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    Fuentes, Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional

    Print version ISSN 1997-4485

    Rev. Fuent. Cong. vol.5 no.13 La Paz Apr. 2011

     

    INVESTIGACIÓN

     

    EL CONCEPTO Y LAS PÁGINAS OLVIDADAS DEL PERIODISMO CULTURAL

     

    THE CONCEPT AND THE FORGOTTEN CULTURAL JOURNALISM PAGES

     

     

    Rey González Orosco*

    *Licenciado en comunicación social (UMSA) y periodista cultural Editor de La Esquina.
    Suplemento cultural del periódico estatal Cambio

    (therock_re@hotmail.com)

     

     


    RESUMEN

    La práctica del periodismo cultural se encuentra condicionada por los conceptos que cada medio adopte del término "cultura" que hace referencia, desde una visión ilustrada, a lo artístico y desde la concepción de las ciencias sociales, a muestras más amplias de las expresiones y formas de vida del ser humano. Durante 2008 se publicaron semanalmente dos suplementos culturales en La Paz: Fondo Negro de La Prensa y Tendencias de La Razón. Ambos, por las tiradas masivas de los diarios con los que circulan y su permanencia superior a las 500 ediciones, se constituyen en los medios impresos de mayor relevancia y continuidad en este periodo. Este estudio analiza estos suplementos, pero además revisa sucintamente la rica historia del periodismo cultural en nuestro país. Esta historia — cuyo estudio exhaustivo queda pendiente — es la historia de un ejercicio apasionado y comprometido con la cultura boliviana, en cuyas cumbres afloran los nombres de los más reconocidos intelectuales y creadores dados a la noble tarea de difundir nuestras letras, artes y pensamiento entre públicos más amplios y heterogéneos.

    Palabras clave

    <Periodismo> <Cultura> >Periodismo cultural> <Suplementos culturales> <Presencia Literaria>


    ABSTRACT

    Cultural journalism practice is conditioned by the concepts that each medium to adopt the term "culture" that makes reference, from an enlightened vision, from the conception of the social sciences, to samples broader expressions and ways of life of human beings and the artistic. In 2008 two cultural supplements in La Paz were published weekly: Fondo Negro of La Prensa and Tendencias of The Razón. Both, by the massive circulation, are in the print media of greater relevance and continuity in this period. The article, examines these supplements but also briefly review the rich history of cultural journalism in Bolivia. This history -whose in depth study are outstanding- is the narrative of a passionate and undertaken practice with the Bolivian culture in whose summits are the names of the best-known intellectuals and creators to the noble task of disseminating our letters, arts and thought among audiences more extensive and heterogeneous.

    Keywords

    <Journalism> <Culture> <Cultural journalism> <Cultural supplements> <Presencia Literaria>


     

     

    INTRODUCCIÓN

    No es exagerado afirmar que la revisión de la historia de nuestro periodismo cultural es la revisión de la historia de la propia cultura boliviana, aunque en una faceta un tanto distinta, más cercana a las grandes mayorías. Es que los nombres más importantes de nuestras letras, artes, ciencias y pensamiento, han pasado por las páginas culturales de la prensa y lo hicieron de gran manera pues el periodismo cultural en Bolivia alcanzó altas cumbres a pesar del olvido e indiferencia a los que se le somete actualmente.

    Ciertamente escasean los estudios sobre este tema y lo que se ha hecho para preservar o recuperar lo que las personalidades más destacadas del ámbito local han publicado en las páginas y suplementos culturales de la prensa es ínfimo. ¿Dónde han de parar los ensayos, artículos, críticas, los materiales literarios, etc., publicados en las páginas culturales de los diarios? ¿Dónde han de terminar los valiosos contenidos de publicaciones periódicas de la calidad que ofrecieron los diarios Ultima Hora y Presencia? El que sepa de la cultura nacional sabe que mucho de ella se encuentra en los periódicos, quizás abandonado y perdido en las hemerotecas.

    El presente texto es un resumen de la tesis "Periodismo Cultural en Medios Impresos: Fondo Negro y Tendencias" presentada por el autor para la obtención de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación Social en la Universidad Católica Boliviana "San Pablo" en 2009. Por un lado, abarca la definición del periodismo cultural con una aproximación al problema en la definición misma de "lo cultural" y por otro—y en el interés planteado líneas arriba- brinda una perspectiva muy reducida de la historia del periodismo cultural, en el mundo y en Bolivia.

     

    HACIA UNA DEFINICIÓN

    La definición del periodismo cultural conlleva consideraciones de diversa índole. Por una parte, deben tomarse en cuenta las múltiples acepciones del término "cultura" formuladas desde las distintas épocas, corrientes del pensamiento y ciencias que determinan su amplitud temática y sus propósitos. Por otra , como señala el periodista Jorge Rivera, ni su medio de difusión ni su formato, "ni la naturaleza de sus públicos, que pueden ser amplios o restringidos, especializados o profanos, ni los objetivos ideológicos o estéticos que se propone defender o promover, ni el grado de profesionalidad de quienes lo realizan son cuestiones que permitan definirlo rigurosamente"(1995:20).

    El periodismo cultural tampoco cuenta con un modelo único y paradigmático debido a que ha adoptado características particulares en cada contexto. Por esto, Rivera plantea que su campo no es uniforme ni reductible a unos pocos modelos de fácil identificación sino que obedece a una gama amplia que "permite considerar indistintamente como tal a una revista literaria de pequeña circulación, al suplemento de un diario de tirada masiva, una publicación académica altamente especializada, un fanzine, una revista de divulgación que trabaja con recortes temáticos muy diferenciados entre sí, una colección fascicular, etc." (1995:20).

    Pero la imposibilidad de definirlo rigurosamente se incrementa aun más si se toma en cuenta que el mismo ejercicio periodístico se encuentra mayormente condicionado por su práctica cotidiana que por su teorización.

    Con estas consideraciones, Rivera ensaya la siguiente definición histórica del periodismo cultural:

    "una zona muy compleja y heterogénea de medios, géneros y productos que abordan con propósitos creativos, críticos, reproductivos o divulgatorios los terrenos de las 'bellas artes", las 'bellas letras", las corrientes del pensamiento, las ciencias sociales y humanas, la llamada cultura popular y muchos otros aspectos que tienen que ver con la producción, circulación y consumo de bienes simbólicos, sin importar su origen o destinación estamental" (1995: 19).

    Así, dada la amplitud del área temática a la que el periodismo cultural se ha dedicado históricamente según Rivera, tal vez resulte pertinente una aproximación a través de algunas de las funciones que diversos autores le atribuyen. Así, el periodismo cultural es el ejercicio periodístico que se encarga de:

    • Dar información sobre los hechos culturales, interpretarlos y orientar la selección de valores culturales que se producen en su entorno (Vargas, 1995:92 y Vallejo, 1993:17).

    •   Potenciar el nivel cultural de sus lectores mediante el estímulo de la curiosidad (Vargas, 199:192).

    •   Promover y registrar una escuela artística en particular o bien, simplemente divulgar fenómenos, autores y corrientes de pensamiento más generales e incluso más contradictorios entre sí (Rivera, 1995:12).

    Reconociendo sin embargo la ambigüedad de esta aproximación a una definición precisa del tema que tratamos, cabe revisar los conceptos de cultura y periodismo, para que -asociándolos- podamos contar con nociones mas claras.

    Fundadores del Movimiento Cultural Prisma. Arriba: Pedro Shimose, Guillermo Monroy, Raúl Rivadeneira Prada, Mario Frías Infante y Carlos Coello Vila. Sentados: Julio de la Vega, Juan Siles Guevara, Juan Quirós, Mery Flores Saavedra y Héctor Borda Leaño. (6 de abril de 1968). Fuente: Presencia Literaria

     

    EL CONCEPTO DE CULTURA

    En el reporte final de la Conferencia Mundial en Políticas Culturales de la UNESCO (1982) se define a la cultura como "la gama de conocimientos y valores, que todos los miembros de la comunidad mantienen". Sin embargo, la definición de la cultura ofrece un debate mucho más amplio y quizás, de imposible resolución. Simplificando, se apunta a dos concepciones básicas: la ilustrada y la antropológica.

    La primera es la concepción 'clásica' proveniente de la Ilustración del siglo XVIII: la cultura es identificada con las artes y el pensamiento erudito como representantes de las expresiones más elevadas del espíritu humano: La filosofía, las artes plásticas, la literatura, la danza, la música, etc. Esta concepción pone énfasis en el saber individual, su aplicación y su transformación, por lo que, en el contexto de evolución social en el que se origina, adquiere una connotación positiva. La cultura constituye pues, eso que aleja al género humano de la barbarie y el salvajismo.

    Por otro lado, con el desarrollo de las ciencias sociales durante el Romanticismo, el significado del término se amplió para designar a un conjunto mucho más amplio que comprende conocimientos, prácticas, tradiciones, normas, creencias, valores, etc. Es decir, a toda la realización del ser humano, a todo aquello que no proviene directamente de la naturaleza.

    A pesar de sus diferencias, ambas concepciones adolecen de un fuerte etnocentrismo y han coexistido contemporáneamente en distintos ámbitos. Para entender esto, es preciso revisar sucintamente el desarrollo mismo del concepto.

     

    EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO

    Según John B. Thompson, los primeros usos del término "cultura" en las lenguas europeas preservaron el sentido del vocablo latino cultus, utilizado originalmente para designar las prácticas rurales agrícolas y de crianza de animales. Recién a partir del siglo XVI el término comenzó a ser utilizado para referir el desarrollo de la humanidad implícito en la noción del carácter progresista del pensamiento moderno.

    En 1782, con la Ilustración en boga, aparecen las primeras obras dedicadas al estudio de la "historia de la cultura" para tratar el desarrollo evolutivo y lineal de la humanidad, desde la barbarie y el salvajismo a la civilización y el refinamiento. Esta visión adolece de un profundo etnocentrismo europeo, pues se identifica a la cultura europea con las etapas más avanzadas del desarrollo humano y a las culturas de las colonias -asiáticas, africanas y americanas- con los estadios primitivos de la humanidad.

    En esta noción la cultura es "el proceso de desarrollar y ennoblecer las facultades humanas, proceso que se facilita por la asimilación de obras eruditas y artísticas relacionadas con el carácter progresista de la era moderna"(Thompson).

    En Alemania, recién en el periodo comprendido entre 1784 y 1791, Johann Gottfried von Herder dirige su atención a las características particulares de los diferentes grupos, naciones y períodos, y comienza a referirse a las 'culturas' en plural.

    Para von Herder es imposible la comprensión de la evolución de la humanidad a partir de un principio único, abstracto y eurocéntrico como la razón moderna, por lo que propone la necesidad de aceptar la existencia de diferentes modos de configuración de la vida social, esto es, la concepción de la pluralidad de las culturas.

    "La idea de cultura —dice Jesús Martín Barbero-va en ese momento en dos direcciones: Una que la separa de la idea de civilización en un movimiento de interiorización que desplaza el acento del resultado exterior hacia el modo específico de configuración, ya sea de un 'sistema de vida' o de una 'realidad artística'. Y otra que al reconocer la pluralidad de lo cultural plantea la exigencia de un nuevo modo de conocer: El comparativo".

    De este giro al análisis comparativo de los elementos compositivos de las culturas se origina la concepción clásica propuesta por Edward Burnet Tylor en 1871: "La cultura o civilización, tomada en su sentido etnográfico amplio, es esa totalidad compleja que abarca al conocimiento, las creencias, el arte, la moral, la ley, las costumbres y otras habilidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad".

    En estas tempranas definiciones, se inician las diferenciaciones entre los conceptos de 'cultura' y 'civilización', el primero para designar a los aspectos espirituales y el segundo para aglutinar los aspectos materiales de la producción humana.

     

    HISTORIA DEL PERIODISMO CULTURAL

    Es imposible revisar los antecedentes del periodismo cultural sin hacer referencia a publicaciones vinculadas estrechamente con el campo de lo literario debido a que, como señaló el periodista y académico Raúl Rivadeneira, "el periodismo y la literatura están emparentados desde tiempos inmemoriales. Hay momentos en que se confunden de manera inseparable. Aislarlos equivaldría a quitarles su esencia y reducirlos a la nada" (1992:1).

    Según el mismo autor, entre los antecedentes más antiguos con este carácter pueden identificarse publicaciones como el periódico literario Journal des Savants, "semanario destinado a difundir resúmenes de libros que se editaban en París y en otras capitales europeas, y lo más memorable que ocurría en las letras del siglo XVII"; la revista Philosophical transactions, fundada por la Sociedad Real de Londres en 1866; y el periódico literario Journal de Treveux, editado por los jesuitas franceses en el siglo XIX.

    Por otro lado, Rivera señala que desde comienzos del siglo XVIII, con la producción pionera de escritores periodistas como Jonathan Swift, Daniel Defoe, Joseph Addison y Richard Steele para periódicos como The Tatler (1709), The Review (1788), The Spectator (1809) y The Examiner(1808), el campo del periodismo cultural no dejó de expandirse y diferenciarse en el mundo entero. Debe entenderse, evidentemente, que estos precedentes se dan como resultado de complejos y largos procesos divulgatorios que se remontan a la misma creación de la imprenta.

    Retornando al tema que nos ocupa, Rivera menciona a cuatro publicaciones europeas como grandes ejemplos del periodismo cultural del siglo pasado: el Times Literary Supplement (Inglaterra, 1902), fundado por Bruce Richmond; la Nouvelle Revue Francais (Francia, 1908), dirigida por Eugéne Montfort; la revista The Criterion (Inglaterra, 1922), a cargo del ensayista norteamericano T. S. Elliot, y la Revista de Occidente (España, 1923), fundada por el filósofo José Ortega y Gasset.

    Además, en el siglo XX el caso norteamericano resulta de particular importancia por su fuerte influencia global. Rivera señala tres grandes núcleos del periodismo cultural norteamericano: uno de una "posición americanista reivindicatoria" dedicado a la promoción de nuevos escritores representado por la publicación The American Mercury (1924-1933). Otro tipo que tiene que ver con los replanteos políticos y culturales provocados por la "Gran Depresión" de la década de 1930, representado por publicaciones como The Freeman, The Nation, The New Republic y The Partisan Review. Y el tercero vinculado con la opulencia de la sociedad consumista de posguerra con publicaciones de sesgo político como New Left, Monthly Review, además de otras de características más académicas como la Chicago Review.

    En Sudamérica, Rivera considera importante la mención de las siguientes publicaciones: La Biblioteca (Buenos Aires), Revista Azul (México), Cosmópolis (Caracas), Amauta (Lima), Revista de América (Bogotá), Nosotros (Buenos Aires), México Moderno (México), Martín Fierro (Buenos Aires), Cuadernos Americanos (México), Marcha (Montevideo), Sur (Buenos Aires).

    Además, Carlos Castañon (1982) y Guillermo Céspedes (1982) señalan que para completar lo más representativo del género en la región, es indispensable mencionar al "Suplemento Literario" del periódico La Nación de Buenos Aires.

    Actualmente algunos de los suplementos culturales más influyentes en castellano son la Revista "Ñ" de El Clarín de Buenos Aires y el suplemento cultural "Babelia" de El País de Madrid que en febrero de 2011 alcanzó su edición número 1000.

    Monseñor Juan Quirós, fundador de Presencia Literaria

     

    PERIODISMO CULTURAL EN BOLIVIA

    Debido a la vasta historia del periodismo boliviano —que, según Ocampo, abarca la revisión de más de un centenar de publicaciones— resulta prácticamente imposible la identificación completa de publicaciones abocadas específicamente a la temática cultural.

    Sin embargo, Rivadeneira señala que "en nuestro país el interés periodístico por las producciones literarias comenzó en los diarios El Cóndor y La Época a mediados del siglo XIX (1992:1) con la publicación de obras literarias por entregas o folletines. Citando a la Historia de la Literatura boliviana de Enrique Finot (1955), Rivadeneira refiere que otros antecedentes importantes en esta área son "La Revista" de Cochabamba (Cochabamba, 1852), La Aurora Literaria (Sucre, 1984), Potosí (Sucre, 1877) y el Álbum Literario (Santa Cruz, 1877).

    Por otro lado, el periodista Mario Araujo (1978) identifica al potosino Pablo Subieta Dávalos como uno de los precursores del periodismo cultural en Bolivia durante el siglo XIX. Este literario, tras ser desterrado en el gobierno de Melgarejo (1861-1871) trabajó en los periódicos bonaerenses La Prensa, La Nación, El Libre Pensador, La Tribuna Nacional y luego en el periódico tarijeño El Pilcomayo. A tiempo de recordar su trayectoria e importancia, Araujo afirma que Subieta Dávalos fue un artífice del periodismo cultural o "periodismo mayor", ya que su trabajo rozó los límites de lo literario.

    De principios del siglo XX, Rivadeneira rememora además a las revistas Literatura y Arte dirigida por Eduardo Diez de Medina (La Paz, 1900), Florilegio (La Paz, 1901), Ciencias y Artes (La Paz, 1902), El Bohemio (Potosí, 1905), Vida Nueva (Sucre, 1905) y el Álbum Literario, Segunda Época (Santa Cruz, 1908). Por su parte, Mariano Baptista Gumucio considera importante mencionar a la revista Kollasuyo de Roberto Prudencio, posterior a la Guerra del Chaco.

    De la primera mitad del siglo XX debe destacarse, además, el periodismo cultural desplegado en El Diario de La Paz. Mario Velasco destaca la participación del "conjunto más selecto y sobresaliente de las letras bolivianas" (1979:29) en las páginas culturales de este matutino desde su fundación en 1904: Ricardo Jaimes Freire, Franz Tamayo, Gregorio Reynolds, Claudio Peñaranda, José Eduardo Guerra, Antonio Díaz Villamil, Juan Capriles, Alcides Arguedas, Carlos Medinacelli, Armando Chirveches, Eduardo Diez de Medina, Oscar Cerruto, Fernando Ortiz Sanz, Yolanda Bedregal, Hugo Boero Rojo, Rodolfo Salamanca, que -entre muchos otros-colaboraron en sus secciones culturales.

    En torno al tema que tratamos, resulta particularmente ilustrativo ver que a tiempo de ponderar el trabajo de El Diario en el ámbito cultural, Velasco apunta que "debemos destacar, como una constante en la vida nacional, el hecho evidenciado de que el fenómeno cultural, ha estado constantemente avasallado por los acontecimientos políticos y siempre ha marchado a la zaga de la historia social de nuestro pueblo " (1979: 28). Volviendo a lo histórico, Guillermo Céspedes (1982) destaca el suplemento cultural del diario paceño de la primera mitad del siglo XX La Razón comparándolo con el suplemento del periódico bonaerense La Nación. "La Razón ofreció al lector una excelente sección literaria. Fundada en 1926, por el periodista Juan Cabrera García, dejó de editarse el domingo 6 de abril de 1952, es decir, cumplió 26 años al servicio de la cultura nacional".

    Raúl Rivadeneira Prada

    De las publicaciones posteriores, Carlos Castañón afirma que: "Desde los tiempos del extinto prestigioso diario La Razón, las páginas literarias (las de La Razón fueron de extraordinaria calidad para su época) han adquirido en Bolivia una significación especial porque se abren a los colaboradores espontáneos estimulando la vocación literaria; están al alcance de cualquier ciudadano que tenga interés en nuestras cuestiones culturales y, han llegado a reemplazar, con ventaja, a las viejas revistas literarias no siempre fáciles de editar" (1979:1).

    Por otra parte, Raúl Alcázar (1979) y Jacobo Libermann (1989) destacan la labor en el campo cultural del vespertino paceño Última Hora de mediados del siglo anterior. Bajo la dirección de Alfredo Alexander Jordán y Humberto Palza, un "grupo inspirado" de poetas, ensayistas e historiadores - entre ellos muchos pertenecientes a la segunda generación de Gesta Bárbara- , Última Hora publicó los célebres "Cuadernos literarios". Entre los colaboradores de esta época se cuenta a Gustavo Medinaceli, Armando Soriano Badani, Mario Guzmán Aspiazu (Sagitario), Valentín Abecia Valdivieso, Ramiro Bedregal Iturri, Gonzalo Silva, Carlos Montaño, Oscar González Alfaro, Mario Pacheco, Julio de la Vega, Mario Gonzalo Rodríguez y Carlos Mendizábal Camacho.

    De su importancia Libermann señala que "aquella fue una de las pocas luces nuevas en el campo de la cultura. Este grupo de inquietos adolescentes, pleno de una hirviente ansiedad, empinado sobre la medianía y con impulsos generosos de amor al pueblo boliviano, desarrolló una escandalosa actividad, para su tiempo, que fue simiente para otras manifestaciones creativas posteriores" (1989:10).

    Pero si durante la primera mitad del siglo anterior El Diario y Última Hora reunieron en sus páginas culturales a las personalidades más sobresalientes de la literatura, el pensamiento y el arte de nuestro país, el matutino católico Presencia, dirigido por Huascar Cajías Kauffmann, realizó una labor similar durante la segunda mitad, reuniendo las firmas mas prominentes de la cultura nacional en su suplemento dominical “Presencia Literaria", fundado el 12 de enero de 1957 con el nombre de “Hoja Literaria"por Huascar Cajías, Juan Quirós y Alberto Bailey.

    Durante sus primeros 25 años contó con la dirección de Quirós, sacerdote católico, crítico literario, periodista, director de la Academia Boliviana de la Lengua, Jefe de la Carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés y fundador de numerosas publicaciones culturales, entre las que cabe mencionar, además, a la revista "Signo".

    En el aniversario 25 de la publicación casi ininterrumpida de este suplemento editado en formato estándar con distintivos caracteres color sepia, Castañón (1982:1) afirma que "no ha habido escritor boliviano importante (..) que no se hubiera asomado en las páginas de Presencia Literaria para ofrecer desde ellas un comentario, un ensayo, un poema" y esbozando una lista provisoria de colaboradores apunta a Adolfo Costa du Rels, Guillermo Francovich, Porfirio Díaz Machicao, Fernando Diez de Medina, Augusto Céspedes, Oscar Cerruto, Primo Castrillo, Rodolfo Salamanca, Jorge Siles Salinas, Eduardo Arze Quiroga, Raúl Botelho Gosálvez, Raúl Leytón Zamora, Armando Soriano Badani, Mariano Baptista Gumucio, José de Mesa, Teresa Gisbert, Julio de la Vega, Luis Adolfo Siles Salinas, Hugo Ballivián Rojas, Antonio Paredes Candia, Mario Arancibia, Luis H. Antezana, Raúl Rivadeneira Prada, Alcides Parejas Moreno, Salvador Romero Pittari, Matilde Cazasola, Raúl Otero Reich, entre otros, todos a invitación de su director.

    Presencia Literaria (10 de enero de 1982)

    Según Castañon (1982) además de su contenido preponderantemente literario, compuesto por poesía, narrativa, comentario y ensayo crítico, “Presencia Literaria" publicó notas, artículos y ensayos sobre filosofía, historia, crónica, gramática, bibliografía, derecho, medicina, viajes, pensamientos sueltos, evocaciones, anécdotas, música, arqueología, folklore, humorismo, polémica y artes plásticas. Rivadeneira califica a "Presencia Literaria" como "el mayor y mejor de los suplementos literarios, cuya calidad trascendió las fronteras de la patria"(1 992:1).

    Castañon (1982) destaca además las ediciones extraordinarias que Presencia publicó sobre prominentes figuras literarias, la publicación de piezas íntegras de teatro y segmentos de libros inéditos, sus reportajes y entrevistas a cargo de Oscar Rivera Rodas, Paulovich, Walter Montenegro, Mario Arancibia Herrera, Raúl Rivadeneira, Mery Flores Saavedra, Carlos Castañeda y el aporte en ilustraciones del poeta Pedro Shimose, Clovís Díaz, Villas (Jorge Villanueva Suárez) y los artistas Edgar y Windsor Arandia.

    Contemporáneamente, bajo la dirección de Mariano Baptista Gumucio y con el apoyo del propietario del vespertino, Mario Mercado Vaca Guzmán, Ultima Hora publicó la Biblioteca Popular "en unos (casos) rescatando obras que, de otra manera, habrían quedado en el olvido, y en otros, editando nuevas obras, de una gran variedad de autores, ninguno de los cuales necesitaba tener filiación para encontrar en Ultima Hora el crisol de sus inquietudes" (Zuazo, 1989:12).

    Según Baptista Gumucio, la "Biblioteca Popular de Última Hora" alcanzó a publicar alrededor de 250 mil ejemplares, en una loable labor de difusión de la cultura "el intento era llegar al gran público e hicimos que la gente le pierda el temor a los libros". En esta colección, señala, se publicaron además 20 biografías históricas de Bolivia, incluyendo la primera de la líder indígena Bartolina Sisa.

    Logotipos de distintos años

    Cabe mencionar que la sección de cultura de este vespertino se encontró a cargo, entre otros, del poeta Julio de La Vega y que además, contaba con la revista "Semana" editada por Baptista Gumucio. En ésta, "prácticamente, en cada edición se registra una importante entrevista y comentarios bibliográficos, de cine y pintura. También se ha dado paso a los jóvenes poetas" (Baptista Gumucio, 1979:2). "Semana" llegó a cuadruplicar la edición de los viernes del vespertino y contó con colaboradores de la talla de Alberto Crespo y José Luis Roca, entre muchos otros. En este suplemento se publicó, además, más de un centenar de entrevistas a personalidades del ámbito cultural. Asimismo, queda en lo anecdótico que -a pesar de su talante cultural y literario- se caracterizó por publicar fotografías de mujeres desnudas en su portada, lo que "...alarmó mucho al obispo, pero gustó mucho a la gente, porque eran unos desnudos inocentes donde se destacaba la estética de la figura femenina, pero el resto era muy importante" (González, 2010).

    La profunda preocupación de Ultima Hora por la temática cultural se vio reflejada, asimismo, en la memorable edición especial por el quincuagésimo aniversario del vespertino, en la que se dedicaron ensayos a distintas expresiones artísticas en Bolivia —arquitectura, poesía, novela, cuento, ensayo, teatro, pintura, música, cine- a cargo de personalidades como Gustavo Medeiros, Julio de La Vega, Augusto Guzmán, Armando Soriano Badani, Ramón Rocha Monrroy, Víctor Hugo Medina, Mario Ríos Gastelú y Alfonso Gumucio Dagrón.

    En la década de 1990 Urquieta (1995) identifica otros suplementos culturales publicados en la ciudad de La Paz, como la revista "Hobby" de Hoy, la revista "Ventana" de La Razón, el "Suplemento Cultural" de El Diario y el suplemento "Arte y Cultura" de Primera Plana dirigido por Raúl Rivadeneira que por su tipo parecía una continuación del trabajo realizado por Presencia Literaria.

    Ninguna de estas publicaciones, sin embargo, alcanzaría mayor trascendencia. Es recién a finales del siglo anterior y principios del presente que surgen dos de los suplementos culturales de mayor alcance: "Tendencias" y "Fondo Negro". El primero es parte del diario La Razón desde mediados de los 90s pero es recién a partir de su relanzamiento en 2001 que adquiere su estatus actual como suplemento dominical. En 2008, bajo la dirección de la periodista Mabel Franco, contaba con un promedio de 14 páginas, de las cuales actualmente solo se conservan 8 bajo la edición del poeta Manuel Vargas.

    "Fondo Negro" reemplaza en 2000 a varios suplementos culturales y de espectáculos del periódico La Prensa. Su primer editor fue Antonio Vera y desde sus inicios tuvo un carácter primordialmente literario. El suplemento -que cuenta con más de 300 números de edición ininterrumpida- contó entre sus editores a los periodistas Ricardo Bajo y Martín Zelaya, siendo su actual editor el escritor Sebastián Antezana, ganador del Premio Nacional de Novela.

    Mariano Baptista Gumucio

    En los últimos años han surgido dos diarios más con sus respectivos suplementos culturales. Por un lado, el periódico Cambio publica semanalmente el suplemento “La Esquina", por otro, el periódico Página 7 que publica "Textos e ideas", a cargo de Martín Zelaya. Hay que decir también que uno de los periódicos más importantes del medio, el decano de la prensa nacional El Diario no cuenta con un suplemento dedicado específicamente a la cultura, teniendo más bien otros que tratan por separado la información sobre cine, folklore, etc.

     

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