profunda, ya proponiendo a los lectores una experiencia estética, en los cuales el lenguaje popular es intensamente rico (Freire, 1984: 121).

    Biblioteca Zapatista

    En concordancia con este punto de vista, la biblioteca popular, como un sitio de conocimiento, se abre como un lugar de práctica democrática y como un espacio de lucha política en donde "la lectura del mundo y la lectura de la palabra están dinámicamente juntas" (Friere, 1984: 117). Se trata entonces que este servicio de biblioteca apoye el proceso dialéctico que simboliza el auténtico acto de leer. En la visión de Freire, la cohesión «biblioteca y democracia» se proyecta en la organización política de este centro bibliotecario y no solamente en la organización técnico-administrativa de sus colecciones y servicios; mientras que el vínculo entre «biblioteca y política» se expresa en la función política que pueden desempeñar las bibliotecas populares al servicio de las clases subalternas y mediante el papel político en el que están insertas en la esfera de la cultura. Así, Freire valora estos nexos cuando escribe:

    Es evidente que la cuestión fundamental para una red de bibliotecas populares, ya sea estimulando programas de educación o de cultura popular [...], ya sea surgiendo en respuesta a exigencias populares provocadas por un esfuerzo de cultura popular, es política.

    La forma cómo actúa una biblioteca popular, la constitución de su acervo, las actividades que pueden desarrollarse en su interior y a partir de ella, todo eso, indiscutiblemente, tiene que ver con técnicas, métodos, procesos, precisiones presupuestarias, personal auxiliar pero, sobre todo, tiene que ver con una cierta política cultural" (Freire, 1984: 124).

    La idea freiriana: «la biblioteca popular no es un depósito silencioso de libros» se articula con una de las principales categorías en torno de las que reflexionó con singular empeño aquel pedagogo: «la cultura del silencio», fenómeno moldeado desde la invasión cultural europea en América y que tiene un vasto carácter de clase. Si las escuelas y las bibliotecas oficiales prolongan la cultura del silencio, las bibliotecas populares deben y pueden ayudar a quebrarla entre los grupos sociales marginados y oprimidos. Así las cosas, el servicio bibliotecario popular se adhiere a los procesos que entraña educación liberadora. El trasfondo democrático de estas bibliotecas reside en que son espacios de educación, información y recreación para los explotados; son sitios de acción cultural para que ellos se informen y se formen para luchar por su libertad. En otras palabras:

    Por analogía, se puede decir que las bibliotecas populares serían las bibliotecas del oprimido -instituciones en las cuales la práctica llevase a los lectores/educandos a la búsqueda de conocimientos y de instrumentos que aumentasen su poder de intervención sobre la realidad (Lima, 1984: s. p.)

    La concepción de acción cultural liberadora de Freire respecto de la biblioteca popular, en contraste con el arquetipo proletario antes aludido, infiere que este servicio de lectura e información no es solamente para asistir a los trabajadores manuales, sino también para servir a todos aquellos grupos de personas en estado de opresión, los cuales en el sistema capitalista contemporáneo son más de los que integran la clase obrera. Freire, por ende, liga a esta biblioteca con la democratización de la cultura y la considera como un acto de creación capaz de engendrar otros actos creadores; un centro bibliotecario en el cual el y la bibliotecario (a) no actúen como sujetos pasivos. En este sentido, el personal podría desarrollar un acervo de historias a través de entrevistas grabadas hechas a una diversidad de personajes populares.

    Con este material se podrían hacer folletos, con total respeto por el lenguaje -sintaxis, semántica, prosodia- de los entrevistados. Estos folletos, así como las cintas grabadas, podrían ser utilizadas tanto en la biblioteca misma, en sesiones propias, y también podrían constituir un material de indiscutible valor para los cursos de alfabetización y de posalfabetización o para otras actividades en el campo de la educación popular en la misma región (Freire, 1984: 122-123).

    Así se estaría reconociendo, a través del desarrollo y uso de esas colecciones sobre la historia de los habitantes, el derecho que tiene el pueblo a preservar la profundidad de su propia identidad cultural. Lo que ayudaría a reconocerse como un ente histórico esencial, puesto que propicia él mismo experiencias y conocimientos dignos e importantes para que se organicen en las bibliotecas populares dedicadas a su servicio. Mediante el proceso de compilación del lenguaje popular, aunque éste preponderantemente oral, se estaría asegurando la continuación de su transmisión de generación en generación. Desde esta óptica, este lenguaje puede ocupar, según la visión de Freire, un lugar notable dentro de estos recintos bibliotecarios. De tal modo que en el desarrollo de las colecciones, la biblioteca popular no debe hacer de lado la posible recopilación de la visión del mundo que aprecian los grupos populares.

    Biblioteca Popular Paulo Freire

     

    CONCLUSIONES

    Las bibliotecas populares figuran en el universo de la praxis bibliotecaria como espacios destinados para apoyar la educación popular, la cual es promovida a veces por los propios sectores del pueblo. En este sentido, son expresiones que se erigen como respuesta ante ausencia o deficiencia de los sistemas bibliotecarios sostenidos por el Estado, los que comúnmente están organizados y disponibles para apoyar la educación de la elites sociales.

    En varias partes del mundo, la biblioteca popular se origina en relación con el paradigma proletario, es decir, respecto a los servicios bibliotecarios dedicados a la clase trabajadora. De tal modo que este tipo de centro bibliotecario, humilde por naturaleza, se asocia con una serie de términos que los diccionarios omiten o ignoran, tales como: «bibliotecas anarquistas», «bibliotecas socialistas», «bibliotecas comunistas», «bibliotecas sindicales», «bibliotecas obreras» o «bibliotecas proletarias».

    Uno de los exponentes de la relación biblioteca popular y educación popular es el pedagogo Paulo Freire, quien prima, en torno de este nexo, la alfabetización de los oprimidos con el fin de que ellos desarrollen habilidades para leer el texto y el contexto y así logren una educación liberadora. La biblioteca popular se convierte de esta manera en el lugar de lectura sí, pero también de reflexión, encuentro y diálogo.

     

    BIBLIOGRAFÍA

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    GARCÍA ENJARQUE, Luis. (2000). Diccionario del archivero bibliotecario. Gijón, Asturias: Editorial Trea.        [ Links ]

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